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Publicaciones recibidas: "Nocturnos de Viriconium", de M. John Harrison
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Como dice nuestro reseñador, ¡Harrison lo hizo de nuevo! Damos cuenta de la última parte de la saga de Viriconium.
Título: Nocturnos de
Viriconium
Autor: M. John Harrison
Título original: In Viriconium y Viriconium Nights
Traductores: Manuel de los Reyes
Ilustración de cubierta: Alejandro Terán
Diseño de colección: Alberto Cairo
Bibliópolis Fantástica n° 31
Páginas: 218
Harrison lo hizo de nuevo.
Sí, sí. Harrison lo hizo de nuevo y no me refiero al ex guitarrista de los Beatles, sino al señor M. John Harrison, autor de la tercera entrega de la saga
Viriconium, de la cual nos ocuparemos en este artículo. En el primer libro, Caballeros de Viriconium, se nos ofrece un relato fantástico en un universo de
ciencia ficción. En el segundo, Tormenta de Alas, vemos la realidad trastocada por seres de otra dimensión. Y en este último nos habla de un mundo
fantástico al cual se accede a través de los sueños… o pesadillas. Tierras que sólo existen en las mentes más retorcidas de los escritores más retorcidos. Allí
veremos, por ejemplo, una gigantesca ciudad atestada de tecnología incomprensible utilizada para idiotizar y controlar a sus ocupantes. Con una sociedad
ilógica de ideales racistas y retrógrados, donde prevalece lo que se ve y todo es manejado por unos pocos que se escudan entre las sombras. Un lugar llamado
Londres. Por suerte Harrison no nos confunde mucho con esto y desarrolla la historia en nuestra normal Uroconium (No sé porque insisten con Viriconium),
con su Barrio de los Artistas, el Bistro Californium o la cafetería Luitpold, el canal Yser, Via Varese, el Paseo Protón, las ciudades costeras de Dunham
Massey, Lymm y Ferro Espinazo, las tierras de labrantío al este de Agriponte y el Gran Páramo Pardo, por ejemplo. Ese vasto territorio que hay desde
Cheminor hasta Mynned. Y no nos olvidemos de la bruma que cubre la Ciudad Vieja, la que trae la plaga.
Harrison lo hizo de nuevo, otra vez.
Después de leer Caballeros de Viriconium, uno le tomó cariño a tegeus-Cromis y sus compañeros de andanzas. Lamentablemente uno solo de los
personajes originales estaba en Tormenta de Alas, pero con éste y sus reemplazos, inmediatamente nos enamoramos de ellos. Siempre a la espera de
que aparezcan en futuros volúmenes. En esta tercera parte, Harrison no dejó a nadie. Utilizando el mismo escenario y una época distinta de la cual uno no se
puede asegurar si fue antes o después de los dos primeros libros, tenemos que lidiar con nuevos caracteres por los cuales, para colmo, no damos ni cinco
centavos al principio. Y es esa facilidad para hacer y deshacer, la abundante cantidad de detalles y anécdotas triviales, las que le permiten crear caracteres a
diestra y siniestra, evitando caer en el simplismo de utilizar uno que ya tiene probada aceptación. Si, nos va a dejar con las ganas de saber que más hizo
tegeus-Cromis, pero Ashlyme, el pintor de retratos, casi conseguirá que preguntemos ¿Cromis qué? ¿Quién? ¿Cuándo?
Los dos primeros libros tienen una continuidad temporal, aunque los relatos a modo de introducción y prologos están totalmente fuera de ella. Con
Nocturnos... pasa exactamente al revés. La introducción es una continuación del segundo libro y otro relato aislado, pero la novela en sí es totalmente
atemporal. Irreal es también una palabra que podría usar para intentar definirla. Y no le quedaría mal opresiva, caótica y angustiante. No hay
finales felices y, si bien nuestros héroes terminan "ganando", siempre se pierde algo en el proceso algo valioso, irreemplazable y amado.
Palabras de más...
Lamentablemente esta edición de Nocturnos de Viriconium contiene una serie de artículos publicados en distintos diarios y revistas. Éstos nos hacen
saber como es que Harrison escribió lo que escribió. Es como cuando explican un chiste. Uno bueno en este caso. Realmente no quería saber qué trata de decir
Harrison en sus novelas. No por lo menos de esta manera. En algún momento hubiese buscado mas información y allí me habría desasnado, pero no así. Me
hubiese gustado conservar la inocencia de creer que Viriconium es un mundo fantástico, y que cualquier parecido con la realidad era mera coincidencia.
Omar G.L. Munárriz para Axxón y Garrafex News.
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Más información:
Nocturnos de Viriconium