Una canción clásica del rock argentino reza "Todo concluye al fin, nada puede escapar".
El asunto es que estas largas vacaciones se acabaron y aquí estamos, con un nuevo número.
Así, imprevistamente, a mitad de mes.
Muchos lectores, preocupados, nos hicieron llegar sus palabras de aliento y apoyo.
"Quedarse sin Axxón duele", dicen algunos. Yo agradezco ese sentimiento, pero no creo que sea así.
Pienso que no hay por qué quedarse sin Axxón, aún cuando nunca más aparezca un nuevo número.
Me parece que hay mucho material publicado, muchísimo, y todo él merece leerse y releerse.
¿Realmente, amigo lector, conoces todo el material que tienes disponible en nuestra casa?
Voy a hacer un poco de memoria.
Hace algunos años, cuando aún Axxón latía en formato ejecutable, tuve la responsabilidad de ayudar a
Eduardo con la revista, y la realidad de aquel entonces era bien diferente. Por un lado yo era bastante más joven;
por otro, y aunque estábamos completamente orgullosos de los logros de la revista, en lo personal jamás
imaginé un presente tan pleno como el que tenemos. Para mí contar con el material con el que hoy contamos
es casi un sueño de paraíso.
Pero este presente tiene un precio.
Hay un desgaste. No es mortal, pero puede serlo si no hay un recambio que oxigene. Hay necesidades
personales que claman ser cubiertas y Axxón exige lectura previa, selección, corrección y otras cuantas
tareas que no se llevan bien con los tiempos personales, no si ese trabajo recae sobre una sola espalda,
o sobre pocas. Si uno mira hacia atrás, tan sólo tomando lo hecho desde la transformación de la revista
al formato web (número 108, octubre de 2001) ya se hace increíble que tanto trabajo recayera sólo sobre
unos cuantos, y que en realidad gran parte del todo lo hiciera una sola.
Un poco más acá en el tiempo, en un verano austral en el que Eduardo salió de viaje, con Alejandro Alonso
nos aprovechamos y pusimos en el aire un número de Axxón impensado (el 120), del cual Eduardo se enteró a su vuelta.
Recuerdo que en aquel número, iluminados vaya uno a saber por quién o qué, invitamos a un tal Otis a publicar
una cosita llamada "El Gaucho de los Anillos".
Creo que tan mala elección no hicimos.
¿Por qué no probar de nuevo? Me siento respaldado por Eduardo y por Sergio, y también por otras personas que
en privado y en público ofrecieron su mano. Ahora tienen la oportunidad de hacerlo.
Así que acá estoy, porque deseo que Axxón siga saliendo y tengo oportunidad de hacerlo.
Aunque como yo no soy Eduardo, ni Sergio; necesito ir despacio, reacostumbrarme, reacomodarme.
Y ahora a leer, buena gente. Un poco de este número, otro tanto de todo lo existente. Aprovechemos
a conocer todo aquello que ha salido y aún no hemos disfrutado, que todavía nos quedan muchísimas
obras por publicar, muchos autores que dar a conocer y allí están, pugnando por su lugar en las páginas
de la revista.
Eso es lo que yo quiero (y queremos) de Axxón.