21/Ene/06!f>
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Diamantes a escala nanométrica echan luz sobre un viejo misterio astronómico
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Parece ser que los astrónomos hanr encontrado una explicación al fenómeno de la emisión roja extendida, que ha causado desconcierto durante treinta años.
(Astronomy) - Un resplandor débil y rojizo llamado Emisión Roja Extendida (ERE, Extended Red Emission) impregna los lugares más polvorientos del espacio.
Los astrónomos han encontrado esta difusa luz en reflejos, emisiones y nebulosas planetarias; en el Sistema Solar en nubes altas de polvo tipo "cirrus", en las
galaxias M82 y NGC 4862 o M64 (Evil Eye u Ojo Malvado), y en el difuso gas interestelar de la Vía Láctea.
Los astrónomos han estado desconcertados por este fenómeno durante más de 30 años. Ahora, según la revista Astronomy, un equipo conducido por
Huan-Cheng Chang de la academia Sinica de Taiwán afirma que el resplandor proviene de nanodiamantes en el espacio.
La luz ERE posee una gama amplia de longitud de onda (500 a 1.000 nanómetros) y se presenta en lugares bañados con la luz ultravioleta. Esta pista llevó a los
astrónomos a creer que el resplandor por el impacto de fotones de gran energía sobre un material semiconductor, que entonces emite la luz roja a través de un
proceso llamado fotoluminiscencia.
Los astrónomos tenían diversos sospechosos para explicar el fenómeno, como las moléculas de hidrocarburos policíclicos aromáticos o fragmentos
nanoscópicos de silicio, pero ninguno resultó el correcto. Sin embargo, la sustancia culpable debería estar muy extendida, porque la luz ERE es frecuente.
La semana anterior, en la reunión de la Sociedad Astronómica Norteamericana efectuada en Washington, Chang y sus colegas dieron a conocer los resultados
de un reciente experimento de laboratorio sobre partículas de diamante que medían milmilonésimas de metro. Estos nanodiamantes son tan pequeños que se
deberían poner mil de ellos lado a lado para llegar al espesor de un cabello humano. Se necesitarían 30 millones de millones para igualar el peso de un diamante
de medio kilate.
En primer lugar, el equipo bombardeó los diamantes con un haz de protones para crear defectos en los cristales. Entonces calentaron los diamantes a 800 grados
centígrados para simular las condiciones del espacio. Cuando incidió luz amarilla y azul sobre las partículas, éstas emitieron un resplandor llamativamente similar a
la ñuminosidad ERE.
En 1975, los astrónomos encontraron la primera fuente de ERE en el llamado Red Rectangle (rectángulo rojo), una nebulosa protoplanetaria en forma de X en la
constelación de Monoceros (Unicornio). El resplandor que se produjo en los experimentos se asemeja mucho el espectro de esta nebulosa y el de la nebulosa
planetaria NGC 7027 en Cygnus (Cisne). Por otra parte, ambos nebulosas son ricas en carbono, y los diamantes son una forma de carbono puro.
Tomados todos estos datos juntos, dicen los investigadores, convierten al diamante un fuerte candidato a ser el origen de la luminosidad ERE.
Los científicos pueden sintetizar nanodiamantes artificiales con presiones bajas, utilizando técnicas que depositan vapor químico en superficies, condiciones que,
se piensa, pueden ser similares a las producidas en los vientos estelares de viejas estrellas. Chang y su equipo creen que los diamantes se forman cerca de viejas
estrellas, y luego de eso vagan por el espacio interestelar.
Al viajar los nanodiamantes por la galaxia, absorben luz difusa estelar y experimentan la luminiscencia, emitiendo la luminosidad ERE.
Como se han hallado de estas partículas en meteoritos, se sabe que al menos algunos diamantes estelares deben haber poblado la nebulosa que dio lugar al Sol y
sus planetas.
Los diamantes, parece, son para siempre.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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