«Entrevista a M. C. Carper», Ricardo Germán Giorno
Agregado el 1 julio 2012 por dany en 232, Artículos, tags: EntrevistaARGENTINA |
AXXÓN: Para los que improbablemente no conozcan «Enfrentamientos de los dioses», me gustaría un resumen.
Mario César Carper: ¡Humm! Enfrentamientos de los Dioses es algo que me lleva y que me va a llevar toda la vida. Empezó cuando yo tenía unos doce años, y jugaba con mis hermanos inventando historias. En ese entonces leía mucho más que hoy, y tenía muchas preguntas existenciales. Las mismas que tengo ahora, je. Me gustaba la mitología. En la escuela me hacían estudiar la Biblia. En contraposición, había visto «La Guerra de las Galaxias» y leído «El Señor de los Anillos». Historias largas, llenas de personajes y situaciones.
Influenciadas por «Los 4 fantásticos», en la secundaria empecé las primeras historias. Trataban sobre una astronave gigante en medio de una guerra. Una cosa en la onda Crucero Espacial Yamato. Te estoy contando la semilla. Después, con el correr de los años, fui puliendo todo. EdlD es una space opera. Aunque es una space opera a mi modo: no hago como la space opera en general donde todo parece un western o una historia de capa y espada. Lo tecnológico en EdlD respeta lo que se teoriza científicamente, la única licencia son las capacidades paranormales, que están cercanas a mis lecturas budistas.
Voy a decirte algo que nunca conté antes: todo en EdlD es consecuencia de la historia de Sálvat, otro de mis personajes. Unos cinco mil años después de las historias de Sálvat, empieza con el despertar psíquico de una descendiente del mismísimo Sálvat. Y continúa con la aparición simultánea de varios personajes que están relacionados a eventos que nunca mostré en las historias de Sálvat, pero que ya había escrito.
Así se va desenvolviendo la trama a través de pistas develadas a los largo de siete libros, que en la ficción serían cuatro décadas. Los personajes centrales aparecen en el segundo libro: muchachos inmaduros que van creciendo como personas en un viaje a través de mundos extraños, con alienígenas diversos. Todo se desarrolla dentro de lo que imaginé como una maqueta del universo.
La historia no trata de responder interrogantes, sino hacer pintoresco el viaje. El título es un juego de palabras. Yo no puedo asegurar la inexistencia de un ser supremo o una inteligencia ordenadora, pero me cuesta creer en Dios. Sin embargo el mundo es tan misterioso para nosotros, que contamos con pocas cosas para apoyarnos.
Ahora estoy en un impasse con EdlD. Cuando estaba terminando de publicar el Libro Dos en Portal CIFI de Fede Witt, corregí el libro Tres y empecé la producción de las ilustraciones. Como no me gusta repetirme, estudié una manera para darle más calidad a las naves espaciales y los personajes, con luces y texturas. Entonces algo me hizo «clic» y dije «Por acá no es». Eso me pasa a veces. No quiero perder el norte. De repente sentí que tenía que presentar EdlD de otra forma. Dejarlo descansar y volver a revisarlo antes de continuar. Así que guardé todo y empecé a escribir la tercera parte de Sálvat, el nexo con EdlD. Y me pasó lo mismo: me frené en el octavo capítulo. Y me di cuenta de que era hora de trabajar en la historieta de Sálvat. Un medio donde me muevo muy a gusto. En eso estoy hace año y medio ya.
AXXÓN: Hablando de que tratás de darle más calidad a tus naves espaciales, ¿los corredores son amplios o son tubos ergonómicos? ¿Pensás en la adaptabilidad del hombre en el espacio o en la belleza de las formas?
MCC: Bueno. Lo importante para mí es contar con las imágenes. El dibujo es una herramienta más de la narración. No soy ingeniero y, para serte sincero, no me interesa mucho. Por supuesto, pienso en la propulsión, el pañol, la zona de embarque, los trenes de aterrizaje, la cámara presurizadora y el espacio habitable. Después, en lo que necesito para hacer coherente la historia o trasmitir algo. Cuando Ridley Scott hizo ALIEN, necesitaba un ambiente claustrofóbico, por eso en todas las tomas se ve el techo en el interior de la Nostromo. Las naves de STAR TREK se parecen más a un hotel cinco estrellas para demostrar la opulencia de la Federación. En ese tipo de cosas pienso cuando dibujo una nave. Pero a lo que me refería con la calidad era al realismo que podía conseguir con la textura y la iluminación. Lo peor en esto es que en EdlD voy agregando más espacionaves a medida que avanza el relato y es trabajoso no repetirme. También es difícil imaginar diseños de culturas diferentes. En este aspecto uno de los mejores ejemplos fue la serie Babylon Cinco. Pero todo requiere laburo de investigación. Cosas como la indumentaria o el armamento. La fauna y la flora. ¿Te acordás qué aburridos eran los planetas donde descendía el capitán Kira, llenos de rocas de telgopor? Yo imagino plantas y animales muy diversos. Incluso para la serie de Sálvat laburo mucho con esto. Ya tengo diseñadas unas veinte motos diferentes y una docena de Mechas.
Siempre recuerdo cuando estábamos hablando en una tertulia sobre si es mejor escribir sobre experiencias vividas que hacerlo con temas que no hemos experimentado. Yo defendía esta postura y vos me dijiste: «Claro, todos nosotros escribimos sobre viajes espaciales y jamás estuvimos en una nave espacial». ¡Fue una gran ocurrencia y siempre la recuerdo!
Otra cosa a la que no puedo escapar, hablando de la belleza de las formas, es a hacer chicas opulentas y voluptuosas. Hace un año que trabajo para The Web Comic Factory haciendo una tira de gags sobre parejas. Trabajo con dos guionistas. Después de unos meses me dijeron que las chicas me salían muy sexys. Les respondí que entonces hicieran más guiones con chicas porque las dibujo más rápido, je, je. Los dibujantes europeos y los argentinos de la época dorada, hacían personas normales en dimensiones y estética. Me parece algo loable. Hice el experimento más de una vez, pero siempre gana el tipo con cuatro bíceps y la chica de pechos enormes, es lo que más llega a la gente.
AXXÓN: El pasado nos persigue, a veces por lo menos. ¿Te acordás de las «chicas Divito»? Ya sé que sos joven y que no viviste esa época.
MCC: Sí, claro que las conozco. Aunque nunca tuve una «Rico Tipo», sé de ellas. Cuando estudiaba Historieta veíamos revistas de todas las épocas y a todos los dibujantes del mundo para analizar cómo confeccionaban una página, una ilustración. Jessica Rabbit para mí es un afano directo de las chicas de Divito. Y sobre esto yo soy de creer que las formas de narración están en constante evolución. Y uno tiene que estar atento para adaptar para sí algunas buenas ideas que surgen. Me gustaron las primeras historietas coloreadas con Photoshop. El estilo de Image y Dark Horse en los 90, el manga es muy criticado por los dibujantes de carrera, pero los dibujantes menores de treinta años lo consideran una parte importante de su formación. Yo le encuentro cosas interesantes en la narración y también en el dibujo, más que nada en los fondos. Pero tomo de donde sea, incluso de historietas no muy conocidas. Con el tema de escribir, hay gente que experimenta bastante, vos sos uno, je, je. Nosotros leemos y estudiamos, pienso que es positivo que haya diferentes formas de narrar. Hay publicaciones muy lindas, pero a veces el gusto del seleccionador no tiene en cuenta la variedad de público lector y entonces encontrás una buena recopilación de buenos cuentos, pero todos corregidos de la misma manera, con temas semejantes y estilos casi calcados. Para quien guste de ese estilo, resultará perfecta la selección, pero al que busque diversidad le va a aburrir.
AXXÓN: Cambiando de tema: ¿qué significado le darías a tu personaje Finsen? Porque todo tu trabajo fue mutando progresivamente, ¿no?
MCC: Finsen es el sinónimo de «Las apariencias engañan». Siempre me gustó esa idea del tipo que para levantar minas se compra un coche o que para que lo respeten se hace policía o militar. Fijate que se presenta a sí mismo como un ser de la raza de los biomecánicos, pero es falso. Él es un cyborg… y peor aún: es un humano atrofiado adrede por una computadora para adaptarlo a su parte robot. Lo que lo hace diferente de sus compañeros biomecánicos es que él adaptó su organismo con un sistema nervioso y hormonal para aprender las debilidades de los humanos.
Esto lo cuento en un relato de Sálvat, «El Informe Seiyón». Por esta razón puede vivir miles de años. En EdlD tiene su protagonismo en los primeros libros. Claro que el personaje de EdlD es bastante diferente al que aparece con Sálvat. En cinco mil años, muchas cosas le cambiaron la cabeza.
