La
yunta e torres
Capítulo 5
El Sam y el Frodo con rumbo
de la frontera seguían,
y el Golum, con su baquía
de la pampa y el desierto
les diba haciendo de guía
por la ciénaga e’ los muertos.
No era muy lindo el camino
que el bicho les enseñaba:
con esjuerzo se arrastraban
por esteros y bañaos
ande caras de finaos
dende abajo los miraban.
No se vían pajaritos
que sacudieran las alas,
bichos ni hacienda baguala:
nomás silencio y quietú.
Andaban con lentitú,
siguiendolós la luz mala.
En ese barro jediento
hasta el upite enchastraos,
bajo un cielo encapotao
y con ganas de chubasco,
aguantaban miedo y asco
los dos hobbits asariaos.
Se pusieron los petisos
alegres cuando al final
salieron del fachinal,
y el contento jue más hondo
cuando salió el sol redondo
más luminoso que un rial.
Pero al bicho flaco y fiero
no le gustaba la lú:
le hacía mal a la salú
y por eso pegó un grito,
y a echarse jue derechito
a la sombra de un ombú.
“¡Tán locos pa’ que les guste
esa cosa tan quemante!
Va a valé má que se aguanten,
porque demientsha’ haya sol
ni el Golum ni el Esmeagol
pensamo’ seguí adelante.”
“¡Encima e’ fiero, haragán!”,
andaba insistiendo el pión.
“¡Echeló e’ una vez, patrón,
y que se pierda en la selva!
¡Tirelé con un toscón
pa’ que entienda que no güelva!”
“No, Sam”, lo paró el Frodo,
“tiene razón la cosa ésta.
Si andamo’ con sol a cuestas
puede verno’ algún sotreta.
Comamo’ un poco e’ galleta
y durmamonó’ una siesta.”
Mientras dormían los hobbits
con el canto e’ las chicharras,
comiendosé una mojarra
cruda y sin destripar
dentró el Golum a payar
él solito y sin guitarra.
“E’ güenito el Esmeagol,
él les hizo una pshomesa
a lu’ hobbi’, y eso pesa
pa’ seguí con el asunto”,
y él se hacía el contrapunto
con voz un poco más gruesa:
“Dígame usté, compañeyo,
y conteste con pshudencia,
si aguanta’le la insolencia
a estu’ hobbi’ no es al cuete.
Dejesé de sé alcahuete
y agaye su peshtenencia.”
“No pudemo’, mi compadshe,
entiendaló, no sea malo:
¿Me pide que mate a palo
al Fshodo, mi patshoncito?
¿O que vaya despacito
y me ponga a acogota’lo?”
“No invente lo que no dije
ni me tuerza la intención:
yo no digo que al patshón
tengamo’ que hace’le nada.
Otsha cosa es el panzón
del mondongo y la papada.”
“Con el hobbi’ goshdo y feo
hay que sé güeno’ también,
po’ más que como yecién
nos diga que nos vayamo’.
¿No se acueshda que juyamo’
que vamo’ a poshta’no’ bien?”
“Que tenemo’ que sé’ güeno’
acá no está en discusión,
peyo piense, cabezón:
¿Le payece e’ güen crioyo
anda’ llevando el tesoyo
pa’ que lo tenga el Sauyón?”
“Tiene yazón, esa cosa
de güena no tiene ná.
Por eso vamo’ a pasá
por ande vive la doña,
pa’ que ella con su ponzoña
les enseñe a no embshomá.”
“¡Sí señó, a lo de la doña!
Y quién no le dice a usté
que el tesoyito nos dé
endijpué e’ manda’lo’ al buche.
¡Y ya naides más nos ve,
po’ más que sí nos escuche!”
“Hay que vé cuando a lo’ dó
se lo’ coman como yosca
cuando caigan como mosca
en la tela de la ayaña.
La veshdá que a mí me estshaña
que mejó no nos conozcan.”
Y cuando a un entendimiento
con él mismo hubo llegao,
se durmió todo enroscao
y soñó con la sortija
aquel bicho sabandija,
maula, feo y disgraciao. |