«Entrevista a Antonio Mora Vélez», Ricardo Giorno
Agregado el 3 diciembre 2012 por dany en 237, Artículos, tags: EntrevistaARGENTINA |
AXXÓN: Don Antonio, estuve leyendo su «1984 y el poder despótico». Viendo la realidad de 2012, ¿estamos más cerca de 1984 o de Un mundo feliz?
ANTONIO MORA VÉLEZ: Yo creo que estamos más cerca de vivir en un mundo como el descrito por la novela 1984 de Orwell porque es más probable que, tal y como están las cosas, en el futuro se produzcan guerras entre bloques de naciones por el dominio de las fuentes de energía y de agua, que serán las causas de los conflictos en el próximo siglo. ¿Cuáles serían esos bloques de naciones? Es difícil predecirlo, pero podrían ser las naciones musulmanas, incluyendo a muchos países de Europa que tendrían entonces mayoría de habitantes musulmanes; Norteamérica; una alianza de Rusia, China e India; Latinoamérica con el liderazgo posible de Brasil y otros más. Y veo más cerca 1984 porque el capitalismo terminará por colapsar igual que el comunismo y yo pienso que ese fracaso va a propiciar el surgimiento de regímenes militaristas y totalitarios, como los anticipados por Orwell, en cada uno de los países de esos bloques. En cambio la realidad anticipada por Huxley en Un mundo feliz, y en especial el estado mundial y el fin de las guerras, la veo más distante desde el punto de vista político. Aunque no dudo en afirmar que también es probable, más adelante en el tiempo, si uno de los bloques que surjan en el inmediato futuro termina dominando a los demás e imponiendo su nuevo orden político y social al mundo…
AXXÓN: También estuve leyendo Yusti. ¿Se acuerda en qué se inspiró para crear ese personaje? ¿Por qué utilizó Sputnik y no Apolo?
AMV: En la idea de la cada vez mayor deshumanización del hombre, de su conversión en un ser cada vez más dependiente de la tecnología, casi sin tiempo para dedicarlo al cultivo de las artes y las humanidades. Y en la idea de crearle una antítesis animal, pero de un animal evolucionado que conserva lo humano del hombre frente a un hombre que ha dejado de ser humano. Yusti, por la apariencia descrita, es un primate, más exactamente un lémur, que alcanza la cumbre del pensamiento por una mutación causada no se sabe por qué fenómeno. Y los personajes aparentemente humanos del cuento resultan no ser seres biológicos sino «androides de la cuarta generación» que han heredado el acerbo científico y cultural de un homo sapiens que ya ha desaparecido. Y en respuesta a la otra pregunta le digo que utilizo la palabra sputnik y no Apolo porque a los sputniks los vimos en las noches despejadas de los años 60s orbitando la Tierra, en cambio a los Apolos los vimos años después, pero en la TV, perderse en el cielo con dirección a la Luna y al espacio exterior. Y recuerde usted que en el cuento Yusti, el sputnik es visto una noche estrellada por los participantes de un safari.
AXXÓN: Esa «mutación causada no se sabe por qué fenómeno» ¿vendría a ser de origen divino o meramente mecánica? Perdone que se lo diga, pero Yusti me hizo venir la idea de una especie de ángel, en lugar de un mamífero evolucionado.
AMV: Ahí está lo interesante del personaje, que cada lector interprete su naturaleza como mejor le parezca. Bien como producto de una mutación originada por alguna causa física, como enviado por alguna inteligencia superior del Cosmos, no necesariamente divina, o sencillamente como un animal que ha evolucionado hacia la razón humana al tiempo que el hombre se convertía en una máquina pensante. Lo esencial para mí era contraponer los dos procesos para mostrar cómo es posible que la razón se abra paso en el mundo utilizando vehículos y rutas diferentes.
AXXÓN: ¿Le agrada «jugar» con la percepción del lector?