En EdlD aparecen cuatro personajes como antagonistas de los principales. Los primeros que surgieron de la imaginación aparecen en el segundo libro y tiene gran relevancia en el tercero y cuarto libro, para los últimos hay un personaje oscuro que lo revoluciona todo y enfrenta a los héroes mucho mejor preparados que al principio de la historia. Cuando tenía esto armado, tuve la necesidad de contar lo que había ocurrido veinte años antes para que algunos puntos sueltos ganaran coherencia. Ahí se me ocurrió escribir sobre Claudia Monteagudo, la mamá de uno de los protagonistas. Y el mejor contrincante para ella sería Finsen. Al principio no era más que un cyborg con ciertos poderes, muy onda Darth Vader. Así que fui sacando los detalles en común con tan conocido personaje. Y lo bueno cuando escribís un libro es que no hay límites ni censura. No tenés que quedar bien con nadie. ¿Viste que ahora está eso de ser políticamente correcto? Me parece una basura, es cortar la libertad de expresión no poder hacer chistes de políticos, ni de grupos étnicos, ni sexuales, ni nada. Pero como escritores o guionistas todavía tenemos libertad de escribir lo que imaginamos y si a alguien no le gusta, que lea otra cosa. Finsen es malo, pero malo por impotente y envidioso, una persona que no tiene paz y cree que la solución a sus problemas está en lo exterior, en tener un cuerpo orgánico. Es capaz de hacer cualquier cosa por eso. Y para peor, desea a Claudia insoportablemente. Me gusta eso de llevar al lector en una dirección y sorprenderlo dando un giro hacia un lugar inesperado. Con esta criatura me pasó eso un par de veces. Es el último sobreviviente de su especie, la raza Seiyón, a la que Sálvat exterminó y quiere vengarse por eso, pero a medida que avanza el relato, te das cuenta de que en realidad no siente ningún apego por sus hermanos perdidos, más bien le agrada la idea de ser el único que queda. Igual te digo que fue el último de los personajes que imaginé para esta historia. También aparecen otros personajes que enfrentan a los protagonistas, pero lo hacen por diferencias de criterios y objetivos, no los mueve el odio ni la venganza. Siempre para darles más dimensión baso los personajes en alguna persona que conozco o conocí. Pienso cómo reaccionaría en tal situación y ahí tengo al personaje. Casi siempre hago eso y siento que se mueven con mayor soltura y credibilidad.
AXXÓN: ¿Te das cuenta de que, científicamente hablando, un Finsen ya puede estar a la vuelta de cualquier esquina? Y con esto no estoy diciendo que los escritores de ciencia ficción hacen futurología. No, eso es una pedorrada. Lo que quiero decir es que tenemos a la ciencia de todos los días pisándonos los talones. ¿Esto dificulta un poco las cosas a la hora de crear?
MCC: Para escribir ciencia ficción es bueno alejarse un poco del condicionamiento social. Tratar de ver las cosas como un todo. Siempre hago la analogía del juego de damas. Si no sos uno de los jugadores, ves un montón de estrategias. Pero cuando jugás te equivocás, te comen tres fichas y encima hacen una dama. Por esta razón un machista no puede escribir un libro sobre sexo. Ni un estalinista sobre política.
Cuando recién empezaba la era industrial, los padres de la ciencia ficción podían tomar un adelanto tecnológico y escribir una novela, como Arthur Clarke en «Las Fuentes del Paraíso» con el Ascensor Orbital. Ahora vivimos en una época donde todos tenemos computadoras, teléfonos celulares, tarjetas de crédito y redes sociales. En eso William Gibson se quedó muy corto. Como cualquier escritor de ciencia ficción puede quedarse. Yo creo que todo pasa por los efectos que tiene esta tecnología en la especie humana. Lo bueno está en centrar todo en la parte humana.
Un poco así comienzo en EdlD: los efectos que tiene la tecnología en el ser humano.Porque el problema se inicia con la inauguración del viaje espacial a través de hiperpuentes, lo que lleva a la quiebra al Sindicato de Navegantes (que pertenecen a la Monarquía genética). Viajar a la velocidad de la luz desbarata o pone en jaque a los poderosos de ese universo. Cuando me refiero a trabajar en la conciencia interior o a la explotación de obreros, estoy hablando de otras corrientes temáticas que he estado leyendo estos últimos tiempos.
Algunos escritores se ponen a trabajar en la conciencia interior. Otros muchos en la explotación de los obreros por corporaciones que no se sabe si son humanas. Gran cantidad de sudamericanos escriben con este tópico. Yo siempre desconfié del sistema, de la penetración cultural y del condicionamiento. No me gustaría que terminemos como en «1984» de Orwell o «Fuga en el siglo 23», o peor: como los Eloi, de H. G. Wells.
He notado que cuando más habla una población de libertad, más acepta el control del estado. El capitalismo tiene el gran defecto de no usar mecanismos para evitar la corrupción, y la distribución de la riqueza es proporcionalmente despareja cada día. En «1984» no era dominar el cuerpo del hombre, era doblegar su pensamiento. Hitler lo hizo con la juventud nazi que jamás cuestionaba a su Führer, llena de violencia contenida, lista para ser liberada contra cualquier enemigo del Reich. Te digo esto porque la ciencia ficción siempre puede tratar estos temas y evitar la censura.
Muchos dicen que vivimos una época de individualismo. Pero al mismo tiempo, todos los supuestos individuales se comportan como copias. Tengo la idea de que pertenecemos a una colmena estructurada con su reina, unos cuantos zánganos y millones de obreros. Los escritores de ciencia ficción no salen ni de las reinas ni de los zánganos, porque imaginan variantes de este mundo-cárcel que habitamos. Sé que suena muy tremendo lo que digo, pero ponete a pensar cuántas cosas deseabas hacer que no hiciste y es muy posible que nunca hagas. Yo sé que la respuesta es personal. Mirá, la mitad de mi vida creí en el equilibrio interno, en que si yo podía calmar mi mente, no importaban los males del mundo. Y un buen día miré por la ventana a la calle: treinta años pasaron. Y en lugar de la patota de los «Pitufos», ahora se amontonaban un motón de chicos drogándose. Y la villa de la esquina seguía ahí, construida sobre la calle, aún más miserable con casas de tres pisos sin columnas. Y el club vecinal de enfrente tenía la misma fachada, pero se caía a pedazos. Si, teníamos cloacas y un montón de antenas de TV satelital, yo era el mismo y el barrio también. Todo el sueño de que los males del mundo se solucionaran cuando fuera grande no se cumplieron y distaban mucho de cumplirse. Entonces me dije: «Hay que salir del quietismo y la aceptación. ¡La vida es una lucha!». Y me puse a escribir y dibujar. La ciencia ficción va a sobrevivir a la tecnología porque es algo más que robotitos y naves espaciales como dijo una vez mi amigo Santiago Oviedo.
AXXÓN: ¿Actualmente estamos más cerca de «1984» o de «Un mundo feliz»?
MCC: Sería muy soberbio de mi parte responder eso. Alvin Toffler pronosticaba cosas así y con el tiempo hay muchos sucesos en los que se equivocó. Pero todo depende del punto de vista. Si sos optimista y te gusta tener esperanzas, pensarás que la sociedad progresa día a día, que el gobernante de turno es muy bueno y que la contaminación y la extinción son exageraciones. Si sos pesimista verás todo negro. Pero hay una tercera opción y es tratar de observar las cosas como un todo, alejándose del tablero. Entonces descubrís —sí, la descubrís, no te la cuentan— que la realidad supera a la ficción.
Para mí, el ser humano es un mono pelado con encefalitis, que en tantos miles de años no ha evolucionado en su conciencia ni en su relación con el entorno. El tiempo de vida que tenemos no nos alcanza para aprender un poco las maneras del mundo. Peor es cuando vivís distraído en tener más y más como promueve el capitalismo. Hay un poco de 1984 en eso, no por el granhermanismo, más bien por el condicionamiento. Durante quince años trabajé en la bolsa de Comercio y me cansé de escuchar esta frase: «En los negocios no hay amigos». Por eso me da cosa cuando un «empresario» se pone de gobernante. Porque la mentalidad del empresario es competir y ganar, aplastando al contrincante sin sentir el menor remordimiento por ello. Por eso, para que haya un rico se necesitan muchos pobres. Por eso, el dueño de la fábrica se enriquece y los obreros sólo aspiran a vivir de la jubilación. Y es la misma razón por la que un tipo puede coleccionar veinte autos de alta gama y dormir tranquilo mientras en el mismo barrio hay niños muriéndose de hambre. Esa persona no siente nada.
Y más feo es que la misma mentalidad tiene el pobre que no llega a fin de mes, al que le parece muy natural que haya millonarios o que una persona se enriquezca. El condicionamiento comienza desde la cuna, por eso tengo muchos amigos a los que les molesta mi opinión. Sueñan con ser burgueses y decirse a sí mismos que son exitosos. Yo no quiero un mundo de «ganadores», pues para eso tiene que haber perdedores. Creo que todos tenemos derecho al bienestar social y a la felicidad. En estos temas, la ciencia ficción ha incursionado muchas veces, y hay escritores contemporáneos que los tratan con maestría, como Yoss y Daína Chaviano entre otros.
AXXÓN: Pero Mario —y saliéndome un poco de la temática—, vos defenestrás el capitalismo, pero al comunismo no le fue nada bien. Disculpame que me meta en estos temas, pero te noto muy expresivo.
