EL LIBRO DEL HIEROFANTE

José Antonio González Castro

España

Éstas son las últimas anotaciones escritas en unas páginas arrancadas del diario de Jonathan Harper. Fueron halladas en su piso de Kent, Inglaterra, pocos días después de que desapareciera misteriosamente. Nunca se encontraron ni su cuerpo ni el resto del diario.


Sábado, 13 de diciembre de 1902

A menudo me asaltan profundas preguntas filosóficas. ¿De dónde venimos? ¿Cómo hemos llegado a este lugar? ¿Existe algún propósito por el que estamos aquí? ¿Adónde vamos? ¿Sería posible conocer, para la limitada capacidad humana, los secretos de la existencia, no sólo la nuestra, sino también la del Cosmos entero? Quizás los sentidos y la ciencia puedan equivocarse, y tal vez no sean, a fin de cuentas, los límites del conocimiento, sino que exista una verdad interior en todas las cosas, la auténtica realidad que se esconde bajo las apariencias externas. A veces tengo la sensación —diría que la intuición— de que nuestro mundo no es más que una envoltura superficial de un universo distinto que tal vez nos sea develado algún día. Quizá nada es lo que parece, sino que por debajo de los objetos corrientes y los hechos cotidianos subyace un secreto oculto.

No deseo otra cosa con mayor interés que sondear esos misterios que se esconden más allá de la existencia, fuera del espacio y del tiempo. Me identifico con Demócrito, cuando dijo: "Prefiero conocer un por qué, que ser el rey de Persia".

Así que me he propuesto leer libros de misticismo y filosofía para ver si tienen algo interesante que decir acerca de este particular. Comenzaré por La rama dorada, de James Frazer. Es una edición en dos volúmenes del año 1890 que he tomado prestada de la biblioteca y que trata sobre los cultos, las leyendas y costumbres mágicas de los pueblos antiguos.


Lunes, 15 de diciembre de 1902

Hoy he tenido uno de esos hermosos sueños de los que desearía no despertar nunca.

Era de noche, creo que en verano, y me encontraba de pie en la calle donde me crié, junto a mi casa. Me sentía feliz y gozoso, pero no sabía por qué. La larga vía en la que solía jugar de niño aparecía ahora desierta, con una fila de farolas que despedía una luz pálida y amarillenta a cada lado, iluminando el asfalto. Miré hacia lo lejos y vi los pináculos de las casas del fondo elevándose por encima del horizonte. Todo era quietud y silencio.


Ilustración: Valeria Uccelli

Y en eso levanté la vista al cielo y quedé asombrado ante el maravilloso espectáculo del que fui testigo. Las constelaciones de Escorpión y Sagitario estaban definidas con claridad, y podía ver a simple vista las hermosas nebulosas de esa zona, que brillaban en toda la gama de colores del espectro luminoso. Pero lo más espectacular era poder contemplar las galaxias, enormes, y todas ellas girando a modo de gigantescos tiovivos. Un cuadro que ni el mejor pintor en la Tierra pudo nunca imaginar, una visión grandiosa.

Es curioso cómo un simple sueño puede hacer surgir tanto sentimiento, pensé al despertarme.

Una vez leí que soñar con el cielo suele indicar algún cambio inminente en la vida de uno, nuevas expectativas e ilusiones por cumplir no referidas a la realidad material. Quizás esto sea un augurio de grandes sorpresas y nuevos retos intelectuales para el año entrante.


Viernes, 19 de diciembre de 1902

Desde hace unos días ha resurgido mi interés por el estudio de los cuerpos celestes, especialmente desde que la otra noche tuve ese sueño y, dada mi peculiar tendencia a obsesionarme cuando algo me interesa, creo que empezaré hoy mismo a ahorrar para un telescopio. Quizás haya alguno en la tienda de Jeremy.

Creo haber descubierto algo interesante. Desde hace varios días, cuando decidí anotar mis sueños en el diario, parece que al despertar los recuerdo con mucha mayor claridad y viveza, incluso diría que hasta sus colores son más intensos. Es como si estuviera recordando hechos reales. Qué curioso.


