El sueño del señor juez


De Enciclopedia de la Ciencia Ficcion y Fantasia argentina

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-'''El sueño del señor juez''', novela, [[Carlos Gamerro]]. Ediciones [[La Página]] (Página/12). [[Colección Literatura Fantástica y Ciencia Ficción]], número 8. Prólogo de Elsa Drucaroff.+'''El sueño del señor juez''', novela, [[Carlos Gamerro]]. Ediciones [[La Página]] ([[Página/12]]). [[Colección Literatura Fantástica y Ciencia Ficción]], número 8. Prólogo de Elsa Drucaroff.
En '''El sueño del señor juez''', [[Carlos Gamerro]] elige un momento fundacional (1877, momento previo al final de las campañas del desierto) y personajes también fundacionales: los antepasados de los excluidos, la indiada sobreviviente, la soldadesca desposeída, desgastada por las guerras. Con ellos construye una leyenda tan fantástica y disparatada como política, tal vez porque la política, para quien pertenece a la generación de Gamerro (nacido en 1962), sólo puede ser tomada en serio cuando se vuelve fantástica y disparate. Los sueños del señor juez son los del poder, son sueños que matan. Sus pesadillas oníricas se vuelven pesadillas demasiado reales en la vida de los sometidos. Y sin embargo, como en toda la obra de Gamerro ([[Las Islas]], ''El secreto y las voces, La aventura de los bustos de Eva''), leer esta novela también es reír. Lejos de las literaturas "serias", '''El sueño del señor juez''' retoma lúdicamente el horizonte común: juega. ¿A qué? A cumplir sueños, ni más ni menos (y se sabe: que los sueños se cumplan puede resultar siniestro). Y a reír del juego con risa terrible, si se trata de los atroces sueños del poder, o con las risotadas del carnaval, cuando los que los cumplen son sus víctimas; pero a reír siempre, porque cada risa celebra que hay algo que se ha comprendido, que entre todos se ha perdido el miedo. Dos cosas que hace muchas décadas que no ocurren en la Argentina. En '''El sueño del señor juez''', [[Carlos Gamerro]] elige un momento fundacional (1877, momento previo al final de las campañas del desierto) y personajes también fundacionales: los antepasados de los excluidos, la indiada sobreviviente, la soldadesca desposeída, desgastada por las guerras. Con ellos construye una leyenda tan fantástica y disparatada como política, tal vez porque la política, para quien pertenece a la generación de Gamerro (nacido en 1962), sólo puede ser tomada en serio cuando se vuelve fantástica y disparate. Los sueños del señor juez son los del poder, son sueños que matan. Sus pesadillas oníricas se vuelven pesadillas demasiado reales en la vida de los sometidos. Y sin embargo, como en toda la obra de Gamerro ([[Las Islas]], ''El secreto y las voces, La aventura de los bustos de Eva''), leer esta novela también es reír. Lejos de las literaturas "serias", '''El sueño del señor juez''' retoma lúdicamente el horizonte común: juega. ¿A qué? A cumplir sueños, ni más ni menos (y se sabe: que los sueños se cumplan puede resultar siniestro). Y a reír del juego con risa terrible, si se trata de los atroces sueños del poder, o con las risotadas del carnaval, cuando los que los cumplen son sus víctimas; pero a reír siempre, porque cada risa celebra que hay algo que se ha comprendido, que entre todos se ha perdido el miedo. Dos cosas que hace muchas décadas que no ocurren en la Argentina.

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El sueño del señor juez, novela, Carlos Gamerro. Ediciones La Página (Página/12). Colección Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, número 8. Prólogo de Elsa Drucaroff.

En El sueño del señor juez, Carlos Gamerro elige un momento fundacional (1877, momento previo al final de las campañas del desierto) y personajes también fundacionales: los antepasados de los excluidos, la indiada sobreviviente, la soldadesca desposeída, desgastada por las guerras. Con ellos construye una leyenda tan fantástica y disparatada como política, tal vez porque la política, para quien pertenece a la generación de Gamerro (nacido en 1962), sólo puede ser tomada en serio cuando se vuelve fantástica y disparate. Los sueños del señor juez son los del poder, son sueños que matan. Sus pesadillas oníricas se vuelven pesadillas demasiado reales en la vida de los sometidos. Y sin embargo, como en toda la obra de Gamerro (Las Islas, El secreto y las voces, La aventura de los bustos de Eva), leer esta novela también es reír. Lejos de las literaturas "serias", El sueño del señor juez retoma lúdicamente el horizonte común: juega. ¿A qué? A cumplir sueños, ni más ni menos (y se sabe: que los sueños se cumplan puede resultar siniestro). Y a reír del juego con risa terrible, si se trata de los atroces sueños del poder, o con las risotadas del carnaval, cuando los que los cumplen son sus víctimas; pero a reír siempre, porque cada risa celebra que hay algo que se ha comprendido, que entre todos se ha perdido el miedo. Dos cosas que hace muchas décadas que no ocurren en la Argentina.


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