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El Increíble Hulk (reseña)
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Hulk fue una película ante todo arriesgada, posiblemente la única del género que ha ignorado totalmente las
inevitables influencias del Superman de Richard Donner de 1978
Anteayer tuve la suerte de acudir al preestreno mundial de El Increíble Hulk gracias a Onda Cero que me
regaló un par de pases gratuitos. Como lector y coleccionista de cómics es evidente que tenía un interés especial por ver
esta película, pero he de reconocer que mi interés por ella estaba bastante resentido y la segunda superproducción de
Marvel Studios apenas me resultaba atractiva en comparación con El Caballero Oscuro, Helboy II o
la reciente Iron Man, por citar tres ejemplos actuales del mismo género.
Y es que servidor es un defensor y seguidor incondicional del Hulk de Ang Lee: la primera adaptación
cinematográfica del personaje que Universal estrenó en 2003 y que finalmente resultaría un relativo fracaso de taquilla al
recaudar unos 130 millones de dólares, bastante alejados de las cifras de otras películas similares de aquella época,
como Spiderman (más de 400 millones) o X-men 2 (por encima de los 200 millones).
Hulk fue una película ante todo arriesgada, posiblemente la única del género que ha ignorado totalmente las
inevitables influencias del Superman de Richard Donner de 1978. Repudiada e incomprendida por la crítica y
el público, la razón del batacazo comercial fue su densidad, complejidad y falta de acción en favor de un desarrollo
donde, como todo el cine de Ang Lee, lo más importante eran los personajes y las circunstancias que les llevan a actuar
de la forma que lo hacen, explorando su psicología de forma sutil y sencilla, a través de miradas, dobles sentidos y
situaciones que escondían mucho más de lo que pudiera parecer a simple vista.
Lee consiguió transformar totalmente el a-priori esquemático y poco trabajado argumento de Zack Penn, responsable
también del libreto de la nueva adaptación, y convertirlo en un guión brillante que lamentablemente el público -que
esperaba un festival de acción, fuegos de artificio y refinados efectos especiales- no estaba preparado para ver y mucho
menos asimilar. Además, a pesar de su espíritu de cine independiente que se alejaba intencionadamente de cualquier
otra adaptación, Hulk fue, por mensaje y contenido, una de las más fieles al material original, pero también una
película llena de interesantes recursos cinematográficos, alejándose del concepto actual de cine de palomitas y
comercial, sin por ello renunciar a una gran parte lúdica filmada con mucha inteligencia para recordarnos en todo
momento que estábamos ante un cómic trasladado y adaptado al celuloide.
Precisamente por eso me mostré tremendamente escéptico cuando se anunció que Marvel Studios, tras recuperar los
derechos cinematográficos del personaje después de que Universal los dejase de lado, estrenaría una nueva adaptación
del personaje creado por Stan Lee y Jack Kirby, pero que no tendría la más mínima relación con la estrenada en 2003,
y mis temores se confirmaron cuando me enteré de que el mediocre Louis Letterier se encargaría de la dirección: estaba
claro que iba a dejarse completamente de lado la visión Ang Lee para centrarse en lo que, parece ser, el público quería
realmente: una película de acción ligera sin tanta carga dramática.
A pesar de todo, con el paso del tiempo, el estudio fue revelando los nombres de los actores implicados en el proyecto:
Edward Norton, Liv Tyler, John Hurt, Tim Roth, Tim Blake Nelson... A continuación llegaron las primeras imágenes, la
confirmación definitiva de que la película se ambientaría varios años después del accidente con los rayos gamma, cierta
inspiración de la vulgar y popular serie de televisión de los '70 y '80, cuyo precioso tema musical es reutilizado por un
inspirado Craig Amstrong en la película, y unos tráileres que mostraban un producto cuidado aunque tampoco
demasiado prometedor.
Efectivamente, en mi cabeza sabía de sobra qué tipo de película iba a ser este El Increíble Hulk, y ahora que la
he visto tengo que decir que tenía toda la razón, pero que estaba totalmente equivocado. ¿Cómo se explica esto? Pues
os comentaré punto por punto cada uno de los aspectos cruciales de la película para ver si consigo explicarme.
1- El Increíble Hulk es muchísimo mejor que cualquiera de esas adaptaciones fallidas que hemos
tenido que soportar en los últimos años y a su vez es muchísimo peor que cualquiera de los grandes logros de Marvel en
el cine: esto se debe a su falta total de pretensiones sin que por ello resulte un insulto al espectador. El guión, puesta en
escena y planteamiento es mediocre y excesivamente esquemático, pero a su vez existen momentos de lucidez, sobre
todo aquellos centrados en Banner, escenas sorprendentemente buenas y secuencias de acción filmadas con dinamismo
y un ejemplar sentido del ritmo: algo que puede parecer muy básico, pero que en los últimos años el cine comercial no
suele conseguir; se me viene a la cabeza la horrorosa y mareante La Liga de los Hombres Extraordinarios.