AMV: Lo lúdico es inseparable del arte y de la literatura pero en lo fundamental es un juego en el nivel de las formas. El pintor juega con los colores y el espacio y el escritor con el lenguaje y con la estructura del texto literario. Y yo hago ese juego pero conmigo en los momentos de la escritura y aunque el lector participa de ese juego en el momento de la lectura, no es esa mi intención. Me gusta más, amparado en la condición polisémica de la literatura, ponerlo a pensar manejando la ambigüedad para darle cabida a todas las interpretaciones posibles. Y esto es relativamente fácil para mí dado que, como sabemos, la ciencia ficción es un género de ideas y en el cual el misterio, el enigma, es parte de su corpus.
AXXÓN: Si usted pudiese alejarse de sus cuentos y leerlos como un lector normal, ¿qué rescataría de ellos?
AMV: Mis libros llevan mensajes que, obviamente, son un reflejo de mi cosmovisión y de los valores en los cuales creo, y que están en sintonía con el papel que en mi opinión tiene la ciencia ficción, género al cual he denominado el Sócrates de nuestro tiempo por su naturaleza crítica y humanista, por el papel que cumple de advertirle al mundo los peligros que pueden extinguir la especie humana y porque además le señala el camino del Cosmos para lograr que esta semilla del pensamiento no se acabe con nuestra civilización y con nuestro planeta. Y son esos mensajes y no los artefactos, teorías o la naturaleza de personajes como Yusti, los que me gustaría rescatar para que perduren en la conciencia colectiva. Prefiero que recuerden a Yusti por su modo de pensar o a Glitza o a Lorna por la nobleza de sus sentimientos.
AXXÓN: Cambiando de tema: ¿qué lo decidió a intentar en los poemas de ciencia ficción?
AMV: La poesía me ha gustado siempre y desde un recital de poesía, que le escuché en la universidad en la que estudié mi carrera a una poeta colombiana de nombre Olga Elena Mathei, en varios de cuyos poemas utiliza palabras como estrellas, galaxias, planetas y átomos, pensé que algún día escribiría poemas en la línea fantástica y de ciencia ficción que me gustaba. Pero fue la lectura de un libro de divulgación científica: Informe sobre el universo, de Timothy Ferris, en el cual el autor hace uso de la poesía para designar objetos y fenómenos del Cosmos, que descubrí varios años después, ya con tres libros de cuentos de ciencia ficción publicados, que se podía escribir poesía fantástica y de ciencia ficción de ese modo, o sea, vistiendo con el velo de la poesía las verdades e inquietudes de las ciencias y los enigmas del pasado y los temores sobre el futuro que aparecen en muchos de los mitos y leyendas que existen. Y así surgen mis poemas cósmicos, apocalípticos, míticos y esotéricos. En el trayecto, se me ocurrió la idea de rendirle un testimonio de admiración a los pensadores y científicos que tuvieron que ver con el desarrollo de las ciencias y la conquista del espacio, y surgen entonces mis poemas antrópicos.
AXXÓN: ¿Se pueden conseguir sus poesías en la web, o sólo están en papel? Me interesa mucho leerlas.
AMV: En papel fueron editados los poemarios Los caminantes del cielo (Ediciones Cecar, 1999) y El fuego de los dioses (Ediciones Cecar, 2001). Inédito sigue Los jinetes del recuerdo, pero tengo la promesa de la Editorial Andrómeda de Buenos Aires de que será editado en el primer semestre de 2013. En AXXÓN y en otros sitios de la web, como Alfa Eridiani de España, han sido publicados varios poemas de esos libros. Y el poeta José Luis Hereyra hizo una antología de los mismos y la tradujo al inglés, antología publicada en Amazon.com con el nombre The riders of remember.
AXXÓN: Usted se sentía inclinado no sé hoy día a la ciencia ficción rusa. Por favor no me malinterprete, no quiero abrir juicio de valor. Solo que me resulta interesante su enfoque, y me agradaría mucho que lo amplíe.
