Los ojos de un Dios en celo


De Enciclopedia de la Ciencia Ficcion y Fantasia argentina

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-'''Los ojos de un Dios en celo''', Carlos Gardini<BR />+'''Carlos Gardini'''
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Novela corta (fragmento) Novela corta (fragmento)
-<P>Mara sali&oacute; al balc&oacute;n, mir&oacute; el valle. En la penumbra que preced&iacute;a al amanecer, la luz de las estrellas ba&ntilde;aba ese lugar verde y reconfortante en un fulgor sobrenatural. La luz rebotaba en las vetas de cuarzo de la ladera, y todo resplandec&iacute;a aun en plena noche. Era un gran contraste con la pampa desierta por donde viajaba la tribu de Ucan’jo. Mir&oacute; su cerro favorito, el que ten&iacute;a la forma de esa ave extinguida, el c&oacute;ndor. Cuando el sol asom&oacute; detr&aacute;s del cerro, la luz dorada le infundi&oacute; vida, como si el ave ansiara echar a volar de nuevo.<BR />+Mara sali&oacute; al balc&oacute;n, mir&oacute; el valle. En la penumbra que preced&iacute;a al amanecer, la luz de las estrellas ba&ntilde;aba ese lugar verde y reconfortante en un fulgor sobrenatural. La luz rebotaba en las vetas de cuarzo de la ladera, y todo resplandec&iacute;a aun en plena noche. Era un gran contraste con la pampa desierta por donde viajaba la tribu de Ucan’jo. Mir&oacute; su cerro favorito, el que ten&iacute;a la forma de esa ave extinguida, el c&oacute;ndor. Cuando el sol asom&oacute; detr&aacute;s del cerro, la luz dorada le infundi&oacute; vida, como si el ave ansiara echar a volar de nuevo.<BR />
-::Mara mir&oacute; el cielo del alba. Su mente divag&oacute;.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mara mir&oacute; el cielo del alba. Su mente divag&oacute;.<BR />
-::''Soy Ucan'', pens&oacute;, ''y ahora estoy muerto pero no estoy muerto porque soy mi hijo Ucan''.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Soy Ucan'', pens&oacute;, ''y ahora estoy muerto pero no estoy muerto porque soy mi hijo Ucan''.<BR />
-::Una alarma son&oacute; en su mente. No, se dijo. No soy Ucan, soy Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Una alarma son&oacute; en su mente. No, se dijo. No soy Ucan, soy Mara.<BR />
-::Su mente no escuch&oacute; la alarma.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Su mente no escuch&oacute; la alarma.<BR />
-::''Hace a&ntilde;os'', pens&oacute;, ''mi gente y yo &eacute;ramos parias que sobreviv&iacute;amos a la sombra de las ciudades. Ibamos de poblado en poblado mendigando trabajo, gastando en vicios lo poco que gan&aacute;bamos. Maltrat&aacute;bamos a nuestras mujeres y nuestros hijos, y nuestras mujeres iban de hombre en hombre, y nuestros hijos no ten&iacute;an padre, y viv&iacute;amos estupidizados por el alcohol barato. Viv&iacute;amos en casas de cart&oacute;n, y el futuro no significaba nada''.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Hace a&ntilde;os'', pens&oacute;, ''mi gente y yo &eacute;ramos parias que sobreviv&iacute;amos a la sombra de las ciudades. Ibamos de poblado en poblado mendigando trabajo, gastando en vicios lo poco que gan&aacute;bamos. Maltrat&aacute;bamos a nuestras mujeres y nuestros hijos, y nuestras mujeres iban de hombre en hombre, y nuestros hijos no ten&iacute;an padre, y viv&iacute;amos estupidizados por el alcohol barato. Viv&iacute;amos en casas de cart&oacute;n, y el futuro no significaba nada''.<BR />
-::Nunca viv&iacute; en casas de cart&oacute;n, pens&oacute; Mara. Soy una hija de la Urdimbre.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Nunca viv&iacute; en casas de cart&oacute;n, pens&oacute; Mara. Soy una hija de la Urdimbre.<BR />
-::Una fuga. Sab&iacute;a que hab&iacute;a tenido estas fugas, que no era la primera vez, pero &eacute;sta era la primera vez que era consciente de ello mientras suced&iacute;a. Ahora recordaba que hab&iacute;a tenido muchas veces estos recuerdos, recuerdos que eran de Ucan.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Una fuga. Sab&iacute;a que hab&iacute;a tenido estas fugas, que no era la primera vez, pero &eacute;sta era la primera vez que era consciente de ello mientras suced&iacute;a. Ahora recordaba que hab&iacute;a tenido muchas veces estos recuerdos, recuerdos que eran de Ucan.<BR />
-::''Pero entonces el Dios Bueno me habl&oacute;, y me dijo que hab&iacute;a un lugar para nosotros, si acept&aacute;bamos ser su pueblo. Y el Dios Bueno me dijo que un hombre no necesita muchas cosas si puede cultivar sus alimentos, como nuestra gente hac&iacute;a tiempo atr&aacute;s. Un hombre no necesita ser esclavo de otro, y un hombre no necesita dinero. Un hombre no necesita vivir en casuchas de cart&oacute;n. El Dios Bueno me record&oacute; que al sur hab&iacute;a mucho campo, muchas tierras abandonadas, mucha tierra salvaje que s&oacute;lo esperaba que los hombres las recobraran.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Pero entonces el Dios Bueno me habl&oacute;, y me dijo que hab&iacute;a un lugar para nosotros, si acept&aacute;bamos ser su pueblo. Y el Dios Bueno me dijo que un hombre no necesita muchas cosas si puede cultivar sus alimentos, como nuestra gente hac&iacute;a tiempo atr&aacute;s. Un hombre no necesita ser esclavo de otro, y un hombre no necesita dinero. Un hombre no necesita vivir en casuchas de cart&oacute;n. El Dios Bueno me record&oacute; que al sur hab&iacute;a mucho campo, muchas tierras abandonadas, mucha tierra salvaje que s&oacute;lo esperaba que los hombres las recobraran.<BR />
-::''Nunca le hab&iacute;a hablado a Alan sobre las fugas porque se hab&iacute;a negado a darles importancia, pero &eacute;sta era arrasadora, potente como una inmersi&oacute;n. Era Mara y al mismo tiempo era la otra persona, era sus ojos y los ojos del otro.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Nunca le hab&iacute;a hablado a Alan sobre las fugas porque se hab&iacute;a negado a darles importancia, pero &eacute;sta era arrasadora, potente como una inmersi&oacute;n. Era Mara y al mismo tiempo era la otra persona, era sus ojos y los ojos del otro.<BR />
