Héctor Chinchayan Paredes

Héctor nació en Chimbote, Perú, el 27 de enero de 1965.

Desde su acercamiento a Axxón, he podido apreciar la enorme calidad de su trabajo.
Ha realizado varias muestras, y aquí le presentamos, entre otros trabajos, algo que el propio autor dice sobre su serie Huellas de Guerreros y Dioses:

El arte precolombino me ha permitido desarrollar una propuesta estética muy particular. Cada día soy más consciente de la importancia de nuestro legado histórico y de las innumerables posibilidades que ofrece al artista contemporáneo. No es pues gratuita la idea aquella de que conocer lo nuestro amplía las perspectivas.

Las imágenes que presento en mis pinturas son fantásticas (en el sentido de sobrenatural) y universales (con implicancias cósmicas), a pesar de los referentes prehispánicos que utilizo. Estas composiciones buscan, incansablemente, una respuesta que justifique la existencia; revelación que hasta el momento la humanidad tampoco ha hallado.

En este sentido, para mí es fundamental la relación hombre–naturaleza y el hecho de que «desde un comienzo» el hombre creyó en un ser superior. Por ello me centro en recrear estas maneras de sentir y apreciar el mundo, pero a partir de un punto de vista muy personal, ya que además trabajo personajes que ordenan–y–desordenan este cosmos: los guerreros.

Cada pintura que constituye mi muestra Huellas de guerreros y dioses encierra y sugiere diversas ideas. Esto hace que la lectura sea mucho más amplia, en la medida de que lo explícito se difumina en el entorno. Es decir, he pretendido plantear una propuesta pictórica de interpretación abierta, a fin de que cada individio, a partir de su experiencia, formación e información, concluya cada una de las obras.

En cuanto al trato pictórico, los colores tienen que ver con los ceramios, mantos y trabajos en piedra de las culturas prehispánicas. Asimismo, las formas son geométricas bidimensionales. Y en cuanto a la técnica, empleo óleo sobre tela, nórdex y muchas veces texturo con arena.

En mis imágenes existen figuras fragmentadas que forman a los personajes y a la vez los desmaterializa, con lo que logro dinamismo y atmósfera. Algunas tienen una apariencia estática, sin embargo, la posición de las verticales, horizontales, diagonales y líneas onduladas hace que la obra sea dinámica.

Por último, en mi propuesta me empeñado en rescatar y reinventar símbolos, con el objeto de brindar un discurso más rico en significados. Pero este recurso no es una receta inflexible, sino todo lo contrario: otra parte de mi obra ofrece formas figurativas que se sustentan en una simbología mucho más libre.

Veamos qué dice sobre este trabajo Yessica Herrada, en el número 6 de la Revista Escenas:

Son pocos los artistas que se atreven a explorar elementos tan propios. Muchos se pliegan a la tan mentada aldea global, pero Héctor Chinchayán ha encontrado en nuestra mitología precolombina una fuente de la que todavía queda mucho por sacar. Recientemente expuso en el Real Club de Lima y su obra atrapó a propios y extraños.

Huellas de Dioses y Guerreros nos introdujo en un universo mítico mediante un estilo muy personal. Y es que Chinchayán conjuga elementos pertenecientes a culturas precolombinas –Mochica y Chavín, sobre todo– y crea un lenguaje propio. En su búsqueda le da una visión diferente a lo que ya está establecido. Figuras, símbolos, colores. Todo pasa por el filtro creativo del pintor, lo recicla, lo transporta en el tiempo, y el resultado final es un encuentro de fuerzas internas. Precisamente, sus cuadros amalgaman la búsqueda y el encuentro de esos dioses y guerreros que todos llevamos dentro. El artista propone y el espectador dispone.

Sin huirle a las formas naturales, Chinchayán domina el secreto de las formas y se da el lujo de jugar con ellas. De hecho, se nota una gran exigencia entre líneas y formas. La cuestión visual puede ser diferente, pero no deja de ser realista. No contento con lo avanzado, el pintor piensa persistir en esa búsqueda. Seguirá recorriendo los caminos por los que transitaron nuestros antepasados y recreará un universo que no tiene límites de tiempo. Sin duda, Chinchayán ha logrado ponerle una marca personal a su obra que va más allá de una firma.