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La constancia de la velocidad de la luz no está exenta de incertidumbre
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Una confrontación entre Transmultiversalidad, Relatividad y Teoría Cuántica
La velocidad de la luz es considerada como una constante fundamental de la Naturaleza. Sin embargo, de acuerdo con
la teoría de la Transmultiversalidad, el hecho de que toda forma de existencia esté en constante transformación o
diferenciación, implica la imposibilidad de fenómenos repetibles. Visto así, el espacio y los relojes no permanecen
invariables, y desde esta perspectiva la determinación de valores constantes en un contexto espacio-temporal siempre
está ligada a la incertidumbre. Esto implica, desde luego, una contradicción medular entre la Transmultiversalidad y las
dos teorías más importantes de la física contemporánea, la Relatividad y la Física Cuántica.
A usted le dan la tarea de determinar el tiempo que demora un objeto en recorrer una distancia entre dos puntos, A y B.
Si usted es de los que acepta que todo cuanto existe está en constante transformación, no podría cumplir dicha tarea sin
escapar de la incertidumbre.
Resulta que en realidad el objeto que sale del punto A no es el mismo que llega al B, como tampoco lo son el espacio ni
el reloj encargado de medir el tiempo, pues continuamente usted, el objeto, el espacio y el reloj son diferentes. En la
vida cotidiana tal enfoque carece de importancia, pero es determinante para la física actual.
La Transmultiversalidad se basa en un mundo que sólo puede hallarse en diferenciación perpetua e irrepetible, el
Transmultiverso, en el cual no es posible determinar con exactitud valores constantes o repetibles según el enfoque
espacio-temporal. Semejante postulado sitúa a esta teoría en franca contradicción con la Relatividad y la Física
Cuántica.
Antes de proseguir es indispensable señalar que en este artículo no se pretende derogar el papel de aquellos eminentes
científicos tales como Planck, Einstein y muchos otros que forjaron los cimientos de la física contemporánea. Sin sus
aportes sería imposible el planteamiento de cualquier otra teoría.
La velocidad de la luz y la Transmultiversalidad
La velocidad de la luz en el vacío es considerada una constante fundamental de la naturaleza. Sin embargo, desde la
Transmultiversalidad es imposible asumir un hecho como invariable, pues todo se está transformando continuamente.
Visto así, la definición de tiempo y espacio quedan concatenados en un círculo vicioso.
Observe que en el contexto actual, un metro equivale a la longitud recorrida por la luz en el vacío, en un intervalo de
tiempo de 1/299.792.458 de segundo. Pero en la Transmultiversalidad tanto el espacio como los relojes son
considerados continuamente diferentes, por tanto nunca un metro será igual a otro metro y nunca un segundo será igual a
otro segundo; resulta entonces que cualquier medición espacio-temporal es siempre diferente.
Si se dispone de un reloj, no importa si es de sol, mecánico o atómico, éste, al igual que todo el Transmultiverso, estará
transformándose continuamente de manera independiente en sí mismo y por ende en "la supuesta lectura" del tiempo que
registra; así, cada segundo que un reloj mida nunca será igual a otro segundo, pues continuamente se trata de otro reloj
transformado 'n' veces o continuamente diferente.
El Tiempo Universal Coordinado tampoco ayuda
En la actualidad, para lograr una mayor precisión en el registro del tiempo se utiliza el Tiempo Universal Coordinado,
que resulta del promedio de la lectura de unos 200 relojes de cesio esparcidos por distintos lugares del planeta para
controlar el efecto de la gravitación sobre la dilatación del tiempo. Pero esto complica aún más las cosas, pues si en
lugar de un reloj, utilizamos varios relojes, todos se estarán transformando continuamente; así, cada uno emitirá la lectura
de su horario propio cada vez diferente de sí mismo y del resto de los relojes.
Resulta que los 9 192 631 770 períodos de la radiación del átomo de cesio (que define 1 segundo) transcurren de
manera diferente en cada reloj, por tanto, la longitud recorrida por la luz en el vacío en un intervalo de tiempo de
1/299.792.458 de segundo será también continuamente diferente; lo mismo si se emplea un único reloj o un conjunto de
ellos.
Por esta misma razón, en física cuántica es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento
lineal de una partícula, según el principio de incertidumbre de Heisenberg. Por su parte, el principio de incertidumbre
transmultiversal no sólo afirma la imprecisión para medir simultáneamente la posición y el momento lineal de una
partícula, sino que se hace extensivo a todas las mediciones del contexto espacio-temporal.
Desde esta perspectiva, la velocidad de la luz o cualquier cuerpo nunca es constante, sino indefinida o continuamente
diferente.
A primera vista, esta conclusión podría parecer un tanto absurda. Sin embargo, es irrebatible bajo el principio de que
toda forma de existencia cambia continuamente. Desde luego, para asumirlas debemos luchar contra los prejuicios
teóricos. Para estar más claro de la situación, el lector sólo debe contestarse la siguiente pregunta, ¿está todo en
continua transformación? Si su respuesta es sí, entonces resulta difícil negar la Transmultiversalidad.
