El mundo mágico de Terabithia

Poco estudiada por los psicólogos infantiles la tendencia que tienen algunos niños de inventar, no ya un compañero de juegos sino un mundo imaginario completo genera sentimientos de orgullo y potestad, sirve como distracción de las obligaciones cotidianas y puede prolongarse hasta la edad adulta. Estas invenciones, que exhiben mayor o menor grado de solidez y complejidad, suelen manifestarse alrededor de los ocho o nueve años en el momento en que los juegos imaginarios, actuados más abiertamente durante la primera infancia, se sumergen dentro del pensamiento privado.

Quizás el más famoso de los paracosmos infantiles es el que elaboraron los hermanos Brontë, Charlotte, Branwell, Emily y Anne, todos ellos con precoces vocaciones artísticas. Criados casi en aislamiento por un padre remoto y aficionado a la lectura, estos niños compartieron sus mundos imaginarios durante más de una década: Charlotte y Branwell diseñaron el reino de Angria, Emily y Anne inventaron el de Gondal. Desde la más temprana infancia los hermanos Brontë formaron una pequeña comunidad de creadores capaces de apoyarse mutuamente a la hora de volcar sus fantasías sobre el papel. El compañero de juegos que tenía Steven Spielberg a los doce años apareció más tarde en E.T. ilustrando la forma en que los amigos imaginarios pueden ayudar a los niños a revertir la falta de poder y la posición de dependencia características de la infancia.

Un Puente hacia Terabithia, la novela más conocida de la escritora estadounidense Katherine Paterson, se publicó en 1977 y ganó al año siguiente la Medalla John Newbery, uno de los premios más importantes que se otorgan a los autores de literatura infantil americana. Es la historia de Jesse Aarons, un niño introvertido de diez años con un talento para el dibujo que ni su familia ni sus maestros están interesados en fomentar. Cuando el libro comienza el objetivo principal de la vida de Jesse es convertirse en el corredor más rápido de la clase para ganarse el respeto de sus compañeros de escuela. El héroe de Paterson debe soportar las privaciones económicas, los trabajos que recaen sobre él por ser el único varoncito de la casa, las burlas en el colegio y la incomprensión generalizada que recibe un artista precoz cuyo único alivio es escapar del mundo dibujando. El exilio de Jesse termina cuando conoce a su nueva vecina, Leslie Burke: igualmente #rara# y marginada, ella es el puente que lo transporta al reino de la fantasía y la que hace florecer su capacidad creativa. Las aventuras en el mundo mágico que Leslie inventa para los dos colman los deseos de Jesse de convertirse en alguien especial: al traspasar los límites de la imaginaria Terabithia, el chico emprende un viaje hacia la autoaceptación y el crecimiento personal.

Hay una veta de tristeza en la historia que es infrecuente en los libros para niños. Las ficciones de Paterson se caracterizan por la aparición de temas delicados, sus protagonistas sufren y tienen que pasar por momentos difíciles, aunque finalmente lo que prevalece es un mensaje de esperanza. La autora escribió Un Puente hacia Terabithia para ayudar a su hijo David a superar la muerte de un ser querido y todo el relato está teñido de melancolía.

El libro, más popular en Estados Unidos que en Hispanoamérica, fue adaptado en dos oportunidades: en 1985 se realizó un telefilm para la pantalla chica canadiense, y en 2007 se estrenó la versión cinematográfica de alto presupuesto producida por Disney y Walden Media.

El director húngaro Gabor Csupo es un maestro de la animación de renombre mundial, músico y presidente de la compañía Klasky-Csupo Studios, que se hizo famosa por haber estado a cargo de las tres primeras temporadas de Los Simpson y de la serie Rugrats con sus películas. El Mundo Mágico de Terabithia marca su debut como director de largometrajes de acción en vivo. David Paterson, a quien su madre le dedicara la novela treinta años atrás, ofició de co-guionista y productor. Como era de esperarse, la narración se mantiene escrupulosamente fiel al libro: todos los pasajes memorables y todos los caracteres importantes fueron rescatados por el guión e incluidos en el film.

Terabithia se desarrolla principalmente en el mundo real, con escuetas ráfagas de fantasía elaboradas por computadora que, hay que señalarlo, no constituyen el ingrediente más importante del film. El diálogo con los espectadores, niños o adultos, se establece a través de la sensibilidad y el mayor logro de la película consiste en transmitir un poderoso caudal de emociones con la máxima economía narrativa.

Al igual que el libro y quizás a mayor escala por su rareza dentro del panorama cinematográfico actual, El Mundo Mágico de Terabithia afronta el riesgo de tratar con temas penosos y de brindar elementos que no son habituales en el cine infantil: diálogos honestos, relaciones familiares conflictivas, personajes llenos de matices y errores que traen consecuencias graves. Lo que Terabithia no ofrece son respuestas fáciles: se limita a exponer bellamente la idea de que la fantasía ilumina la vida y puede hacernos más fuertes y mejores como personas.