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Veinticinco años de Cuásar: entrevista a Luis Pestarini
por Francisco Costantini

Nunca en mis veinticinco años de vida había leído Cuásar. La casualidad —si existe tal cosa— quiso que el mismo día en que me enteraba que la revista también alcanzaba los veinticinco años, yo recibía de manos del cartero mis primeros cuatro ejemplares, los últimos cuatro de Cuásar. Quedé impactado cuando, luego de abrir el paquete, vi la portada del número 47: un extraterrestre sentado junto a una fogata en medio de un bosque oscuro y misterioso y, en letras amarillas, el anuncio del relato "Sueños Imposibles" de Tim Pratt, ganador del Premio Hugo 2007. Lo primero que hice fue leerlo y me encantó. Luego leí el cuento de Hernán Dominguez Nimo, lo que me sirvió para reafirmar lo que ya sabía: que hay excelentes narradores en nuestro país, algunos de ellos a la par de los anglosajones. Después seguí con profundo respeto la sección "Cuasarianas", dedicadas a Arthur C. Clarke y Thomas M. Disch, y pase con interés a las reseñas de libros en "Bibliográficas", redactadas con objetividad y rigor crítico. Entonces, me di cuenta de que el número 47 se había terminado, y me felicité a mí mismo por haber encargado los otros tres.

      Ciertamente, la mía es la mirada de quien da con Cuásar por primera vez y quizá parezca demasiado entusiasta. Pero han pasado ya algunas semanas y cuando vuelvo a los ejemplares compruebo que la sensación sigue siendo la misma. Pero mis palabras pierden peso, sin duda, ante las del mentor de la revista, Luis Pestarini, quien generosamente permitió que el equipo de la redacción Axxón les hiciera unas preguntas sobre el pasado, el presente y el futuro de Cuásar.


Axxón: ¿Por qué aparece Cuásar en enero de 1984? ¿Qué los movilizó a realizarla en aquel entonces?

Luis Pestarini: Son varios los factores que confluyeron y establecieron las condiciones para la publicación de Cuásar. Los socioculturales son los más evidentes: comenzaba a respirarse un clima de mayor libertad, la agonía de la dictadura provocaba la sensación de que se podían hacer cosas sin tener al Gran Hermano investigándote, la gente quería hacer cosas que durante los años anteriores eran riesgosas, como publicar y trabajar en publicaciones independientes. Por otro lado, a partir de las revistas El Péndulo y Minotauro, y del Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía, surgió un marco que facilitó la aparición de publicaciones independientes, encabezadas por Sinergia. Viéndolo en retrospectiva, aquel fue un momento extraordinario: de pronto, había 6 u 8 revistas publicándose simultáneamente, decenas de escritores, centenares de lectores. Cada una de estas publicaciones tenía su impronta, básicamente derivada de los criterios, gustos y formación de su editor/director. Nuestra propuesta original estaba pensada en torno a tres ejes: queríamos una revista que publicara relatos anglosajones recientes y poco conocidos, queríamos brindar un espacio para los autores argentinos pero con rigor literario, y también queríamos un espacio fuerte para el ensayo y la crítica, pero tratando de hacer algo distinto al opinionismo del aficionado que era muy común en las revistas del género.

      

A: Pensando en la literatura que la revista busca difundir, ¿en qué contexto social y cultural emergió la revista y en qué contexto se desarrolla hoy por hoy? En este sentido, ¿los objetivos de la publicación siguen siendo los mismos?

L.P.: El contexto social y cultural en el cual comenzamos la publicación de Cuásar es el que mencioné en la primera pregunta: efervescencia creativa a partir del cambio del régimen de gobierno, muchas actividades de todo tipo: el teatro, la literatura, la música, el cine, la historieta, todos vivían un gran momento. Además, entonces las publicaciones impresas eran las únicas publicaciones, estaban en crecimiento, más allá de los ciclos económicos circunstanciales. Ahora el contexto es muy distinto. Internet absorbió gran parte de las iniciativas, el formato revista se reconvirtió en sitio web o, en algunos casos, en un híbrido porque se puede imprimir con el formato tradicional, como es el caso de Nuevomundo. A principios de 2008, Cuásar era prácticamente la única publicación impresa dedicada a la literatura fantástica publicada en Hispanoamérica, recientemente se han sumado varias publicaciones impulsadas por Christian Vallini, con tiradas muy chicas.

      En cuanto a los objetivos de la revista, en líneas generales continúan siendo los mismos. Creo que esta coherencia le permitió continuidad a la revista, los lectores saben qué tipo de contenidos tiene, qué publicamos y qué no.


A: ¿Alguna vez pensaste llevar la revista plenamente a un formato digital, como ha sucedido con otras surgidas en la década de los ochenta? ¿Por qué?