Lunes, 22 de diciembre de 1902

No pude encontrar lo que buscaba en la tienda de Jeremy, pero Daniel me ha hablado de un nuevo establecimiento en la ciudad donde quizás tengan instrumentos astronómicos. Así que esta tarde me he acercado por allí y, aunque no había telescopios, me he comprado una bella réplica en latón de un astrolabio del siglo XVI. Con la ayuda de este instrumento intentaré acercarme un poco más a las estrellas.

El tendero, de nombre James, ha resultado ser una persona muy agradable e interesante. Hemos tenido una larga y amena conversación, que se prolongó hasta la hora de cerrar, en la que ha demostrado saber bastante de astronomía, astrología y otros fenómenos inexplicables.

Su mujer, Anna, que también trabaja en la tienda, aparenta ser mayor que él. Es gruesa, lleva gafas y bizquea de un ojo. Sospecho que se dedica a echar las cartas, pues la vi entrar con una clienta en la trastienda donde las oí conversar en voz baja sobre el Tarot. Pero supongo que la pareja lo mantiene un poco en secreto ante los desconocidos, y por prudencia no he querido preguntar a James nada sobre el asunto.


Martes, 23 de diciembre de 1902

Hay días, como el de hoy, cuando me embarga un sentimiento de melancolía y pesimismo, y pienso que la existencia carece de sentido. A fin de cuentas, si uno lo piensa con detenimiento, todos nuestros planes, proyectos, deseos y ambiciones no tendrán relevancia alguna en la eternidad. Todo se desvanecerá en el tiempo del olvido como una luz que se extingue en la oscuridad de la noche, por lo que la importancia que le damos a las cosas que hacemos es exagerada.

Y no sé si esto le ocurrirá a alguien más, pero tengo la extraña sensación de que no pertenezco a este mundo, de que éste no es mi hogar.


Domingo, 28 de diciembre de 1902

Ayer por la noche fui al teatro a ver la obra El abanico de Lady Windermere y, por casualidad, me encontré con James. Sólo pudimos hablar un rato; sin embargo, antes de despedirnos, me invitó a ir a su casa la próxima semana a tomar el té y a enseñarme los nuevos libros que había adquirido.

Estas últimas noches, al salir a la terraza a observar las estrellas, he visto una estrella brillante, situada en las proximidades de Casiopea. Pero es raro que no titile, y no puede tratarse de un planeta. Mientras la observaba con atención, parpadeó tres o cuatro veces seguidas, aunque después su luz permaneció fija como al principio. Y luego pareció moverse lentamente respecto al fondo de las estrellas.

Tuve la impresión de que esa estrella me observaba, y fue tal la inquietud que me produjo que tuve que meterme dentro de casa.


Sábado, 3 enero de 1903

Hoy he vuelto a despertarme tras tener un sueño en el que aparecía otra vez esa extraña imagen.

Me hallaba en un salón decorado al estilo neoclásico, y al poco me di cuenta de que estaba en la segunda planta de mi casa. Bajé unas escaleras cuya existencia desconocía y fui a parar a otra habitación, del siglo XV o XVI. Y, a medida que descendía, iba descubriendo salas de épocas cada vez más antiguas. Hasta llegar a una cueva labrada en la roca, donde encontré huellas de una cultura primitiva: cerámica, huesos esparcidos y un cráneo humano. Al fondo había un viejo baúl, semiabierto, me acerqué y lo abrí. En su interior hallé un pergamino, que estaba a punto de pulverizarse por el paso del tiempo. Pero, antes de que se deshiciera, pude ver que tenía dibujada la imagen de una mujer, apoyada sobre un disco lunar, con la cabeza de cabra y sobre la que lucía una corona. En sus manos sostenía el Sol. Entonces desperté. Intento en vano recordar dónde la habré visto antes, y esta incapacidad me produce desasosiego.

Esta tarde fui a la casa de James y, al final de la amena y distendida conversación, terminó confesándome que su esposa era vidente y que ambos pertenecían a una fraternidad secreta llamada Amanecer Dorado, cuyos miembros comparten y discuten asuntos de mi interés.