AMV: Yo descubro la ciencia ficción rusa en una librería de un militante comunista en Cartagena, durante mi época de estudiante universitario. Compro y leo obras como los cuentos de Café molecular, las novelas Qué difícil es ser Dios, Viaje por tres mundos, La nebulosa de Andrómeda, los relatos Naves de estrellas y El corazón de la Serpiente, los números dedicados a la ciencia ficción de la revista Literatura Soviética y la antología de Bruguera Lo mejor de la Ciencia Ficción rusa. Me gustó entonces el enfoque humanista de autores tales como Iván Efremov, y no solo en lo que tiene que ver con el futuro optimista para la sociedad humana, que iba en concordancia con el optimismo de Jruschov en el célebre discurso en el que sentenció que la presente generación viviría en el comunismo, sino también en lo referente al encuentro con otras civilizaciones del Cosmos que suponían más evolucionadas científica y moralmente que nosotros, lo que obligaba a concluir que vendrían en son de paz y no a conquistarnos o a destruirnos como planteaban las obras y filmes de la ciencia ficción norteamericana. Pero también me gustó la desbordante imaginación de autores como los hermanos Abramov, para quienes es posible que existan universos paralelos y mundos con habitantes dobles de nosotros pero desempeñando roles diferentes. Y la de Alexander Beliaev, a quien se le ocurrió en uno de sus cuentos conservar en un laboratorio el cerebro de un científico para que siguiera pensando porque su cuerpo destrozado en un accidente no le servía para continuar viviendo. O los célebres cangrejos en la isla de Dneprov. Y también me gustó el trabajo con la historia de los hermanos Strugatsky, que fue interpretado como crítico de la sociedad soviética de su tiempo. Y muchos otros textos que no recuerdo ahora. El resultado inicial de esas lecturas fue un artículo titulado El humanismo de la ciencia ficción soviética que publiqué en 1968, dos años antes de escribir mi primer cuento de ciencia ficción. Ese humanismo lo encontré también en otros autores no soviéticos y es el fundamento de la orientación de mis relatos.
AXXÓN: ¿Qué autores no soviéticos de la vertiente humanista leyó usted por esa época de su formación como escritor?
AMV: A Isaac Asimov con sus leyes de la robótica y cuentos como Satisfacción garantizada y Sueños de robot, que tienen contenidos profundamente humanistas. A Bradbury con cuentos como Vendrán lluvias suaves, un rechazo a la guerra contundente por la saudade del escenario post-nuclear que describe, y su novela Fahrenheit 451 que, no obstante ser una distopía, convierte en héroes a los personajes que deciden salvar de la hoguera del régimen totalitario todos los libros escritos por el hombre, que es un planteamiento humanista. O El centinela, de Clarke, una advertencia al mundo de que estamos siendo monitoreados por alguna inteligencia superior del Cosmos y que el día que pongamos en peligro la vida del planeta y de la humanidad, van intervenir. O a Charles Nuetzel, quien en su cuento Homo sapiens nos vende la idea de que aun desaparecido el hombre actual de La Tierra, una nueva evolución pondrá a otro ser pensante sobre el planeta, que es uno de los temas de mi cuento Yusti. Y gran parte de los relatos de las Selecciones Bruguera de esos años en las que, por iniciativa del recopilador Carlo Frabetti, se promocionaba la línea humanista de la ciencia ficción.
AXXÓN: Don Antonio, en una pregunta anterior, comentó sobre la cada vez mayor deshumanización del hombre. ¿Usted siempre fue creyente?
Antonio Mora Vélez con David Sánchez Juliao y Jorge Eliécer Pardo en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (2009)
AMV: No siempre. Hubo una época de mi vida en la que me consideré ateo pero con dudas. Hoy tengo la sensación, como lo digo en un poema, de que hay alguien en algún lugar del multiverso que me ama, pero sigo con las dudas, en este caso, respecto a su naturaleza. Dudas que, dicho sea de paso, me han inspirado muchos cuentos y poemas. Y que es mejor que continúen para bien de mi literatura.
AXXÓN. ¿Como cuáles?
AMV: Poemas como El Gran Arquitecto, inspirado en el Kybalion, y en el cual le digo al personaje: «La forma de todo lo existente es la misma forma de tu sueño». Y «Somos nosotros quienes existimos en su seno, navegando como ideas en su océano de amor». O Apocalipsis V en el cual el dios que baja por las escalinatas de una astronave le dice a quienes han ido a recibirlo: «Yo soy el dios de los profetas/ Pero mi dios, el verdadero/ No tiene nombre ni rostro/ Es Él/ y llena todo el espacio con su gloria». O el poema El gran juego en el que el caos primigenio, el hombre, todo, es «un juego que alguien juega en las afueras del tiempo». O el cuento La duda de un ángel que maneja la tesis conocida de que somos un experimento realizado por seres de otro planeta, seres (Yahavé y Luzbel) que fueron tenidos como dioses por los habitantes de la Tierra de entonces. Y otros poemas y cuentos más que sería largo enumerar.