-::''Y entonces prediqu&eacute; entre los m&iacute;os, y muchos se burlaron de m&iacute;. Y para que no se burlaran de m&iacute;, cambi&eacute; mi nombre, y me puse Ucan, porque me gust&oacute; el sonido, que era como madera, no como lata y cart&oacute;n. Y dije que cambiarse el nombre era el principio de muchos cambios, y que s&oacute;lo necesit&aacute;bamos la voluntad de trabajar con las manos, y que no necesit&aacute;bamos vivir como viv&iacute;amos. Sab&iacute;amos que hab&iacute;a tierras buenas al sur, tierras abandonadas tiempo atr&aacute;s por la Gente Blanda. Buscar&iacute;amos esas tierras, y ya no trabajar&iacute;amos para patrones, ya no trabajar&iacute;amos para otros. Los que se unieran a m&iacute; formar&iacute;an conmigo una gran familia.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Y entonces prediqu&eacute; entre los m&iacute;os, y muchos se burlaron de m&iacute;. Y para que no se burlaran de m&iacute;, cambi&eacute; mi nombre, y me puse Ucan, porque me gust&oacute; el sonido, que era como madera, no como lata y cart&oacute;n. Y dije que cambiarse el nombre era el principio de muchos cambios, y que s&oacute;lo necesit&aacute;bamos la voluntad de trabajar con las manos, y que no necesit&aacute;bamos vivir como viv&iacute;amos. Sab&iacute;amos que hab&iacute;a tierras buenas al sur, tierras abandonadas tiempo atr&aacute;s por la Gente Blanda. Buscar&iacute;amos esas tierras, y ya no trabajar&iacute;amos para patrones, ya no trabajar&iacute;amos para otros. Los que se unieran a m&iacute; formar&iacute;an conmigo una gran familia.<BR />
-::''Mara hab&iacute;a visto estas im&aacute;genes a trav&eacute;s del padre de Ucan, durante una inmersi&oacute;n, pero ahora regresaban con turbadora claridad: el campamento de peones migratorios con sus familias, a cierta distancia de una ciudad.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Mara hab&iacute;a visto estas im&aacute;genes a trav&eacute;s del padre de Ucan, durante una inmersi&oacute;n, pero ahora regresaban con turbadora claridad: el campamento de peones migratorios con sus familias, a cierta distancia de una ciudad.<BR />
-::Un sacerdote.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Un sacerdote.<BR />
-::''Y el cura que nos visitaba me dijo que yo no ten&iacute;a derecho a hablar del Dios Bueno para incitar a la huelga, y yo le dije que no hablaba de huelga sino de &eacute;xodo. &Eacute;l no era el &uacute;nico que ten&iacute;a derecho a hablar de Dios, porque cuando yo era chico un pastor me hab&iacute;a ense&ntilde;ado cosas de la Biblia, y aunque nunca aprend&iacute; a leerla, aprend&iacute; a recordar las historias y entender el sentido de las cosas. Y sabiendo el sentido de las cosas, dije que yo ser&iacute;a un Mois&eacute;s, y los que se unieran conmigo tendr&iacute;an un nombre luminoso, porque ser&iacute;an el Pueblo Radiante.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Y el cura que nos visitaba me dijo que yo no ten&iacute;a derecho a hablar del Dios Bueno para incitar a la huelga, y yo le dije que no hablaba de huelga sino de &eacute;xodo. &Eacute;l no era el &uacute;nico que ten&iacute;a derecho a hablar de Dios, porque cuando yo era chico un pastor me hab&iacute;a ense&ntilde;ado cosas de la Biblia, y aunque nunca aprend&iacute; a leerla, aprend&iacute; a recordar las historias y entender el sentido de las cosas. Y sabiendo el sentido de las cosas, dije que yo ser&iacute;a un Mois&eacute;s, y los que se unieran conmigo tendr&iacute;an un nombre luminoso, porque ser&iacute;an el Pueblo Radiante.<BR />
-::El cura me dijo que yo no ten&iacute;a derecho a hacer falsas promesas, y muchos se rieron al ver mi ropa sucia y rotosa y o&iacute;rme hablar del Pueblo Radiante, ya que ni siquiera conoc&iacute;an la palabra &quot;radiante&quot;. A&ntilde;os atr&aacute;s hab&iacute;a incinerado el cuerpo de mi padre en una pila de troncos, para purificarlo, y el cura hab&iacute;a protestado. Pero yo le dije que as&iacute; lo putrefacto se volv&iacute;a luminoso. Yo no hac&iacute;a falsas promesas, porque s&oacute;lo promet&iacute;a trabajo y sufrimiento, pero sabiendo que ir&iacute;amos hacia alguna parte en vez de vivir como pordioseros, a la sombra de ciudades que deca&iacute;an porque hasta la Gente Blanda las abandonaba. &Eacute;ramos vagabundos. Ten&iacute;amos que convertir el vagabundeo en peregrinaci&oacute;n, seguir un rumbo. Y profetic&eacute; plagas, y mis profec&iacute;as se cumplieron. Y con el tiempo me siguieron, y muchos dejaron de burlarse para adoptar el nombre del Pueblo Radiante, y fue un milagro, porque fue como si al ponerse ese nombre vieran en s&iacute; mismos una nueva luz.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;El cura me dijo que yo no ten&iacute;a derecho a hacer falsas promesas, y muchos se rieron al ver mi ropa sucia y rotosa y o&iacute;rme hablar del Pueblo Radiante, ya que ni siquiera conoc&iacute;an la palabra &quot;radiante&quot;. A&ntilde;os atr&aacute;s hab&iacute;a incinerado el cuerpo de mi padre en una pila de troncos, para purificarlo, y el cura hab&iacute;a protestado. Pero yo le dije que as&iacute; lo putrefacto se volv&iacute;a luminoso. Yo no hac&iacute;a falsas promesas, porque s&oacute;lo promet&iacute;a trabajo y sufrimiento, pero sabiendo que ir&iacute;amos hacia alguna parte en vez de vivir como pordioseros, a la sombra de ciudades que deca&iacute;an porque hasta la Gente Blanda las abandonaba. &Eacute;ramos vagabundos. Ten&iacute;amos que convertir el vagabundeo en peregrinaci&oacute;n, seguir un rumbo. Y profetic&eacute; plagas, y mis profec&iacute;as se cumplieron. Y con el tiempo me siguieron, y muchos dejaron de burlarse para adoptar el nombre del Pueblo Radiante, y fue un milagro, porque fue como si al ponerse ese nombre vieran en s&iacute; mismos una nueva luz.<BR />
-::''Mara intent&oacute; zafarse de la corriente de im&aacute;genes, pero la luz que recordaba Ucan la encegueci&oacute;.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Mara intent&oacute; zafarse de la corriente de im&aacute;genes, pero la luz que recordaba Ucan la encegueci&oacute;.<BR />
-::Vio un inmenso descampado donde a&uacute;n se notaban restos de sembrad&iacute;os.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Vio un inmenso descampado donde a&uacute;n se notaban restos de sembrad&iacute;os.<BR />
-::''Y llegamos a un campo abandonado, y cultivamos, y sembramos, y muchos murieron de hambre y fr&iacute;o, pero al a&ntilde;o &eacute;ramos m&aacute;s fuertes y est&aacute;bamos m&aacute;s unidos. Y entonces el Dios Bueno me habl&oacute; de nuevo y me dijo que hab&iacute;a un lugar mejor, donde podr&iacute;amos prosperar sin temor a nuestros enemigos, y dije a mi pueblo que deb&iacute;amos marchar de nuevo. Porque hab&iacute;a visto un lugar de luz y esplendor, y supe que era el Valle Radiante que promet&iacute;a el Dios Bueno, y supe por qu&eacute; hab&iacute;a elegido ese nombre para mi gente.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Y llegamos a un campo abandonado, y cultivamos, y sembramos, y muchos murieron de hambre y fr&iacute;o, pero al a&ntilde;o &eacute;ramos m&aacute;s fuertes y est&aacute;bamos m&aacute;s unidos. Y entonces el Dios Bueno me habl&oacute; de nuevo y me dijo que hab&iacute;a un lugar mejor, donde podr&iacute;amos prosperar sin temor a nuestros enemigos, y dije a mi pueblo que deb&iacute;amos marchar de nuevo. Porque hab&iacute;a visto un lugar de luz y esplendor, y supe que era el Valle Radiante que promet&iacute;a el Dios Bueno, y supe por qu&eacute; hab&iacute;a elegido ese nombre para mi gente.<BR />