Después me mostró su gran biblioteca, compuesta por libros de diversos géneros, aunque abundaban los que trataban de filosofía, religión, antropología y psicología, algunos de ellos difíciles de conseguir, según me dijo. Sabiendo de mi reciente atracción por la teosofía y el ocultismo, accedió con gentileza a prestarme una traducción al inglés de un ejemplar del siglo XVIII, titulado Los dichos secretos del hierofante, cuyo original se encuentra custodiado por la orden. Estaba hermosamente encuadernado en piel marrón de serpiente y era bastante voluminoso. Prometí devolvérselo en cuanto terminara de leerlo.


Lunes, 5 de enero de 1903

El libro que me prestó James está resultando ser muy absorbente y, en algunos aspectos, diría que hasta aterrador. Daniel me dijo una vez que no creyera todo lo que leía, y yo en ese aspecto siempre he sido una persona crítica y racional, pero de ese libro dimana una gran sabiduría celosamente ocultada a los profanos.

Es un libro de iniciación, lleno de simbolismos y profecías. Comienza con una especie de introducción donde, entre otras cosas, habla del poder mágico que tienen la palabra —el Logos— y determinados rituales sagrados. Aquella contiene un poder mágico, divino o demoníaco según sea el caso, que se remonta al principio de los siglos, y por ello existen palabras secretas que no deberían pronunciarse nunca. Cuenta que, en ciertas ocasiones, un hombre puede ser devuelto a la vida cuando su nombre es pronunciado por un sacerdote conocedor de la naturaleza de los hombres y de los dioses. Lo mismo ocurre con los rituales.

La introducción me recuerda a ciertas partes de La rama dorada pero, mientras éste está escrito desde el punto de vista del antropólogo escéptico, el Libro del Hierofante refleja la visión mística del sacerdote y mago; ciencia frente a fe.

Después continúa con unas páginas repletas de dichos, profecías e invocaciones, salpicadas por ilustraciones muy bellas. Sin embargo lo más inquietante de todo es que en una de ellas aparece la imagen que he visto en mis últimos sueños. El libro no explica su significado, aunque se encuentra en una sección que habla de la invocación a unos semidioses denominados los Vigilantes y de un ritual que abre siete puertas. Tendré que ir a ver a James, por si sabe algo.

Creo que ese sueño recurrente que tengo está relacionado de alguna forma con el ritual de la apertura, pero aún desconozco de qué manera.


Martes, 6 de enero de 1903

Otra vez ese sueño del pergamino con la imagen de la mujer.

Esta tarde he ido a la tienda de James, aunque sólo estaba su esposa. Me dijo que su marido se había marchado de viaje a Suiza, donde estaría una buena temporada. Así que le pedí la dirección del sitio donde se alojaba porque quería consultar con él unos asuntos "importantes".

Estaba a punto de irme cuando entró una mujer preguntando si habían llegado las cartas del Tarot que había pedido. Entonces Anna y yo comenzamos a hablar de la cartomancia y de sus poderes como vidente. Al final terminé describiéndole la imagen de mis sueños y le pregunté si sabía qué podía significar. Ella me dijo que no había en el Tarot nada semejante; sólo las cartas de la Sacerdotisa, la Justicia y la Emperatriz representaban a una mujer con corona (ésta última también con una luna bajo sus pies). En cuanto a la cabeza de cabra, la carta del Diablo se suele representar con cabeza y patas de macho cabrío. Según me dijo, en el libro del Apocalipsis también se representa a una mujer con corona y apoyada sobre la luna, pero su interpretación es oscura.


Viernes, 9 de enero de 1903

Estos días apenas he salido de casa porque ese libro me tiene obsesionado. Casi no puedo despegarme de él; es como si unas paredes se derrumbaran a mi alrededor y pudiera vislumbrar vastos paisajes de belleza incomparable que se extienden por doquier.

Ha aparecido un nuevo fenómeno. Y es que, desde hace unos días, tengo dificultad para distinguir entre la realidad y los sueños. A veces creo que me despierto, me levanto y hago tareas, pero en verdad sigo soñando; algo así como un falso despertar. Y en ocasiones, durante la vigila, veo cosas que parecen formar parte del mundo onírico.