AXXÓN: En una entrevista anterior, desde mi punto de vista el entrevistador no tenía una idea clara sobre la diferencia entre el Fantástico y la Ciencia Ficción. ¿El límite entre ambos géneros es muy sutil?
AMV: Durante algún tiempo, teóricos del género como Peter Nicholls, establecieron como criterio diferenciador la fundamentación o no en una ciencia determinada del hecho fantástico que se propone y con ese parámetro se dijo que la alfombra voladora de las Mil y una noches era fantasía y el cohete a la luna era ciencia ficción. Otros, Scholes y Rabkin entre ellos, plantearon que la literatura fantástica es aquella que es plenamente consciente de lo sobrenatural (vale decir, imposible) de su relato, pero lo presenta como si nada, sin prueba alguna, científica o pseudocientífica de su posibilidad. En tanto que la ciencia ficción no puede soslayar este aspecto, ella debe probarle al lector que lo que propone es posible. Pero como la ciencia ficción no solo maneja ciencias reales sino también ciencias imaginarias para que le sirvan de fundamento al hecho fantástico por muy inverosímil que parezca y, por otro lado, las ciencias actuales se han encargado de demostrar la posibilidad de existencia de algunas ideas que antes eran señaladas como imposibles, por ejemplo el viaje hacia atrás en el tiempo, hoy es común leer que la diferencia se ha vuelto más sutil. Y por esto la ciencia ficción contemporánea es cada vez más fantasiosa en la medida en que las ciencias que le dieron origen son cada vez más fantásticas y el escritor dispone por esto de mayor libertad para imaginar sus temas. Y aquí vale la pena acotar que el realismo literario está acusando también hoy, en escritores como Haruki Murakami, el acoso de lo fantástico.
AXXÓN: ¿Star Wars es Fantasía o Ciencia Ficción?
AMV: Ciencia ficción, sin duda, aunque haya en su trama personajes maravillosos como Yoda y temas fantásticos como el de la Fuerza, pero que pueden ambos llegar a ser posibles. Lo principal es la estructura de las historias, que es de ciencia ficción en la medida en que plantea una hipotética existencia de un imperio galáctico y la comunicación entre sus planetas mediante naves que viajan a la velocidad de la luz. Y dentro del corpus de la ciencia ficción pertenece a la sub-categoría denominada space-opera, pero con ingredientes de la fantasía clásica medieval.
AXXÓN: Sé que le están por editar un libro: una antología en la que usted participa. ¿Podría adelantarnos algo? ¿Se conseguirá en Argentina?
AMV: Se trata de una antología titulada Tricentenario que le debemos al escritor y editor bonaerense Sergio Gaut vel Hartman y en ella aparece mi cuento Glitza con el cual gané un concurso literario en Colombia en el año 1971. La antología va a ser editada en Argentina y sale el 1 de diciembre de este año, de modo que usted la va a poder conseguir y también los aficionados a la ciencia ficción de su país, que sé son muchos.
AXXÓN: La ciencia ficción no «prendió» en Colombia, y por lo general tampoco en América Latina. Si se quiere, Argentina quizás sea una excepción. Si usted está de acuerdo, ¿por qué le parece que sucede tal cosa? Si no está de acuerdo, también me interesan y mucho sus argumentaciones.
