Saurio - Apuntes Biográficos


De Enciclopedia de la Ciencia Ficcion y Fantasia argentina

Vida

El 4 de abril de 1965 nació circunstancialmente en la frontera entre los barrios porteños de Palermo y Almagro, en la vereda correspondiente al primero, es decir, en el Sanatorio Güemes. Salvo los dos primeros años de su vida, que los pasó en Lanús, hasta los 20 vivió en Adrogué (Pcia. de Buenos Aires). Luego se mudó a Capital y desde entonces habita diversas zonas de Palermo y, actualmente, Villa Crespo.

Salvo primer grado, toda la primaria y la secundaria la hizo en el Euskal Echea de Llavallol, un colegio de curas franciscanos y vascos. Estos años, coincidentes con el último gobierno de Perón y la dictadura militar, explicarían muchas cosas de su escritura y de su ideología, especialmente la paranoia y el escepticismo militante. La obsesión con la muerte no, eso es previo y se remonta hasta donde tiene memoria.

Influido por la lectura de los ensayos de Isaac Asimov, un cierto interés por el tema y la tendencia a hacer lo contrario de lo que la gente esperaba de él, su primer paso por la universidad fue en la carrera de Química en la UBA. Después de siete años de darse la cabeza contra la pared y de tener varios accidentes en el laboratorio decidió que la carrera de Ciencias de la Comunicación era más afín a lo que venía desarrollando en el plano laboral, es decir, la redacción publicitaria. Finalmente, en 2003, se recibió con el título de Licenciado.


Literatura

La escritura de Saurio es inclasificable y ecléctica, pero podría decirse que normalmente escribe ciencia ficción y humor, con incursiones frecuentes en la literatura experimental, la poesía y la literatura infantil.

Tiene escritas dos novelas (El vacío del bostezo y La indiferencia de los peces), cuatro libros de poesía (Lo que quedó después de que no quedó nada, ¿Qué culpa tengo yo si soy hermoso?, ¿Qué pasó que yo no me enteré? y ¡U’ Dio!), uno de cuentos (Un agujero sin bordes), uno de humor (Un libro al pedo) y dos de ficción breve y experimental (Estampas del mismísimo cielo y No es palabras). Un libro al pedo y Un agujero sin bordes.

Cuentos suyos han aparecido en Axxón, NM, Cuásar, Con V de Vian, The Uchronicles, Biblioteca Imaginaria, Casi Nada, Wo Sut, 74 metros y La Idea Fija, además de en las antologías de ciencia ficción Al sur del tiempo, Aurora y Desde el Taller.

En septiembre de 2005 ganó el primer premio del 2° Concurso Internacional de Cuentos para Niños organizado por Imaginaria y EducaRed.

Actualmente tiene varios proyectos simultáneos, que de prosperar se traducirían en tres novelas, otro libro de poesías y tal vez dos de cuentos.

Durante 2006 y parte de 2007 escribió el Batiburrillo, una sección de humor que solía aparecer regularmente en Axxón. El Batiburrillo no está finalizado y probablemente se reinicie muy pronto.


Historieta

Si bien hacer historietas es uno de los intereses tempranos de Saurio, no es hasta 1996 que se dedica “profesionalmente” al tema, cuando “Podría ser peor” fue seleccionada como finalista en el premio 1996 de Humor Gráfico del diario La Nación, lo que le valió que ésta fuera expuesta en el espacio de historieta del Centro Cultural Recoleta y publicada intermitentemente entre noviembre de 1996 y junio de 1997 en La Revista de La Nación. “Podría ser peor” también fue publicada en El maravilloso mundo de Saurio y en La idea fija. Actualmente esta tira, que se caracterizaba por un humor surrealista y cercano al teatro del absurdo, está suspendida, aunque siempre está la posibilidad de reactivarla en un futuro.

A principios de 2006 aparecen los Cartoneros del espacio, una historieta serial que se publica semanalmente en La idea fija. Con abundantes guiños a los tópicos de la Space Opera, la ciencia ficción cinematográfica y el comic en general, ésta es la historieta con la que Saurio se siente más satisfecho y es el proyecto al que más energía le ha puesto en los últimos dos años.


Música

Saurio no es un buen músico. De hecho, tiene serios problemas de ritmo, desafina increíblemente al cantar y es un ejecutante básico de flauta dulce. Sin embargo, el deseo de hacer música es tan grande en él que podría decirse que fue el catalizador para que comenzara a escribir y a dibujar: en su temprana adolescencia fue el líder de un grupo de rock sinfónico imaginario llamado Arqa para el cual escribía las letras e ilustraba las tapas. Estos primeros esbozos literarios y gráficos derivaron en cuentos y dibujos y por años el deseo de hacer música estuvo insatisfecho. Hasta que la llegada de las computadoras y el MIDI le proveyeron la prótesis que necesitaba la discapacidad musical de Saurio y así, primero con la Commodore 64 y luego con las sucesivas PC fue pudiendo sacar de su cabeza todas las canciones que se habían acumulado ahí dentro. La música de Saurio puede catalogarse como experimental, concreta y electrónica, con influencias de The Residents, Renaldo and the Loaf, Laurie Anderson y Art of Noise. Este ha sido otro de los proyectos a los que le ha dedicado bastante energía en los últimos años y es probable que muy pronto compile los varios temas que tiene en un CD.