Por ejemplo, ayer por la noche estaba leyendo en mi cuarto, cuando el tiempo pareció detenerse. Entonces tuve una visión en la que unos personajes extraños intentaban dejarme algún mensaje relacionado con la simbología del libro. Escuché que alguien llamaba a la puerta de manera enérgica. Puesto que me encontraba solo en casa, bajé y abrí, y allí me encontré con un grupo de unas cuatro o cinco personas a las que no había visto nunca. Me dijeron que eran forasteros y que venían de Jerusalén, que allí habían encontrado lo que buscaban y que ahora querían mostrármelo, aunque sólo lo harían si les dejaba entrar en mi casa. Cada vez que abrían sus bocas para hablar, de ellas emanaba una luz azul fosforescente que iluminaba parte de sus rostros. Yo estaba indeciso y algo temeroso de permitirles la entrada. Entonces uno de ellos se me acercó al oído y me dijo:

—Éste es el secreto: nosotros tenemos luz. ¿Tú tienes luz?

Todo ocurrió en un instante pero, mientras tenía la visión, el tiempo parecía discurrir más despacio. Parecía que hubiera accedido, por un momento, a otra dimensión temporal.


Sábado, 10 de enero de 1903

He dudado en escribir a James, aunque al final me he decidido; acabo de enviar la carta esta mañana. Le he contado los extraños sueños que me persiguen casi cada noche, la visión de los hombres con luz y lo que había leído en su libro. Y, ya que es casi seguro que él lo ha leído, le he preguntado si cree que existe alguna relación en todo ello. Quizá piense que estoy volviéndome loco, pero él es el único que puede tener alguna respuesta, puesto que es probable que sepa interpretarlo. Ese libro está lleno de secretos. Y de símbolos que toman forma de imágenes, como los sueños.

Espero con impaciencia su respuesta.


Lunes, 12 de enero de 1903

He encontrado en el libro de James una frase que está conectada con la visión que tuve el otro día, y creo que puede ser una pista que devele el secreto. En él aparece la siguiente cita críptica: "Hay luz dentro de un hombre de luz".

La clara semejanza entre estas palabras y las de los personajes misteriosos —sobre que ellos tienen luz—, no puede ser fruto de la casualidad. De alguna forma que aún no comprendo, hay una conexión entre el fenómeno inconsciente de la visión y el hecho material de ver la frase en el libro. Si este vínculo existe, entonces los personajes misteriosos tienen luz porque son hombres de luz. ¿No humanos, tal vez? Quizás provengan de las estrellas. Pero, ¿quiénes son? ¿Y de qué secreto se trata? ¿Tiene esta visión alguna relación con la imagen de la mujer que veo en mis sueños?


Martes, 27 de enero de 1903

Hoy he recibido la respuesta de James, y en su carta me cuenta cosas que me han dejado impresionado. Transcribo las partes más relevantes:

"De modo que tú también has recibido la visión, y quieres saber lo que significa. Eso está bien, amigo mío. Aunque supongo que te decepcionará saber que sólo tengo potestad para decirte lo que puede contarse a los profanos sin cometer sacrilegio; no me está permitido revelar los misterios sagrados de mi orden. Te diré que algo extraordinario está a punto de suceder, y el Libro del Hierofante contiene varias claves que debes descifrar. Los sueños y las visiones tan reales que has estado teniendo son mensajes que han sido enviados por entidades no humanas a algunas personas en la Tierra. Si prestas atención al cielo durante las próximas noches, verás una señal. Sin embargo, su significado no podrá ser entendido por mente humana alguna a menos que se tenga esa luz interior. Para la inmensa mayoría, ese suceso pasará inadvertido. Mas es posible que tú también seas uno de los que saben, uno de nosotros, y aún no te hayas dado cuenta.

Antiguamente, movidos por el deseo de penetrar en el secreto de las cosas y la sed de saber, muchos candidatos llegaban a Egipto desde muy lejos para iniciarse en los misterios de la diosa Isis. De la misma manera, cada año muchos neófitos se dirigían a Atenas desde toda Grecia, con el propósito de iniciarse en los misterios de Eleusis y conocer el principio y el fin de las cosas. Lo que ocurría en el interior del santuario estaba salvaguardado por una estricta ley de silencio, bajo pena de muerte. Antes de penetrar en el santuario tenían que pasar por una serie de pruebas para demostrar que eran merecedores de ello. Muchos fracasaban y volvían con las manos vacías. Tú también deberás pasar una prueba, aunque ésta consistirá en descifrar el significado de estos tiempos especiales que nos ha tocado vivir. Pero no te queda mucho tiempo.