-::Y hab&iacute;a alabanza en mi coraz&oacute;n''.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Y hab&iacute;a alabanza en mi coraz&oacute;n''.<BR />
-::Mara sacudi&oacute; la cabeza, ahuyent&oacute; las palabras y las im&aacute;genes.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mara sacudi&oacute; la cabeza, ahuyent&oacute; las palabras y las im&aacute;genes.<BR />
-::Aparecieron otras palabras.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Aparecieron otras palabras.<BR />
-::''Estoy muerto.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Estoy muerto.<BR />
-::''No, pens&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''No, pens&oacute; Mara.<BR />
-::''Estoy muerto pero no estoy muerto porque ahora soy mi hija Mara'', dijo la voz de su padre.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Estoy muerto pero no estoy muerto porque ahora soy mi hija Mara'', dijo la voz de su padre.<BR />
-::Mara se mordi&oacute; los labios hasta hacerlos sangrar.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mara se mordi&oacute; los labios hasta hacerlos sangrar.<BR />
-::Estas fugas empezaban como intentos de comprender a la gente con la que hab&iacute;a estado en contacto y se convert&iacute;an en divagaciones que parec&iacute;an hechas de recuerdos propios. Pero hab&iacute;a muchas distorsiones. Ucan jam&aacute;s habr&iacute;a hablado as&iacute; porque era un analfabeto que ni siquiera conoc&iacute;a muchas de las palabras con que ella pensaba, y la gente de Ucan hablaba una especie de dialecto que…<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Estas fugas empezaban como intentos de comprender a la gente con la que hab&iacute;a estado en contacto y se convert&iacute;an en divagaciones que parec&iacute;an hechas de recuerdos propios. Pero hab&iacute;a muchas distorsiones. Ucan jam&aacute;s habr&iacute;a hablado as&iacute; porque era un analfabeto que ni siquiera conoc&iacute;a muchas de las palabras con que ella pensaba, y la gente de Ucan hablaba una especie de dialecto que…<BR />
-::Basta.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Basta.<BR />
-::Ten&iacute;a que pensar en otra cosa.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Ten&iacute;a que pensar en otra cosa.<BR />
-::Record&oacute; a su padre. Su padre coleccionaba fotos de ciudades y le hab&iacute;a contagiado esa fascinaci&oacute;n, aunque no se explicaba c&oacute;mo hac&iacute;a la gente para vivir en ellas. No le extra&ntilde;aba que se hubieran desmoronado.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Record&oacute; a su padre. Su padre coleccionaba fotos de ciudades y le hab&iacute;a contagiado esa fascinaci&oacute;n, aunque no se explicaba c&oacute;mo hac&iacute;a la gente para vivir en ellas. No le extra&ntilde;aba que se hubieran desmoronado.<BR />
-::Se alegraba de ser una hija de la Urdimbre, esa ciudad virtual donde todos pod&iacute;an convivir sin abarrotamiento. Necesitaba regresar a esa ciudad, regresar a su mundo. Necesitaba alguien que ni siquiera fuera Alan, alguien que no fuera una presencia f&iacute;sica, s&oacute;lo palabras o im&aacute;genes en pantalla.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Se alegraba de ser una hija de la Urdimbre, esa ciudad virtual donde todos pod&iacute;an convivir sin abarrotamiento. Necesitaba regresar a esa ciudad, regresar a su mundo. Necesitaba alguien que ni siquiera fuera Alan, alguien que no fuera una presencia f&iacute;sica, s&oacute;lo palabras o im&aacute;genes en pantalla.<BR />
-::Entr&oacute; en la caba&ntilde;a, calent&oacute; una pizza en el microondas, sac&oacute; una cerveza helada del refrigerador. Se sent&oacute; ante la m&aacute;quina, tecle&oacute; &oacute;rdenes, se conect&oacute;. No buscaba nada en particular, s&oacute;lo conectarse, tal vez conversar con alguien que estuviera del otro lado del mundo, aunque en la Urdimbre no hab&iacute;a otro lado del mundo. Todo era contiguo.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Entr&oacute; en la caba&ntilde;a, calent&oacute; una pizza en el microondas, sac&oacute; una cerveza helada del refrigerador. Se sent&oacute; ante la m&aacute;quina, tecle&oacute; &oacute;rdenes, se conect&oacute;. No buscaba nada en particular, s&oacute;lo conectarse, tal vez conversar con alguien que estuviera del otro lado del mundo, aunque en la Urdimbre no hab&iacute;a otro lado del mundo. Todo era contiguo.<BR />
-::Adicci&oacute;n, pens&oacute;. Se estaba haciendo adicta a las inmersiones, y las fugas eran un efecto lateral de esa adicci&oacute;n. Uno de los vicios de los habitantes de la Urdimbre era la infoadicci&oacute;n. Mara sospech&oacute; que su adicci&oacute;n a las inmersiones era una derivaci&oacute;n de ese vicio.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Adicci&oacute;n, pens&oacute;. Se estaba haciendo adicta a las inmersiones, y las fugas eran un efecto lateral de esa adicci&oacute;n. Uno de los vicios de los habitantes de la Urdimbre era la infoadicci&oacute;n. Mara sospech&oacute; que su adicci&oacute;n a las inmersiones era una derivaci&oacute;n de ese vicio.<BR />
-::''Informaci&oacute;n, informaci&oacute;n, informaci&oacute;n'', gritaba vorazmente su alma, o su mente, o su cabeza, o como se llamara eso que gritaba dentro de ella.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Informaci&oacute;n, informaci&oacute;n, informaci&oacute;n'', gritaba vorazmente su alma, o su mente, o su cabeza, o como se llamara eso que gritaba dentro de ella.<BR />
-::Vag&oacute; por la red, entr&oacute; en el Palacio de Almas Afines, busc&oacute; una habitaci&oacute;n donde hab&iacute;a un solo nombre y escribi&oacute; el suyo. En un lugar de Malasia, alguien pregunt&oacute; en ingl&eacute;s:<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Vag&oacute; por la red, entr&oacute; en el Palacio de Almas Afines, busc&oacute; una habitaci&oacute;n donde hab&iacute;a un solo nombre y escribi&oacute; el suyo. En un lugar de Malasia, alguien pregunt&oacute; en ingl&eacute;s:<BR />
-::''Hombre o mujer.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Hombre o mujer.<BR />
-::Aqu&iacute; Mara, mujer.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Aqu&iacute; Mara, mujer.<BR />
-::Aqu&iacute; Anwar, hombre. Noche solitaria.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Aqu&iacute; Anwar, hombre. Noche solitaria.<BR />
