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ZAPPING 0147, 06-12-2002

Desde Sirio

De tanto en tanto aparecen señales que parecen sugerir que en sitios remotos de nuestro planeta habrían actuado presencias colonizadoras o civilizadoras que no tenían nada que ver con las culturas imperiales europeas ni con otra civilización humana. Algunos de estos contactos parecerían haber dejado conocimientos cósmicos a culturas que de ninguna manera podrían tenerlos, adelantándose incluso a los descubrimientos oficiales de la cultura humana. Hay gran cantidad de especulaciones sobre este tema, algunas fuera de todos los límites de lo aceptable científicamente, pero por suerte, para alimentar nuestra imaginación y deseo de misterio, algunos hechos se mantienen en las fronteras de lo que la ciencia puede descartar. Un caso interesante es el de la cultura Dogon, en lo que hoy es la nación africana de Mali.


En 1947 el antropólogo francés Marcel Griaule llevaba diecinueve años estudiando las culturas africanas y había estado viviendo junto a la tribu Dogon, en la región francesa del oeste de África, durante dieciséis de esos años. Los Dogon viven en un lugar llamado Bandiagara, en lo que es hoy la nación de Mali, entre la legendaria ciudad de Timbuctú y la ciudad de Ougadougou. Bandiagara está muy aislado, mientras que Timbuctú fue una vez un poderoso centro ubicado en las rutas de comercio que cruzaban el Sahara. Al comienzo del siglo 20 esa zona se convirtió en una posesión francesa conocida como África Occidental Francesa.





Ese año, algunos de los ancianos Dogon se aproximaron a Griaule y le dijeron que deseaban contarle algo que formaba parte del conocimiento secreto de su tribu. Griaule había estado entre ellos dieciséis años y habían llegado a aceptarlo y respetarlo. Los ancianos habían decidido que debían tener confianza en él y transmitirle su conocimiento secreto, un conocimiento que la mayoría de la gente de la tribu no tenía. Este conocimiento había sido traspasado por tradición oral durante siglos, algo común en las tribus de África, que hacen pasar así, de generación en generación, la sabiduría tribal y su historia.


Villa de los Dogon

Los ancianos Dogon le contaron a Griaule la historia de la creación del universo, de acuerdo a su mitología secreta. Le hicieron saber que los Nommo, unas criaturas mitad humanas y mitad peces, iniciaron la civilización en la Tierra. Le contaron sobre la ceremonia Sigui, que se celebra cada cincuenta años y que representa la renovación del universo. Le mostraron unas máscaras de cuatrocientos años de antigüedad que se venían usando en los ritos Sigui.

Posiblemente la cosa más interesante que los ancianos le contaron a Griaule fue su cosmología. Le dijeron que sabían que la Luna es seca y estéril, que Saturno —la estrella del lugar limitador— tiene anillos alrededor y que Júpiter —dana tolo— tiene cuatro grandes lunas. Ellos sabían que la Vía Láctea es un conjunto de estrellas en forma de espiral y que los planetas se mueven en órbitas elípticas alrededor del sol.

Los Dogon tienen una reverencia especial por Sirio. Los ancianos le dijeron al antropólogo que Sirio no era una estrella solitaria, sino tres. La que se puede ver, sigi tolo (Sirio A), es la más grande y brillante. Alrededor de ella orbita una estrella más pequeña, po tolo (Sirio B), que fue bautizada con el nombre de un pequeño grano, que se llama Digitaria. Ellos creen que esta pequeña estrella es la cosa más pesada del universo porque está hecha de un metal llamado sagala. Esta pequeña estrella orbita a sigi tolo en un ciclo de cincuenta años, siguiendo una órbita elíptica. A la tercera estrella del sistema la llaman emme ya, el sol de las mujeres. Es cuatro veces más liviana que po tolo (Sirio B) y viaja en la misma dirección alrededor de sigi tolo, pero en una órbita más alejada. Se mueve mucho más rápido por el espacio, por lo cual le lleva el mismo tiempo completar una órbita alrededor de sigi tolo. Emme ya tiene un satélite o planeta, llamado Goatherd o la estrella de las mujeres. Las máscaras sigui de cuatrocientos años de antigüedad tienen dibujos que representan esta cosmología.

El trabajo científico de Griaule sobre los Dogon, escrito en conjunto con su colega Germaine Dieterlen, se publicó en 1950. Se le llamó A Sudanese Sirius System. Griaule murió en París de un inesperado ataque al corazón en 1956 y los Dogon, en la lejana Mali, celebraron una ceremonia de funeral en su honor, mostrando su estima por aquel hombre. En 1965 se publicó un libro de Griaule y Dieterlen sobre los Dogon. Se le llamó Le Renard Pale, o The Pale Fox.

