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Importante avance argentino en neurología
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Logran identificar de manera objetiva el estado vegetativo
El 18 de marzo de 2005, tras siete años de batallas legales, la joven norteamericana Terri Schiavo fue desconectada del tubo que la alimentaba e hidrataba desde que, en 1990,
había quedado inconsciente. Su muerte ocurrió 13 días más tarde.
Durante más de una década, los médicos que estudiaron su historia clínica, le tomaron electroencefalogramas y analizaron filmaciones de su comportamiento ofrecieron diagnósticos
divergentes: para algunos, Schiavo se encontraba en estado vegetativo; para otros, en estado de conciencia mínima. La disparidad de criterios se debía a que la evaluación de ambas
condiciones era subjetiva e imprecisa.
Ahora dos investigadores argentinos desarrollaron una técnica que permite distinguir objetivamente estos dos estados de conciencia. El avance logrado cobra trascendencia porque
distintas investigaciones sugieren que quienes se encuentran en estado de conciencia mínima tendrían más posibilidades de recuperación.
"En el estado vegetativo, el paciente tiene ciclos de sueño-vigilia, pero carece de conductas voluntarias o conocimiento de sí mismo -explica el doctor Facundo Manes, director del
Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y del Instituto de Neurología Cognitiva, y uno de los autores del trabajo elegido para una rápida publicación por parte de los
editores del Journal of Neurology, Neurosurgery &Psychiatry -. En estado de conciencia mínima hay evidencias de respuesta voluntaria, no refleja, a estímulos sensoriales. El
diagnóstico actual es clínico: se le dice al paciente que mueva el brazo, que sonría, que nos siga con la mirada. Si se observa respuesta a los estímulos sensoriales, uno concluye que
hay «islas» de actividad cognitiva preservadas. El problema es que la respuesta no siempre es perceptible, de modo que la decisión frecuentemente es subjetiva."
Para evitar esa imprecisión, Manes y el biólogo también argentino Tristán Beckinschtein, ganador de la prestigiosa beca Marie Curie, junto con científicos de la Universidad de
Cambridge, desarrollaron una técnica sencilla y accesible que permite detectar micromovimientos voluntarios que revelan procesos conscientes y pueden pasar totalmente
inadvertidos.
"Se le ponen al paciente dos electrodos en uno de los cientos de músculos que están en la superficie del cuerpo y se le indica que lo mueva -explica Beckinschtein-. Tal vez no
puedan hacerlo, pero el electromiógrafo amplifica la respuesta y permite medirla. Es una técnica tan clásica casi como el electroencefalograma."
"Hasta ahora -agrega Manes-, la distinción entre ambos estados de conciencia inspiraba un debate científico. Lo que hicimos fue básicamente diseñar un método para detectar
fácilmente esa respuesta motora que no se puede observar clínicamente."
Según dicen los investigadores, el conocimiento de la conciencia es aún rudimentario. En las últimas décadas, las neuroimágenes funcionales (en particular, la resonancia magnética
funcional y la tomografía por emisión de positrones) permitieron visualizar residuos de actividad cognitiva en pacientes con trastornos de conciencia. "Pero esos equipos no sólo son
carísimos, sino que exigen un grupo multidisciplinario muy experto para analizar los datos y diseñar el estudio. Pocos hospitales del mundo pueden tenerlos -afirma Manes-. En
cambio, el electromiógrafo es un equipo habitual en cualquier centro de neurología."
Ser o no ser
Para su investigación, Manes y Beckinschtein -que en un trabajo previo habían demostrado por primera vez que las personas con estado de conciencia mínima pueden procesar
emociones y desde la semana que viene comenzarán a implementar esta técnica en el país en forma experimental-, estudiaron a diez pacientes que se encontraban en estado
vegetativo y en estado de conciencia mínima.
"Primero les hicimos un electroencefalograma para confirmar que tuvieran las vías auditivas mínimamente preservadas -cuenta Beckinschtein-. De los diez, dos tenían conciencia
mínima. Y entre los ocho que parecían estar en estado vegetativo detectamos uno que mostraba respuesta imperceptible a estímulos." Y enseguida agrega: "Es sorprendente que,
hasta ahora, el debate sobre los trastornos de conciencia fuese eminentemente filosófico. Sin embargo, tiene una singular importancia para tomar decisiones terapéuticas y hasta en el
plano legal".
Para Manes, este sencillo método brinda una herramienta certera que ayudará a los médicos a definir el diagnóstico. "Aunque el hecho de que tengan actividad cognitiva no quiere
decir que la conciencia esté preservada, en el futuro, esta técnica quizá permitirá predecir en la etapa aguda qué pacientes tendrán más posibilidades de despertarse -concluye-.
Hasta que existan más estudios, no podemos sacar conclusiones definitivas."
Fuente: La Nación. Aportado por Gustavo Courault
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