-::''Mientras segu&iacute;a la conversaci&oacute;n sin inter&eacute;s, Mara tuvo nuevas evocaciones, pero esta vez eran sus propios recuerdos. Lo curioso era que sent&iacute;a lo mismo que en una fuga. Ya no sab&iacute;a diferenciar una cosa de la otra. Al recordar su inter&eacute;s juvenil en lo que llamaban exoculturas, las culturas ajenas a la Urdimbre, ya no pod&iacute;a distinguir si era un mero caso de infoadicci&oacute;n o un aut&eacute;ntico inter&eacute;s en la verdad, en esa Verdad del Hombre que tanto veneraba el Instituto.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Mientras segu&iacute;a la conversaci&oacute;n sin inter&eacute;s, Mara tuvo nuevas evocaciones, pero esta vez eran sus propios recuerdos. Lo curioso era que sent&iacute;a lo mismo que en una fuga. Ya no sab&iacute;a diferenciar una cosa de la otra. Al recordar su inter&eacute;s juvenil en lo que llamaban exoculturas, las culturas ajenas a la Urdimbre, ya no pod&iacute;a distinguir si era un mero caso de infoadicci&oacute;n o un aut&eacute;ntico inter&eacute;s en la verdad, en esa Verdad del Hombre que tanto veneraba el Instituto.<BR />
-::''C&oacute;mo se hace para distinguir'', tecle&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''C&oacute;mo se hace para distinguir'', tecle&oacute; Mara.<BR />
-::Un par de a&ntilde;os atr&aacute;s, al recibirse, hab&iacute;a publicado en la p&aacute;gina del Instituto un trabajo sobre &quot;Aculturaci&oacute;n, neoprimitivismo y neomagia en las culturas posturbanas&quot;. Era una monograf&iacute;a envarada, t&iacute;mida y pomposa cuyo principal valor consist&iacute;a en las concesiones a las modas acad&eacute;micas, pero le hab&iacute;a valido una beca, un puesto en el Instituto y un presupuesto de investigaci&oacute;n. De ah&iacute; en m&aacute;s hab&iacute;a escrito un art&iacute;culo tras otro, y hab&iacute;a compilado los art&iacute;culos en un libro. Hab&iacute;a tenido la cautela de llegar s&oacute;lo a conclusiones provisorias, prometiendo mayores definiciones en un estudio futuro. Hab&iacute;a usado, como otros, la palabra neoprimitivo, pero tuvo la astucia de ponerla entre comillas para no malquistarse con los sectores progresistas.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Un par de a&ntilde;os atr&aacute;s, al recibirse, hab&iacute;a publicado en la p&aacute;gina del Instituto un trabajo sobre &quot;Aculturaci&oacute;n, neoprimitivismo y neomagia en las culturas posturbanas&quot;. Era una monograf&iacute;a envarada, t&iacute;mida y pomposa cuyo principal valor consist&iacute;a en las concesiones a las modas acad&eacute;micas, pero le hab&iacute;a valido una beca, un puesto en el Instituto y un presupuesto de investigaci&oacute;n. De ah&iacute; en m&aacute;s hab&iacute;a escrito un art&iacute;culo tras otro, y hab&iacute;a compilado los art&iacute;culos en un libro. Hab&iacute;a tenido la cautela de llegar s&oacute;lo a conclusiones provisorias, prometiendo mayores definiciones en un estudio futuro. Hab&iacute;a usado, como otros, la palabra neoprimitivo, pero tuvo la astucia de ponerla entre comillas para no malquistarse con los sectores progresistas.<BR />
-::''Distinguir'', pregunt&oacute; Anwar.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Distinguir'', pregunt&oacute; Anwar.<BR />
-::''Distinguir'', tecle&oacute; Mara. ''Claridad/oscuridad. Verdad/falsedad. Lucidez/estupidez.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Distinguir'', tecle&oacute; Mara. ''Claridad/oscuridad. Verdad/falsedad. Lucidez/estupidez.<BR />
-::''Aunque los investigadores se empe&ntilde;aran en negarlo con expresiones altisonantes, como &quot;cambio de paradigma&quot; o &quot;vaivenes epistemol&oacute;gicos&quot;, Mara sab&iacute;a por experiencia que hab&iacute;a modas que iban y ven&iacute;an, y muchos investigadores respetaban las modas por pereza o conveniencia. En un tiempo los antrop&oacute;logos hab&iacute;an usado impunemente t&eacute;rminos como primitivo, prel&oacute;gico y prerracional. Luego esos t&eacute;rminos se hab&iacute;an desechado por etnoc&eacute;ntricos y se hab&iacute;a hablado de culturas con valores propios, de la relatividad de la raz&oacute;n y la l&oacute;gica. La oscilaci&oacute;n se repet&iacute;a una y otra vez con sus variaciones, y los que eran cautos pero no encontraban la palabra adecuada siempre se refugiaban en las comillas —comillas primitivo comillas, comillas l&oacute;gico comillas— mientras buscaban t&eacute;rminos que fueran satisfactorios no s&oacute;lo cient&iacute;fica sino pol&iacute;ticamente. Culturas ex&oacute;ticas. Culturas pretecnol&oacute;gicas. Culturas postecnol&oacute;gicas. Culturas posturbanas. Culturas alternativas. Culturas simp&aacute;ticas. Culturas del cerebro izquierdo. Pero la palabra primitivo permanec&iacute;a all&iacute;, a pesar de sus p&uacute;dicas comillas, aunque no se mencionara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Aunque los investigadores se empe&ntilde;aran en negarlo con expresiones altisonantes, como &quot;cambio de paradigma&quot; o &quot;vaivenes epistemol&oacute;gicos&quot;, Mara sab&iacute;a por experiencia que hab&iacute;a modas que iban y ven&iacute;an, y muchos investigadores respetaban las modas por pereza o conveniencia. En un tiempo los antrop&oacute;logos hab&iacute;an usado impunemente t&eacute;rminos como primitivo, prel&oacute;gico y prerracional. Luego esos t&eacute;rminos se hab&iacute;an desechado por etnoc&eacute;ntricos y se hab&iacute;a hablado de culturas con valores propios, de la relatividad de la raz&oacute;n y la l&oacute;gica. La oscilaci&oacute;n se repet&iacute;a una y otra vez con sus variaciones, y los que eran cautos pero no encontraban la palabra adecuada siempre se refugiaban en las comillas —comillas primitivo comillas, comillas l&oacute;gico comillas— mientras buscaban t&eacute;rminos que fueran satisfactorios no s&oacute;lo cient&iacute;fica sino pol&iacute;ticamente. Culturas ex&oacute;ticas. Culturas pretecnol&oacute;gicas. Culturas postecnol&oacute;gicas. Culturas posturbanas. Culturas alternativas. Culturas simp&aacute;ticas. Culturas del cerebro izquierdo. Pero la palabra primitivo permanec&iacute;a all&iacute;, a pesar de sus p&uacute;dicas comillas, aunque no se mencionara.<BR />
-::Un prejuicio, naturalmente.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Un prejuicio, naturalmente.<BR />
-::''No entiendo'', tecle&oacute; Anwar en Malasia.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''No entiendo'', tecle&oacute; Anwar en Malasia.<BR />
-::''Yo tampoco, pero no importa. Qu&eacute; est&aacute;s viendo ahora, Anwar'', pregunt&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Yo tampoco, pero no importa. Qu&eacute; est&aacute;s viendo ahora, Anwar'', pregunt&oacute; Mara.<BR />
-::''Gran luna en el cielo despu&eacute;s de arduo d&iacute;a de trabajo''.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Gran luna en el cielo despu&eacute;s de arduo d&iacute;a de trabajo''.<BR />