MCC: ¡Hummmm! No hablaría así si no existieran pobres y miserables en el mundo. Está a la vista que la cosa no funciona. Algunos piensan que es lo mejor que hay. Puede confundírseme con un comunista, y me lo han dicho. Tampoco me simpatizan mucho, la libertad de expresión es fundamental para la vida, sin eso no hay existencia. ¿Para qué enojarse con humoristas gráficos o periodistas que critican al gobierno? También me han dicho que soy un envidioso, pero lo que digo no tiene que ver con una fórmula política. Es sobre la ciencia ficción, sobre cómo somos. Tiempo atrás leí que Stephen Hawking se alegraba de que no hubiéramos hecho contacto con ninguna forma de vida extraterrestre porque si nos conocen nos destruyen. Este tema es una paradoja. Es como ir por la calle y ver a un tipo preocupado porque no consigue llenar rápido su lago artificial y del otro lado de la vereda hay tres chicos pidiendo agua. Me parece inconcebible esa escena. No hay proyecto para incentivar la conciencia sobre la carencia ajena. Yo no quiero la toma de la Bastilla ni elegir entre la píldora azul o la roja, pero a veces me resulta simpático imaginar que ocurre un colapso en los sistemas bursátiles del mundo y de pronto todas las cuentas bancarias del planeta quedan en cero y el papel moneda se convierte solo en papel.
Tampoco se trata de a qué le va bien. La mayoría casi nunca tiene la razón ¿Cómo explicás las guerras si fuera así? Las banderas enseñan más a odiar al extranjero que a amar al compatriota. Y en eso la política es muy exitosa: en dividir. Hace un tiempo leía un comentario entre dos amigos nuestros donde uno le decía al otro que sus amigos del trabajo no le encontraban la gracia a un hecho referido a un político del partido contrario. Entonces la respuesta fue: «¡Y no sé! Tal vez tengamos que cambiar de amigos». ¿Cambiar de amigos por opinar diferente? Sonaba fascista, peor, estalinista. Desde ese momento me abstuve de opinar. Tenemos montones de amigos con los que nunca tuve problemas en hablar con libertad en temas referidos a la ciencia ficción o al dibujo. Pero con la política se ponen vehementes, listos para debatir. Y los debates son una mierda porque nunca llegan a nada. Lo único que se busca es tener la última palabra o mostrar el argumento más ingenioso, nunca se busca abrir la cabeza para escuchar las razones del otro. Para mí eso significa abrir la mente: dejar de lado todo aquello en lo que creemos, dándole lugar a la duda. Yo nunca digo «soy ateo», pero sí que me resulta difícil aceptar la idea de Dios como un ser atento y protector. No consigo encontrar una respuesta. Conozco gente con fe. Me parece bien, pero también sospecho fuertemente que es sólo su elección, que en la cuestión es lo mismo que nada. Cuando estudiaba Perspectiva descubrí que no hay espacio para romper la regla, con la línea del horizonte y dos puntos de fuga puedo representar en dos dimensiones cualquier cosa. Lo mismo calcular la proyección de una sombra. Acá otra vez me acuerdo de una frase de Hawking: Mientras más examinamos el universo, descubrimos que de ninguna manera es arbitrario, sino que obedece ciertas leyes bien definidas que funcionan en diferentes campos. Todo es matemática y eso me hace creer que Dios se valió de la geometría para darle coherencia al universo, te das cuenta cuando ves una telaraña o a un colibrí volando, o la forma de unos cristales de roca. Vale igual que una serie de casualidades en nuestro planeta como la distancia al sol, el ciclo del agua, nuestra luna.
Es el terremoto en Haití el que me rompe las pelotas y el tsunami en Japón. No puedo creer ni en karma, ni en angelitos y toda esa basura cuando mueren miles de inocentes con proyectos de vida en unos minutos. Igual, pienso que es saludable rezar, aunque sea como ejercicio. La vida no tiene sentido y está en nosotros dárselo. La historia no ha cambiado en todos estos miles de años, siempre es el más fuerte el que lo toma todo. Asesina ballenas, acapara riquezas o envenena un río. Si ves a un nenito de cuatro años tratando de alcanzar un picaporte, vos, que sos más grande, te acercás y le abrís la puerta, pero el mundo es al revés. Un viejo está apoyado en la puerta mientras le grita a un nenito de cuatro años que la empuje para abrirla. Un hombre muere de hambre frente a un supermercado y una mujer muere en la guardia de un hospital por que la cobertura médica no cubre la internación. O la calidad de la educación es proporcional a la cuota escolar. Así de lógico es el mundo donde vivimos.
AXXÓN: Cambiando de tema: ¿cuándo te diste cuenta de que ibas a ser ilustrador? ¿Algún problema con tu faceta de escritor?
MCC: Un día vi en la revista Skorpio un aviso chiquitito para aprender dibujo de historieta. Ni sabía que era de la ADA. Allí me presenté.
Conocí a mucha gente que publicaba en las revistas que yo leía, y te entusiasmaban para hacerlo vos también. Aunque te advertían que no era fácil.
Esa es una época que recuerdo con mucho amor. Viajaba desde Victoria hasta Retiro y ahí con el subte hasta la estación Boedo. Terminábamos a las 21, pero nos quedábamos hablando de historietas mucho más tiempo. Y tomaba un colectivo para volver a casa en un viaje larguísimo.
Yo amo la historieta y la ciencia ficción, aparte del amor de la gente que está a mi lado, que también comparte mis gustos, es algo que me da vida y lo necesito.
¿Mi faceta de escritor? No sé si llamarlo problema… Es que el mundo de los historietistas y el de los escritores de ciencia ficción —a pesar de tener muchos lazos comunes— son muy diferentes en otros aspectos. En la historieta, hablando solo de Argentina para hacerlo más simple, hay varias generaciones de maestros que han originado una multitud importante de seguidores que coleccionan y se reúnen. Hay más de una veintena de revistas que se publicaron por muchos años, y fueron compradas por un público muy amplio. Muy pocos de estos fans son dibujantes o guionistas, pero saben que pueden conocer a Alcatena o a Robin Wood y charlar con ellos en la misma mesa. Al mismo tiempo, los Alcatenas o los Woodes son gente que no ha dejado en todos estos años de publicar en Italia, España y USA. Unos grandes de verdad.
Los escritores de ciencia ficción tienen pocas revistas de pocos números en la historia de publicaciones. Y los nombres conocidos son menos todavía. Es más, ya no producen o se dedican a ser editores. Cuando parecía que Internet iba a masificar un poco esto, con las tertulias descubrimos que somos pocos. Con ganas de hacer, sí, pero separados. Los editores que aparecen han mantenido la idea con esfuerzo y tiempo. También se aferran mucho al pasado y a las viejas glorias. Me parece bien respetar a los mayores, pero los nuevos no consiguen publicar y cuando lo hacen no tienen el apoyo necesario para promocionar. Fijate los premios Minotauro: al año siguiente los encontrás en mesas de saldo.
Me gusta escribir, hace poco tradujeron un cuento mío al francés. Uno que me publicaron en Axxón: Continuum Pi. Pero tengo que reconocer que llego más a la gente por el dibujo. Cuando ilustraba cuentos dejé un tiempo la historieta. Volví con Pedro Belushi con los Shocks —publicados en Axxón—. Y después empecé a laburar para el exterior. La gimnasia de dibujar bajo presión de exigencias y tiempo de entrega me hizo madurar y evolucionar. Gané velocidad y calidad. Tengo la fortuna de oír que algunos de los dibujantes que yo admiro desde chico hoy me dicen colega o me tratan como a un par.
AXXÓN: ¿No puede ser que los premios Minotauro estén en mesa de saldos porque les falta calidad en lugar de apoyo?
MCC: Es lo que comentamos en otro lado. La calidad está relacionada directamente con la falta de apoyo. Un editor que hace esto por amor al arte no tiene peso profesional para pedirle correcciones a ningún escritor. No existe el mínimo subsidio para mantener a «NM», por ejemplo. Si Santiago Oviedo pudiese pagarles a los autores que publica, también podría exigirles mejorar.
Los dibujantes estamos buscando que se apruebe un proyecto de ley que incentive la producción de autores argentinos. Esta ley ya se puso en marcha en Brasil. Todo bien con la proliferación de Death Note, Batman y Ben 10, pero dale lugar a Nippur, a Patoruzú y a montones de autores nuevos que tienen material de alta calidad. Se habla mucho de lo malo de los monopolios, pero los dibujantes que publican son los mismos hace treinta años. La Asociación de Dibujantes Argentina, busca agremiarse y conseguir la jubilación para los dibujantes. Siempre se le restó importancia a la historieta, se la ninguneó, pero fijate que Oesterheld está en el libro «Nunca Más». Incluso la imagen de «El Eternauta» fue válida para una campaña política. Hace poco nombraron ciudadano ilustre a Garaycochea. También se hicieron películas sobre personajes de Fontanarrosa. ¡Hasta ganó un Martín Fierro! Y hay un día en el calendario para la Historieta.
Hace unos meses, Gustavo Sala hizo un chiste étnico muy estúpido y provocó la ira de una colectividad. Con razón o sin razón, el dibujante estaba solo y nadie lo defendió. La gente le tiene miedo al partidismo y al favoritismo político. Pero por suerte cada vez es menos el ninguneo popular. Con la ciencia ficción pasa algo similar. Los escritores están aportando cultura y entretenimiento. Creo muy lógico que las publicaciones reciban apoyo por ley por incentivar la cultura. Eso motivaría la competencia para escribir más y mejor. No que publiquen cinco privilegiados. Cuando hay privilegiados no hay democracia.
