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4/Oct/03

El Nobel de Literatura fue para el sudafricano John Maxwell Coetzee

Es un fervoroso luchador anti-apartheid de 63 años. Sólo se consiguen en la Argentina dos de sus celebradas novelas.

John Maxwell Coetzee (Foto: Clarín) (Clarín) Fue una sorpresa absoluta", dijo el escritor sudafricano John Maxwell Coetzee. Ayer a las seis de la mañana lo llamaron desde Estocolmo para anunciarle que la Academia Sueca le había otorgado el Premio Nobel de Literatura. Afirmó estar feliz de haberse enterado mientras estaba en la Universidad de Chicago, a la que definió como "mi hogar intelectual en los últimos siete años".

Según la Academia Sueca, Coetzee (que se pronuncia cutsía) fue distinguido por la sólida composición de sus novelas así como por sus diálogos y su brillantez analítica, con una dura crítica del "racionalismo cruel y el moralismo cosmético de la civilización occidental". Es el segundo sudafricano en ganar el Nobel: la primera había sido la escritora Nadine Gordimer hace doce años. Ambos fueron muy críticos del apartheid racista que imperó en Sudáfrica hasta 1991.

En Buenos Aires, las librerías sienten lo mismo que el escritor premiado: completa sorpresa. En Cúspide de Recoleta vendieron sólo siete libros de Coetzee en todo el año (cuatro de Desgracia y tres de Infancia) y en stock tenían hasta ayer a la tarde sólo dos de cada uno. "Y no es por precio alto, porque cuestan doce y quince pesos, sino porque no lo conocían", señalan. El contraste es grande: El paraíso en la otra esquina, del peruano Mario Vargas Llosa, en 2003 ya vendió 480 libros, y el stock ayer era de 86.

En el local de la librería Hernández, de Corrientes al 1400, están dispuestos incluso a colocar un cartel en la puerta del local que avise que no hay libros de Coetzee en el stock. "Será seguramente por bastantes días, porque las editoriales reaccionan lentamente", se quejan. Es que ya tienen experiencia en Premios Nobel sorpresivos: salvo el portugués José Saramago en 1998 —quien lo ganó en pleno auge en la Argentina— los premiados de los últimos años casi no registraban ventas en las librerías antes de anunciarse el Nobel. Ni el húngaro Imre Kertész en 2002, ni el inglés-indio V.S. Naipaul en 2001 ni el chino Gao Xingjian en 2000 tenían muchos lectores porteños. Tampoco el más conocido Günter Grass, el alemán Nobel en 1999, los había encontrado con un stock suficiente.

En inglés, Coetzee se vende mejor. En Kel Ediciones, especializados en esa lengua en Buenos Aires, destaca Disgrace (Desgracia) porque lo leen en los profesorados de inglés. Y cuentan que los primeros pedidos de sus obras los hicieron desde la Embajada de Sudáfrica, doce años atrás, tras la caída del apartheid.