Pronto partiré hacia un lugar lejano, y puede que no volvamos a vernos. O puede que sí, de ti depende. Si así ocurriera, eso querrá decir que has superado la prueba con éxito".

Así que los que saben son los que tienen la luz interior. Pero ¿quiénes son los que saben? ¿Y qué es lo que va a ocurrir pronto? ¿Acaso el fin del mundo? Lo cierto es que, en efecto, su carta me ha decepcionado. Porque el tono misterioso de sus palabras no ha hecho sino añadir más confusión a mi ya desconcertada mente. James sabe mucho más de lo que dice, aunque debido a su status en Amanecer Dorado, no puede revelar algunos secretos. Tendré que informarme más sobre esa sociedad secreta.


Domingo, 1 de febrero de 1903

La misteriosa estrella que he visto estos días sigue en el mismo sitio, pero parece que ha disminuido su luminosidad. Ahora creo que los antiguos tenían razón cuando decían que los astros también tienen alma, y estoy cada vez más convencido de que pueden percibir lo que ocurre aquí abajo e incluso que pueden saber lo que estamos pensando.

Y comienzo a entender el misterio de los Vigilantes, que entregaron al Hombre múltiples conocimientos ocultados por el Demiurgo en épocas remotas. Como dice este proverbio, muy similar a otro del libro de Enoch: "Mira lo que ha hecho Asa'el, cómo ha enseñado las palabras prohibidas a los hombres y mujeres sobre la tierra y revelado los secretos eternos que se cumplen en los cielos". (Dichos 9:6)

Por lo que he leído, Asa'el era el líder de los Vigilantes que tutelaban la civilización humana desde el principio de los tiempos. Pero fue encadenado, junto con sus dieciocho secuaces, bajo las montañas de un desierto que está en Dudael —cerca del monte Hermón, en Jerusalén—, por haber enseñado a los hombres hechizos y rituales mágicos prohibidos. En definitiva, por dar a conocer los secretos de la magia. Por otra parte, el Demiurgo es el "dios" creador de nuestro planeta y del Hombre. Y, por cierto, no muy bien visto por el autor del libro secreto, que lo caracteriza como cruel, orgulloso y celoso.

También habla de unos elegidos, para los que se dice que habrá luz, alegría y paz. Y a los que también se les concederá la sabiduría eterna. Me pregunto si estos elegidos son los mismos que los hombres de luz.

Y otra cosa: hace dos días que Júpiter y Venus entraron en conjunción en Capricornio, pero ignoro si significa algo. ¿Será ésta la señal de la que me informó James? Todo son dudas.


Miércoles, 4 de febrero de 1903

Está claro que Anna no ha tenido la visión que yo tuve, pero hoy he ido a visitarla y he logrado averiguar algunas cosas interesantes sobre Amanecer Dorado. Por lo visto, entre sus miembros hay escritores célebres, como Algernon Blackwood, Arthur Machen y William Yeats. De vez en cuando se reúnen en su logia de Londres para tratar temas esotéricos y de ocultismo, como la magia ceremonial y el hermetismo.

Parece ser que su fundador descubrió, hace algún tiempo, una técnica que despierta los sentidos dormidos en el ser humano y que permite el contacto con entidades ajenas a este universo. Aunque, a diferencia de su marido, Anna tiene un grado iniciático muy bajo y no sabe mucho más del asunto. Así que es de suponer que muchos de sus miembros conocen estos métodos, incluido James. ¿Es posible que ellos compartan también las mismas visiones que yo he tenido?

No le he comentado nada sobre la carta de su marido, pero le he preguntado si sabe quiénes son los que saben. Me ha dicho que los antiguos gnósticos eran conocidos de esa manera, y también por los conocedores. Eso puede ser una pista.

En cuanto a si se espera algún evento astrológico importante durante estos días, no parece saber nada.


