M Persons XXIII: La Batalla Definitiva del Armaggedon Apocalíptico en el Día del Juicio Final (M Persons XXIII: The Definitive Doomsday Apocalyptic Armaggedon Final Battle, Really, We Mean It. EE.UU. 2015. Dirigida por Bernard Treesome. Con Klauss Watje, Bonnie Smith-Wesson, Michelangelo di Friulo, Holler Drupe, Ignacio Villena Sandoval, Vseslav Botkin, Kevin Cameltoe, Anavy Sikim, Hazel Shade, Pietro Django Maximoff, Ohio Winder, Mimi Beachcomber, Fergie O'Mallory, Jeniffer Lofish, Winston Beurt, Antonio López Oneros, Sherman Worman, Wanda Frank y otros. 123 minutos)

Mencionar la falta de creatividad de Hollywood a esta altura del partido es señalar lo obvio y evidente. Y si nos limitamos sólo al ámbito del cine de ciencia ficción y fantasía, el panorama es aún más desolador. Desde hace años lo único que se produce en el género son adaptaciones de viejos comics de superhéroes, con una trama mínima, exceso de efectos especiales de última generación (o no tanto, recuérdese la torpeza visual de películas como Virtual Cop o Xenoma, los dos grandes papelones del año pasado) y una cuota de angustia existencial como para humanizar a los bidimensionales héroes de antaño. Ah, y finales lo suficientemente abiertos como para permitir una secuela, y otra, y otra, y otra, hasta que los actores se ponen codiciosos o envejecen y entonces es el momento de las precuela, la secuela de la precuela, la secuela de la secuela de la precuela y así se forma una nueva saga que llega al punto de conflicto actoral y creativo que le dio origen. Es el momento de los spin-offs, las paracuelas (historias con los mismos personajes pero en universos alternos) y las metacuelas (en las que la ficción y la realidad se mezclan, como la olvidable Swashbuckler Begins Once Again, ambientada en la filmación de la película del mismo nombre y en la que el actor que interpretaba a Swashbuckler, el superhéroe sordomudo, descubría que había adquirido los poderes de su personaje).

M Persons XXIII: La Batalla Definitiva del Armaggedon Apocalíptico en el Día del Juicio Final inaugura una nueva variante: la transcuela. En esta película reaparecen varios actores de la saga original y de las precuelas, paracuelas y metacuelas, sin importar si algunos de ellos interpretaron al mismo personaje. Así tenemos, por ejemplo, que en algunas escenas Polyphemus, el atormentado mutante que lanza rayos tau con su único ojo, está encarnado por Klauss Watje (el Polyphemus original), en otras por Michelangelo di Friulo, Kevin Cameltoe o el debutante Ohio Winder y en otras por todos simultáneamente. O la lucha en la Torre del Poder entre Klimatika y el Dr. Diminuto, en la que, dependiendo del plano, vemos a Mimi Beachcomber, Holler Drupe o Jeniffer Lofish peleando por la Llave del Mundo con Winston Beurt, Anavy Sikim, Antonio López Oneros y Sherman Worman. O el hecho evidente de que la supuestamente adolescente Brigand esté interpretada por una actriz de mayor edad (Bonnie Smith-Wesson) que la que encarna a su madre Mysteriosa (Fergie O'Mallory). Toda esta confusión no obedece a ninguna decisión estética o vanguardista del director Bernard Treesome sino a una estrategia de marketing para apelar a todos los fanáticos de la franquicia ofreciéndoles a cada personaje interpretado por todos los actores que los encarnaron. Que el resultado sea una bazofia inentendible no importa, siempre y cuando las figuras de acción, las remeras y el resto del merchandizing vendan bien. Al ver las cifras recaudadas previamente al estreno de la película, es evidente que ya los ejecutivos están más que satisfechos. Y seguirán satisfechos con lo que recaudarán en boleterías y con lo que seguirán recaudando con las ediciones en DVD (se rumoreaba que se preparaba una edición especial en la cual cada DVD tendría la película interpretada por uno de los elencos posibles, pero este proyecto fue abandonado porque nadie del estudio sabía cómo calcular el número de combinaciones que implicaba tener doscientos treinta y nueve actores principales y mil quinientos cuarenta y ocho secundarios para repartir en cuarenta y dos roles protagónicos y ochenta y cuatro de reparto).

Estas consideraciones al margen, M Persons XXIII (o MPXXIII como se la conoce para abreviar) vuelve a traer a la pantalla grande a los mutantes creados en 1961 por Oliver Reads y Kirk Jackalope. Esta vez se enfrentan a su peor pesadilla: Un grupo de científicos que les explican que cualquier mutación que altere el equilibrio del genoma tiene muchas más posibilidades de ser desfavorable que de representar un éxito evolutivo y que de ningunísima manera la posibilidad de una mutación favorable significa la adquisición de telepatía, telekinesis, pirogenesis, invisibilidad o el superpoder que se quiera. Es entonces que los mutantes justicieros del Profesor Charles Kinbote deciden aliarse una vez más con sus rivales, los mutantes del torturado Elektro, para combatir esta amenaza que pone en riesgo a todo su modo de vida, su ideología y su fuente de trabajo. Lo que sigue es una seguidilla de efectos especiales, con una trama débil y confusa (más allá del ya mencionado hecho de que los personajes están interpretados por varios actores), con golpes de efecto descabellados (como cuando se descubre que los científicos eran unos lagartos extraterrestres de la novena dimensión que querían robar el ADN mutante para mejorar su raza) y un final que ofende la inteligencia de los espectadores.

En fin, como sea, lo cierto es que las masas van a ir dóciles como ovejas a ver este bodrio, la maquinaria industrial seguirá facturando y el cine de anticipación seguirá muriendo de pena.

BASIDIO RICKETTSIA