Tienen que publicar muchos, como esa colección de ciencia ficción de Hyspamerica, pero con autores de habla hispana. Sería el impuesto para apoyar a los escritores de ciencia ficción o a los historietistas. Toda persona cuyo patrimonio supere los veinte millones, debería donar un millón para la publicación y distribución de autores argentinos. Cuando algo de esto ocurra voy a pensar que esos que elegimos no están solo para calentar sillas en el congreso. Esto vale para cualquier lugar del mundo, pienso que gente como Carlos Duarte Cano, Pily B, José Joaquín Ramos, Susana Sussman o Mariano Villarreal, entre tantos, tiene las mismas dificultades para mantener viva a la ciencia ficción. Mi cuotita es hacer el blog de Diálogos con gente de Ciencia Ficción.
AXXÓN: Antes sacaste el tema de los editores. Esto de Internet es medio un peligro. Lo viví cuando se cayó Aurora Bitzine, y pensábamos que era para siempre. ¿Vos qué sentiste?
MCC: Lo mismo que sentí cuando Pily B dijo: «Se acabó NGC» o Fede Witt dejó de postear en Portal Cifi. O cuando Porticocf casi bajó a cero los comentarios. O Forjadores ya no sacó Crónicas de la forja. ¡Una mierda!
Yo entiendo que la gente se esfuerza, y que nadie le paga para hacer eso, que es todo amateurismo. Los tipos que se la bancan son los de la TERBI, o Alfa Eridiani y Axxón. ¡Ah! ¡Y la Cuásar! Después, gente nueva que se anima a editar su revista: NM, Próxima, Korad y algunas más. Forjadores continúa, pero ahora está más dirigido al taller literario.
¿Y sabés qué? La gente hace lo mejor que puede, pero pasa el tiempo y cuando ves que todo depende de vos nada más, es lógico decir: bué, ya cumplí, ahora a descansar un poco.
Pero pensando en que todo se termina, creo que sería mejor perder más tiempo en seleccionar el material a publicar. Buscar un techo bien alto de calidad. Editar sólo cuentos que tengan el suficiente nivel como para integrar una antología recordable. Y también cuidar la parte gráfica. Hay cuentos muy lindos acompañados de una ilustración pobre de dos líneas, y también unos cuentos olvidables con un súper dibujo. Ya sé, me pongo juzgón. ¿Y qué? Así son todos los lectores. Entre nosotros nos conocemos y nos decimos en privado: «¡Che, a tu cuento le falta un montón de trabajo!». No lo hacemos en público porque eso es botonear, así que en público nos tiramos flores. Yo prefiero no comentar cuando no me gusta una revista. No todos los números de las revistas que salen son buenos. Tampoco las portadas, algunas son horribles. Y esta falta de crítica hace que las revistas no se superen, y hasta se vuelvan todas parecidas, con los mismos autores escribiendo siempre lo mismo. Puede que me gane un par de enemigos por esto que digo, pero no lo hago con mala intención. Al contrario.
Y no sé por qué los escritores se ningunean a sí mismos. Muchos chicos me dicen: «Yo no soy escritor», «Lo mío es un pasatiempo», cuando llevan años escribiendo y teniendo al lado gente que ya publicó, asesorándolos. Y hablo de personas de casi cuarenta años. No sé, pensarán que tienen que cumplir ochenta años para ser tomados en serio (o para tomarse ellos mismos en serio). Yo creo que el primer segundo de vida ya es un buen momento para empezar a vivir. Después, todo es tiempo de descuento.
Los que publicaban en Amazing Stories eran pibes. Pero el editor los exprimía para sacar lo mejor de ellos. Acá, si le decís a un pibe que tiene que enfocar el cuento desde otro lado, te putea. Yo no soy de asesorar a escritores, pero tengo a algunos amigos dibujantes que me respetan. Hay un amigo que lo veo involucionar, al principio se cuidaba de colocar negros. Después, ya solo hacía todo lineal. De ahí pasó a entintar con inseguridad, y ahora ya publica sin borrar el lápiz debajo de la tinta. Y cuando le dije me contestó: «Bueno, para mí está bien».
El problema es que cuando publicás en una revista sin control de calidad, terminás sin calentarte vos por la calidad. Total, mi compañero no se calienta tampoco. Y así baja toda la calidad.
Con los cuentos pasa algo parecido. Si ayer leí una pedorrada en tal revista, pienso que a mí también me van a publicar ese mamarracho. Total, si alguien me dice algo, le digo que es arte o que es mi estilo. Diferente es si te ponen al lado de un Gardini. Si te publican un cuento no muy laburado va a quedar como una porquería y la próxima vas a laburarlo más. Porque ahí está el secreto, en la elaboración posterior.
Para no irme del tema de tu pregunta, Fede Witt, que publicaba EdlD, me dio todas las indicaciones para que yo siguiera posteando los capítulos, pero me di cuenta que no era soplar y hacer botellas. Al margen de que ya no me copaba la idea de seguir publicándolo, dejé de hacerlo. Con esto te digo que los editores están solos. La ciencia ficción no es negocio y hay gente que se vuelca a escribir poesía, ensayos o biografías. Y por estas pampas yo noto el peor de los ninguneos de los mismísimos escritores de ciencia ficción: el de tomar como referente a escritores que no escribieron ciencia ficción cuando damos ejemplos de calidad literaria. ¡Todo bien! Pero ¿qué estrella me guía? La ciencia ficción tiene y necesita sus propios modos. A mí me gusta Abelardo Castillo o Sacheri. O Borges, Dolina, Fontanarrosa y García Márquez. Entonces me imagino un tema con una pastilla de deuterio en un reactor de una nave espacial a medio camino entre Júpiter y Saturno, con un espécimen alienígena muriéndose en el pañol y un robot descompuesto. Tengo que hacer amena la lectura y llegar al lector con este argumento que no tiene una situación romántica, tampoco sexo, ni habla de abuelos, ni del folklore. ¡Es Ciencia Ficción! Te llevo a un lugar donde nunca estuviste, tratando de respetar las teorías científicas siendo coherente. Aunque lo adoro, un cuento de fútbol de Fontanarrosa es otra cosa. Por supuesto la ciencia ficción no se limita a ese ejemplo que di, y podés situarla en una cancha de fútbol. Pero para lo que yo quiero escribir, la estrella que me guía apunta en otra dirección.
AXXÓN: ¿Star Wars es Ciencia ficción o Fantasía?
MCC: Star Wars no es ciencia ficción, por supuesto. Y aunque contiene elementos del western, de capa y espada y de relatos de samuráis, tampoco podemos ponerle la etiqueta de «Fantasía». Es una historia de aventuras. Pero es una buena introducción a la ciencia ficción. Palabras como hiperespacio, parsec, supernova, holograma, rayo tractor, cañón de iones, sonda robot, campo de asteroides, generador de escudos, granja de humedad y mil ejemplos más, provocaron en mí mucha curiosidad cuando tenía diez años. Eso me hizo comprar «Yo, Robot». La Guerra de las Galaxias no es ciencia ficción, pero al contrario de lo que piensan muchos, ayuda a acercarse a la ciencia ficción a chicos que de otro modo nunca lo harían.
Si yo fuera elitista y tomara la ciencia ficción como algo exclusivo para los lectores de Sturgeon, Le Guin y Cordwainer Smith diría que es horrible que confundan esas películas con ciencia ficción. Pero creo que nadie lo confunde. El que lo hace tiene poca vereda y no debe ser aficionado a la lectura. Si un fan de Star Wars lee a Philip Dick y le gusta, es alguien abierto a cosas nuevas y más trabajadas. Si Dick lo aburre porque no aparece Jar Jar Binks, regalale dos entradas para Crepúsculo con el álbum de figuritas de Naruto, y alejate rápido de él, puede ser contagioso.
AXXÓN: Personalmente, pienso que la ciencia ficción hard queda muy rápidamente con olorcito a moho. Por ejemplo, recuerdo a los ingenieros del buen Asimov: muñidos, a bordo de una nave interplanetaria, de reglas de cálculo. ¿Cómo se esquiva eso?
MCC: No hay forma de esquivar eso. Los escritores de ciencia ficción trabajan con las referencias de su época. Y así debe ser. Nosotros escribimos para ser entendidos por nuestros contemporáneos. El lenguaje, los eventos comunes, la información, son el caldo del que nos nutrimos para expresarnos. Cualquier cuento que hayas escrito tendrá olor a moho más tarde o más temprano. Es algo que no debería preocuparte. ¿Leíste «Tarzán» o «El Corsario Negro»? Si querés vender eso, tenés que adaptarlo. Lo que significa cambiarlo. Cuando William Gibson sacó «Neuromante» parecía una revolución, pero ni se acercó a la realidad de Internet o las redes sociales. El mismo término ciberespacio es medio iluso. Aunque es poético eso de meterte en la compu como en la película «TRON». La ciencia ficción puede explicar lo más descabellado porque la herramienta definitiva es la imaginación. Cuando escribís situaciones con personajes cotidianos tal vez puedas eludir un poco el paso del tiempo, pero sólo un poco. Ahora no tenemos ni idea de cómo estará formada la familia del futuro. Es muy posible que lo normal sea la homosexualidad y las concepciones en úteros de alquiler o por clonación. Si tu cuento se basa en una pareja de individuos de diferente sexo, tu cuento ya estará bien mohoso, je, je.
