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Extraordinario Mauricio:

Desde hace un mes o más que vengo viendo un cartelito pegado en paredes y postes de la luz promocionando un libro sobre un misterioso planeta que se acerca a toda velocidad al nuestro. El planeta se llama Gaidarobus o algo así y al parecer llegará a la Tierra en el 2015, produciendo todo tipo de desastres. Normalmente yo no creo en estas cosas, pero el afiche decía que el autor del libro, un tal Robert Stulbs, es Astrónomo del Observatorio Estelar de Kowedom, en el Reino Libre de Gran Garduña, Estulticia e Idorgoa del Sudeste, lo que le da un viso de seriedad que me atemoriza.

¿Debo preocuparme y hacer lo que hay que hacer cuando chocan los planetas (je je)? ¿O es otra de las tantas profecías que año a año nos entregan los charlatanes esotéricos?

Esperando tu respuesta con el corazón en la boca,

Ricardo de San Epónimo Labrador, T.A.

Quedate tranquilo, Roberto, que Gaidarobus es otra de las tantas patrañas pseudocientíficas que pululan por ahí.

Teóricamente, lo que esta "profecía" dice es que Gaidarobus (al que algunos llaman Protasia Apotoncreste, Mikronos o Planeta Amarillo y otros identifican como la estrella Beleño que se menciona en la profecía XXVII de Teofrasto de Nigerventus), un enorme planeta del sistema Voldo o Voldor, de color amarillo limón y con un tamaño cinco veces mayor al de Júpiter, se acerca a la Tierra, siguiendo su enorme y excéntrica órbita. Si bien Gaidarobus no chocará técnicamente contra la Tierra, su influencia gravitatoria sería terrible y produciría catástrofes considerables. Según sus apologistas, Gaidarobus fue el responsable, en sus anteriores visitas, de la extinción de los dinosaurios, la desaparición de la Atlántida, el Diluvio Universal, la caída de la Torre de Babel y la Peste Negra que diezmó Europa en la Edad Media. Cuando se les indica que esto último contradice la afirmación de que la órbita del fatídico planeta es de 469.299 años, 11 meses y 27 días, los apologistas de Gaidarobus gritan que uno es un ateo marxista que se masturba con las obras de Darwin, luego se ríen histéricamente y parten saltando cabeza para abajo hacia el bar más cercano, donde beben grappa de orujo hasta quedar ciegos como gatitos recién nacidos.

Supuestamente, fue el chamán peruano-esquimal Klootzak a quien, en 1824, los Ancestros del Hombre le entregaron el mensaje de la llegada de "un enorme planeta de color amarillo limón" desde la constelación de Ancillares. Sin embargo, Klootzak murió inmediatamente después de esta revelación y tuvo que esperar ciento nueve años hasta que, en forma de espíritu materializado, el chamán se le apareció al famoso conde de Saint-Emilion para transmitir este mensaje. Como Klootzak hablaba una mezcla algo arcaica de innuit y aymara y el conde apenas conocía el francés, Saint-Emilion y él no pudieron comprenderse hasta doce años después, cuando ambos desarrollaron un lenguaje convencional de signos basado en un código hexadecimal de luces.

Según Saint-Emilion, Gaidarobus supuestamente pasaría cerca de nuestro planeta el 29 de febrero de 1999, con "consecuencias desastrosas: las bestias del campo huirán a las ciudades y tomarán las calles, creando el caos y el pánico; los edificios colapsarán y las iglesias estarán repletas de personas asustadas orando por la salvación de sus cuerpos y almas. Bolas de azogue ardiente caerán de los cielos y los principales volcanes del mundo harán erupción. Los polos magnéticos de la Tierra se trasladarán 45º, convirtiéndose en trópicos y extinguiendo en su periplo a focas, osos blancos y pingüinos. La Luna escapará de su órbita y partirá enloquecida rumbo a Alfa Centauri, donde exterminará toda la vida del planeta Vogón cuando impacte contra éste". (El conde continúa enumerando catástrofes durante setecientas cuarenta y dos páginas más de su libro Se acerca Gaidarobus y no va a quedar ni el loro). Saint-Emilion desestimó los reparos que inmediatamente le pusieron los escépticos, quienes le decían una y otra vez que 1999 no era un año bisiesto, defendiéndose con el argumento de que estos críticos eran unos "torticeros que estaban sometidos al concepto bobo de año debido a una hipoplasia en los cuerpos callosos de sus cerebros que les impedían ver las implicaciones etérico-virtuales de la cosmogonía holística pre-big bang" y, cuando 1999 pasó sin pena ni gloria (o, al menos, con penas y glorias que no se relacionaban en absoluto con el ausente sin aviso Gaidarobus) el heredero de Saint-Emilion en la Sociedad Hermética Logokósmica "Tembel", el medium griego Foreas Stigmatos declaró que el eje Saturno-Urano-Vogón se había desalineado con respecto a la encríptica astral Vega-Lira-Tauro, provocando una ruptura ondulatoria en el plano cuántico-metafísico ying-yan (sic) que desestabilizó la inercia chi de Gaidarobus y lo hizo enfurecer tanto que pegó media vuelta y regresó a Voldor ".

Con respecto al libro que mencionás en tu pregunta, te cuento que Robert Stulbs jamás pisó un claustro universitario excepto entre marzo y junio de 1988, cuando se desempeñó como personal de limpieza de la Universidad de Soddingham (Dyke-on-the-moor) y que el Observatorio Estelar de Kowedom es, en realidad, una cabaña en Kowedom Hill, donde Stulbs y sus amigos se reúnen a beber cerveza, consumir alucinógenos y observar, de tanto en tanto, las estrellas (y alguna que otra vecina de Kowedom Town) en un telescopio que Stulbs robó, junto con un par de libros, del departamento de astronomía de Soddingham.

Viendo el negocio que rodeaba a todo lo que tuviera que ver con las predicciones apocalípticas, Stulbs se autoproclamó "astrónomo" con el fin de darle un viso de cientificidad a sus patrañas y escribió el libro que mencionás. Allí, a partir de unas supuestas observaciones realizadas en abril de 2001, una ecuación matemática de su invención y una carta-documento que le enviara el decano de Soddingham exigiéndole la devolución del telescopio, Stulbs deduce que Gaidarobus llegará a producir más o menos los mismos desastres predichos por el conde el 4 de abril de 2015 a las 9 de la mañana, si es que los asteroides entre Marte y Júpiter no se le interponen en el camino.

Pero no te preocupes, querido Ricardo, probablemente la mayor catástrofe que ocurra en ese día será que nuestro director, el genial escritor Saurio, cumplirá cincuenta años y se deprimirá aún más que lo que se deprimió en las ocasiones cuando cumplió diez, veinte, treinta y cuarenta años.

MAURICIO GAFENTO

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