Lunes, 9 de febrero de 1903

Pero qué tonto he sido. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? La conjunción del pasado día treinta anunciaba algo por venir:

Júpiter = Rey

Venus = mujer

Capricornio = chivo

Y además, casi al final del libro, he encontrado un texto que contiene una clave y que recuerda a una profecía bíblica, tal y como me dijo Anna:

"Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de estrellas en la cabeza. Y la mujer huyó al desierto para unirse con el Rey de Reyes. Y ofreció en sacrificio un chivo para Asa'el. Y cuando pasaron setenta y dos días, el sol se convirtió en tinieblas y la luna en sangre. Aquel día la mujer dio a luz un hijo varón, el elegido, que fue arrebatado por los Vigilantes hasta el trono del Eterno, más allá del séptimo cielo". (Dichos 122:1)

De nuevo aparece Asa'el. ¿Y qué puede significar el que el sol se convierta en tinieblas y la luna en sangre? No creo que se trate del fin del mundo.

El elegido de esta hipotética profecía puede ser una forma velada de referirse a los elegidos en otra parte del libro —los hombres de luz—, y para los que se decía que habrá luz, alegría, paz y sabiduría eterna. O sea, que también tenemos:

El elegido = los elegidos = hombres de luz = los que saben = ¿gnósticos?

Intentaré ir mañana a la biblioteca pública para ver si tienen allí libros sobre los gnósticos, quiénes eran y en qué creían.

Cuánto me gustaría compartir con James estos descubrimientos que estoy haciendo, ahora que parece que se van aclarando los misterios cifrados. Le he escrito de nuevo, para preguntarle si voy bien encaminado e intentar así recabar más información. Aunque tengo pocas esperanzas de me diga algo nuevo o que no me haya contado ya.


Viernes, 13 de febrero de 1903

La búsqueda de la resolución al misterio de mis visiones se está tornando apasionante, a medida que voy descubriendo sus claves. En esta ocasión mi intuición tampoco ha fallado, y la pista sobre los gnósticos que me dio Anna ha dado resultado.

El otro día fui a la biblioteca y me traje un par de libros sobre gnosticismo antiguo y lo que he hallado en ellos ha sido muy valioso. Sus mitos y creencias, llenos de una gran belleza y romanticismo, me fascinan y cautivan. Y lo que es más; la frase del libro secreto "Hay luz dentro de un hombre de luz" también aparece en los textos gnósticos, junto con esta otra, que relaciona con claridad a los que tienen luz con los elegidos: "Si os preguntan: ¿quiénes sois?, decid: 'Somos hijos de la Luz y somos los elegidos del Viviente'."

Según ellos, que lo tomaron casi con seguridad de Platón, el Universo está formado por siete esferas concéntricas, regidas cada una de ellas por un planeta. En orden ascendente, estos siete planetas son: la Luna, el Sol, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno. Aunque creo que el orden no es relevante, puesto que he encontrado distintas ordenaciones en otros sitios. Más allá se encuentran las estrellas fijas.

Pero lo mejor de todo es que ya sé qué son las siete puertas asociadas al ritual de apertura que se mencionan en el libro de James. Porque, separando cada una de esas siete esferas —o cielos—, hay siete puertas, custodiadas por sus correspondientes príncipes —o arcontes— del Demiurgo, que los gobierna.

Y ahora es cuando esto se pone emocionante. A la pregunta ¿qué hay más allá de las estrellas fijas? la respuesta es: la fuente de la sabiduría y la eterna dicha, el lugar del que vinimos y al que podemos retornar. A través de dichas puertas, el alma humana se abre paso en un camino descendente hasta la materia, en la Tierra, tomando características y dignidades de cada uno de los planetas. Cuando el hombre muere, su alma abandona el cuerpo y recorre el camino ascendente, liberándose de los vicios planetarios.


Sábado, 14 de febrero de 1903

Esta tarde estaba contemplando una hermosa puesta de Sol, sin pensar en nada concreto cuando, de repente, tuve un instante de iluminación; de pronto comprendí lo que en realidad es, y lo que significa para el ser humano, el libro de los dichos secretos del hierofante. La sabiduría está esparcida por muchos lugares de la Tierra y por diversas épocas históricas, como piezas de un inmenso rompecabezas que alguien fue dejando una vez por el camino: se encuentra en los mitos de los antiguos gnósticos, en la filosofía de Platón, en los libros de Hermes Trimegisto, en el interior de antiguos santuarios paganos, en el libro de Enoch, en el firmamento, en la Biblia. Y también en las páginas de este libro secreto, pero con una diferencia; su autor —o autores— se han encargado de ir recogiendo esas pequeñas piezas y de construir el puzzle. El resultado final es un compendio de toda la sabiduría humana reunida y atada en un solo libro, cuyo propósito es dar instrucciones a los que posean la luz interior y puedan entender. El fin último es escapar de este mundo vano e ilusorio, y regresar al lugar del que procedemos. "El Hombre es un dios caído que recuerda el Paraíso", decía una antigua inscripción egipcia.

