08/Oct/05

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La nave Mars Reconnaissance Orbiter se libra de una tormenta solar

(Astroenlazador) - Tal como sucedió durante la fase de crucero de los vehículos de exploración de Marte —el tiempo en el que se recorre la trayectoria entre la Tierra y Marte—, la casualidad hizo que durante el viaje de la Mars Reconnaissance Orbiter tuviese lugar una de las mayores tormentas solares registradas en los últimos 15 años. Esto ocurrió el 7 de septiembre de 2005.

Afortunadamente, el orbitador marciano —lanzado en agosto de 2005 y que alcanzará el planeta rojo en marzo del año que viene— no ha sufrido daño alguno y continúa recorriendo su trayectoria en perfecto estado de salud. Durante la tormenta solar, la sonda se hallaba a 160 millones de kilómetros del Sol, alejándose progresivamente en dirección hacia Marte.

Las tormentas solares pueden viajar hasta grandes distancias del Sol, barriendo buena parte del espacio interplanetario. No obstante, éstos fenómenos se hacen menos energéticos conforme se incrementa su distancia al Sol, aunque en algunas ocasiones pueden suponer una amenaza para los vehículos espaciales.

Según Phil Barela, responsable de seguridad de la misión Mars Reconnaissance Orbiter: "Las tormentas solares emiten partículas que pueden causar problemas en la electrónica. Sus daños pueden abarcar desde el reinicio de un ordenador hasta la destrucción completa de un subsistema de una sonda espacial".

Cuando las partículas energéticas procedentes de la tormenta inciden contra la electrónica de los vehículos espaciales, pueden producir "agujeros" en los circuitos activos, afectando en algunas ocasiones en los puntos más débiles y produciendo fallos importantes.

La NASA y el JPL realizan numerosos y exhautivos tests para asegurarse de que los componentes electrónicos puedan soportar un determinado valor umbral que les proteja de un evento de esta naturaleza. Estas pruebas consisten habitualmente en llevar a cabo tests de radiación, bombardeando los componentes con partículas energéticas hasta el valor umbral establecido mientras estos se hallan operativos.

"«Tuvimos suerte en esta ocasión", afirmaba Barela. "La región de la tormenta solar ocurrió en un punto de la superficie solar que no apuntaba directamente hacia la Tierra, lo cual permitió que la mayor parte del flujo de material solar se desplazase en dirección opuesta a nuestro planeta. No obstante, cuando el punto en el cual se formó la tormenta quedó directamente orientado hacia la Tierra estuvimos preocupados de que la región se activase de nuevo".