L.P.: No, no estuvo ni está en consideración pasar la revista a Internet. El sitio web de la revista funciona con una propuesta distinta a la publicación impresa, ya que trata de ser algo más introductorio al género fantástico, con muchas listas de recomendaciones para aquellos que recién comienzan a leer y necesitan orientación, con algunos artículos y cuentos, y bibliográficas, que tienen la misma función. Creo que la lectura de narrativa se hace básicamente en papel, y que aún falta un tiempo (y más desarrollo tecnológico) para que se invierta esta situación.


A: ¿Qué impresión les produce a los autores extranjeros la publicación en una revista en español publicada en Sudamérica? ¿Piden ejemplares? ¿Vuelven a comunicarse? ¿Luego mandan más material por sí mismos?

L.P.: Creo que, en general, no pasa de una leve sorpresa y cierta curiosidad. Es habitual que los autores con los que contactamos tengan traducciones a otras lenguas, y muchas veces a lenguas más exóticas que el español, como las del norte de Europa. Siempre les enviamos ejemplares, y en algunos casos continuamos comunicados. Muchos autores conocen a la Argentina a través de sus escritores, ya que por suerte en este tema jugamos en primera división durante cierto tiempo. No vuelven a mandar material salvo que lo solicitemos, no es la forma que tienen de trabajar cuando no hay pago de por medio.


A: ¿Cómo surgió la idea de Cuásar Libros? ¿Qué puntos de similitud y diferencia tiene este proyecto con el de la revista?

L.P.: La extensión de los textos es una limitación importante en la revista, no hay mucho espacio disponible, de ahí que desde hace tiempo que pensamos en sacar una colección de libros. Pero no es sencillo, no tenemos la logística necesaria, todo es a pulmón y aquí entramos en el mercado del libro de manera directa. No pienso en los libros con criterios comerciales exclusivamente, me interesa mucho el contenido, me siento muy satisfecho de los cuatro libros que llevamos publicados, pero sé que tenemos que mejorar algunos aspectos. La presentación mejoró mucho, ya es completamente profesional gracias a la tarea de Carlos Daniel Vázquez.


A: En el suplemento Radar Libros de Página12 del 20 de marzo de 2005 se afirmaba lo siguiente: "En el marco del reverdecer del género fantástico y la literatura de anticipación, corren con lógica y justa ventaja las revistas y fanzines que llevan años trajinando en el terreno y —quizás— esperando por estos buenos tiempos que parecen haber venido. Sería razonable entonces que Cuásar, una de las mejores revistas sobre el asunto, editada y dirigida por Luis Pestarini (que lleva 38 números hechos a pulmón desde 1984), recogiera la siembra." ¿Esto realmente fue así? ¿Aún hoy existe ese "reverdecer del género fantástico"?

L.P.: Depende de cómo se lo mire. Si hablamos de ventas, varios de los libros que más se vendieron en la última década son fantásticos: Tolkien, la serie de Harry Potter, Stephanie Meyer, Anne Rice. Pero eso no necesariamente se traslada en ventas al resto del género, porque no se los considera como libros de género. De todos modos, es evidente que en el medio nacional se le presta más atención al género, hay nuevos autores interesantes, se escribe mucho, el ambiente cultural es propicio, pero siempre hablando en pequeña escala. Hay una generación nueva de autores que se suma a la ya existente, nos podemos ir olvidando de los '90, que fueron escasos en publicaciones. Me parece que se está en un momento de crecimiento que todavía necesita estar mejor reflejado en la cantidad de publicaciones.


A: ¿Qué planes tenés hacia el futuro en lo que respecta a tu labor editorial?

L.P.: No hago planes a largo plazo porque en este género y en este país se hace bastante difícil. En 2008 publicamos dos libros, quisiera alcanzar un promedio de 4/6 por año a partir de 2010, y que el mercado argentino lo permita, sin tanta necesidad de distribución en España. Con respecto a la revista, los números 48 y 49 saldrán con el formato actual, pero para el 50 tenemos previsto una edición especial. A partir de allí veremos si hacemos un rediseño. Durante 2008 estuvimos evaluando la idea de aumentar la tirada y meternos en el circuito de distribución de las publicaciones culturales, y un poco en las comiquerías, pero de pronto todo se complicó con la crisis. En cuanto al sitio web, está necesitando un cambio de cara urgente, pero aún no estamos en condiciones de contratar a alguien para que se ocupe de eso y de actualizaciones más regulares.


Después de dialogar con Luis llego a una conclusión. Cuásar, de alguna manera, es un puente entre aquellos magníficos ochenta y este 2009. Entre sus páginas se respira el aire de esos años, el mismo que me envuelve y arrebata cuando abro algún número de El Péndulo o de Minotauro (segunda época). Lo mismo, sí, pero ahora, en este instante, contemporáneo a mí, a todos nosotros. Y esto me parece lo más importante y genial de esta historia que ya lleva veinticinco años.


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