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AxxónCINE

Por Silvia Angiola


INVASORES

Dirección:
Oliver Hirschbiegel

País:
EEUU

Año: 2007

Duración: 97 minutos

Género
Ciencia-ficción

Intérpretes
Nicole Kidman, Daniel Craig, Jeremy Northam, Jeffrey Wright, Jackson Bond

Guión
Dave Kajganich, basado en la novela La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos de Jack Finney

Producción
Joel Silver

Estreno en cine
4 de octubre de 2007


INVASORES

Invasores es la cuarta, la más cara y la más prescindible de las películas basadas en la novela de ciencia-ficción de Jack Finney La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos, texto inagotable que ya contaba con dos adaptaciones cinematográficas exitosas y una brillante. La pobreza de esta última versión no puede achacarse exclusivamente al director alemán Oliver Hirschbiegel (La Caída, 2004): la compañía productora Warner Bros. no aprobó su corte original y contrató a los hermanos Wachowski (trilogía Matrix) para reescribir el film y a James McTeigue (V de Venganza, 2005) para dirigir el material anexado.

La novela de Finney, publicada por primera vez en formato serial en 1954, relata el ataque solapado de unos vegetales del espacio exterior que, con el objeto de apoderarse de la Tierra, comienzan a duplicar y a sustituir a los habitantes de una pequeña ciudad de California mientras duermen. El protagonista, el médico de pueblo Miles Bennell, lucha contra los invasores hasta que deciden partir en busca de un planeta más permeable a sus afanes colonizadores.

En 1956 Don Siegel dirigió la primera adaptación de esta poderosa fábula sobre alienación y paranoia. El film conservó el título, los personajes y los lineamientos básicos de la novela y se estrenó un mes antes que Planeta Prohibido, otra película seminal de ciencia-ficción de los años '50. En la escena más famosa, el trastornado Dr. Bennell (Kevin McCarthy), comprendiendo que el pueblo de Santa Mira ya está completamente en manos de los invasores, trata de advertir del peligro a los conductores que circulan por una autopista, mientras los extraterrestres lo contemplan desde la banquina. Bennell mira directamente a la cámara y, señalando al espectador, grita "¡Tú eres el próximo!". Sin embargo, la película termina en forma positiva: de alguna manera, el protagonista se las arregla para llegar hasta las autoridades y logra que escuchen su increíble historia. El estudio que produjo la cinta, Allied Artists, insistió en darle un tono más alegre al final, ya que la idea primitiva de Don Siegel era dejar al enloquecido Bennell gritando desesperadamente en medio de la autopista.

La ambigüedad de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos generó uno de los debates más prolongados de la historia del cine: extrañamente, la película puede leerse como una parábola sobre la amenaza roja o como una crítica a los atropellos cometidos por el macarthismo. El retrato de los invasores, idénticos a los seres humanos pero desprovistos de cualquier rastro de emoción o individualidad, parece remitir al estereotipo de los comunistas propio de la época. Pero el hecho de que el personaje principal sea traicionado, perseguido y delatado por sus antiguos compañeros y amigos puede interpretarse como una referencia directa a la histeria anticomunista alimentada por Joseph McCarthy entre 1950 y 1954.

El clásico de Don Siegel ejerció a lo largo de los años una poderosa influencia sobre numerosos films de ciencia-ficción que trataron el tema de la invasión alienígena. También dio origen a dos interesantes remakes: una con el mismo título, dirigida por Philip Kaufman en 1978, y Usurpadores de Cuerpos, la versión de Abel Ferrara de 1993. La primera, con Donald Sutherland en el papel del agente de sanidad Matthew Bennell, traslada la acción del pequeño pueblo de Santa Mira a la ciudad de San Francisco en los años '70. Después de Watergate a los protagonistas no les cuesta nada creer en la existencia de una gran conspiración y el intento del gobierno de mantener todo en secreto no mejora las cosas. La película está llena de guiños al espectador pero lo que más la destaca es su sorprendente final, mucho más perturbador que el que Siegel había imaginado para la versión del '56. La segunda remake se aleja mucho del texto de Jack Finney. Está ambientada en una base militar y aquí son una adolescente y su hermanito los que descubren cómo los alien van copiando y sustituyendo a todo el personal. En esta adaptación, que se hizo con posterioridad a la Guerra del Golfo, el ejército norteamericano es el depositario de la amenaza. La película de Ferrara también es la más pesimista de las tres: sobre el final, la voz en off de la protagonista da a entender que los extraterrestres ya se han apoderado de todo el planeta.

En la nueva versión de Los Usurpadores de Cuerpos, las esporas alienígenas llegan a nuestro planeta a bordo de un trasbordador espacial que, al estrellarse, las esparce por el territorio de EEUU. La gente se contagia tocando los restos y disemina la infección a través del vómito. No hay duplicación ni reemplazo: sólo un virus extraterrestre capaz de apoderarse de los humanos mientras duermen. El ex-esposo de la psiquiatra Carol Bennell (Nicole Kidman), uno de los primeros afectados, súbitamente desea pasar un tiempo a solas con su hijo Oliver (Jackson Bond). Mientras tanto, un colega de la psiquiatra, Ben Driscoll (Daniel Craig) le comenta que un nuevo tipo de "gripe" está haciendo estragos en todo el mundo. Una vez descubierto el carácter premeditado de la epidemia, la principal preocupación de Carol es rescatar al pequeño Oliver de manos de su padre antes de que se contagie.

No podemos saber cuál era el enfoque original que tenía el director Oliver Hirschbiegel para plasmar la película antes de la intervención del equipo Wachowski. Lo concreto es que el film no es más que un encadenamiento de trances ridículos y persecuciones bizarras que desembocan en un final precipitado e inverosímil, todo coronado por una irresponsabilidad ideológica alarmante.

La remake es un fenómeno antiguo muy típico de la industria cinematográfica. Cuando tiene algo nuevo para decir, ya sea en el plano histórico, cultural o estético, no necesita desplazar al film original al lugar de la no existencia, ni tampoco competir con él. Al contrario, convierte a la búsqueda de antecedentes en un trabajo enriquecedor y muchas veces ineludible. Desgraciadamente, éste no es el caso de Invasores.

                       
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