-::''Cu&aacute;l es tu trabajo'', pregunt&oacute; Mara, pensando en la palabra &quot;primitivo&quot;.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Cu&aacute;l es tu trabajo'', pregunt&oacute; Mara, pensando en la palabra &quot;primitivo&quot;.<BR />
-::Primitivo: no civilizado.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Primitivo: no civilizado.<BR />
-::¿Y qu&eacute; era la civilizaci&oacute;n, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una est&uacute;pida conversaci&oacute;n con Anwar, que hab&iacute;a tenido ''arduo d&iacute;a de trabajo'' en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidaci&oacute;n. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando im&aacute;genes renacentistas, datos sobre la importaci&oacute;n de armas portuguesas en el Jap&oacute;n feudal o el colapso de la econom&iacute;a sovi&eacute;tica en el siglo veinte. Pedir que la m&aacute;quina recitara G&oacute;ngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no pod&iacute;a ser s&oacute;lo eso. La civilizaci&oacute;n deb&iacute;a consistir en crearse un destino.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;¿Y qu&eacute; era la civilizaci&oacute;n, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una est&uacute;pida conversaci&oacute;n con Anwar, que hab&iacute;a tenido ''arduo d&iacute;a de trabajo'' en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidaci&oacute;n. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando im&aacute;genes renacentistas, datos sobre la importaci&oacute;n de armas portuguesas en el Jap&oacute;n feudal o el colapso de la econom&iacute;a sovi&eacute;tica en el siglo veinte. Pedir que la m&aacute;quina recitara G&oacute;ngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no pod&iacute;a ser s&oacute;lo eso. La civilizaci&oacute;n deb&iacute;a consistir en crearse un destino.<BR />
-::Como el Pueblo Radiante.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Como el Pueblo Radiante.<BR />
-::Destino, resopl&oacute; Mara. Esos tipos se aterraban si ven&iacute;a una tormenta, caminaban d&iacute;as enteros muertos de hambre y fr&iacute;o, persiguiendo ganado cimarr&oacute;n o perseguidos por perros salvajes. Agradec&iacute;an al cielo si encontraban un ojo de agua sucia que a menudo estaba contaminada, par&iacute;an hijos que a veces deb&iacute;an abandonar a la intemperie porque la comida no alcanzaba, se pod&iacute;an morir de una infecci&oacute;n o una gripe.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Destino, resopl&oacute; Mara. Esos tipos se aterraban si ven&iacute;a una tormenta, caminaban d&iacute;as enteros muertos de hambre y fr&iacute;o, persiguiendo ganado cimarr&oacute;n o perseguidos por perros salvajes. Agradec&iacute;an al cielo si encontraban un ojo de agua sucia que a menudo estaba contaminada, par&iacute;an hijos que a veces deb&iacute;an abandonar a la intemperie porque la comida no alcanzaba, se pod&iacute;an morir de una infecci&oacute;n o una gripe.<BR />
-::Un prejuicio, s&iacute;, pero despu&eacute;s de cada inmersi&oacute;n la palabra primitivo se le impon&iacute;a con m&aacute;s fuerza y con menos comillas. Se supon&iacute;a que ojos era el m&eacute;todo infalible de observaci&oacute;n, pues permit&iacute;a observar sin afectar al observado, sin proyectar juicios sobre sus costumbres. Cada cultura ten&iacute;a sus propios valores y ellos no deb&iacute;an juzgarlos. Juzgar era anti&eacute;tico porque supon&iacute;a la superioridad de unos seres humanos sobre otros, era anticient&iacute;fico porque enturbiaba el an&aacute;lisis de los datos que conduc&iacute;an, cada cual en su modesta medida, a una presunta Verdad del Hombre. Etc&eacute;tera, etc&eacute;tera.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Un prejuicio, s&iacute;, pero despu&eacute;s de cada inmersi&oacute;n la palabra primitivo se le impon&iacute;a con m&aacute;s fuerza y con menos comillas. Se supon&iacute;a que ojos era el m&eacute;todo infalible de observaci&oacute;n, pues permit&iacute;a observar sin afectar al observado, sin proyectar juicios sobre sus costumbres. Cada cultura ten&iacute;a sus propios valores y ellos no deb&iacute;an juzgarlos. Juzgar era anti&eacute;tico porque supon&iacute;a la superioridad de unos seres humanos sobre otros, era anticient&iacute;fico porque enturbiaba el an&aacute;lisis de los datos que conduc&iacute;an, cada cual en su modesta medida, a una presunta Verdad del Hombre. Etc&eacute;tera, etc&eacute;tera.<BR />
-::Pero cuando ve&iacute;a gente que no ten&iacute;a idea de lo que era una ducha decente, le costaba sacarse el primitivo de la cabeza, con o sin comillas, con o sin neo. Por mucho que ella y sus colegas perorasen sobre la muerte de lo sagrado, y la alienaci&oacute;n que afectaba a los hijos de la Urdimbre, era dif&iacute;cil sacarse la palabra de la cabeza.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Pero cuando ve&iacute;a gente que no ten&iacute;a idea de lo que era una ducha decente, le costaba sacarse el primitivo de la cabeza, con o sin comillas, con o sin neo. Por mucho que ella y sus colegas perorasen sobre la muerte de lo sagrado, y la alienaci&oacute;n que afectaba a los hijos de la Urdimbre, era dif&iacute;cil sacarse la palabra de la cabeza.<BR />
-::S&iacute;, se hab&iacute;an perdido muchas cosas en el camino, y uno pod&iacute;a discursear sobre epifan&iacute;as y otros polis&iacute;labos, pero una cerveza helada a dos pasos era mejor que un riacho inmundo y barroso a diez kil&oacute;metros. Y comunicarse con alguien que ten&iacute;a ganas de expresar sus sentimientos de depresi&oacute;n matinal con s&oacute;lo pulsar un teclado era mejor que andar cargando con cr&iacute;os bajo el sol y la lluvia.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;S&iacute;, se hab&iacute;an perdido muchas cosas en el camino, y uno pod&iacute;a discursear sobre epifan&iacute;as y otros polis&iacute;labos, pero una cerveza helada a dos pasos era mejor que un riacho inmundo y barroso a diez kil&oacute;metros. Y comunicarse con alguien que ten&iacute;a ganas de expresar sus sentimientos de depresi&oacute;n matinal con s&oacute;lo pulsar un teclado era mejor que andar cargando con cr&iacute;os bajo el sol y la lluvia.<BR />
-::''El malestar en la cultura'', pens&oacute; y escribi&oacute; Mara sin mirar qu&eacute; hab&iacute;a respondido Anwar.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''El malestar en la cultura'', pens&oacute; y escribi&oacute; Mara sin mirar qu&eacute; hab&iacute;a respondido Anwar.<BR />
-::''Eso es lo que est&aacute;s bebiendo'', pregunt&oacute; Anwar.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Eso es lo que est&aacute;s bebiendo'', pregunt&oacute; Anwar.<BR />