Robert Temple y El misterio de Sirio

En 1966, Robert Temple, socio de la Royal Astronomical Society y autor de varios libros, debe haber leído algo del material de Griaule sobre la cosmología de los Dogon. En 1968 obtuvo una traducción al inglés de Le Renard Pale. Se interesó en el misterio de cómo los aislados Dogon podrían haber sabido por centenares de años que Sirio, una de las más brillantes estrellas en el cielo, tenía una compañera invisible, Sirio B. Esta estrella, Sirio B, existe: es una estrella tipo enana blanca y es tan pequeña que no es posible verla sin el adecuado telescopio. Fue completamente desconocida para los astrónomos hasta 1862, cuando el astrónomo norteamericano Alvan Clark la pudo ver por primera vez. Sirio B, como todas las enanas blancas, está formada de materia densamente comprimida que, si bien no es la materia más pesada del universo, está cerca de serlo. Hasta 1926 no se había descubierto que las enanas blancas eran tan masivas que un metro cúbico de su materia podía pesar 20.000 toneladas. Se descubrió tambien que Sirio B orbita a Sirio A en una órbita elíptica que se completa en 50 años. Sirio B fue fotografiada por primera vez en 1970.

¿Cómo podían saber los Dogon sobre Sirio B si no tienen telescopios? ¿Cómo podían saber que Saturno tiene anillos, que la Luna es un lugar seco y estéril y que hay cuatro grandes lunas orbitando Júpiter? Las cuatro grandes lunas de Júpiter son las llamadas galileanas, porque el primero que las vio fue justamente Galileo, al apuntar su telescopio hacia Júpiter. Las lunas de Júpiter y los anillos de Saturno sólo son visibles a través de un telescopio.


"Casa de las palabras" de los Dogon

Cuando Temple leyó el material de Graiule sobre los Dogon, encontró que su mitología llevaba sus orígenes a los Nommo, las criaturas medio humano y medio pez de sus mitos de creación. Temple relacionó estas criaturas a Oannes, de la mitología sumeria, un criatura-dios que era mitad pez y mitad humano y que se dice llevó la civilización a los pueblos antiguos. Temple encontró, además, contactos con la mitología griega y egipcia. Escribió un libro sobre su interpretación de las creencias Dogon, llamado The Sirius Mystery (El misterio de Sirio), que fue publicado en los 70. En este libro sostiene que los Nommo fueron extraterrestres que vinieron a la Tierra desde un planeta del sistema de Sirio. Visitaron a los Dogon, a los babilonios y posiblemente a los egipcios. El conocimiento astronómico de los Dogon provendría de este contacto.

Finalmente, en 1995, los astrónomos franceses Daniel Benest y J.L. Duvent publicaron un estudio en Astronomy and Astrophysics, en el que proponen que ciertas perturbaciones que se observan en el sistema de Sirio se podrían explicar con la existencia de una tercera estrella. Propusieron que este tercer miembro del sistema es una pequeña estrella enana roja que podría ser Sirio C. Si es así, quedaría verificada otra parte de las creencias de los Dogon, la que involucra la tercera estrella llamada emme ya.

Opiniones opuestas

Inevitablemente, hay escépticos. Carl Sagan publicó una lista de lo que los Dogon no saben. Se preguntaba por qué los extraterrestres les hablarían de sólo cuatro de las lunas de Júpiter y por qué les contarían de Saturno y sus anillos y no les habrían dicho nada de las planetas más exteriores. Sugirió que la razón es que esas cosas, junto a Sirio B, son las que un visitante europeo podría haber relatado a los Dogon entre los años 1925 a 1935. En consecuencia, dijo Sagan y dicen otros, los Dogon deben haber obtenido sus conocimientos de astronomía de misioneros, comerciantes u otros visitantes del área en los años anteriores a la conversación con Griaule. Dijo Sagan que los Dogon, simplemente, incorporaron este nuevo conocimiento a sus creencias anteriores sobre Sirio A. La reverencia por Sirio A, la estrella más brillante del cielo, no es poco común entre los pueblos antiguos, debido a su aparición en el amanecer anunciando la cercanía del verano, con implicaciones para la agricultura.