Muchas veces he tenido la sensación de que no pertenezco a este mundo. Y si ha sido así, había una buena razón para ello: quizás es que no pertenezco a él. Con los gnósticos me siento como si me hubiera reencontrado con un viejo amigo al cabo de muchos años.


Jueves, 19 de febrero de 1903

Siguiendo con mi lectura he aprendido aspectos sorprendentes sobre esos misteriosos Vigilantes y sobre el tiempo en que el Hombre fue diseñado para vivir en la Tierra.

Asa'el, en aquellos días, introdujo en algunos hombres algo que los hacía especiales. Lo hizo sin el conocimiento del Demiurgo, pero aquello convirtió a esos humanos en una élite, diferente al resto, pues tenían dentro de sí una chispa divina. Gracias a esa centella esos hombres tenían el poder para invocar a los Vigilantes, como si una especie de relación estrecha los conectara. Esos humanos eran los elegidos, los hombres de luz.

Y hay algo apasionante en esto, porque entre los rituales mágicos que Asa'el enseñó a los hombres estaba el de poder liberar a los Vigilantes de su encierro eterno. Supongo que era bastante inteligente para intuir que, si era descubierto por extralimitarse en sus labores, podría sufrir el castigo que al final tuvo.

Él fue el primero en darse cuenta de que el Demiurgo era, en realidad, un déspota, un usurpador y un tirano que ansiaba más y más poder sobre los humanos. Éstos terminaron convirtiéndolo en el Yahvé del Antiguo Testamento, creyendo, de manera errónea, que era un dios, el creador del Universo. Asa'el rehuía la violencia; sus intereses principales eran el conocimiento y las artes. Todo lo contrario al Demiurgo, al que llamaban "el Señor de los ejércitos", pues se regocijaba con la sangre de sus enemigos. De forma inevitable, las huestes de éste y las de Asa'el terminaron enfrentándose en una disputa a gran escala que finalizó con la victoria del primero y el encierro de los Vigilantes.

En el preciso instante en que éstos fueron encarcelados, Asa'el hizo un juramento: a todos aquellos hombres de esa élite que le ayudaran a liberarse, él también les ayudaría a obtener la liberación; como muestra de gratitud los conduciría en su carro de fuego a cruzar las siete puertas que llevan a la Luz primordial, más allá del séptimo cielo. Pero ese viaje lo harían con el cuerpo material y en esta vida. Y esos hombres estarían viviendo en la Luz durante mil años, tras los cuales regresarían a la Tierra. Sin embargo, dicha liberación no podía efectuarse en cualquier momento; sólo cuando se dieran unas condiciones astrológicas concretas y una propicia ordenación planetaria el ritual podía celebrarse con posibilidades de éxito. En ese momento las puertas celestiales se abrirían durante un corto período de tiempo, para volver a cerrarse después.

Pero es interesante lo que me dijo James en su carta: él es uno de los que saben, un hombre de luz. Y eso quiere decir que, de alguna manera, esos hombres especiales están todavía entre nosotros. Quizás los miembros de Amanecer Dorado, en su mayoría, sean los descendientes del saber gnóstico.


Lunes, 23 de febrero de 1903

Comienzo a sospechar que la misteriosa estrella que he estado viendo estas noches no es un astro; sus repentinos cambios de luminosidad y su lento desplazamiento me hacen pensar que se trata de algo que me ha resultado difícil de asimilar: el carro de fuego del Vigilante rebelde, Asa'el. Y está a la espera.

En el Libro del Hierofante he encontrado estos versos referidos a Asa'el:


"Tú sellas la suma de la perfección.

Lleno de sabiduría y acabado en hermosura.

Engrandecerás tu nombre y serás bendición.

