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¡ME GUSTA
AXXÓN!
  
 

ARGENTINA

 

 

El juego de palabras que antecede estas líneas puede tener varias acepciones, y posiblemente todas o muchas ellas sean válidas.

Calculo que es algo conocido por nuestros lectores, pero hacer esta revista cuesta el más valioso de los recursos: tiempo. Y por varias razones: personales, familiares, laborales, técnicas, de infraestructura (si podemos llamar así a la pérdida de la PC que usaba para armarla) me fue imposible retomar el hilo hasta ahora.

Pero esto ya me pasó alguna vez, y no quiero que vuelva a pasarme, no al menos con las mismas consecuencias. Soy en parte responsable de que Axxón esté publicando hoy el número 263 y no otro bastante más alto (si sacamos la cuenta de años, a doce números por año, ya deberíamos estar algo más cerca de las tres centenas), y no quiero un hueco de dos meses en este 2015.

Así que, como lo dicta mi tiempo personal, y como si de un artilugio espaciotemporal se tratara, aquí presentamos el número de febrero. En cierta forma esto hace juego con el contenido de este número especial, que publicamos de un tirón para así pensar ya en el próximo número.

 

Ahora sí, hablaré un poco del porqué de este número.

Todo empezó cuando Ricardo Giorno pensó que no había nada mejor para su entrevista a Alejandro Alonso que acompañarla con la novela «La ruta a Trascendencia», ganadora del premio UPC del año 2002. Aunque debo confesar que en un primer momento la idea no me cerraba, con el paso de los días todo cerró. Es que me resultaba muy complicado dedicarle un número a un amigo personal, sabiendo que sería difícil para mí lograr la distancia suficiente como para hablar de Alejandro y su obra sin que nuestra amistad y mi admiración pesaran demasiado. Espero haber conseguido cierto nivel de ecuanimidad.

 

No creo que haga demasiada falta una larga presentación de Alejandro. Dado que una enorme proporción de su caudaloso material ya está publicado en la revista (revisar su historial en Axxón me apabulla, por la cantidad, calidad y variedad de sus historias), sólo publicaremos aquí la novela corta y el cuento que sirvió de germen para la misma. Este cuento ya ha salido en Axxón («Demasiado Tiempo» fue publicado en el número 33, en junio de 1992), y está disponible online en su versión original, pero quiero unirlo a la novela con algunas leves correcciones para que puedan apreciarse no sólo las diferencias de estilo entre un novel Alejandro y el escritor ganador del UPC, sino también para comparar el buen uso de una misma idea para obras de tan distinta longitud y complejidad.

 

La ruta a Trascendencia es para mí una historia muy especial. Más allá de ganar el UPC 2002, integró la colección de diez libros que la (lamentablemente) desaparecida Fundación Ciudad de Arena planeó y concretó junto al matutino Página/12. Hasta donde sé, fue el primero en agotarse. Pensé mucho en reeditarla en papel, pero hoy entiendo que su aparición en digital, en forma libre y gratuita, hará que muchos más puedan acceder a ella. Verán también que no está acompañada de ilustraciones: aunque la tapa hace referencia a la novela —en su momento, una broma privada entre Alejandro y yo cuando, después de discutir la complejidad que se encontraría para llevarla al cine, le sugerí que así podría ser la imagen para el afiche de la película— pensé que era mejor que cada lector recrease con su propia imaginación las experiencias de los personajes sin la influencia que una ilustración pudiera causar.

A pesar de haber participado en varias discusiones sobre este universo, el trabajo realizado por Alejandro junto a Carlos Gardini fue impresionante, a tal punto que leerla fue empezar y no poder soltarla hasta conocer el final. Y bien sabe Alejandro de mi pedido de revisitar este universo, historia que para mí ya tiene título porque la riqueza de este mundo excede lo que hasta aquí se ha contado. Como diría Alejandro en otro de sus universos, dejaremos que Persecuta siga ocupando su lugar en el mundo de lo anexistente.

 

Cierra el número la entrevista de Ricardo, la que en definitiva empieza y termina todo.

¿O fue el cuento original de Alejandro?

Este número es especial por donde se lo mire. Y, fiel a su naturaleza, juega con el tiempo.

 

 


Axxón 263 – febrero de 2015

Editorial

2 Respuestas a “Editorial: «Mi tiempo personal»”
  1. Carlos E. Ferro dice:

    Excelente.
    Me encanta este número dedicado a un amigo al que, como vos, aprecio y admiro.
    Alejandro ha sido prolífico en la creación de universos peculiares: el de trascendencia es uno de ellos, pero también están el histórico fantástico donde transcurren Rojo Federal y 1807; el de Maguerra; el nunca bien ponderado Oniris, el multidimensional de los Calabi Yau y el que desarrolla para la novela histórica-ucrónica en época peronista, de la que ya salieron algunos cuentos.
    Todos ellos han sido muy bien descriptos con breves trazos, dejando, como vos decís, infinidad de cosas para la imaginación del lector.
    Esto los enriquece enormemente, para mi experiencia personal. Es como ver que Alejandro piensa esos mundos y los regala, como quien hace un software open-source y lo publica. Nos cuenta una historia (o varias) y los deja, listos para que uno pueda imaginar -o escribir incluso- otras historias allí.
    Y los viejos lectores de Axxón hemos visto una enorme maduración en su trabajo, a lo largo de los años. Se ha enriquecido y ha desarrollado un estilo propio. Hoy es un gran escritor, y espero ver las próximas cosas que nos regale.

  2. Gustavo Gutierrez dice:

    Se entiende perfectamente y desde ya mis felicitaciones a esta, mi revista preferida, y que tanto tiempo me ha llevado leer todas y cada una de las publicaciones, me emociona mucho verla de nuevo. Me transportan a otros mundos llenos de fantasía en donde lo imposible no existe, haciendo muchísimo mas llevadera mi existencia. MUCHAS GRACIAS.-

  3.  
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