¿Hubo misioneros entre los Dogon antes de 1931? Robert Temple dijo en 1990 que él le había escrito al Padre Superior de los Padres Misioneros Blancos en Mali, preguntándole cuándo se habían enviado los primeros misioneros a la región de los Dogon. Temple dijo que el Padre Superior le había dicho que los primeros misioneros habían arribado allí en 1949. Estas cosas deberían ser verificables. Los misioneros registran sus actividades muy regularmente y envían reportes periódicos a sus iglesias. Sin embargo, la presencia de comerciantes y otros europeos entre los Dogon entre 1925 y 1931 sería algo muy difícil de verificar.

La colega de Griaule y coautora, la antropóloga Germaine Dieterlen, que vivió entre los Dogon la mayor parte de su vida, fue interrogada por un reportero del programa Horizon de la BBC, sobre si los Dogon podrían haber aprendido su conocimiento sobre Sirio de otros europeos. Ella dijo que la idea era "absurda" y exhibió un objeto Dogon de 400 años de antigüedad que muestra a Sirio y sus estrellas compañeras.

Los escépticos dicen que el objeto, una máscara ceremonial, nunca fue datado con el método del carbono 14.

En un artículo llamado The Dogon Revisited, Bernard R. Ortiz de Montellano cuestiona el trabajo de Griaule sobre la cosmología de los Dogon:

De hecho, es fútil teorizar sobre toda la cuestión de los Dogon, debido a que los datos originales de Griaule, sobre los que se construye todo el edificio, son muy cuestionables. Durante años se ha criticado su metodología, que muestra un intento de redimir el pensamiento africano, sus entrevistas formales con un informante único y a través de un intérprete y la ausencia de textos en lenguaje Dogon.

Otros antropólogos que han estudiado a los Dogon en años recientes no han encontrado evidencia del conocimiento sobre el sistema de Sirio. Uno de ellos, un antropólogo belga llamado Walter van Beek, es particularmente crítico sobre Griaule, de acuerdo a de Montellano:

Van Beek señala que los datos de Griaule fueron tomados en sesiones largas e intensas con un informante principal, Ambara. En este proceso, es posible que Griaule reinterpretara los dichos de este informante a la luz de su propio conocimiento sobre Sirio y su pesada compañera, que había estado en las noticias tiempo antes de que comenzara su trabajo de campo. A la vez, los Dogon, al ser Griaule una persona extremadamente respetada y caerles bien, y al ser muy importante en su cultura el consenso y el evitar las contradicciones, podrían haber aceptado su análisis como si fuera de ellos.


Informantes de 1950

Extrañamente, en el primer trabajo científico de Griaule sobre el tema, Un Systeme Soudanais de Sirius, él pone los nombres de sus "informantes", las tribus a las que pertenecían y los lenguajes en los que hablaron. En la lista hay cuatro y ninguno se llama "Ambara". En otro lugar Griaule nombra a su instructor Dogon como Ogotemmeli de Lower Ogol, que dice ser una autoridad de los sacerdotes Dogon de Sanga. De hecho, uno de los trabajos de Griaule se llama Conversaciones con Ogotemmeli. Hay que preguntarse si el problema no será que los ancianos Dogon simplemente no tuvieron confianza en Van Beek y a los últimos antropólogos que los han visitado, como Boujou y Lane, a diferencia de la confianza que tenían con Griaule.

El libro de Temple The Sirius Mystery también ha sido muy criticado. En ningún lugar del libro se cita una afirmación de Griaule sobre que los Nommo hayan sido extraterrestres que visitaron a los Dogon. Por el contrario, en el trabajo de Griaule queda claro que los Nommo son parte del mito de creación de los Dogon. Tampoco afirma Griaule directamente que los Dogon hayan obtenido de unos extraterrestres su conocimiento sobre el sistema de Sirio. Temple extrae estas afirmaciones de los datos de Griaule. Temple también toma la teoría de Benest y Duvent sobre la posibilidad de existencia de una pequeña enana roja en el sistema de Sirio (Sirio C), que es ofrecida como una posible explicación a una perturbación orbital, y la convierte en una afirmación. Algo un tanto prematuro.

La pregunta es cómo llegaron los Dogon al conocimiento de la existencia de Sirio B y, posiblemente, Sirio C, y si es cierto que lo saben desde hace por lo menos cuatrocientos años.

Sitios relacionados  

Libros  
  • Broca's Brain (El cerebro de Broca) de Carl Sagan
    Sagan da su opinión sobre la historia de los Dogon.
  • The Sirius Mystery por Robert Temple
    Edición actualizada del libro.

(Traducido, adaptado y ampliado por Eduardo J. Carletti de varios sitios en Internet)


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