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28/Ene/05

Los Estados Unidos enviarán robots soldados a Irak

Tienen ametralladoras y son operados a control remoto.

(La Nación) El Pentágono tiene una nueva arma para enfrentar la sangrienta guerra en Irak, que ya dejó más de 1300 soldados norteamericanos muertos: el primer escuadrón de robots armados.

Después de varias pruebas, el ejército norteamericano ordenó el desplazamiento de 18 de estos vehículos robotizados, operados a control remoto, equipados con ametralladoras, ruedas todoterreno, cámaras con zoom y binoculares con visión nocturna, lo cual les permite ser utilizados tanto de día como de noche y bajo cualquier condición climática.

El Swords mide 87 cm de altura y puede operar de noche y de día, bajo cualquier condición climática (Foto: AP)Cuando empiecen a ser usados, en unos dos o tres meses, se convertirán en los primeros robots de este tipo en entrar en combate dentro de una larga lista de proyectos tecnológicos que las fuerzas armadas de Estados Unidos están desarrollando para librar las batallas del futuro con ejércitos mixtos de soldados y máquinas guerreras.

"Este es el inicio de una transformación profunda en nuestras fuerzas armadas —dijo orgulloso a La Nación, Anthony Sebasto, director asociado del Centro de Ingeniería de Armamento y Tecnología del ejército, en Nueva Jersey—. No se trata de crear robots autómatas que reemplacen a nuestros soldados, sino de complementos para aumentar la eficacia y el nivel de supervivencia de nuestras tropas en el terreno."

Conocidos ya como Swords (acrónimo en inglés para los Sistemas de Armas Especiales para la Observación, Reconocimiento y Detección), los robots armados son, en realidad, una adaptación de los Talon, las conocidas máquinas para desactivar bombas que el Pentágono utiliza desde el año 2000 en Afganistán e Irak.

Pero en este caso, en lugar de un brazo mecánico, a los Swords ("espadas", en inglés) se les montaron ametralladoras M240 y M249, cuatro cámaras y un par de binoculares nocturnos, que les permiten ser utilizados en la oscuridad.

"La idea vino de los propios soldados que estaban en Afganistán y debían inspeccionar cuevas sin saber qué podrían encontrar adentro", comentó a La Nación Bob Quinn, gerente de la compañía Foster-Miller, creadora del Talon, y que trabajó junto con el ejército para diseñar este nuevo robot armado.

En comparación con los soldados humanos, estos robots tienen mucha mejor puntería, ya que disparan desde una plataforma estable y utilizan una mira electrónica. "Así se elimina la mayoría de los errores de disparo que tienen los soldados", indicó Sebasto, y añadió que los robots son capaces, además, de atravesar obstáculos como piedras, arena, aguas no profundas y hasta fuego.

Por ahora, los Swords, que funcionan con una batería de litio que les brinda una autonomía de cuatro horas, pueden operar a una distancia máxima de 800 metros de la persona que los comanda por control remoto, aunque se espera aumentar pronto el radio de acción.

Asimismo, se está trabajando para alivianar la consola de control, que pesa 15 kilos, y reemplazar la pantalla y las manijas con las que actualmente funciona por una suerte de equipo de realidad virtual, con un joystick, al estilo de los juegos electrónicos, provisto de anteojeras con visores.

Como buena parte de la tecnología aplicada ya se había desarrollado, el precio de los Swords es bastante razonable para este tipo de arma: unos 200.000 dólares. La empresa Foster-Miller, sin embargo, piensa reducir aún más su costo.

"Estamos dando un servicio muy grande a nuestros hombres y mujeres de uniforme al brindarles mayor protección", subrayó con tono patriótico Quinn, y agregó que desde que los robots fueron presentados, el último fin de semana, ha recibido numerosos e-mails de agradecimiento de familiares de soldados destacados en Irak. "Me decían que para los marines esta invención representa un traje invisible que les permitirá moverse con mayor seguridad en terreno enemigo", apuntó.

Más letales

Lo más probable es que en un futuro cercano los Swords se vuelvan todavía más mortales para el enemigo. Otro arsenal de armas letales ya ha sido probado y está a la espera de la aprobación final del Pentágono. "Sabemos que podemos contar con los Swords para montar sobre ellos lanzagranadas, cohetes y bombas incendiarias, y también armas de precisión como las que usan los francotiradores", dijo Sebasto. Más allá de los avances que significa este nuevo robot, su uso presenta varios nuevos riesgos.

¿Qué garantiza que una de estas máquinas no se vuelva "loca" y empiece a disparar indiscriminadamente? ¿Qué sucedería si cae en manos enemigas? Sebasto reconoció que aún se está trabajando en varias funciones de seguridad para evitar que el arma que el robot lleva pueda ser disparada por error.

Para empezar, si en algún momento el aparato pierde comunicación con su operador, se apaga y se mantiene en modo "seguro", sin disparar.

"Es importante resaltar que los Swords nunca se pondrán en funcionamiento solos; siempre tiene que haber un soldado a cierta distancia para operarlos. No se convertirán en asesinos autómatas -dijo el funcionario del Centro de Ingeniería de Armamento y Tecnología del ejército-. Eso sí, si cae en manos enemigas, los riesgos de que el fusil sea utilizado en contra nuestra siguen siendo los mismos que con cualquier otra arma."

Los Swords son sólo uno de los tantos proyectos tecnológicos en los que el Pentágono trabaja para robotizar el campo de batalla. Junto con la compañía Applied Perception, se está desarrollando una ambulancia robot, llamada por ahora Vehículo de Extracción Robotizado, para sacar de la zona de combate a soldados heridos.

Además, con la corporación Lockheed Martin se está trabajando en vehículos de combate de alta velocidad, mientras que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa (Darpa) ya tiene prototipos de aviones bombarderos, tanques no tripulados y minas inteligentes que se desplazan por el campo de batalla.

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