Roberto Burgos Cantor, Alberto Duque López, Antonio Mora Vélez y Carlos Orlando Pardo en la Feria Internacional del Libro de Bogota, (2009)
AMV: Durante mucho tiempo la ciencia ficción en Colombia tuvo pocos cultores y casi ninguna divulgación en los medios y aceptación en las editoriales. Baste señalar que entre 1928, año en que se publica la que es considerada la primera novela de ciencia ficción en Colombia (Una triste aventura de 14 sabios, de José Félix Fuenmayor) y la aparición de mi primer libro, Glitza, en 1979, sólo se habían editado en Colombia ocho libros de ciencia ficción. Las causas son varias. Una de ellas, que la ciencia en esa época no tenía la importancia que tiene hoy en la vida cotidiana, en las comunicaciones, en la educación; otra es el bajo nivel cultural de gran parte del pueblo colombiano, expresado en los índices de lectura tan pobres que tenemos y que es consecuencia del subdesarrollo; también la influencia dominante durante mucho tiempo del «acre y riguroso realismo español» que le dejó pocas posibilidades a la literatura fantástica en nuestro medio; e incluso, al atraso ideológico de la clase dirigente colombiana que vive en una especie de feudalismo cultural, reacia a los cambios, frente a una literatura que visiona la posibilidad de futuros diferentes y que le declara la guerra a todo lo que pretenda ser eterno en la vida. Pero ahora la ciencia ficción colombiana empieza a despegar. Y lo prueban los nuevos autores del género como Campo Ricardo Burgos, Luis Cermeño y Orlando Mejía Rivera, que han logrado publicar sus obras aunque por fuera del gran mercado editorial. Igual yo, que he publicado recientemente con las editoriales de provincia Pijao y Caza de Libros la novela Los nuevos iniciados y el libro de cuentos Helados cibernéticos. Que ahora existen blogs del género, uno de ellos dirigido por David Pérez y Dixon Acosta titulado Cosmocápsula, otro de nombre Mil Inviernos que dirige Luis Cermeño, Cienciaficcionarios en donde están, entre otros, Tarara Gutiérrez, Jorge David Gómez y César Heredia, y el grupo Fractal de Medellín que organiza un evento todos los años. Y algo más que prueba el cada vez mayor interés por el género es el Concurso Nacional de Cuento de Ciencia Ficción que organizó el Instituto Distrital de Cultura de Bogotá hace algunos años y en el cual fui jurado. Y esto es posible hoy porque tal vez muchos jóvenes cansados del presente atroz que padecemos han decidido cuestionarlo o pensar en el futuro y ahora las ciencias con Internet a la cabeza los motivan y ayudan. Y de ese despegue que comento es testigo AXXÓN, que le ha dado cabida en sus páginas a nuevos autores colombianos de ciencia ficción, la mayoría de los cuales siguen, no obstante, a la espera de la publicación de su primer libro.
AXXÓN: ¿Qué le aconsejaría a un joven que desea iniciar el camino en el Arte de Escribir, y más precisamente, en la ciencia ficción?
AMV: Leer mucho, sobre todo a los clásicos del género y libros de divulgación científica, y escribir. Si además tiene la oportunidad de vincularse a una tertulia o taller de ciencia ficción, mucho mejor.
AXXÓN: ¿Qué cinco libros considera que no deben faltar en su biblioteca?
AMV: Le va a parecer inelegante al menos con los muchos escritores que admiro y obras que quiero, esta respuesta: para mí los libros que no pueden faltar en mi Biblioteca son los de consulta (de divulgación científica, Historia, Ciencias naturales, Filosofía, Cosmología, los Diccionarios, etc.) y el libro de ficción que esté leyendo en un determinado momento. Los demás, aunque los quiero, pueden no estar y no se acaba mi mundo literario porque se pueden conseguir en la red de Bibliotecas del Estado, en Internet o en las librerías.
AXXÓN: ¿Cuáles escritores admira y qué obras quiere, según sus palabras?
AMV: Si el criterio es el haber escrito algún ensayo o artículo sobre él o alguna de sus obras, son: Ray Bradbury, Isaac Asimov, Phil K. Dick, George Orwell, Arthur C. Clarke, Stanislaw Lem, Marshall Smith, René Rebetez y Daína Chaviano. Si es la mayor cantidad de obras leídas del mismo autor: García Márquez, Borges, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Paul Auster, Murakami, Faulkner, Hemingway, Carson McCullers, Iván Efremov, Verne y Wells. Por la belleza y/o deslumbramiento de tan solo una de sus obras leídas: Germán Espinosa, Raúl Gómez Jattin, Eco, Whitman, Baudelaire, Pamuk, Rulfo, Capote, Sholojov, Caldwell, Poe, Benedetti, Vallejo, Khalil Gibran, Omar Khayam, Huxley, Damon Knight, Paul Anderson, los Hnos. Strugatski, Ursula Le Guin, Michael Crichton y Orson Scott Card. ¿Obras que quiero? Todas las que he leído y que me han dejado alguna enseñanza o la agradable sensación de haber tenido un largo encuentro con la belleza.