Periodismo cultural

En lo tocante al periodismo, durante 1999 estuvo a cargo de la sección Los Raros en el suplemento Vía Libre del diario La Nación. En esta sección se dedicó a recomendar con un entusiasmo digno de mejores causas discos extraños, libros enterrados, series de culto, websites poco convencionales y cualquier otra cosa que sea rara, marginal, curiosa, alternativa o ignorada por esta era marketineada y posmoderna.

A esto hay que sumar sus críticas literarias en las revistas Cantarrock (1988) y Twist y Gritos (1984) y artículos científicos y traducciones en Informaciones Roemmers (periódico bimensual del laboratorio homónimo).


Artista plástico

Como pintor participó de varias muestras colectivas, la última y más importante fue Libros de Artistas III (4 al 30 de Noviembre de 1998, en la Biblioteca Nacional), donde expuso el libro Nada del otro jueves. También realizó una muestra individual, Piletas, en 1990 en el Bar El Taller (Palermo Viejo) y un mural suyo quizás aún se pueda ver en Holmberg y Monroe, si es que el tiempo, el vandalismo o la Municipalidad no han conspirado contra él.

Además, ilustró Barrio Trucho de Juan Desiderio en la edición Casilibros de la Casa de la Poesía de la Ciudad de Buenos Aires y gran cantidad de cuentos para Axxón.


Revistas

Hacer revistas es una de las actividades favoritas de Saurio y quizás la que más lo fortaleció como escritor.

Su primera incursión en el género fue Wo Sut, que apareció entre septiembre de 1981 y noviembre de 1982. Duró siete números, los cuales vendía a mano en la feria de Plaza Italia, con todo el riesgo que esto implicaba en plena dictadura militar pese a que la revista no era ni resistente ni combativa, al menos en lo aparente. Si bien Saurio era el que definía qué material se publicaba y tenía la última decisión en todo, fueron importantes los aportes de Alex Wiegrebe, Julio Salesses, Gabriela Bruno y Roxana D’Auro, quienes ayudaron a darle una identidad a Wo Sut.

A principios de 1984, junto a Leonardo Longhi, Javier Fernández Meraz y Verónica Gamberale, nació 74 Metros, totalmente orientada a la literatura. 74 metros se definía como una "revista de doble uso" y tenía como lema "El que se frena se oxida". Se caracterizaba por una rabiosa actitud vanguardista, una estética hazlo-tú-mismo en la que primaban el collage y el azar y una tendencia a la creatividad colectiva. El número cuatro (aparecido en noviembre de 1986), fue la culminación y la concreción de todo lo que Saurio, Longhi y Fernández Meraz (Gamberale ya no era de la partida) habían ensayado en los tres números anteriores. La tapa estaba serigrafiada sobre cartón y gran parte de su contenido preanunciaba en cierta manera los hipertextos ya que, de hacerse hoy, este número resultaría sitio web lleno de animaciones interactivas en Flash y no el collage de fotocopias y tipografías que fue.

El hecho de sentir que habían llegado al techo de lo que podían hacer gráficamente con pegotes y fotocopias, el surgimiento de otros intereses creativos y las fricciones generadas por la descomunal demora en la realización de este número hicieron que nunca hubiera una quinta 74 Metros.

Pese a que Saurio y Longhi se juntaron varias veces para resucitar esta revista, fue recién en 1999 cuando logran romper el círculo vicioso y deciden abandonar el nombre pero no el espíritu. Así nace La Idea Fija. Originalmente iba a ser un par de pliegos tabloide pero el proyecto fue creciendo hasta transformarse en una revista de más de cuarenta páginas. Los altos costos de impresión hicieron que, en abril de 2000, decidieran sacarla provisoriamente en internet y ver qué pasaba. El resultado fue tan sorprendente que lo provisorio se transformó en permanente.

La idea fija se define como una “revista bastante literaria” y comparte con 74 metros la actitud autoirónica y provocadora. Se caracteriza por publicar autores de culto y material inédito o muy difícil de conseguir, y el plato fuerte de la revista son sus especiales monográficos dedicados a autores como Néstor Sánchez, Terry Pratchett, William Gibson y C. E. Feiling, entre otros.


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