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El hombre no pisará Marte hasta 2030, según los expertos de la NASA
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La propuesta de Sarkozy de lanzar una "misión mundial" a Marte tardará al menos dos décadas en hacerse realidad
Estados Unidos está dispuesto a ir a Marte, y Europa debe ir junto a este país, no detrás. Tal es el mensaje que Nicolas
Sarkozy lanzó al mundo la semana pasada desde el centro espacial de Kourou, en la selva tropical de la Guayana
Francesa.
Al mismo tiempo que el presidente francés trataba de impulsar este ambicioso proyecto, un grupo de expertos
norteamericanos hacía lo propio en un congreso que acaba de tener lugar en la Universidad de Stanford, en California.
Las principales conclusiones a las que llegaron estos 45 científicos, entre ellos ex-astronautas y antiguos directivos de la
NASA, fueron que Marte debe ser la prioridad en el programa espacial de EEUU, en lugar de conformarse con una
base lunar, y que el próximo Gobierno debe hacer un esfuerzo por lograr socios internacionales.
Con su propuesta de una "misión mundial" para ir al planeta rojo, Sarkozy se ha convertido en el primer mandatario
europeo que da respuesta al plan de la NASA, cuyos objetivos son establecer primero una base en la Luna y después
lanzarse a la conquista de Marte a partir de 2020.
Dos de los argumentos esgrimidos por el presidente francés fueron: que la tecnología actual ya permite plantear
semejante aventura, y que Europa podría aportar un gran valor en términos científicos y de infraestructura.
Lo cierto es que, pese a que varias naves y robots ya han visitado con éxito el planeta rojo, habrá infinidad de
problemas técnicos por resolver durante las próximas décadas antes de poder enviar astronautas con alguna garantía de
que volverán sanos y salvos. Los expertos de la NASA creen que el objetivo de llegar a Marte es viable, pero que no
se logrará antes de 2030.
El reto, según consideran los principales expertos, es aceptable, y algún día lo veremos realizado. Pero antes habrá que
trabajar muy duro para construir naves mejores y más rápidas y, sobre todo, evitar que las personas que se monten en
ellas acaben muertas o locas, en un viaje que les tendrá durante años confinados en una lata flotante y expuestos a
intensas dosis de radiación nociva. Éstos son algunos de los mayores obstáculos a superar:
Aislamiento. Ningún humano ha pasado tanto tiempo en el espacio como el que requerirá un viaje a Marte. A
la pérdida de masa ósea y muscular que provoca la ausencia de gravedad hay que sumar el riesgo de que la tripulación
sufra daños psicológicos provocados por el aislamiento. La Agencia Espacial Europea (ESA) prepara, en colaboración
con Rusia, un experimento donde varias personas permanecerán confinadas durante 520 días en el Centro Científico
Estatal de la Federación Rusa, en condiciones similares a las que tendrán que soportar quienes vayan a Marte. Tendrán
que hacer tareas, simulando las de los futuros astronautas, y enfrentarse a situaciones de estrés, como fallas en el equipo.
Las comunicaciones serán vía e-mail y con un retardo de más de media hora, al igual que ocurriría si estuvieran en
Marte.
Radiación. Los astronautas que viajen a Marte serán los primeros en pasar años expuestos a la radiación
cósmica y las tormentas de viento solar, de las que nos protege la ionosfera terrestre. Un estudio llevado a cabo con la
sonda Mars Odyssey desde la órbita del planeta rojo estimó que la radiación allí es 1.000 veces superior a la de nuestro
planeta. Durante el viaje, además, la nave tendrá que soportar numerosas tormentas de partículas provenientes del Sol,
que dañarían gravemente a la tripulación si no están protegidos. El laboratorio Brookhaven, en Nueva York, es uno de
los centros donde se investigan nuevos materiales para evitar que la radiación nociva penetre en la nave, pero es un reto
difícil porque ésta no debería ser demasiado pesada. En el laboratorio Rutherford Appleton, del Reino Unido, se está
experimentando con otra idea: crear un campo magnético artificial con un material superconductor para repeler las
partículas nocivas.
Motores. Aún no se ha decidido qué tipo de naves transportarán astronautas hasta Marte, pero una de las
opciones más viable, aunque también más polémica, sería usar un reactor nuclear como medio de propulsión. Se estudia
este concepto desde los orígenes de la carrera espacial, pero nunca se probó debido a los acuerdos de no-proliferación
de armas nucleares suscritos durante la Guerra Fría. Hace unos años, la NASA encargó a varias empresas el diseño de
un reactor para probarlo en una misión a las lunas de Júpiter, pero el proyecto se encuentra cancelado. Los defensores
de esta idea argumentan que no entraña peligro alguno -hay infinidad de reactores nucleares produciendo electricidad
por todo el mundo- y que, sobre todo, acortaría el tiempo del viaje, reduciendo los riesgos para la vida de los
astronautas.
Relaciones. Los diseños preliminares de una misión tripulada a Marte consideran un grupo de seis personas de
ambos sexos. Aunque no es un tema del que suele hablarse, parece lógico plantear que puedan surgir relaciones
sexuales y las habituales tensiones psicológicas que derivan de ellas. Celos, pasiones y conflictos entre los miembros de
la tripulación podrían poner en riesgo sus vidas y, peor aun, la posibilidad de que se produjera un embarazo en el
espacio. No existen estudios que avalen que se pueda llevar a cabo un parto con las mínimas garantías médicas, ni
precedentes de animales que hayan nacido fuera de la Tierra. Una posible solución sería la esterilización química
temporal de los astronautas, aunque no cabe duda de que habrá que estudiar mejor el tema de las relaciones de pareja
en el espacio antes de embarcarse en un viaje al planeta rojo.
Voluntad política. Los planes de EE.UU. están, al día de hoy, abiertos a una colaboración internacional, pero
en un sentido muy estricto: la NASA llevará la mayor parte del peso -y el gasto- de la misión, mientras que las otras
agencias podrán unirse al proyecto como socios secundarios. Pero esto podría cambiar con el inminente cambio de
Gobierno en EE.UU. "Reclamamos a la próxima Administración que se replantee ese requisito y vea si hay posibilidad
de alguna colaboración internacional más amplia", declaró Scott Hubbard, ex-director del Centro de Investigación Ames
de la NASA, en el reciente encuentro en Stanford. Sin embargo, este experto citó expresamente a China como un
posible socio, y no así a Europa, que hoy en día no tiene capacidad de enviar humanos al espacio.
Fuente: Ángel Díaz para ElMundo.es. Aportado por
Graciela Lorenzo Tillard
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