Toda piedra preciosa es tu vestidura"


He de confesar que empiezo a sentir cierta admiración por ese Asa'el.


Domingo, 29 de marzo de 1903

Hasta ahora no he recibido contestación por parte de James, como me temía. Tal y como me dijo en su carta, es probable que ya se haya ido lejos. Esta mañana me he encontrado con Anna en la calle y le he preguntado si ha vuelto a asistir a alguna reunión de Amanecer Dorado. Y me dijo —con cierto aire de sorpresa— que, de momento, se han cancelado todas.

Todo esto no hace sino confirmar mis sospechas. Creo que ya sé dónde está James, junto con los otros miembros de la orden, y lo que pretenden hacer: intentan cumplir una misión, misión en la que también yo me siento implicado. Se dirigen al desierto, porque van a liberar a Asa'el y a sus compañeros. Y yo debo estar allí; tengo los diecinueve nombres y también la invocación que ha de hacerse.


Sábado, 11 de abril de 1903

Mañana, el día dedicado al dios Sol, es el gran día, la noche del misterio arcano, el día del sacrificio, la expiación, la invocación y la liberación. Justo a tiempo, la imagen por fin ha sido develada; la mujer es Venus, la corona es Júpiter y la cabra es Capricornio. Juntos señalaban la conjunción del día treinta de enero. Según la profecía, setenta y dos días después —es decir, mañana— ocurriría algo maravilloso en el cielo, que implicaba al Sol y a la Luna.

Tras cinco días de estricto ayuno, ahora me siento bien. Todo, los cuerpos celestes y el material para efectuar el ritual, está dispuesto. Los astros son propicios y mañana por la noche, tal como predijo el hierofante, "el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre". ¡Qué palabras tan apropiadas! Porque en todo eclipse de luna el sol debe estar oculto, bajo el horizonte; se dice entonces que está en tinieblas. Y cuando la sombra de la Tierra oculta a la Luna, ésta se tiñe de color rojo, de sangre.

He de partir; ya queda poco para que dé comienzo el espectáculo celeste y no he de demorarme. Estoy listo. Porque debe ser realizado por un iniciado —y yo soy uno de los elegidos—, y porque ningún mortal puede escapar del destino que los eternos dioses ya nos han dispuesto en su infinita sapiencia.

Repaso el ritual, nervioso y sin apenas poder escribir: he de bañarme en el mar, desnudo, ofrecer el sacrificio sangriento y ungir mi cabeza con aceite y agua. Después de la invocación para liberar a los Vigilantes, viene la solicitud a los demiurgos para abrir las siete puertas:


"Oh, príncipes de los eternos misterios de la noche:

Ialdabaoth, Iao, Sabaoth, Adoneo, Astafeo, Eloeo y Oreo.

Soy un hijo procedente del Eterno, el preexistente.

Vine a ver todas las cosas, las que me son propias

y las que me son extrañas.

Y regreso a lo que me es propio, de donde vine.

Después de abrir las siete puertas que cerrasteis para el mundo, yo atravieso, libre de nuevo, vuestros dominios.

Dejadme pasar, pues he sido purificado.

Que la gracia esté conmigo."


Los Vigilantes ya estuvieron en mis sueños desde hace años y no me percaté de lo que ocurría sino hasta hace sólo unos días, pero cuando todo termine, ellos estarán ahí, esperándome para conducirme a través de la senda luminosa y ayudarme a traspasar el umbral de las siete puertas de metal, que conducen a cada uno de los siete cielos. Y, tras la última puerta, al fin contemplaré cara a cara la luz primordial que concede la vida eterna y la magna sabiduría.



José Antonio González Castro vive en Dos Hermanas, Sevilla, España. En este momento participa en dos talleres de escritura online; además ha publicado algunos cuentos en diversas revistas electrónicas y alguna que otra en papel.


Este cuento se vincula temáticamente con CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA, de Daniel Arias E. (169), EL ÁRBOL MALDITO, de Carlos Almira Picazo (183) y LOS QUE CUSTODIAN LAS LLAVES, de Ashtn Wermis (108)


Axxón 194 - febrero de 2009
Cuento de autor europeo (Cuento : Fantástico : Fantasía : Gnosticismo : Rito : España : Español).