La película apuesta a lo seguro en todo momento, sin arriesgar un mísero fotograma, mostrándose previsible en
demasiadas ocasiones y siguiendo una vez más la sobadísima estructura del cine superheroico actual, con la excepción
del origen, que se presenta en los créditos y que es clavadito al de la ya mencionada serie de televisión de Bill Bixby y
Lou Ferrigno.
2- Todo el peso de la película recae sobre Edward Norton, que consigue dar vida a un Bruce Banner muy
interesante, profundo, depresivo y que lucha desesperadamente por solucionar su problema de autocontrol mientras
huye constantemente de la ira de un gobierno corrupto y manipulador. Se nota que Norton ha trabajado duramente para
hacer que el drama de Banner sea creíble y no resulte ridículo o infantil en ningún momento. Es una interpretación casi al
nivel de la de Robert Downey Jr. en Iron Man, y sin su buen hacer todo lo demás se desmoronaría como un
castillo de arena.
En mi opinión llega a superar a Eric Bana, y eso que éste no lo hacía nada mal: más bien todo lo contrario.
3- El resto de los personajes son unos estereotipos de lo más simplones que actúan de forma previsible en
función de como se desarrolla la trama. Por lo tanto si en el Hulk de Ang Lee, la Betty Ross de Jennifer
Connely era un personaje fuerte, con carácter y muchísimos matices, en esta versión la Betty Ross de Liv Tyler es la
típica comparsa femenina con escaso peso en el argumento. Además Tyler palidece interpretativamente hablando ante la
grandísima Connely y se limita a poner morritos durante toda la película, comiéndosela Edward Norton con patatas en
todos y cada uno de los planos. Básicamente lo mismo ocurre con el General Ross de John Hurt, malo malísimo sin
moral ni principios, muy alejado del General Ross al que dio vida Samm Eliott. Pero Hurt es un actor brillante y su sola
presencia es de agradecer. En cuanto a los villanos, mejor no nos explayemos: sintiéndolo mucho por Tim Roth, Emil
Blonsky es un villano bizarro y muy pasado de rosca a años luz del complejo David Banner al que dio vida de forma tan
brillante el gran Nick Nolte. Y Tim Blake Nelson es un triste añadido innecesario de cara a las futuras secuelas.
4- Hay toques de humor, pero casi todos ellos son referenciales: los cameos de Lou Ferrigno y Stan Lee, los
pantalones elásticos violetas, la escena romántica... Pero las verdaderas escenas humorísticas, como la de la carrera en
taxi, están metidas con calzador en el metraje, resultan vulgares y evidencian un artificial intento por parte de los
productores de suavizar el drama y alejarse de la película de Ang Lee.
5- La recreación de Hulk es impresionante. La textura de la piel, las fibras, su musculatura,
proporción e integración con los elementos reales de los decorados será difícilmente superado en los dos próximos
años. Sin embargo otros efectos digitales, como la progresiva transformación de Emil Blonski o la propia Abominación,
resultan bastante más flojos además de sumamente decepcionantes y carentes de estilo en cuestión de diseño.
6- La cantidad de detalles frikis es incluso superior a la de Iron Man. Ya los créditos habría que
verlos en DVD con un dedo pulsando constantemente el botón de PAUSE. Esto lo agradecerá especialmente el fan del
personaje, que se lo pasará pipa detectando la infinidad de guiños que culmina en los últimos segundos de la película,
cuando entra en la escena un personaje muy familiar. El Increíble Hulk es una película fiel y respetuosa con los
tebeos del gigante esmeralda, de eso no hay ninguna duda.
7- El desenlace es previsible, y exageradamente artificial. Curiosamente, la mejor escena de acción de la
película se sitúa en su parte central, y resulta muy superior en todos los sentidos a la inevitable batalla final: un clímax tan
largo que aburre, demasiado bizarro e incluso infantil por momentos. Y es que un intercambio de sopapos entre dos
monstruos digitales resulta sumamente cansino superados los primeros diez minutos de tortas, explosiones y frases
lapidarias.
Resumiendo, El Increíble Hulk es una película aceptable y entretenida, a la que le falta sutilidad, personalidad y
un guión más compensado y menos simplón. Pero que cumple su función como producto palomitero aburriendo en
pocas ocasiones, y si bien no destaca en apenas nada, logra ofrecer un digno rato de evasión que es lo que querían
aquellos que se durmieron con la adaptación de Ang Lee y exigían una continuación con más nervio y un componente
superheroico más marcado.
Misión cumplida, pero creo que se han sacrificado demasiadas cosas para conseguirlo.
Fuente: The Blog Fox. Aportado por Graciela
Lorenzo Tillard
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