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18/nov/02
Stephen Wolfram es un laureado científico londinense que nació en 1959 y se
educó en Eton, Oxford, y Caltech. Fue el creador del lenguaje de computación Mathematica
y ahora, luego de diez años de trabajos, propone un nuevo paradigma científico
donde lo humano es reductible a cálculos y algoritmos.
Una nueva clase de ciencia
propone un nuevo paradigma científico
(3 Puntos) Stephen Wolfram es un afamado físico y el
creador del lenguaje computacional Mathematica, que se comercializa desde
1988 y se lo considera como un avance primordial en la informática. Este
seños, sin embargo, no se queda quieto y, luego de diez años de trabajos,
publicó un libro de unas 1.200 páginas que propone que todo lo que se
considera hasta el momento como humano (es decir, atribuido a seres
inteligentes), como la capacidad de reflexión y el reconocimiento de un
propósito, sería solamente la expresión de un sistema complejo, tan sólo uno
más de los tantos que hay en el universo, reductible a cálculos matemáticos y
algoritmos.
Desde
el prólogo de A New Kind of Science (Una nueva clase de ciencia), tal el
nombre del libro, Wolfram ya elige sorprender: "Hace poco más de veinte
años hice lo que entonces me pareció un pequeño descubrimiento: un
experimento informático que realicé mostró una cosa que no esperaba. Pero
cuanto más investigo, más me doy cuenta de que lo que vi fue el comienzo de
una fractura en los mismos cimientos de la ciencia existente, y la primera clave
hacia un tipo de ciencia totalmente nuevo".
Su controvertida teoría es que todos los procesos producidos por el humano o
por la naturaleza pueden verse como cálculos computacionales o son reducibles a
algoritmos que calculen la interacción entre pequeños programas. Y ya en el
comienzo aclara que esto, en definitiva, es la continuación de algo que empezó
hace tiempo. "Hace trescientos años la ciencia fue transformada por la
dramática nueva idea de que reglas basadas en ecuaciones matemáticas podrían
ser usadas para describir el mundo natural. Mi propósito en este libro es
iniciar otra transformación similar e introducir una nueva clase de ciencia
basada en tipos de reglas mucho más generales, que pueden tomar cuerpo en la
forma de simples programas de computación", asegura el autor.
Según Wolfram el código de computación más sencillo puede revelar complejos
patrones de la naturaleza. O, dicho de otro modo, un sistema cuya conducta
parece simple, lo es. O al menos es tan simple como cualquier sistema
computacional.
Esto es la manera en que este científico explica el Principio de
Equivalencia Computacional, una nueva manera de observar cómo opera nuestro
universo y una teoría que pone entre paréntesis muchos de los supuestos de los
procesos científicos plagados de ecuaciones muy complejas acerca de los
patrones de la naturaleza.
El principio de la equivalencia computacional nos dice que reglas simples
generan contra-intuitivos resultados complejos, es decir, que los sistemas
complejos tienen un comportamiento que muchas veces parece contrario al sentido
común. Afirma también que una vez que un sistema llega a cierto grado de
complejidad, ha llegado en verdad al máximo punto de complejidad, medido por la
computación necesaria para emitir un resultado.
Los cálculos computacionales necesarios para producir comportamientos complejos
son, en potencia, los mismos. Y por eso en determinado nivel de complejidad
puede ocurrir que las reglas subyacentes no puedan ser estudiadas a partir del
fenómeno. Lo que se pone en entredicho entonces es que lo que se entiende como
"inteligencia avanzada" no implica que versiones más simples de ella
(que conviven en el universo) no tengan potencialidades, y esto es tanto para la
materia viva como la inanimada. Quiere decir que la complejidad de los sistemas
se debe solamente a la gran cantidad de componentes simples que interaccionan
simultáneamente. Entonces, más allá de las diferentes estructuras subyacentes
de los sistemas serían, sin embargo, fundamentalmente equivalentes (a nivel
computacional). De hecho ya existe un programa que producen el mismo resultado
para los patrones de pigmentación en mariscos y la conducta de mercados
financieros.
Teniendo en cuenta este principio de equivalencia computacional que nos dice que
las herramientas computacionales son tan complicadas como el sistema a estudiar
se concluye que, por obvias razones, hay límites a la misma ciencia, ya que
muchas cuestiones son imposibles de responder, porque la única manera de
descubrir las consecuencias de muchos procesos muy complejos es dejar,
simplemente, que ocurran.
Esta nueva ciencia tiene en cuenta la propia irreductibilidad computacional, en
la que las reglas subyacentes a un sistema no pueden predecir siempre el
complejo comportamiento resultante.
Para muchos, Wolfram resulta incomprensible; para otros, fascinante.
El libro, llevado a la práctica
Wolfram Research desarrolló una aplicación complementaria al libro A New
Kind of Science que se basa en los mismos programas que Stephen Wolfram
utiliza en su libro. Así la herramienta A New Kind of Science Explorer
permite al lector experimentar los descubrimientos detallados en el libro a
través de la computadora. Se pueden repetir los experimentos propuestos por
Stephen Wolfram y crear, además, experimentos propios. El programa incorpora
aproximadamente 450 experimentos interactivos, organizados de acuerdo con el
recorrido del libro, ofreciendo un sistema sencillo de referencias entre libro y
experimentos.
Links relacionados:
Artículo completo en 3 Puntos: "No
somos nada"
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Gracias Laura Siri.
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