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ZAPPING 0207, 13-mar-2004
Alucinado magnetismo
Imagen del Hubble (183 Kb)
Imagen de Urano y sus anillos tomada por el telescopio espacial Hubble el 8-ago-1998
(ver galería de fotos en arcetri.astro.it)

El planeta Urano, descubierto en 1781 por William Herschel (1738-1822) —astrónomo británico de origen alemán que catalogó más de 800 estrellas dobles y 2.500 nebulosas— es el séptimo desde el Sol y es el tercero en tamaño del Sistema Solar, después de Júpiter y Saturno.

Tiene un diámetro en el ecuador de 51.800 kilómetros y completa su órbita alrededor del Sol cada 84,01 años, a una distancia media del Sol de 2.870 millones de kilómetros. Un día en Urano dura 17 horas y 14 minutos.

Urano tiene por lo menos quince lunas. Las dos más grandes, Titania y Oberón, fueron descubiertas por el propio William Herschel en 1787.

Se ha detectado que la atmósfera de Urano se compone de un 83% de hidrógeno, 2% de metano y pequeñas cantidades de acetileno y otros hidrocarbonos. El color verde azulado de Urano se debe al metano que hay en la parte alta de la atmósfera, que absorbe la luz roja.

Urano tiene estructuras parecidas a las bandas latitudinales más intensas de Júpiter y Saturno, que son nubes que circulan a latitudes constantes. En las latitudes medias de Urano los vientos soplan en la dirección de la rotación del planeta y alcanzan velocidades de 40 a 160 metros por segundo (145 a 570 kilómetros por hora).

Mediciones hechas por los científicos por radio han determinado que en el ecuador hay vientos que soplan a unos 100 metros por segundo en dirección opuesta.

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Anillos y satélites acompañantes

En 1977 se descubrieron los primeros nueve anillos de Urano, que fueron fotografiados y medidos durante las visitas de las naves Voyager. Luego se encontraron otros anillos más. Los anillos de Urano son claramente diferentes de los de Júpiter y Saturno.

El más exterior de los anillos, Epsilon, está compuesto por trozos de hielo de varios metros de extensión. También parece existir cierta distribución de polvo a lo largo del sistema de anillos.

A su alrededor podrían existir también un enorme número de anillos estrechos, posiblemente incompletos (arcos de anillo), con anchos de hasta 50 metros. Es difícil detectarlos porque las partículas de los anillos tiene baja reflectividad.

Al menos uno de los anillos, el Epsilon, tiene un color gris. El anillo Epsilon tiene dos satélites acompañantes, las lunas Cordelia y Ofelia.

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Detalle de los anillos (procesado de imágenes de sondas)

Como varios planetas en este Sistema, Urano tiene sus rarezas y misterios. Una de las cosas es la enorme inclinación de su eje de rotación con respecto al plano del Sistema, de casi 98°, un valor verdaderamente poco común. Se supone que la inusual posición puede ser el resultado de una colisión con un cuerpo planetario durante la historia temprana del Sistema Solar.

La nave Voyager 2 comprobó que una de las consecuencias más sorprendentes de esta posición ladeada es su efecto sobre la posición de la cola del campo magnético, que está inclinado 60 grados respecto al eje de rotación del planeta. Esto rompe con las reglas planetarias.

Se ha comprobado que la cola magnética que va quedando detrás del planeta posee la forma de un sacacorchos, debido a la rotación y la rara posición del campo.

No se conoce la fuente del campo magnético. Según parecía, entre el núcleo planetario y la atmósfera debería haber un supuesto océano de agua y amoníaco, bajo una inmensa presión y eléctricamente conductivo, por lo que podría ser el generador del campo magnético. Sin embargo, ciertos análisis mostraron que no existe.

Debemos recordar que se piensa que los campos magnéticos de la Tierra y otros planetas son el resultado de las corrientes eléctricas producidas por sus núcleos fundidos. Los campos magnéticos son creados como por una dínamo: bajo la superficie planetaria hay un fluido que conduce la electricidad, que circula movido por una fuente energética (el calor y la rotación). En el caso de la Tierra, por ejemplo, su núcleo está cubierto por un fluido rico en hierro derretido, propulsado por la rotación del planeta y por las corrientes de convección que transfieren las altas temperaturas del núcleo hacia la superficie.

En Júpiter y Saturno, que son gigantes compuestos mayormente de gases en lugar de planetas rocosos como la Tierra, se cree que el campo magnético proviene de una delgada capa de hidrógeno, comprimido por inmensas presiones hasta formar una sopa de protones y electrones, que gira alrededor de un pequeño núcleo sólido.

El Voyager 2 descubrió en 1986 que los campos magnéticos de Urano y Neptuno parecen ser fundamentalmente distintos, lo que llevó a suponer que se generan por algún extraño mecanismo, que hasta ahora no se imaginaba.

Como siempre, los enigmas se van develando. Un estudio presentado esta semana en la revista Nature por Jeremy Bloxham y Sabine Stanley, de la Universidad de Harvard, explica que la razón de esta configuración tan extraña es que las estructuras internas de los dos gigantes son radicalmente diferentes de lo que se asumía previamente para estos helados planetas gigantes.

Inclinaciones del giro (cian) y del campo (violeta)

La estructura oculta de Urano (y también de Neptuno) estaría exclusivamente compuesta por una fina capa de fluido metálico, que está en movimiento a causa de alguna fuente de energía. Por esta razón los campos magnéticos aparecen invertidos y existen dos polos norte y dos sur, porque son producidos por dos "barras" magnéticas (dos imanes diferentes).

Los investigadores de Harvard crearon un modelo de computadora que reproduce con mucha exactitud los extraños campos magnéticos detectados por el Voyager 2.

Los científicos dicen que para obtener evidencias sólidas de que estos modelos en verdad existen en esos alejados planetas sería necesario visitarlos con una sonda espacial, pero se sabe que por ahora no se prevé ninguna misión. De todos modos, los autores del estudio afirman que las próximas investigaciones de Estados Unidos y Europa sobre Saturno y Mercurio ayudarán a comprender el funcionamiento de los campos magnéticos planetarios.

Más datos:

(Traducido, adaptado y ampliado por Eduardo Carletti de diferentes sitios de Internet)


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