Cuando leí «DUNE» y sus continuaciones, me sentí transportado a un universo diferente y futurista. A pesar de las muchas referencias a nuestra civilización, Herbert se las apañó para hacerlo creíble. Es cierto lo que decís de Asimov. Sin embargo, en mi opinión, el fuerte de Asimov es la intriga en sus historias. Tomá cualquier cuento y no importa el trasfondo, lo que te mueve a seguir leyendo es saber qué pasará. ¿Cómo las tres leyes de la robótica explican esto o aquello? ¿Cómo se resolverá la siguiente crisis de la FUNDACIÓN? O ¿cómo descubrirá Elijah Bailey al asesino?
También depende del lector. La Biblia es uno de los libros peor escritos de la humanidad y fijate el éxito que tiene, já, já. Yo prefiero escribir pensando en los lectores contemporáneos, otros escritores harán su parte en otra época.
AXXÓN: Mario, ¿los cuentos deben sí o sí estar ilustrados?
MCC: ¡Já! Já! ¡Já! ¿A mí me hacés esa pregunta? Bueno, en realidad un buen cuento no necesita para nada de un dibujo. Pero el tema no es si lo necesita el cuento. La cosa viene por el lado de si una publicación necesita ilustraciones. ¿Necesita Coca Cola un cartel gigante en medio de la ciudad? Yo compré los libros de Conan por las portadas de Frazetta. Siempre hay que pensar en el lector novato, el que se inicia. Yo tengo un pensamiento marketinero por mis cursos de historieta. Me enseñaron que lo que hago tiene que venderse. Tenerlo en un cajón resulta una masturbación mental. Por más que tengas un buen titulo en una revista de trayectoria, si tiene una ilustración, esta actúa de gancho y te leés algo muy bueno.
El dibujo malo o que no dice nada es un mero adorno, ocupa espacio nada más. Esto es lo mismo que una buena portada. Atrae la vista y por curiosidad leés la contraportada. Más allá de eso, el dibujo no aporta nada, pero creo que es importante. Cuando escribí EdlD completo, lo pensé en función de las palabras, sin los dibujos. Después aprendí muchísimo en Taller Siete y comencé a releer y a corregir, modificar. Justo ahora que me preguntás esto estoy pensando seriamente en darle luz verde a esos libros pero sin las ilustraciones. Como pienso adaptarlos a historietas en el futuro, me parece muy honesto que exista la versión como libro, sin muletas gráficas, y la versión historieta, que es setenta por ciento dibujo.
Axxón: Dos preguntas en una: La/las ilustración/ones, ¿qué le agrega/n y qué le quita/n a un cuento? ¿Cuál sería la diferencia entre historieta y cuento profusamente ilustrado?
MCC: La diferencia entre un cuento ilustrado y la historieta es abismal. La historieta está a medio camino de muchas formas de narración: el cine, el teatro, el cuento y la actuación. Un guionista de historietas es camarógrafo, escenógrafo, director y actor. Muchos escritores piensan que la metodología de hacer un guión de historieta es lo mismo que escribir un cuento indicando que imágenes se quiere representar. ¡Nada más alejado de la historieta! En historieta hay que saber manejar el tiempo. A veces en una sola viñeta podés mostrar diferentes lapsos de tiempos o en una página mostrar un solo instante en diferentes lugares. Los espacios entre viñetas cuentan diferentes cosas, al igual que las formas de las viñetas. Por otro lado hay que saber narrar con las imágenes combinadas con el texto. Es horrendo cuando ves a Linterna verde saltando un edificio y abajo se lee: ¡Entonces Linterna verde saltó al edificio! También es muy bueno conocer la capacidad del dibujante, y la onda con el guionista tiene que ser la mejor. Cuando hice la biografía de AC/DC con Machison, nos conocíamos de la revista «Landzer» y aprendimos a laburar a la par. En la segunda novela gráfica, «Los Maestros del Caos», él me pasaba el guión y yo agregaba cosas con el dibujo. En lugar de molestarse, continuaba el guión en base a lo que yo añadía. Él fue el promotor de «MORTAL ZOMBIE» con guión de Moraneus y ahí me tenían tanta confianza que me dejaron meter gags cómicos por medio del dibujo. Te explico: El guión decía que a una chica la atacaba un zombie y huía. Yo dibujaba que el zombie le rasgaba la ropa y ella corría casi desnuda. Después dibujaba muchas situaciones donde la chica encontraba ropa para vestirse que nunca le duraba mucho. Moraneus nunca escribió eso, pero se copó con la idea. Hace poco hice unas páginas del personaje de Fer Sosa, «Mate Cosido», en Barricada Comics, con guión de Carlos Scherpaz. En esas páginas añadí un montón de personajes. El guión decía que una horda atacaba a un ejército de robots. Se me ocurrió añadir a cantantes jevis de los ochenta entre los de la horda. Carlos se murió de risa. Hace poco nos encontramos en la feria de Viñetas Impulsivas y me dijo: «¡Claro! Lo que pasa es que vos también sos guionista». En esa charla me comentó que él quería aprender a escribir cuentos, que leía mucho, pero tenía la mente muy estructurada para hacer historietas. Le dije que es duro pero hay que acostumbrarse a que cuando escribís un cuento no tenés imágenes que cuentan por vos, que tenés que describir para enterar al lector.
AXXÓN: Sí, en un cuento o novela el lector tiene que ir «haciéndose la película» en el bocho. Borges decía que cuando el lector se convierte en coautor, la lectura se vuelve gozosa. Pero es muy difícil llegar ahí, Mario.
MCC: Uhh, esta es medio ardua de responder. Es un asunto de elecciones. Vos sabés que soy de escuchar los comentarios sobre mis cuentos. La mayoría de las veces me pongo a trabajar sobre lo que me apuntan, pero otras veces, no. Y es ahí donde elijo no hacer variantes. Cada uno de nosotros después de una larga gimnasia escribiendo y experimentando la reacción que provocan algunos relatos, empieza a afinar la sintonía. Pero no con los lectores, eso sería genial pero es imposible. Yo creo que la afinamos con nosotros mismos. Digo, escribimos «haciéndonos la película» y de esta manera es posible que el potencial lector se haga la película. Te confieso que cuando escribo es una sensación placentera como pocas. Armar la historia con los personajes de EdlD viajando a mundos distantes, conociendo civilizaciones extrañas, el mismo acto de escribir es una experiencia preciosa. Lo mismo me pasa cuando laburo en Sálvat, aún cuando el personaje la pasa muy mal, sé que puedo conferirle la fuerza para superar el mal trago y salir incólume. Con la historieta es una cosa diferente. El trabajo es agotador y la recompensa viene cuando contemplamos la historia terminada. Me quedo largos ratos mirando las páginas, leyendo y releyendo lo que hice. No creas que llego a eso a las primeras; tiro muchos bocetos y gasto muchas gomas antes de considerar algo mostrable. Con los cuentos me pasa igual. Sin embargo hay una cosa en este mismo contexto que es el sello personal. Yo veo que muchos escritores buscan lo correcto y terminan escribiendo igual. Se hace una selección de cuentos y, si no sabés quién es el autor, podés tirar varios nombres hasta acertar quién lo escribió. Esta especie de conservadurismo es letal. Yo creo que cuando dejás de evolucionar, desaparecés, como los dinosaurios. Fíjate que los grandes escritores son los que de alguna manera rompieron las reglas. Esto vale igual para la música o el arte. En historieta pasa algo parecido, con la introducción de los programas gráficos, mucha gente usa las herramientas para resolver el entintado, la perspectiva o las texturas y termina «normalizando» la técnica. Queda lindo y correcto, pero le falta el «toque distintivo del autor». Una amiga, Alejandra Márquez, que hace trabajos de artesanía, estaba afligida porque le copian los diseños y le roban las ideas. A mí me pasó algo así. Un día vi que un colega resolvió un fondo con edificios casi calcados de un dibujo mío. En cierta forma fue un halago, pero eso me motiva a hacer las cosas más laburadas y difíciles de imitar y si es posible hacerlas tan personales que nadie tenga ganas de hacerlas como yo. Respondiendo a tu pregunta: sí, es muy difícil y creo que el único camino es trabajar y trabajar mucho.
AXXÓN: Antes nombraste la biografía de AC/DC, ¿qué es «La Biblia negra del rock»?