El tiempo no existe como dimensión o ente físico
La realidad transmultiversal significa que existirán tantos registros de tiempo como relojes sean utilizados y no se trata de
que la gravedad dilata el tiempo, sino de que cada reloj está sometido a una fuerza de transformación que no puede
dejar de ser (que varía con la gravedad y el resto de las fuerzas fundamentales) y por tanto cada reloj se transforma en
concordancia, entre otras cosas, con el lugar que ocupa. Así, cada artefacto muestra un horario singular, lo cual no
significa que el tiempo como dimensión se atrase o adelante.
Entonces, el tiempo no es una dimensión como se ha pretendido observar (el registro horario sólo indica, en parte, la
transformación del reloj) y si bien podemos asumirlo como un método para organizar cualquier actividad, incluyendo las
investigaciones, no existe forma posible de asumirlo fuera del contexto teórico como una dimensión o ente físico. Por
tanto, aunque es lamentable decirlo, no tiene sentido el intento de viajar en el tiempo.
Lo expresado en este artículo obliga a una revisión del paradigma científico actual. Basta con señalar que el segundo de
tiempo constituye una unidad fundamental de medida del sistema internacional de unidades del cual dependen otras
unidades de medidas esenciales. Sin embargo, ello no significa que tengamos que desechar los relojes, pues seguirán
siendo indispensables en las investigaciones, al igual que el modelo matemático actual y sus valores constantes, que
servirán de base para un nuevo arquetipo.
Hay que empezar a considerar lo que es bien conocido, que todo ente, incluyendo el espacio y los relojes, está
sometido a un proceso de transformación indefectible, de modo que el modelo espacio-tiempo cuatridimensional
requiere de una revisión. Los acontecimientos además de relativos o probabilísticos son transmultiversales. En este
sentido habrá que transitar de la sistemática establecida hacia una nueva metodología de la investigación.
La luz y la Experimentación Transmultiversal
La experimentación transmultiversal está dirigida fundamentalmente a explicar cómo ocurre la transformación o
diferenciación de uno o varios entes en el Transmultiverso.
Visto así, la Transmultiversalidad persigue el mismo objetivo que la relatividad en el macrocosmo, o la teoría cuántica a
nivel subatómico; no obstante, la metodología empleada es diferente. Volvamos al ejemplo inicial. Dado que todo está
transformándose mientras el objeto efectúa el recorrido desde A hasta B, sucede que las dimensiones del objeto y del
espacio están en constantes cambios, por lo que ambos sólo pueden existir a través de infinitas dimensiones o
transdimensiones; o sea, cada ente está transformándose con una superficie aparentemente finita, pero con un perímetro
de longitud infinita, tipo fractal. De esto se concluye que en transmultiversalidad hay que enfrentar cualquier cantidad de
dimensiones.
La luz como fenómeno físico constituye un ejemplo formidable de un proceso transmultiversal, pues está conformada
por una amalgama de múltiples longitudes de onda o haces individuales de energía (fotones). De acuerdo con la
Transmultiversalidad, este espectro puede considerarse como un conjunto de organizaciones en transformación perpetua
cuya diferenciación determina el comportamiento de este fenómeno físico en los distintos tipos de experimentos.
Dado que en el efecto fotoeléctrico se observa la transformación de la luz u otra radiación electromagnética en
electrones, este fenómeno puede tomarse como un proceso de diferenciación transmultiversal. Es bien conocido que la
emisión de fotoelectrones sucede siempre que se supere la frecuencia mínima o umbral capaz de provocar la emisión.
¿De qué depende este umbral que da origen a la transformación de un ente en otro?
La respuesta a esta pregunta es determinante para explicar por qué cada elemento tiene su propio umbral de emisión o
manera singular de transformarse, lo cual se puede lograr aplicando el Análisis Transuniversal a una base de datos que
contenga la información de las propiedades de los elementos químicos, incluyendo su comportamiento durante el efecto
fotoeléctrico.
El autor del artículo: Eslaen´ Martorell Zamora es Doctor en Medicina (1993) del Instituto Superior de Ciencias
Médicas de Santiago de Cuba, con las condiciones de Alumno de Excepcional Rendimiento Académico y de Alumno
Vanguardia en Investigaciones del Sexto Contingente de Medicina "Carlos J. Finlay". Graduado de Especialista en
Higiene y Epidemiología en la Facultad de Salud Pública de Ciudad de La Habana, 1996. Epidemiólogo del Hospital
Provincial "Saturnino Lora" de Santiago de Cuba, 1997-2007. Profesor de Postgrado (vía no formal) de Epidemiología
Hospitalaria, Estadísticas y Computación (1997-2006). Tema de investigación: Transmultiversalidad.
Fuente: Tendencias 21. Aportado por Graciela
Lorenzo Tillard
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