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A la caza de vida exterior:
Solífugos

Solífugo
El primer nombre que tuvieron estos arácnidos fue el de "solpuga" (el que combate al Sol), ideado por Plinio (23-79 a.C.) para designarlos, aunque éste creía que se trataba de arañas. Al orden se le llama hoy Solifuga (el que huye del Sol) y también Solpúgidos (Solpugida). De todos modos, ni uno ni otro es un nombre exacto: algunos se esconden de la luz directa, recluidos siempre en lugares oscuros y activos únicamente durante la noche, pero hay especies diurnas que abundan en las zonas áridas y desérticas y que cazan a sus presas directamente bajo los rayos del Sol. Una de sus características principales es la gran agilidad y asombrosa rapidez de sus movimientos. Cuando persiguen a una presa o cuando se sienten descubiertos, es tal la carrera que emprenden que es difícil seguirlos con la vista y mucho más difícil aún capturarlos. Esta es una de las razones principales por la cual se encuentran tan pocos ejemplares de este grupo en las colecciones científicas. Esta particularidad dio lugar a otro de sus nombres en inglés, windscorpions (escorpiones veloces como el viento). En México los llaman matavenados, algo completamente injustificado pues no son venenosos, ni tienen suficiente tamaño para causar una herida mortal a un animal grande. Se trata de nombres asignados por leyenda. Los solífugos carecen de glándulas de veneno. Su tamaño varía entre 1 a 7 cm. En la actualidad se conocen aproximadamente 800 especies.
Solífugo

Axxón: Zapping 0183