¿Puede el ártico marciano soportar vida extrema?
Extraños microbios viven en los ambientes más duros de la Tierra, desde el seco Desierto de Atacama en Chile hasta los respiraderos del oscuro fondo marino en el Pacífico. ¿Podría tal vida exótica emerger en las congeladas planicies del ártico marciano?
Escrito por ALICIA CHANG
LOS ANGELES (AP) La sonda Phoenix, de la NASA, podría descubrirlo pronto. Desde que aterrizó cerca del polo norte marciano hace un mes, el lander trípode ha estado ocupado usando su largo brazo para perforar el pegajoso suelo y recolectando cucharadas para hornear en un horno de pruebas y observar bajo el microscopio.
Aún no ocurre el momento "eureka". Pero el Phoenix ha encontrado una pista prometedora la semana pasada cuando descubrió lo que los científicos piensan que son motas de hielo en una zanja y una cubierta helada en otra. Los científicos esperan que los experimentos en el lander revelen si existe agua y elementos tales como carbono, hidrógeno y nitrógeno.
"Estamos buscando los ingredientes básicos que permitirían que la vida prosperara en este ambiente", comentó el científico en jefe Peter Smith de la Universidad de Arizona en Tucson al describir la meta de la misión.
El descubrimiento de formas de vida extrema, conocidas como extremófilos, en rincones y grietas inesperadas de la Tierra en los últimos años ha ayudado a informar a los científicos en su búsqueda de vida extraterrestre.
"Esto es algo muy sugerente que existan mundos perdidos que puedan soportar vida en lugares que pudieran parecer como terrenos de cuarta" comentó Seth Shostak, astrónomo del Instituto SETI, una organización no lucrativa dedicada a la búsqueda de inteligencia extraterrestre.
Mientras que la posibilidad de ET parece crecer con cada nuevo descubrimiento de extremófilos en la Tierra, la verdad es que no hay evidencia de que haya evolucionado vida en Marte o de que aún exista en la actualidad.
Pero si hubo vida en el pasado o en el presente del Planeta Rojo, un gran "Si", los científicos especulan si sería similar a algunos extremófilos en la Tierra, microscópicos y resistentes, capaces de resistir temperaturas más bajas que en la Antártica y presiones menores.
"Van a ser microbios, no hombrecitos verdes" comentó Kenneth Stedman, biólogo del Centro para Vida en Ambientes Extremos en la Universidad Estatal de Pórtland.
Bajo el microscopio, los extremófilos varían en tamaño y forma. Algunos parecen sacacorchos en miniatura mientras que otros son bastones o tienen formas irregulares. Los científicos usan tintura para distinguir a los vivos de los muertos.
La misión Phoenix tiene sus limitaciones debido a un recorte en el presupuesto de 420 millones de dólares. No lleva instrumentos capaces de identificar fósiles de elementos vivos. En su lugar, el lander tiene un conjunto de hornos y un analizador de gas que calentarán el suelo y el hielo y "olerán" los vapores resultantes buscando elementos amigables con la vida. Su laboratorio de química húmeda probará el ph o acidez del suelo, de la misma manera que lo hacen los jardineros. Y su microscopio examinará los gránulos del suelo buscando minerales que podrían indicar la presencia de agua.
La mayoría de las cosas vivientes en la Tierra prosperan no solo en la presencia de agua, si no que también necesitan luz del sol, oxígeno y carbono orgánico. Pero el rango de condiciones en los que la vida puede sobrevivir ha sido expandida con los recientes descubrimientos de micro organismos atrapados en los glaciares y rocas o viviendo en respiraderos volcánicos y lagos parecidos al ácido de las baterías.
Estas condiciones extremas en la Tierra se asemejan a las condiciones encontradas en el ambiente marciano y de otras partes del Sistema Solar. En la actualidad Marte parece un desierto sin pista alguna de agua en su superficie curtida por la intemperie, aunque estudios sobre algunas rocas sugieren que el planeta estuvo húmedo alguna vez.
La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que la vida no podría desarrollarse en la superficie marciana, la cual es bombardeada por dosis letales de radiación. Pero las imágenes de los satélites indican un lado más suave, observando indicios de un gran almacén subterráneo de hielo cerca de las regiones polares del Planeta Rojo. La semana pasada el Phoenix golpeó lo que se cree que es una capa helada a dos pulgadas por debajo de la superficie.
Aún si Phoenix descubriera condiciones favorables para la existencia de microbios, una sonda más sofisticada hubiera sido necesaria para determinar si la vida alguna vez estuvo o esta presente ahí.
La última vez que la NASA buscó organismos fue durante 1976 con las naves gemelas Viking, las cuales tomaron muestras del suelo cerca del ecuador marciano pero resultaron negativas.
Los científicos eligieron excavar en el lejano norte de Marte en esta ocasión por que piensan en su analogía con las regiones polares de la Tierra, las cuales preservaron los bloques básicos de la vida e incluso vida misma en el hielo.
Los investigadores han mostrado que microbios de la Tierra pueden estar inactivos en el frío profundo durante miles de años y ser despertados bajo las condiciones adecuadas.
En el 2005 los investigadores de la NASA anunciaron que habían reactivado una bacteria aparentemente dormida durante 32000 años en una charca congelada cerca del centro de Alaska. A inicios de este mes, los científicos de la Universidad Penn State comentaron que pudieron hacer crecer en el laboratorio una especie ultra pequeña de bacterias atrapadas en un glaciar de Groenlandia bajo altas presiones y poco oxígeno durante por lo menos 120.000 años.
"Hay muchas cosas sorprendentes que sobreviven en los ambientes helados", comentó Jennifer Loveland-Curtze, investigadora senior asociada a Penn State.
Lo que significa para Marte y otros ambientes hostiles posibles es debatible. Pero los científicos están surcando las profundidades de la Tierra buscando pistas posibles de vida que pudieran existir en otras partes del Universo.
"Necesitamos continuar tratando de entender qué es lo que sucede con los extremófilos aquí en la Tierra", comenta Stedman de la Universidad Estatal de Pórtland. "Mientras más aprendamos sobre cómo funcionan aquí los extremófilos, más informados estaremos para diseñar las misiones futuras".
Fuente: Astroseti
Traductor al español: Lourdes Cahuich
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