-::''Qu&eacute;'', pregunt&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Qu&eacute;'', pregunt&oacute; Mara.<BR />
-::''Te pregunt&eacute; qu&eacute; estabas bebiendo. ¿Qu&eacute; es &quot;malestar en la cultura&quot;? ¿Bebida t&iacute;pica?<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Te pregunt&eacute; qu&eacute; estabas bebiendo. ¿Qu&eacute; es &quot;malestar en la cultura&quot;? ¿Bebida t&iacute;pica?<BR />
-::No'', respondi&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;No'', respondi&oacute; Mara.<BR />
-::''¿Cu&aacute;l es bebida t&iacute;pica, tequila?<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''¿Cu&aacute;l es bebida t&iacute;pica, tequila?<BR />
-::No, Anwar. Supongo que mate.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;No, Anwar. Supongo que mate.<BR />
-::Entonces bebiendo mate'', sugiri&oacute; Anwar.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Entonces bebiendo mate'', sugiri&oacute; Anwar.<BR />
-::Pero si todo esto era cierto, ¿por qu&eacute; la adicci&oacute;n a las inmersiones? ¿Por qu&eacute; quer&iacute;a regresar una y otra vez?<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Pero si todo esto era cierto, ¿por qu&eacute; la adicci&oacute;n a las inmersiones? ¿Por qu&eacute; quer&iacute;a regresar una y otra vez?<BR />
-::''No, bebiendo cerveza'', respondi&oacute; Mara.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''No, bebiendo cerveza'', respondi&oacute; Mara.<BR />
-::Mate.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mate.<BR />
-::S&oacute;lo un neoprimitivo beber&iacute;a esa cosa repugnante y verde, pens&oacute;. No se explicaba por qu&eacute; intentaba entenderlos ni por qu&eacute; hab&iacute;a llegado a amarlos.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;S&oacute;lo un neoprimitivo beber&iacute;a esa cosa repugnante y verde, pens&oacute;. No se explicaba por qu&eacute; intentaba entenderlos ni por qu&eacute; hab&iacute;a llegado a amarlos.<BR />
-::Amarlos, de qu&eacute; estoy hablando, pens&oacute;. S&iacute;, siento amor. Necesito amor.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Amarlos, de qu&eacute; estoy hablando, pens&oacute;. S&iacute;, siento amor. Necesito amor.<BR />
-::''Necesito amor'', tecle&oacute; mec&aacute;nicamente.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Necesito amor'', tecle&oacute; mec&aacute;nicamente.<BR />
-::''Ah, amor. Buena idea, Mara. Estamos lejos, pero podemos amarnos a distancia. Solo en oficina despu&eacute;s de ardua noche de trabajo.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''Ah, amor. Buena idea, Mara. Estamos lejos, pero podemos amarnos a distancia. Solo en oficina despu&eacute;s de ardua noche de trabajo.<BR />
-::''En un art&iacute;culo, Mara hab&iacute;a denunciado los prejuicios de las ciberculturas frente a las exoculturas, sugiriendo que la gran ciudad virtual de la Urdimbre era tan propensa a la contaminaci&oacute;n como las megal&oacute;polis que ahora se desmoronaban en todo el mundo. Otro tipo de contaminaci&oacute;n. Como el amor solitario que ahora le propon&iacute;a Anwar desde Malasia.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''En un art&iacute;culo, Mara hab&iacute;a denunciado los prejuicios de las ciberculturas frente a las exoculturas, sugiriendo que la gran ciudad virtual de la Urdimbre era tan propensa a la contaminaci&oacute;n como las megal&oacute;polis que ahora se desmoronaban en todo el mundo. Otro tipo de contaminaci&oacute;n. Como el amor solitario que ahora le propon&iacute;a Anwar desde Malasia.<BR />
-::¿Por qu&eacute; hab&iacute;a escrito ''Necesito amor''?<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;¿Por qu&eacute; hab&iacute;a escrito ''Necesito amor''?<BR />
-::''No creo, Anwar. Hoy me duele la cabeza,'' respondi&oacute; Mara, pregunt&aacute;ndose si en Malasia entender&iacute;an la broma. Claro que s&iacute;, se dijo, todos somos hijos de la Urdimbre. Y en todo caso qu&eacute; cuernos me importa. Se despidi&oacute; bruscamente y se desconect&oacute;.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;''No creo, Anwar. Hoy me duele la cabeza,'' respondi&oacute; Mara, pregunt&aacute;ndose si en Malasia entender&iacute;an la broma. Claro que s&iacute;, se dijo, todos somos hijos de la Urdimbre. Y en todo caso qu&eacute; cuernos me importa. Se despidi&oacute; bruscamente y se desconect&oacute;.<BR />
-::Bebi&oacute; su cerveza y not&oacute; que la pizza se hab&iacute;a enfriado. Comi&oacute; una porci&oacute;n de pizza fr&iacute;a y pringosa, abri&oacute; otra cerveza. El malestar en la cultura.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Bebi&oacute; su cerveza y not&oacute; que la pizza se hab&iacute;a enfriado. Comi&oacute; una porci&oacute;n de pizza fr&iacute;a y pringosa, abri&oacute; otra cerveza. El malestar en la cultura.<BR />
-::Somos superficiales, se dijo, y pens&oacute; en el Pueblo Radiante, que deb&iacute;a peregrinar d&iacute;as en busca de alimento. Una vida profunda: mate, animales sacrificados, v&iacute;sceras humeantes, los gestos desaforados del cham&aacute;n, la menstruaci&oacute;n en medio de la ro&ntilde;a y los pastizales desde donde llegaba el hedor de los excrementos frescos.<BR />+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Somos superficiales, se dijo, y pens&oacute; en el Pueblo Radiante, que deb&iacute;a peregrinar d&iacute;as en busca de alimento. Una vida profunda: mate, animales sacrificados, v&iacute;sceras humeantes, los gestos desaforados del cham&aacute;n, la menstruaci&oacute;n en medio de la ro&ntilde;a y los pastizales desde donde llegaba el hedor de los excrementos frescos.<BR />
-::Mierda, pens&oacute;, asombr&aacute;ndose de la nitidez y precisi&oacute;n de su estilo.+&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mierda, pens&oacute;, asombr&aacute;ndose de la nitidez y precisi&oacute;n de su estilo.
(c) Carlos Gardini (c) Carlos Gardini

Revisión de 17:35 9 ago 2007

Carlos Gardini

Novela corta (fragmento)

Mara salió al balcón, miró el valle. En la penumbra que precedía al amanecer, la luz de las estrellas bañaba ese lugar verde y reconfortante en un fulgor sobrenatural. La luz rebotaba en las vetas de cuarzo de la ladera, y todo resplandecía aun en plena noche. Era un gran contraste con la pampa desierta por donde viajaba la tribu de Ucan’jo. Miró su cerro favorito, el que tenía la forma de esa ave extinguida, el cóndor. Cuando el sol asomó detrás del cerro, la luz dorada le infundió vida, como si el ave ansiara echar a volar de nuevo.
    Mara miró el cielo del alba. Su mente divagó.
    Soy Ucan, pensó, y ahora estoy muerto pero no estoy muerto porque soy mi hijo Ucan.
    Una alarma sonó en su mente. No, se dijo. No soy Ucan, soy Mara.
    Su mente no escuchó la alarma.
