¿Podrían sobrevivir en Marte los microbios de Phoenix?
Una de las cuestiones a tener en cuenta cuando se construye un aparato para ser enviado al espacio es que lleve la menor cantidad de vida terrestre microbiana posible.
Por Ellen Callaway
La sonda Phoenix podría haber estado cubierto por docenas de especies de bacterias cuando dejó la Tierra, y algunas podrían haber sido suficientemente resistentes como para apañárselas en Marte, según sugieren dos nuevos estudios.
Pero los investigadores dicen que las partes de la sonda que contactarán con el hielo de agua en Marte, que podría proporcionar sustento para la vida, han sido cuidadosamente esterilizadas, minimizando así la probabilidad de que la vida terrestre colonice el planeta.
Los microbios de Phoenix podrían haber sobrevivido al viaje hasta Marte, pero el brazo robótico de la sonda, que probablemente hará contacto con hielo de agua, fue cuidadosamente esterilizado y protegido por una "barrera biológica" hasta que la sonda aterrizó © Universidad de Arizona/NASA/JPL |
Hace mucho tiempo que la NASA se dio cuenta de que las naves podrían esparcir en otros planetas las semillas de la vida terrestre. Para eliminar las posibilidades de transportar microbios al espacio, sondas como Phoenix, que aterrizó en las planicies del Norte de Marte el 25 de mayo, se ensamblan ahora en habitaciones limpias ventiladas con aire filtrado.
La NASA también toma muestras de la nave para medir los niveles de bacterias especialmente resistentes que forman esporas, que pueden permanecer latentes durante décadas y soportar temperaturas extremas.
Pero la agencia no comprueba rutinariamente las bacterias menos resistentes o los microbios que no pueden ser cultivados, dado que se supone que la intensa radiación ultravioleta en Marte mataría rápidamente la mayor parte de esos organismos.
Censo microbiano
Para rellenar este hueco, un equipo del Jet Propulsion Laboratory de la NASA (JPL) en Pasadena, California, EE.UU., realizó un censo de toda la vida microbiana que vivía en la habitación de ensamblaje de la Phoenix a medida que la misión progresaba.
Alrededor de cuatro meses antes del lanzamiento, en abril del 2007, al menos 100.000 células microbianas, pertenecientes a 132 tipos diferentes de bacterias, cubrían cada metro cuadrado de la habitación. En junio, el equipo del JPL encontró pruebas de la existencia de al menos 35.000 células por metro cuadrado, que pertenecían a 45 tipos distintos de bacterias; un descenso probablemente debido al incremento en el esfuerzo por mantenerlo limpio.
Para cuando la sonda fue lanzada en agosto, la habitación tenía al menos 26.000 células por metro cuadrado, y 100 tipos de bacterias. Por su parte, la faringe humana alberga billones de bacterias y más de mil especies, y un gramo de tierra contiene decenas de millones de microbios y cientos de especies.
"Bichos" resistentes
Entre las bacterias de la habitación de ensamblaje había "bichos" capaces de tolerar el calor, el frío y la sal. Uno especialmente resistente, llamado Bacillus pumilus, puede soportar dosis de radiación UV que matarían a casi todo el resto de vida.
"Este es el organismo más fuerte que hemos aislado nunca", dice Parag Vaishampayan, un microbiólogo del JPL, que presentó sus hallazgos esta semana en la reunión anual de la American Society for Microbiology en Boston, Massachusetts.
Su colega Kasthuri Venkateswaran también investigó qué les pasaría a los microbios que hubieran alcanzado Marte en la Phoenix, una posibilidad plausible.
Tierra simulada
Para simular las condiciones del planeta, los investigadores pusieron bacterias en cámaras de cultivo especiales que simulaban la presión del aire, la temperatura y la radiación UV del planeta rojo.
En los primero cinco minutos, tres especies de bacterias habían muerto, incluyendo una resistente a la radiación. Pero cuando el equipo del JPL añadió tierras parecidas a las de Marte, del desierto de Atacama y de un volcán hawaiano, que podrían proteger a los microbios de las radiaciones peligrosas, algunas bacterias consiguieron sobrevivir.
"Estos datos sugieren que sí, algunos morirán, pero nunca tendrás un 100% de esterilidad", dijo un miembro del equipo, Rocco Mancinelli, un microbiólogo del SETI Institute en Mountain View, California, EE.UU.
De todos modos, añade, la aparente carencia de agua y nutrientes en Marte hace que cualquier bacteria terrestre que hubiera soportado el viaje tendría muy difícil multiplicarse allí.
"Barrera biológica"
Andrew Schuerger, un microbiólogo de la Universidad de Florida, en Gainesville, EE.UU., que colaboró en los experimentos de simulación de Marte, dice que, durante los experimentos, la única posibilidad de que florecieran los microbios polizones de Phoenix eran esas cálidas y húmedas muestras de tierra marciana.
De todos modos, la NASA tomó precauciones adicionales para esterilizar y proteger esas partes de la sonda con una película protectora llamada "barrera biológica". "Hay alguna posibilidad de contaminación, pero la probabilidad es muy baja", dijo a New Scientist.
La Phoenix no tiene la capacidad de detectar o distinguir la vida, sólo busca los compuestos orgánicos que podrían sustentar vida, dice el miembro de la misión Sam Kounaves de la Tufts University en Medford, Massachusetts, EE.UU.
Atisbo de vida
Pero si alguna futura misión encuentra un atisbo de vida en Marte, es importante saber qué microbios podrían haber sido transportados desde la Tierra, dijo Vaishampayan a New Scientist.
Como resultado de la investigación de Vaishampayan, la NASA contará los microbios de la nave usando métodos más sensibles.
Eso es importante, ya que la contaminación se hace más probable, aunque todavía remota, si las misiones como Phoenix continúan visitando zonas de Marte agradables para las bacterias de la Tierra, dice el astrobiólogo John Rummel, anteriormente el encargado de protección planetaria de la NASA.
"Si vamos a entrar en esas zonas, lo haremos con un vehículo muy limpio", dijo Rummel a New Scientist.
Fuente: Astroseti
Traductor al español: Claudia Rodríguez Ruiz
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