MCC: Es una historieta que siempre quise hacer. Durante un par de años trabajé para Quarentena Ediciones, de España. Dibujaba novelas gráficas de bandas de rock. De Rock duro y Metal Pesado. Voy a confesarte que mi adolescencia fue medio frustrada porque mis pasiones eran consideradas cosas raras e infantiles. Fijate que no podía ser muy popular si hablaba de ciencia ficción o de historietas y peor, de Jevi Metal. Conseguir novia era más difícil con estos antecedentes. Pero siempre aguanté para ser fiel a mis gustos. Me transformé en un coleccionista religioso de las cosas más raras. Había una figurita muy difícil de conseguir en esa época, en el final de la dictadura: Black Sabbath. Yo sabía que era la banda donde había estado Ozzy Osbourne y nada más. No sé a cuantos antros me metí para comprar grabaciones truchas de discos imposibles de hallar. Compraba VHS en estados deplorables, gastaba plata en revistas extranjeras, escuchaba programas de radio llenos de interferencia y cosas por el estilo. En Sabbath encontré lo que buscaba, una magia que no hallaba ni en Purple, ni en Iron Maiden. Tengo la colección casi completa de todos los discos oficiales y rarezas. Cuando el laburo con Quarentena se cortó, ya les había ofrecido hacer la historia completa de Black Sabbath y sus ex miembros como un todo. Era algo que sentía gran necesidad de hacer. Así que recopilé información, ordené mis revistas y empecé a escribir un guión. Me llevó todo 2009 y lo reescribí un par de veces cuando murió Ronnie James Dio en 2010. Al principio era una historieta de 180 páginas y terminó siendo de 230 a pesar de las anécdotas y eventos que descarté para darle ritmo al relato de seis partes. Lo tuve en el cajón ofreciéndolo a varias editoriales sin mucho éxito. Mi esposa, Norah, me alentaba a continuar cuando yo me bajoneaba, dándome fuerzas. Fue Alejandro Aguado, de la DUENDES historietas patagónicas, quien le dio luz verde al proyecto.
La Biblia Negra del Rock tiene muchos lectores y me llegan comentarios muy buenos. Y eso es una felicidad para mí.
AXXÓN: Bueno, me alegro por este reconocimiento, más que merecido. Pero esta última parte de tu respuesta me gustaría encadenarla a la pregunta esa que te pedía que me dijeras qué sentías cuando cae una editorial. Yo —y es muy personal esto— veo que no hay ida y vuelta entre las revistas y los lectores. Recuerdo una vez que AXXÓN publicó una novela corta de Gardini (nada menos) y nadie, pero nadie, posteó comentario alguno en la lista. Y esto a la larga te hace bajar los brazos, ¿no?
MCC: Sí, en un momento ese fue motivo de bajón para mí. En mi imaginación, con la llegada de Internet, la gente aficionada a la lectura iba a interactuar con los escritores usando la facilidad de las redes sociales. Pero siempre hubo silencio. Silencio para los editores, para los colegas, un silencio general y aplastante.
Yo me ocupo de promocionar todo lo que sale a través de mi grupo o por Facebook y siempre son las mismas dos o tres personas las que comentan o ponen un simple «Me gusta». Tampoco es muy difícil retwittear una noticia. No me parecería malo, pero ves que nadie comenta tu post, y a la vez sí están más interesados en otros asuntos. Repito que no es que me parezca mal que lo hagan, pero lo que se nota es que las novedades de ciencia ficción o referidas a autores de ciencia ficción no son tan interesantes como el culo de Jessica Cirio.
Otra cosa es cuando les preguntás qué les pareció tu cuento, ese mismo que les enviaste en un privado o comentaste en un grupo común, y te responden: «¡Ah! ¿Escribiste un cuento? No sabía». En esos casos hay dos opciones. O la persona es autista o… no sé. A buen entendedor, pocas palabras.
Cuando empecé a integrarme al ámbito de la ciencia ficción colaboré con todas las publicaciones que pude. Ahora lo hago, pero menos. Hay mucha gente a la que siempre voy a responderle con onda porque han mostrado gran altura y amabilidad. Lo que no aguanto es el ninguneo. Es algo que empecé a sentir a los tres o cuatro años de darle manija a la movida de la ciencia ficción. Llegó un momento que parecía que, para algunos, yo era una máquina de hacer dibujos. Después no se publicaban todos los que me pedían o se hacían en una resolución horrible cuando los había enviado hasta para imprimir. Cuando algo así me pasa con un editor con el que tengo un contrato, protesto con energía. En las colaboraciones a los e-zines que son «ad honorem», ya no me molesto y la próxima vez que me piden algo, me excuso con alguna buena razón.
Dani «Axxonita» Vázquez me contó lo que ocurrió con el «Anuario Axxón». Que mucha gente había solicitado esa recopilación y al final quedaron cajas enteras con los libros sin vender. Como dije antes, los chicos de la «TERBI» resisten. Igual José Joaquín con los «Eridanos». Acá hay algunas publicaciones en papel… no sé.
Pero volviendo al tema central, no puedo decirte que sea solo mutismo, hay gente que lee pero no encuentra qué comentar. Yo lo veo en el blog Diálogos. Tiene hasta cien visitas semanales de las partes más raras del mundo como Alemania y Rusia y mucho de USA, casi tantos como de Argentina. Depende del entrevistado, a veces hay más visitas. Creo que la gran verdad es que no somos muchos los que hacemos ciencia ficción, y casi ninguno le dedica tiempo a la promoción. Y cuando la hacen es tan pedorra como: ¡Salió el nuevo número! Creo que habría que ponerle un poquito más de gancho con imágenes y unos comentarios publicitarios sobre el contenido. En eso, los historietistas son mucho más piolas porque cuando se organiza algo, o sale una nueva revista, arman pósters, volantes, afiches y adjuntan muestras de los dibujos con palabras de los autores. También el público de las historietas es más devoto, enseguida comenta, pone «Me gusta» y comparte. El entusiasmo es diferente, puede ser porque todo el tiempo se suma gente de diferentes edades. Lo importante en estos asuntos es no caer en elitismos de grupos cerrados que lo único que garantizan es la extinción.
AXXÓN: Por lo que dijiste en una pregunta anterior, veo que estás de acuerdo con el tamiz de las editoriales. Pero, ¿qué opinión te merece la autoedición?
MCC: La autoedición es la única oportunidad que tienen algunas personas de darse a conocer. Las editoriales son empresas y tiene que pensar en lo redituable. No apuestan a nada que no sea seguro y eso elimina a los autores «no comerciales». Lo comercial muchas veces es una basura. Nada más tenés que ir a una librería a mirar los libros más vendidos. Esto sirve también para la historieta. Hace años me compré unos libros que traían cuatro historietas de Superman, los vendían baratos y me compré como diez de esos. El dibujante era John Byrne, muy buenos dibujos pero el guión muy, muy pobre. Como esos hay muchísimo y te lo presentan con bombos y platillos. En contraste en una mesa de saldos te topás con una obra maestra. Tampoco podés esperar una vida en vano para que te editen o un energúmeno se digne a publicarte. Nosotros conocemos a muchos escritores que podrían ser publicados. Y lo son en los e-zines o las revistas de escritores devenidos en editores porque no hay incentivo para la producción nacional. Eso me da bronca. ¡Tanta prioridad a las obras extranjeras! No digo que sean malas, pero acá se hacen cosas de la misma calidad. Pero ya es habitual. El año pasado murió Argentino Luna y semanas después Amy Winehouse y todos los medios se la pasaron llorándola. ¡A una mina que había hecho un solo disco! Hace poco murió el poeta Mario Trejo, un hombre que vivió el exilio en el proceso, pero nunca especuló con eso. Cuando un cura fue a darle la extremaunción, él le pidió si mejor no lo casaba con la mujer. Pero nadie dijo nada, todo el mundo estaba atento a la muerte del escritor mexicano Carlos Fuentes. Todo bien porque fue un gran escritor, pero no sé por qué se ningunea a lo nacional. Lo patriota pasa más por colgar una bandera o preguntarse si Messi es el mejor del mundo, una lástima.
Cuando Internet permitió a los usuarios a intercambiar datos y archivos por pura buena voluntad, pensé que eso era una buena herramienta para destruir el monopolio de las editoriales. Incluso de la industria discográfica. Pero sabía que no tardaría en aparecer el FBI y la ley SOPA para abrir la brecha de consumo otra vez, poniéndole precio a cada átomo.
Ahora la autoedición es más fácil. En esto tiene mucho que ver la tecnología. Con la computadora se hizo posible maquetar una revista, añadirle ilustraciones y dejarlo todo listo para la imprenta. En el mundo de la historieta se están volcando a esto compitiendo de igual a igual con las grandes imprentas. Pues se usan los mismos materiales. Lápiz, goma y tinta. Esta competencia obliga a los dibujantes a mejorarse para no quedar relegados al grupo de los mediocres de siempre. El gran problema es la falta de autocrítica. Siempre la gente escribió, cuando no eran libros íntimos, eran poemas o cuentos que terminaban como una anécdota en algún cajón, pero con los blogs, todo el mundo muestra sus escritos elaborados con dedicación, pero sin tener nociones de estructura narrativa o semántica. Tienen mil visitas de personas que no están habituadas a leer y le ponen me gusta. Entonces se sienten Dan Brown o Paulo Coelho. No se puede evitar, como no se puede evitar una discusión entre barras bravas. Creo que para auto editar hay que someterse a un duro aprendizaje de errores y pruebas para pulirse. Cada persona juzgará a su manera. Pero yo me estoy dando cuenta de que nunca se termina de aprender. Más difícil es cuando te autoexigís para no repetirte y para superarte. Creo que mi mejor cuento y mejor dibujo es el que todavía no hice.