    Hace años, pensó, mi gente y yo éramos parias que sobrevivíamos a la sombra de las ciudades. Ibamos de poblado en poblado mendigando trabajo, gastando en vicios lo poco que ganábamos. Maltratábamos a nuestras mujeres y nuestros hijos, y nuestras mujeres iban de hombre en hombre, y nuestros hijos no tenían padre, y vivíamos estupidizados por el alcohol barato. Vivíamos en casas de cartón, y el futuro no significaba nada.
    Nunca viví en casas de cartón, pensó Mara. Soy una hija de la Urdimbre.
    Una fuga. Sabía que había tenido estas fugas, que no era la primera vez, pero ésta era la primera vez que era consciente de ello mientras sucedía. Ahora recordaba que había tenido muchas veces estos recuerdos, recuerdos que eran de Ucan.
    Pero entonces el Dios Bueno me habló, y me dijo que había un lugar para nosotros, si aceptábamos ser su pueblo. Y el Dios Bueno me dijo que un hombre no necesita muchas cosas si puede cultivar sus alimentos, como nuestra gente hacía tiempo atrás. Un hombre no necesita ser esclavo de otro, y un hombre no necesita dinero. Un hombre no necesita vivir en casuchas de cartón. El Dios Bueno me recordó que al sur había mucho campo, muchas tierras abandonadas, mucha tierra salvaje que sólo esperaba que los hombres las recobraran.
    Nunca le había hablado a Alan sobre las fugas porque se había negado a darles importancia, pero ésta era arrasadora, potente como una inmersión. Era Mara y al mismo tiempo era la otra persona, era sus ojos y los ojos del otro.
    Y entonces prediqué entre los míos, y muchos se burlaron de mí. Y para que no se burlaran de mí, cambié mi nombre, y me puse Ucan, porque me gustó el sonido, que era como madera, no como lata y cartón. Y dije que cambiarse el nombre era el principio de muchos cambios, y que sólo necesitábamos la voluntad de trabajar con las manos, y que no necesitábamos vivir como vivíamos. Sabíamos que había tierras buenas al sur, tierras abandonadas tiempo atrás por la Gente Blanda. Buscaríamos esas tierras, y ya no trabajaríamos para patrones, ya no trabajaríamos para otros. Los que se unieran a mí formarían conmigo una gran familia.
    Mara había visto estas imágenes a través del padre de Ucan, durante una inmersión, pero ahora regresaban con turbadora claridad: el campamento de peones migratorios con sus familias, a cierta distancia de una ciudad.
    Un sacerdote.
    Y el cura que nos visitaba me dijo que yo no tenía derecho a hablar del Dios Bueno para incitar a la huelga, y yo le dije que no hablaba de huelga sino de éxodo. Él no era el único que tenía derecho a hablar de Dios, porque cuando yo era chico un pastor me había enseñado cosas de la Biblia, y aunque nunca aprendí a leerla, aprendí a recordar las historias y entender el sentido de las cosas. Y sabiendo el sentido de las cosas, dije que yo sería un Moisés, y los que se unieran conmigo tendrían un nombre luminoso, porque serían el Pueblo Radiante.
    El cura me dijo que yo no tenía derecho a hacer falsas promesas, y muchos se rieron al ver mi ropa sucia y rotosa y oírme hablar del Pueblo Radiante, ya que ni siquiera conocían la palabra "radiante". Años atrás había incinerado el cuerpo de mi padre en una pila de troncos, para purificarlo, y el cura había protestado. Pero yo le dije que así lo putrefacto se volvía luminoso. Yo no hacía falsas promesas, porque sólo prometía trabajo y sufrimiento, pero sabiendo que iríamos hacia alguna parte en vez de vivir como pordioseros, a la sombra de ciudades que decaían porque hasta la Gente Blanda las abandonaba. Éramos vagabundos. Teníamos que convertir el vagabundeo en peregrinación, seguir un rumbo. Y profeticé plagas, y mis profecías se cumplieron. Y con el tiempo me siguieron, y muchos dejaron de burlarse para adoptar el nombre del Pueblo Radiante, y fue un milagro, porque fue como si al ponerse ese nombre vieran en sí mismos una nueva luz.
    Mara intentó zafarse de la corriente de imágenes, pero la luz que recordaba Ucan la encegueció.
    Vio un inmenso descampado donde aún se notaban restos de sembradíos.
    Y llegamos a un campo abandonado, y cultivamos, y sembramos, y muchos murieron de hambre y frío, pero al año éramos más fuertes y estábamos más unidos. Y entonces el Dios Bueno me habló de nuevo y me dijo que había un lugar mejor, donde podríamos prosperar sin temor a nuestros enemigos, y dije a mi pueblo que debíamos marchar de nuevo. Porque había visto un lugar de luz y esplendor, y supe que era el Valle Radiante que prometía el Dios Bueno, y supe por qué había elegido ese nombre para mi gente.
    Y había alabanza en mi corazón.
    Mara sacudió la cabeza, ahuyentó las palabras y las imágenes.
    Aparecieron otras palabras.
    Estoy muerto.
    No, pensó Mara.
    Estoy muerto pero no estoy muerto porque ahora soy mi hija Mara, dijo la voz de su padre.
    Mara se mordió los labios hasta hacerlos sangrar.
    Estas fugas empezaban como intentos de comprender a la gente con la que había estado en contacto y se convertían en divagaciones que parecían hechas de recuerdos propios. Pero había muchas distorsiones. Ucan jamás habría hablado así porque era un analfabeto que ni siquiera conocía muchas de las palabras con que ella pensaba, y la gente de Ucan hablaba una especie de dialecto que…
    Basta.
    Tenía que pensar en otra cosa.
    Recordó a su padre. Su padre coleccionaba fotos de ciudades y le había contagiado esa fascinación, aunque no se explicaba cómo hacía la gente para vivir en ellas. No le extrañaba que se hubieran desmoronado.
    Se alegraba de ser una hija de la Urdimbre, esa ciudad virtual donde todos podían convivir sin abarrotamiento. Necesitaba regresar a esa ciudad, regresar a su mundo. Necesitaba alguien que ni siquiera fuera Alan, alguien que no fuera una presencia física, sólo palabras o imágenes en pantalla.
    Entró en la cabaña, calentó una pizza en el microondas, sacó una cerveza helada del refrigerador. Se sentó ante la máquina, tecleó órdenes, se conectó. No buscaba nada en particular, sólo conectarse, tal vez conversar con alguien que estuviera del otro lado del mundo, aunque en la Urdimbre no había otro lado del mundo. Todo era contiguo.
    Adicción, pensó. Se estaba haciendo adicta a las inmersiones, y las fugas eran un efecto lateral de esa adicción. Uno de los vicios de los habitantes de la Urdimbre era la infoadicción. Mara sospechó que su adicción a las inmersiones era una derivación de ese vicio.
    Información, información, información, gritaba vorazmente su alma, o su mente, o su cabeza, o como se llamara eso que gritaba dentro de ella.
    Vagó por la red, entró en el Palacio de Almas Afines, buscó una habitación donde había un solo nombre y escribió el suyo. En un lugar de Malasia, alguien preguntó en inglés:
    Hombre o mujer.
    Aquí Mara, mujer.
    Aquí Anwar, hombre. Noche solitaria.