AXXÓN: ¿Algún autor de no-ficción que recomiende?
AMV: Stephen Hawking. Sus obras Historia del Tiempo y El universo en una cáscara de nuez son dos de mis libros de consulta. Con ellos aprendí a conocer mejor la complejidad del universo que habitamos.
AXXÓN: ¿Se imagina una AXXÓN sin Eduardo Carletti?
AMV: Yo creo que AXXÓN no podría subsistir sin Eduardo, que es el padre y alma de la revista; pero sospecho que Eduardo no podría vivir sin AXXÓN. Y por esta razón me parece que es un deber de solidaridad ayudar al sostenimiento de la revista si no queremos que se desvanezcan las ilusiones de muchos jóvenes escritores de verse en la Red y Eduardo se nos muera de tristeza.
AXXÓN: ¿Cómo avizora el futuro de la Red? ¿Y cómo ve a la Literatura dentro de esa Red?
AMV: Ya hoy están en la Red, aunque parcialmente, las comunicaciones, la educación, las relaciones humanas, el comercio, y pienso que en el futuro la cobertura va a ser total y que se llegará hasta el manejo de la identidad y control de las personas que ya empezó en los Estados Unidos con el célebre chip que le van a implantar a todos los norteamericanos. En el futuro todo se va a mover por la Red. La Red y no la ciudad, será el escenario de la vida política y social del ser humano dentro de poco tiempo. La literatura respondo la segunda parte de su pregunta ya está en la Red y ello ha contribuido a su democratización, al conocimiento de escritores y obras que de otra manera no hubiéramos conocido. Y en el futuro va a estar más metida en ella. Pero pienso que una pantalla no remplaza la hoja de un libro en el placer de su lectura. Y aunque va a ser el gran vehículo de promoción de escritores y de obras literarias no va a remplazar al libro impreso, al menos por mucho tiempo. Y los lectores de libros de papel vamos a quedar convertidos en una especie de iglesia que le va a rendir culto a los pocos que se editen.
AXXÓN: ¿Usted piensa que el libro no va a morir? Le aclaro que es un tema que me apasiona. Los más jóvenes piensan en el libro como algo perimido. Los más veteranos (como yo, je) pensamos que los libros son insustituibles. Como algo con vida propia.
AMV: Creo que durante mucho tiempo van a coexistir los libros digital e impreso y que van a tener lectores ambos. Y pienso que la desaparición del libro impreso en un futuro remoto no va a depender tanto del gusto de los lectores y en ese remoto futuro las obras literarias y científicas se leerán mejor en las ciberparedes o en los libros con papel electrónico como de la posibilidad humana de continuar fabricando papel de celulosa en un mundo casi en el colapso ecológico y con la necesidad vital de conservar los árboles que aún queden y de sembrar muchos más, pero no para ponerlos a producir papel sino oxígeno.
AXXÓN: Hemos llegado al final. La Redacción de AXXÓN (y yo personalmente) le agradecemos su predisposición y sus buenas ondas. Son suyas las últimas palabras.
AMV: Gracias a AXXÓN y otras revistas de la Red (Letralia, Alfa-Eridiani, Café Berlín, Rodelú, Quinta Dimensión, entre ellas) yo he podido ser leído, comentado y entrevistado por fuera de las fronteras de mi país. Por esto mi gratitud eterna hacia la revista y hacia su director Eduardo Carletti, y ahora hacia usted, Ricardo, porque me ha puesto a pensar en temas, autores y obras que tenía guardados en el fondo de mi cada vez más frágil memoria. Un abrazo fraterno y latinoamericano.
Axxón 237 – diciembre de 2012