AXXÓN: Bueno, Mario, qué querés que te diga, me sonó medio políticamente correcta la última, je. ¡Yo he visto y leído cada bodrio autoeditado! ¡Y ni te cuento de los blogs! Muchos se salvan… pero la mayoría, no. Es que si el editor es uno mismo, ¿qué? ¿Se va a bajar el pulgar? Seguro que muchos me van a putear, pero creo que la autoedición no es el camino.
MCC: ¡Ahh! ¡Vos querías que hiciera la gran Sturgeon y dijera que el noventa por ciento de los que se escribe es mierda! Bueno, puede que el noventa y nueve por ciento de los que se publica en lo blogs sea mierda. Sin embargo, el uno por ciento restante es un número grande en Internet. ¿Y a quién le importa? A mí nunca me obligó a cambiar de idea el que todos vayan para la derecha si a mí me gusta la izquierda.
Esto es parte de la tecnología influyendo en la vida diaria: lo fácil que resulta armarse un blog y llenarlo de pelotudeces. Y volvemos a que la mayoría nunca tiene la razón. ¿O tal vez se trate de un mono con una navaja? ¡Pobres monitos! Porque los animales que son inocentes siempre se ligan comparaciones así. Me acuerdo que Conan, a los tipos que cagaba a palos, les decía «¿Quieres más, perro?» ¡Pobres perritos! Je.
Igual me parece que va a ocurrir algo alentador. Esta cosa de «todos somos escritores» se va a definir con el tiempo e irán quedando en el camino la gente que solo lo hace por tener una vitrina para alimentar el ego. Fijate que hay escritores que ganan un premio y después no escriben más. Otros, si no tienen elogios dejan de hacerlo. El escritor nato siempre tiene hambre de hacer algo nuevo y mejor. Es como la selección natural, millones van a quedar en el camino. En la respuesta anterior me referí más a los historietistas. La diferencia es que el dibujante tiene que comprar lápices, gomas, tinta, papel. Buscar tiempo y lugar para trabajar y después necesita tener un escáner y seguir el laburo en una computadora. Todo esto implica gastar dinero y por eso hay una dedicación extra para que esa inversión no se desperdicie. Para los escritores de blog es más fácil. Lo único que tienen que hacer es irse con la notebook a la cama y tipear.
Tal vez, una garantía de calidad sea que pocos lean tus relatos.
AXXÓN: A ver, esta me vas a tener que ayudar un poco porque no sé bien por dónde arrancar. Yo viví las postrimerías de la Edad de Oro de la historieta argentina (detesto que le digan «cómic» ). Mi vieja me compraba «Rico Tipo» y el «Patoruzú» semanal, que no eran las aventuras del cacique, sino una revista. En esas dos revistas aprendí a amar a «Pochita Morfoni», a «Tara Service», a «Afanancio», a «Fúlmine» y a mi adoradísimo «El otro yo del doctor Merengue», entre tantos que ya se me piantaron del bocho. Ya sé que no se pueden reeditar esos personajes, son personajes de una Argentina que se fue, pero: ¿Por qué no aparecen personajes nuevos? ¿Tiene que ver con la extranjerización? Dame una mano para poder entender, por favor.
MCC: Sería una muy buena idea una Enciclopedia sobre la Historieta Argentina. Los yanquis las sacaron a montones de sus tiras diarias y de los cómics, creo que cada año editan una nueva para mostrar lo que se publica desde el Yellow Kid para acá, je.
Hay una realidad que siempre trae cierta tristeza, y es tener la prueba constante todos los días de que no podemos volver sobre nuestros pasos. Además cada década tiene su propio estilo. Yo me formé intelectualmente en los ochenta. Cuando Lalo Mir y Elizabeth Vernaci pasaban demos de Los Redondos y V8 en Radio Del Plata. Ahí conocí a Charly García, Riff y el Heavy Metal. En los kioscos compraba historietas como Tótem, Skorpio, Metal Hurlant, Zona 84 y Fierro. Y en ese momento ya llevaba mucho tiempo la penetración cultural. De chico veía Astroboy, el Capitán Raimar, Kimba, Meteoro, Crucero Espacial Yamato y Tritón. Obras de Ozamu Tezuka y Leiji Matsumoto. Después estaban los dibujitos de Marvel y no me los perdía. Estaba muy bien porque al mismo tiempo había publicidad en la radio de las historietas de Columba. Mi papá escuchaba Radio Rivadavia y ahí la pasaban. En televisión vi la propaganda de El Eternauta y le pedí a mi vieja que la comprara. Entonces las editoriales Record y Columba se cayeron porque el «uno a uno» permitió la entrada de material extranjero. Eso dicen, no puedo asegurarlo.
Yo no lo viví, pero mucha gente me ha contado que el trato al dibujante era muy rudo. Como siempre en Argentina, la gente aceptó eso con tal de laburar. Me acuerdo de un chiste de Rep donde un dibujante se acerca al editor con una pancarta que dice algo sobre los derechos del dibujante. Cuando el editor lo ve, le dice: «¡Muy bueno, González, te lo publico!».
Empezaron a editarse montones de revistas de superhéroes, manga y otras así. Después algunos flacos se pusieron a editar acá haciendo una cruza del humor gráfico y la historieta. Trajeron mucho manga, viéndolo como un buen negocio. Casi todos te hablaban de Batman y los X Men y te miraban raro si mencionabas a Mark o a Or Grund. Encima, muchos difusores del noveno arte, como también se conoce a la historieta, hacían artículos extensos sobre los personajes de DC, del manga o de Marvel. Creo que el único tipo que siempre mencionaba lo hecho acá era Sasturain. Un día apareció El Cazador, en los noventa, y hoy dicen que es lo que representaba a la historieta argentina, pero la verdad es que era lo único que había. Y fijate que mezcla cosas de superhéroe onda LOBO con gags al estilo de la revista HUMOR. Como chiste mostraban a Hijitus como maricón y a Isidoro como drogón. Lo mismo hacía la HUMOR que te ponía en la tapa la caricatura de Gardel con un cohete en el culo. Creo que está bien eso, es libertad de expresión, es democracia. Lástima lo que pasó con Gustavo Sala y la intolerancia para los que hacen chistes políticos.
Los dibujantes de Columba continuaron con los mismos personajes pero publicándolos en Italia. Así para leer a Altuna o a Juan Giménez necesitabas que los traigan de afuera. Fue el gobierno de los noventa el que cortó las facilidades de impresión y publicación a las historietas. Y se vino la noche.
Los dibujantes argentinos o laburaban para afuera haciendo los personajes extranjeros o dibujaban para ellos mismos. De esa manera surgieron los fanzines con una calidad muy despareja. Se perdió una escuela de dibujo de estilo nacional. Lo héroes empezaron a ser Jim Lee, Mac Farlane, Mike Mignola, es que era lo único que había. Sumado a la oleada de Dragon Ball, Pokemon y los personajes de Disney con video juegos y programas especiales dedicados a su difusión por dos décadas, casi se pierde toda la memoria. Sin mencionar que los bichos de la Era de Hielo o Sherk se te aparecen en la revista dominical, en la tapa de un yogurt o al lado de la conductora de TV.
Hasta había un canal, LOCOMOTION, creo, que pasaba EVANGELION, SABER J, ORPHEN. Y lo admirable de los japoneses es que se ocupan en serio de cada público potencial. Hay animé para todos los gustos. Algunos muy, muy bien hechos, con esos openings de canciones pegadizas: «El Universo Azul es su hogar… Navegar por la galaxia es un gran placer». Y después ya ni las doblaban y te quedaba igual sonando en la cabeza: «¡Zankoku na tenshi no youni Shounen yo shinwa ni nare!».
Desde principios del milenio, con ayuda de Internet, mucha gente, que sí tenía memoria y buen gusto, como el grupo Woodiana, viene dedicándose hasta hoy en recuperar todas esas historietas y revivirlas. Entre todo esto también surgió la Nueva Fierro, pero es más una revista de Arte Ilustrado, combinado con humor gráfico más que de historieta. Los primeros doce números de la primera FIERRO tenían a Juan Giménez, a Moebius, a Enrique Breccia, Mandrafina, Muñoz, con historietas que solo podías ver publicadas afuera, pero ahí estaban traducidas al argentino. Fue un boom en su momento.
También, como es lógico, los historietistas que primero han trascendido entre el gran público se están yendo. Se nos fue Meglia, Fontanarrosa, Barreiro, Zanotto, Lucho Olivera, Trillo, Solano López. Ahora Caloi. ¿Vos te imaginás ver la última página del diario sin Clemente?
