Noticias en la página Axxón Página Axxón
[Noticias (antes 2009) ] [Noticias (desde 2009) ] [ Página principal ] [ Revista de Ciencia Ficción ] [ Zapping ]

18/Oct/07



Revista Axxón

Axxón en
facebook


Lectores de Axxón en facebook



«Convertir el terror en arte es terapéutico»

Clive Barker tiene una voz de ultratumba, que cultiva a base de puros. Con camisa negra y unos pantalones «de fantasía», parece uno de sus personajes, aunque no trata de infundir miedo ni impresionar a su interlocutor. Pese a su simpatía y su sentido del humor, resulta natural que viva de fabricar pesadillas. Ha venido a Madrid acompañado por su pareja, y con una hija de 19 años. Obviamente ninguno de los dos es la madre.

Escritor de culto, director de grandes éxitos, gurú del género y productor de filmes tan respetables como «Dioses y monstruos», Barker se inició en los videojuegos «por ósmosis» debido a su pareja y su hija. «No ha sido una búsqueda intelectual», confiesa. «Al mismo tiempo, cada vez me sentía más frustrado con las películas, sobre todo por el tratamiento que se le daba al cine de terror en Hollywood. Allí, los productores miran al público por encima del hombro».

Barker explica que cuando hizo «Candyman», al director y guionista (Bill Condon, ganador de un Oscar por la citada «Dioses y monstruos») y a él les resultaba muy difícil tratar con los productores, «convencerlos de que dejaran respirar a las películas, que los personajes tengan tiempo para desarrollarse, en lugar de ofrecer sólo pedazos de carne». «Al final me sentí orgulloso», afirma, «pero todo el proceso era una constante pelea porque ellos no tenían fe en el público. Suelen pensar que es tonto».

El hombre al que Stephen King calificara como «el futuro del terror» añade orgulloso que al alejarse del cine (aunque el año que viene estrenará película), se puso a pintar óleos, a los 45 años, y que en los próximos seis meses expone en Los Ángeles, Chicago y Nueva York. «Renunciar al cine supuso una pérdida», admite, «porque me gusta colaborar, trabajar con otras imaginaciones, algo que enriquece mucho. Es como jugar al tenis, pero con cincuenta personas... y una sola pelota».

Lo que no ha abandonado ni un instante es el mundo de las tinieblas, el horror, lo que le ha permitido reflexionar mucho sobre su definición: «Hay muchas teclas diferentes. Desde un punto de vista, es un festín de las abominaciones. Están las imágenes violentas, nauseabundas, que asociamos con nuestras entrañas. Yo he hecho dos autopsias y he embalsamado a dos personas, por lo que estoy familiarizado con estos espectáculos y si algo me habría gustado incorporar a este videojuego es el olor». Agrega que el ángulo opuesto es el terror metafísico. «Como dice Pascal, el silencio infinito del espacio absoluto es lo que me asusta. Es como la ausencia de Dios. Entre esos dos extremos hay muchos platos, como el efecto boom, un susto repentino fácil de conseguir. Luego hay otras cosas que nos tocan algo instintivo como especie, como el canibalismo, y otras que nos obligan a mirar cosas que quizá no querríamos ver, pero que nos fascinan. A mí me pasó con «Saló, o los 120 días de Sodoma», de Pasolini. No podía ver las escenas de coprofagia, por mucho que me repitiera: es chocolate, es chocolate».

El horror, esencia del hombre

El autor de los «Libros de sangre» dice que le preguntan a menudo por qué está interesado en el terror. «Es evidente. Tiene que ver con la esencia misma de lo que somos. Seres vulnerables, con compasión, sensibilidad y miedo, que vivimos en estructuras que se pudren. Convertir todo eso en una obra de arte es muy terapéutico, nos ayuda a eliminar las toxinas».

Clive Barker está muy orgulloso de los resultados conseguidos con «Jericho»: «Son 15 horas de película en las que el jugador también es cocreador. Le da forma al hilo argumental. Eso me resulta muy estimulante y abre unas posibilidades extraordinarias. Desde luego, es más interesante que hacer «Hellraiser 10»». Defensor a ultranza del videojuego como forma de expresión artística, relata una discusión que mantuvo con el crítico Roger Ebbert. «Pontificando como siempre, dijo que un juego nunca será un arte. Lo que dice es una mierda. Por supuesto que los juegos son arte, le respondí, aunque un arte joven. Él me dijo que yo parecía un niño arrogante de cuatro años. Mantuve los nervios, algo que me resulta difícil porque soy de origen irlandés e italiano y me apetecía agarrarle por el cuello y sacudirle. Pero es un pobre viejo y preferí dejarlo tranquilo». Por si acaso, nadie le llevó la contraria.

Fuente: ABC . Aportado por Gustavo Courault

Más información:
Más noticias de Literatura en Axxón
Julián Lara: "Quien diga que el Gore no tiene arte se equivoca"

            

Noticias anteriores, por tema
Ciencia Cine Espacio Espectáculos Historietas Internet Juegos Libros Literatura Revistas Sociedad Tecnología Televisión

Noticias anteriores, por año
2017  2016  2015  2014  2013  2012  2011  2010  2009  2008  2007  2006  2005  2004  2003  2002