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06/nov/02
Hay varias teorías. La tradicional sostiene que el autor, Daniel Defoe, se
inspiró en un marinero llamado Alexander Selkirk. Pero hay una nueva y
polémica teoría que dice que podría haberse inspirado en un cirujano
londinense. Su odisea la habría vivido en una isla del Caribe y no en el
Pacífico chileno, como se cree.
En búsqueda del verdadero Robinson
Crusoe
(Corriere della Sera, La Nación) Todo el mundo cree que para
su más famoso personaje, Robinson Crusoe, Daniel Defoe se había inspirado en
un marinero que desde 1704 a 1709 vivió en soledad en una isla del
archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico, a la altura de Valparaíso: el
marinero Alexander Selkirk, de 33 años, cuya odisea fue más tarde narrada en
los periódicos británicos por sus salvadores, los dos exploradores corsarios
Woodes Rogers y William Dampier, a la caza de botín en las posesiones
españolas en América.
Todo el mundo cree eso, excepto Tim Severin, viajero y escritor galardonado con
el Premio Livingstone de la Royal Society de Londres, célebre por haber seguido
los pasos de Ulises, Jason, Marco Polo, Gengis Khan, Simbad el Marino, los
Cruzados e incluso de Moby Dick (la ballena blanca), y por haberse ocupado de
fascinantes libros de aventuras.
Severin anuncia que el modelo de Robinson Crusoe no fue Selkirk, sino un
conocido cirujano londinense, Henry Pitman, enviado como esclavo a las islas
Barbados, en el Caribe, por su participación en la fallida revuelta de 1685
contra Jacobo II. De allí se escapó a las Tortugas, también en el Caribe, las
islas de los Corsarios negro, rojo y verde de Emilio Salgari.
Pitman se escondió en una isla deshabitada (la Salt Tortuga) y al cabo de
increíbles vicisitudes consiguió repatriarse y publicar un libro
autobiográfico, treinta años antes de que se editara Robinson Crusoe.
Defoe afirma Severin seguramente lo leyó, y no se descarta que conociera a
Pitman o hubiese oído hablar de él. La tesis de Severin, contenida en el libro
En busca de Robinson Crusoe, editado por MacMillan en Inglaterra y por
Basic Books en Estados Unidos, ha provocado gran conmoción: ¿Es posible que
Defoe haya plagiado, siquiera en parte, al culto Pitman?
Muchos historiadores de la literatura, entre ellos Diana Sohuami (la autora de La
isla de Selkirk), lo niegan terminantemente. Y las autoridades chilenas,
país que en 1966 rebautizó la isla de Juan Fernández con el nombre de
Robinson Crusoe e hizo de ella un resort turístico, han acusado de fraude al
escritor-viajero.
Pero Severin, que peregrinó por Juan Fernández y por las Tortugas, se siente
seguro de sí mismo y cree que su descubrimiento ha de entusiasmar a los
admiradores de Crusoe, "cuyo personaje no tuvo nada que ver con Selkirk, un
hombre ignorante y burdo, incapaz de inventiva y de introspección, ni con la
inhóspita isla Juan Fernández".
Según Severin, "casi todo lo de Crusoe, desde su introspección hasta su
compañero Viernes, desde los caníbales a la descripción de la flora y la
fauna del Caribe, se debe a Pitman".
El cirujano que tuvo la desgracia de comparecer ante el despiadado juez Jeffrey
(conocido también como "el sanguinario") fue un hombre de coraje y un
buen médico.
Aun corriendo el riesgo de ser sometido a flagelación y a la inscripción en la
frente, con un hierro al rojo, de las letras FT (por fugitivo-traidor), escapó
de Barbados en una embarcación junto con otros detenidos. Se dirigió a
Tortugas, donde a menudo naufragaban los galeones españoles, no lejos de la
Costa Mosquito, entre Nicaragua y Honduras; una región infestada de caníbales,
pero también de piratas que lo apresaron y de los que logró escapar en dos
oportunidades.
Pitman sobrevivió gracias a sus conocimientos científicos y a su capacidad de
adaptación. Y Viernes, sostiene Severin, era un aborigen que permaneció con
él durante un tiempo.
Después de algunos años, Pitman fue embarcado en una nave de paso. Volvió a
Londres, fue indultado, se reintegró a su profesión y ofreció su diario a la
prensa, que lo publicó con cierto éxito.
Severin, que refiere haberlo examinado, subraya que Daniel Defoe, lector
apasionado de relatos de viajes y coleccionista de mapas, "hizo dos más
dos": copió el personaje con sus problemas prácticos y con sus estados de
ánimo y ambientó la historia en el Caribe.
¿Caso cerrado? Nada de eso. A lo sumo, lo que Diana Sohuami estaría dispuesta
a conceder a Severin es que Crusoe fuera la copia psicológica de Pitman y que
Defoe hubiera tenido acceso al diario del cirujano.
El verdadero Viernes
Pero en el escritor insiste influyeron, sobre todo, las vicisitudes de
Selkirk, por más que éste fuese un sujeto sin escrúpulos y violento con
cuentas pendientes con la justicia. Entre otras cosas hace notar Sohuami
veinte años antes que el marinero inglés, había naufragado en la isla Juan
Fernández un indio miskito, de nombre Will o William, que allí pasó unos tres
años completamente solo, entre las cabras. Probablemente Viernes habría sido
modelado sobre él y no sobre un "indio caribe".
En realidad, como en el caso de Pitman, Selkirk no fue un náufrago. Fue
abandonado por la tripulación del barco mercante o él mismo lo abandonó a
raíz de un altercado con el capitán, creyendo que pasaría en la isla sólo
unos meses y no cuatro años y medio. Una vez rescatado, participó en las
correrías de Rogers y Dampier, sus salvadores, contra las colonias españolas
en América del Sur.
De regreso en Inglaterra, no habría de permanecer mucho tiempo vivo, por más
que se hubiera convertido en una celebridad. Quizá porque tenía dos esposas,
una inglesa y otra escocesa, y lo buscaba la policía, no se sabe si por bigamia
o por lesiones en riña.
Murió a los 41 años, de fiebres tropicales, a bordo del velero Weymouth en
aguas africanas, y su cuerpo fue arrojado al mar.
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