19/Oct/04

Revista Axxón Axxón en facebook Lectores de Axxón en facebook

Acople con susto de la nave Soyuz en la Estación Espacial

Bajó la décima tripulación permanente. La cápsula se aproximó a demasiada velocidad y sonó la señal de peligro. La maniobra debió hacerse manualmente.

(Clarín, AP, EFE y DPA) Seguramente, a los expertos del centro de control de Korolyov, en las afueras de Moscú, se les cortó la respiración cuando escucharon que se activaba la señal de peligro. Frente a ellos, cuatro pantallas gigantes reflejaban paso a paso el acople de la nave Soyuz TMA 5 con la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés). Estaba claro que algo andaba mal. La velocidad de aproximación era demasiado alta. La orden para los cosmonautas de la Soyuz fue tajante: colocar los frenos, abandonar el piloto automático y realizar manualmente la maniobra de acercamiento y encastre.

Todo estaba ahora en manos de esos tres hombres —los rusos Salizhan Sharipov y Yuri Shargin, y el estadounidense Leroy Chiao— que jamás hasta ese momento habían volado en esa nave rusa. Si bien acreditaban suficiente entrenamiento para esta misión, y Chiao y Sharipov habían tripulado anteriormente transbordadores estadounidenses, carecían de experiencia a bordo de una Soyuz. Una preocupante excepción.

Finalmente, los malos presagios no se cumplieron. Los cosmonautas pudieron ajustar la marcha de la nave y acoplarse de manera manual al nudo de amarre de la Estación. "Todo fue normal, aunque notamos una velocidad muy elevada, cercana al peligro. La tripulación procedió de manera brillante", expresó el jefe de la misión de control, Vladimir Solovyov. Fred Gregory, administrador de la NASA que también seguía la situación desde los monitores de Korolyov, dijo que "el cambio de piloto automático a manual fue muy sutil; parece que los hombres estaban muy bien entrenados".

La Soyuz había partido el jueves último desde Baikonur, el cosmódromo de Kazajistán, luego de dos despegues aplazados por fallas técnicas en el sistema de enganche. Demoró 49 horas en arribar a la Estación, donde esperaban el ruso Guennadi Padalka y el estadounidense Michael Fincke.

Los recién llegados Sharipov y Chiao conforman la décima expedición permanente: deberán quedarse allí unos seis meses. En la agenda de tareas hay dos caminatas espaciales, que servirán para ultimar los preparativos con vistas al primer acoplamiento del carguero automático europeo, el Julio Verne. Sharguin, hombre de las Fuerzas Espaciales de Rusia, sólo estará unos días para llevar a cabo una misión estrictamente militar, cuyo contenido no fue revelado a la prensa. El 24 de octubre, Sharguin regresará a la Tierra, junto a Padalka y Fincke, a bordo la Soyuz TMA 4, actualmente enganchada a la estructura de la ISS.

La tripulación veterana recibió a la nueva con el tradicional regalo ruso de bienvenida: pan y sal. Luego, todos saludaron alegremente a la cámara para despertar los aplausos de los controladores de Korolyov.

Esta es la cuarta vez que el relevo de tripulación se realiza en una Soyuz, puesto que los vuelos de transbordadores espaciales estadounidenses se interrumpieron luego del accidente del Columbia, en febrero de 2003, cuando murieron los siete astronautas que viajaban a bordo. La Soyuz es una nave con antecedentes seguros, más allá de que el programa espacial ruso dispone de pocos recursos financieros.

La Estación Espacial está en funciones desde noviembre de 2000, cuando recibió a su primera tripulación. Es fruto de la cooperación de 16 países y su presupuesto asciende a los 90 mil millones de dólares. Además de Rusia y Estados Unidos, participan del proyecto 12 países miembros de la Unión Europea, Japón y Canadá.

Sin transbordadores de la Nasa, el ingenio espacial pudo seguir funcionando normalmente el último año gracias a las Soyuz y a las naves de carga Progress, también rusas. Además, fueron suspendidos los programas para incorporar nuevos módulos, y se redujo de tres a dos el número de tripulantes permanentes.