Lo bueno, lo mejor que está pasando en estos días, es la garra que le pone toda una generación nueva de autores que sienten orgullo de continuar lo que se hizo décadas atrás, pero tomando elementos de todos lados. El dibujante argentino de hoy toma de Columba, del manga, de la banda desines, de los fumetti, de los quadrinhos y del cómic. ¡Y son muy buenos! Tanto que me tengo que poner las pilas si quiero pertenecer a ese grupo. No voy a dar nombres de dibujantes y guionistas, pero sí para que empieces a buscar: Fijate en DUENDES – Historieta Patagónica, en Barricada Comics, en Impulso Comics, El Blogazo del Comic, en CUADRITOS, Banda Dibujada o REBROTE como punto de partida, y vas asombrarte. Hoy estoy muy contento de ver esto. Pero no hay apoyo de nadie, se logra con amor y esfuerzo. Aunque se está haciendo algo para cambiarlo. Las redes sociales son la mejor herramienta de democracia participativa en tiempo real. Y todos estamos trabajando para que se apruebe la ley de incentivo de historietas nacionales. Al mismo tiempo la ADA convoca a reuniones para la reforma del estatuto y conseguir asesoría legal para los dibujantes, junto con una jubilación.
Los historietistas conocemos lo que hicieron Moebius, Dionnet y Druillet en Francia, cuando formaron Humanoides Asociados y editaron Metal Hurlant. Venían decantados del maltrato de las editoriales por los derechos de autor y ciertas restricciones a los temas relacionados con la ciencia ficción y el sexo. Después se les unió Caza, el chileno Alejandro Jodorowsky, y publicaron con total libertad de expresión. Acá la semilla ya estaba, pienso que la inició Oesterheld. Y estoy seguro que Trillo la continuó con obras maestras. ¿Qué personajes nuevos hay? Yo conozco algunos, pero están en la primera etapa de gestación. Para que se introduzcan en el comentario popular tiene que ser bueno el guión y el dibujo destacarse. Además, los autores tienen que esforzarse mucho para poder hacerle el aguante a lo que venga de afuera. Y cuando digo mucho… es MUCHO. Aunque a mí me gusta ese tipo de desafío.
No todo está perdido, se consiguen cosas de Gilgamesh y Cabo Savino, si miramos al pasado. Pronto habrá reediciones de Nippur junto con otros personajes de Columba, según anunció el propio Robin Wood. Ahora se está trabajando en nuevas aventuras de Dago y se viene la película de Nippur de Lagash.
A mí me encantó la década de los ochenta, la viví a pleno. En los noventa viví cosas jodidas que me dejaron bastante mal como la muerte de mi primera esposa. Esa década me la pasé escribiendo y viajando. Viví casi un año en Brasil. Después conocí a mi esposa actual, Norah, una descendiente de islandeses, que me instó a terminar lo que había empezado, y retomé la onda con el dibujo y los relatos.
No sé cómo será el futuro de la historieta. Seguro va a seguir produciéndose. Ojalá que alguna editorial apueste en ella. Si no es así, segurísimo que van a aparecer muchos personajes nuevos que hallarán su lugar en Internet o en producciones caseras, pero de mucho nivel. Hoy no se puede hacer algo sin calidad en el dibujo o la historia si querés que te dediquen atención. Los dibujos a medias desaparecen enseguida. Con la Duendes, Barricada e Impulso Ediciones estoy relacionado. Hay gente muy talentosa ahí, y un montón de energía. Para los que quieran buena historieta, ahí pueden encontrarnos.
AXXÓN: ¡Me explotó la cabeza! ¿Podemos ir por partes? ¿Algo como un minireportaje tipo pin-pong, dentro de la misma entrevista?
MCC: ¡Dale!
AXXÓN: ¿La penetración ya fue o todavía la tenemos adentro?
MCC: Continúa. A algunos les molesta y se resisten como pueden. Otros ya se entregaron y hasta se puede decir que les gusta. Ojo, que muchas veces ni te das cuenta y actúas imitando a otros por condicionamiento. Hace unos años, iba corriendo a sacar entradas para los estrenos, comiéndome colas larguísimas, bancándome en el cine a los que van para decir que fueron, y después pidiendo un remís para volver a casa, esperando el turno y somnoliento. Un día fuimos con Norah, mi hijastro y mi sobrino a ver una peli, varias semanas después del estreno y teníamos el cine para nosotros solos, disfrutamos la película como nunca. Ahora tampoco le doy bola a los críticos de espectáculos. Tengo como un sexto sentido para saber qué me va a gustar y qué no. A la mierda el sistema y todas sus imposiciones.
AXXÓN: No fue uno solo el motivo por el cual se dejó casi de editar acá, pero, ¿podrías enumerarlos de mayor a menor?
MCC: Creo que lo peor fue la penetración cultural. Pero es consecuencia directa del ninguneo oficial. Fue el retiro de la exención del IVA a las revistas en los noventa. Al ser la historieta un medio caro, la aplicación del IVA lo volvió más caro todavía. En los libros se mantuvo la exención y por eso se laburaron las historietas como novela gráfica, supongo.
La inexistente difusión del material nacional. Ocurren cosas feas y raras. Hace poco, hablando sobre el proyecto de Ley de Incentivo… Una chica estaba muy preocupada por un artículo que proponía darle prioridad a los temas nacionales porque quería hacer un cómic de samuráis. Hasta ahí bien, porque se puede escribir sobre cualquier tema. Sin embargo, agregó para hacerse entender que una historieta sobre gauchos es aburrida. Pensándolo bien, creo que lo mismo que le pasa a un samurái le puede ocurrir a un gaucho, se puede hacer la misma historia, pero mucha gente cree lo contrario. La calidad. No podemos conformarnos con la historia cuadrada y el dibujo sin vida. Mucho menos ahora, que con Internet nos llegan películas, libros y cómics donde encontramos nuevas maneras de contar y de colorear. Hacer las cosas como se hacían hace treinta años no me parece buena idea. Los guionistas de historieta evolucionaron mucho. El narrador omnipresente ya no es la única forma, hay narraciones subjetivas, se cuentan dos cosas al mismo tiempo con el dibujo por un lado y el texto por el otro. En cuanto al dibujo, el uso del tiempo puede cambiar el dramatismo del relato, las escenas de acción se presentan de otro modo. En eso reconozco al CAZADOR como ejemplo. Lo último es creer en uno mismo contra viento y marea, no comerse esa de que en otros países la tienen más fácil o que uno no puede compararse con Frank Miller o Brian Bolland. Eso no es verdad.
AXXÓN: ¿Cómo diferencia un veterano un manga de un animé? (Date cuenta de que cuando salieron había tipos que ya pasaban la marca de los treinta pirulos y estaban en otra).
MCC: ¡Eh, pero no tienen nada que ver! El manga es la revista dibujada y el animé es el dibujo animado Para mí es una forma de arte recomendable aunque muchos colegas opinen justo lo contrario.
AXXÓN: Dejando la connotación sexual de lado: ¿quién debe apoyar a quiénes?
MCC: No, lo sexual existirá por más que finjamos. Siempre me pregunté sobre ese mandamiento de no desear cuando nos pusieron hormonas que hinchan todo el tiempo. Contestando tu pregunta, nos tendríamos que apoyar todos, unos a otros, con difusión, con comentarios, con reenvíos. Más artículos y menos ninguneo. Las entrevistas son buenas y también estaría bueno un boletín anual entretenido. Alguien tendría que hacer videos de las tertulias y subirlas a YouTube. Así al menos ya saben que somos humanos. Los chicos de la TERBI ya empezaron con eso.
AXXÓN: La última: veo que te sabés mucho de la historia de la historieta, ¿cómo es que los superhéroes llevan la ropa interior arriba de las calzas y encima no se les ve el bulto?
MCC: Já, esa es fácil. Porque las editoriales yanquis les ganan a todas en censura. Hace un año y pico, cuando empecé en The Web Comic factory, me pidieron que dibuje a una pareja en la cama. Vos sabés las chicas que yo dibujo. Y sin ninguna duda la mostré desnuda de la cintura para arriba, como aparecían en la Skorpio, la FIERRO, Metal Hurlant, bué, en todas las revistas que leía. Cuando la publicaron le pusieron unas cintitas negras sobre los pezones. Desde entonces me las ingenio para mostrar cuerpos desnudos que superen la censura. Ahora, qué ridículos los trajes de los superhéroes, ¿no? Supongo que en los años treinta se verían re futuristas. Otra vez el olor a moho.
AXXÓN: Bueno, Mario, disfruté como loco esta entrevista. La redacción de AXXÓN te envía calurosos saludos, y yo particularmente te agradezco que le hayas puesto el cuerpo en cada respuesta. Son tuyas las últimas palabras.
MCC: Yo digo gracias. ¡Gracias a Axxón! Y acá voy a ser cholulo confesando algo que algunos sabrán o sospechan. En todos estos años con unos treinta y pico de cuentos publicados, sólo una vez le envié uno a Axxón. Me había quedado como cierta impresión con esta revista que conocí en la secundaria por intermedio de compañeros de curso. La ciencia ficción de Axxón siempre me pareció más inclinada al hard y yo no escribo en general así. Me llevó varios años animarme a enviar un cuento a Silvia Angiola. Ahora, ser entrevistado es un triunfo muy especial. Aclaro que valoro mucho los fracasos, siempre sirven para aprender y tuve varios de esos. Toda vez que comenzaba en una revista nueva tuve esa sensación de incertidumbre: ¿me aceptarán, me rechazarán? Es muy lindo ser parte de esto.
Axxón 232 – julio de 2012