    Mientras seguía la conversación sin interés, Mara tuvo nuevas evocaciones, pero esta vez eran sus propios recuerdos. Lo curioso era que sentía lo mismo que en una fuga. Ya no sabía diferenciar una cosa de la otra. Al recordar su interés juvenil en lo que llamaban exoculturas, las culturas ajenas a la Urdimbre, ya no podía distinguir si era un mero caso de infoadicción o un auténtico interés en la verdad, en esa Verdad del Hombre que tanto veneraba el Instituto.
    Cómo se hace para distinguir, tecleó Mara.
    Un par de años atrás, al recibirse, había publicado en la página del Instituto un trabajo sobre "Aculturación, neoprimitivismo y neomagia en las culturas posturbanas". Era una monografía envarada, tímida y pomposa cuyo principal valor consistía en las concesiones a las modas académicas, pero le había valido una beca, un puesto en el Instituto y un presupuesto de investigación. De ahí en más había escrito un artículo tras otro, y había compilado los artículos en un libro. Había tenido la cautela de llegar sólo a conclusiones provisorias, prometiendo mayores definiciones en un estudio futuro. Había usado, como otros, la palabra neoprimitivo, pero tuvo la astucia de ponerla entre comillas para no malquistarse con los sectores progresistas.
    Distinguir, preguntó Anwar.
    Distinguir, tecleó Mara. Claridad/oscuridad. Verdad/falsedad. Lucidez/estupidez.
    Aunque los investigadores se empeñaran en negarlo con expresiones altisonantes, como "cambio de paradigma" o "vaivenes epistemológicos", Mara sabía por experiencia que había modas que iban y venían, y muchos investigadores respetaban las modas por pereza o conveniencia. En un tiempo los antropólogos habían usado impunemente términos como primitivo, prelógico y prerracional. Luego esos términos se habían desechado por etnocéntricos y se había hablado de culturas con valores propios, de la relatividad de la razón y la lógica. La oscilación se repetía una y otra vez con sus variaciones, y los que eran cautos pero no encontraban la palabra adecuada siempre se refugiaban en las comillas —comillas primitivo comillas, comillas lógico comillas— mientras buscaban términos que fueran satisfactorios no sólo científica sino políticamente. Culturas exóticas. Culturas pretecnológicas. Culturas postecnológicas. Culturas posturbanas. Culturas alternativas. Culturas simpáticas. Culturas del cerebro izquierdo. Pero la palabra primitivo permanecía allí, a pesar de sus púdicas comillas, aunque no se mencionara.
    Un prejuicio, naturalmente.
    No entiendo, tecleó Anwar en Malasia.
    Yo tampoco, pero no importa. Qué estás viendo ahora, Anwar, preguntó Mara.
    Gran luna en el cielo después de arduo día de trabajo.
    Cuál es tu trabajo, preguntó Mara, pensando en la palabra "primitivo".
    Primitivo: no civilizado.
    ¿Y qué era la civilización, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una estúpida conversación con Anwar, que había tenido arduo día de trabajo en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidación. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando imágenes renacentistas, datos sobre la importación de armas portuguesas en el Japón feudal o el colapso de la economía soviética en el siglo veinte. Pedir que la máquina recitara Góngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no podía ser sólo eso. La civilización debía consistir en crearse un destino.
    Como el Pueblo Radiante.
    Destino, resopló Mara. Esos tipos se aterraban si venía una tormenta, caminaban días enteros muertos de hambre y frío, persiguiendo ganado cimarrón o perseguidos por perros salvajes. Agradecían al cielo si encontraban un ojo de agua sucia que a menudo estaba contaminada, parían hijos que a veces debían abandonar a la intemperie porque la comida no alcanzaba, se podían morir de una infección o una gripe.
    Un prejuicio, sí, pero después de cada inmersión la palabra primitivo se le imponía con más fuerza y con menos comillas. Se suponía que ojos era el método infalible de observación, pues permitía observar sin afectar al observado, sin proyectar juicios sobre sus costumbres. Cada cultura tenía sus propios valores y ellos no debían juzgarlos. Juzgar era antiético porque suponía la superioridad de unos seres humanos sobre otros, era anticientífico porque enturbiaba el análisis de los datos que conducían, cada cual en su modesta medida, a una presunta Verdad del Hombre. Etcétera, etcétera.
    Pero cuando veía gente que no tenía idea de lo que era una ducha decente, le costaba sacarse el primitivo de la cabeza, con o sin comillas, con o sin neo. Por mucho que ella y sus colegas perorasen sobre la muerte de lo sagrado, y la alienación que afectaba a los hijos de la Urdimbre, era difícil sacarse la palabra de la cabeza.
    Sí, se habían perdido muchas cosas en el camino, y uno podía discursear sobre epifanías y otros polisílabos, pero una cerveza helada a dos pasos era mejor que un riacho inmundo y barroso a diez kilómetros. Y comunicarse con alguien que tenía ganas de expresar sus sentimientos de depresión matinal con sólo pulsar un teclado era mejor que andar cargando con críos bajo el sol y la lluvia.
    El malestar en la cultura, pensó y escribió Mara sin mirar qué había respondido Anwar.
    Eso es lo que estás bebiendo, preguntó Anwar.
    Qué, preguntó Mara.
    Te pregunté qué estabas bebiendo. ¿Qué es "malestar en la cultura"? ¿Bebida típica?
    No, respondió Mara.
    ¿Cuál es bebida típica, tequila?
    No, Anwar. Supongo que mate.
    Entonces bebiendo mate, sugirió Anwar.
    Pero si todo esto era cierto, ¿por qué la adicción a las inmersiones? ¿Por qué quería regresar una y otra vez?
    No, bebiendo cerveza, respondió Mara.
    Mate.
    Sólo un neoprimitivo bebería esa cosa repugnante y verde, pensó. No se explicaba por qué intentaba entenderlos ni por qué había llegado a amarlos.
    Amarlos, de qué estoy hablando, pensó. Sí, siento amor. Necesito amor.
    Necesito amor, tecleó mecánicamente.
    Ah, amor. Buena idea, Mara. Estamos lejos, pero podemos amarnos a distancia. Solo en oficina después de ardua noche de trabajo.
    En un artículo, Mara había denunciado los prejuicios de las ciberculturas frente a las exoculturas, sugiriendo que la gran ciudad virtual de la Urdimbre era tan propensa a la contaminación como las megalópolis que ahora se desmoronaban en todo el mundo. Otro tipo de contaminación. Como el amor solitario que ahora le proponía Anwar desde Malasia.
    ¿Por qué había escrito Necesito amor?
    No creo, Anwar. Hoy me duele la cabeza, respondió Mara, preguntándose si en Malasia entenderían la broma. Claro que sí, se dijo, todos somos hijos de la Urdimbre. Y en todo caso qué cuernos me importa. Se despidió bruscamente y se desconectó.
    Bebió su cerveza y notó que la pizza se había enfriado. Comió una porción de pizza fría y pringosa, abrió otra cerveza. El malestar en la cultura.
    Somos superficiales, se dijo, y pensó en el Pueblo Radiante, que debía peregrinar días en busca de alimento. Una vida profunda: mate, animales sacrificados, vísceras humeantes, los gestos desaforados del chamán, la menstruación en medio de la roña y los pastizales desde donde llegaba el hedor de los excrementos frescos.
    Mierda, pensó, asombrándose de la nitidez y precisión de su estilo.

(c) Carlos Gardini

 



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