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La ciencia del vudú: cuando la mente ataca al cuerpo
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La idea de que el creer que uno tiene una enfermedad, o que ha recibido una maldición sobrenatural, puede llevar a la muerte podría parecer inverosímil, pero...
Hay numerosos ejemplos documentados
desde muchas partes del globo sobre personas
que mueren después de ser
maldecidas.
Tarde, una noche en un pequeño cementerio de Alabama, Vance Vanders tuvo una discusión con el hechicero local, quien le roció con el líquido de una botella
de olor desagradable su cara y le dijo que estaba a punto de morir y que nadie podía salvarlo.
De regreso en su casa, Vanders se fue a la cama y empezó a empeorar. Unas semanas más tarde, escuálido y al borde de la muerte, fue admitido en el hospital
local, donde los médicos fueron incapaces de encontrar una causa para sus síntomas o disminuir la velocidad de su deterioro. Recién ahí su esposa le dijo a
uno de los doctores, Drayton Doherty, sobre el hechizo.
Doherty pensó largamente. A la mañana siguiente, llamó a la familia de Vanders a su cabecera. Les dijo que la noche previa había atraído nuevamente al
hechicero al cementerio, donde lo había empujado contra un árbol hasta que explicó cómo funcionaba la maldición. El hombre de medicina, dijo, había
colocado huevos de lagartija en el estómago de Vanders, que habían empollado dentro de su cuerpo. Quedaba un reptil que se estaba comiendo a Vanders
desde adentro.
Gran ceremonia
Doherty entonces llamó a una enfermera que, según previo acuerdo, había llenado una gran jeringa con un poderoso emético. Con gran ceremonia, él
inspeccionó el instrumento e inyectó su contenido en el brazo de Vanders. Algunos minutos después, Vanders empezó a dar arcadas y vomitar de manera
incontrolable. En medio de todo esto, sin que nadie en la habitación lo notara, Doherty sacó su pièce de résistance: una lagartija verde que había
escondido en su bolsa negra. "Mire qué salió de usted Vance", gritó. "La maldición
vudú ha terminado".
Vanders hizo una doble reacción, cayó hacia atrás en la cabecera de la cama, y luego en un profundo sueño. Cuando despertó al día siguiente estaba alerta y
hambriento. Recuperó sus fuerzas rápidamente y fue dado de baja una semana después.
Los hechos de este caso de hace 80 años fueron corroborados por cuatro profesionales de la medicina. Quizás lo más extraordinario sobre esto es que
Vanders sobrevivió. Hay numerosos ejemplos documentados de muchas partes del globo sobre personas que han muerto después de recibir una maldición.
Sin registros médicos ni resultados de autopsias, no hay manera de estar seguros de cómo murieron exactamente estas personas. El hilo común en estos casos,
sin embargo, es que una figura respetada lanza una maldición sobre una persona, tal vez cantando o apuntando un hueso hacia ella. Pronto después, la víctima
muere, al parecer de causas naturales.
Nuevo vudú
Usted podría pensar que este tipo de cosas es cada vez menos frecuente, y limitada a tribus remotas. Pero de acuerdo con Clifton Meador, médico en la
Facultad de Medicina de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, que ha documentado casos como el de Vanders, la maldición ha asumido una nueva forma.
Por ejemplo, Sam Shoeman; le diagnosticaron cáncer terminal de hígado en los '70 y le dieron sólo meses de vida. Shoeman murió a su debido tiempo, sin
embargo la autopsia reveló que sus doctores se habían equivocado. El tumor era diminuto y no se había extendido. "No murió de cáncer, sino de creer que
estaba muriendo de cáncer", dice Meador. "Si todos lo tratan a usted como si estuviera moribundo, usted se lo cree. Todo en usted comienza a morir".
Casos como el de Shoeman podrían ser ejemplos extremos de un fenómeno mucho más extendido. Muchos pacientes que sufren los efectos secundarios
perjudiciales, por ejemplo, pueden hacerlo sólo porque les han dicho que debían esperarlos. Y además, es más posible que las personas que creen que tienen
un alto riesgo de ciertas enfermedades las sufran que otras personas con los mismos factores de riesgo que creen que tienen un riesgo bajo. Parece que los
hechiceros modernos llevan delantal blanco y estetoscopio.
El efecto nocebo
La idea de que al creer que uno está enfermo puede enfermarlo puede parecer inverosímil, sin embargo juicios rigurosos han determinado más allá de toda duda
que lo contrario es verdad, que el poder de la sugestión puede mejorar la salud. Éste es el conocido
efecto placebo. El placebo no puede producir
milagros, pero produce efecto físicos mensurables.
El efecto placebo tiene un gemelo malvado: el
efecto nocebo, en el que pastillas falsas y
expectativas negativas pueden producir efectos perjudiciales. El término "nocebo", que significa "dañaré", no fue acuñado hasta los '60, y el fenómeno ha sido
mucho menos estudiado que el efecto placebo. No es fácil, después de todo, lograr aprobación ética para diseñar estudios para hacer que las personas se
sientan peor.
Lo que ahora sabemos sugiere que el impacto nocebo es trascendental. "La muerte vudú, si existe, podría representar una forma extrema del fenómeno
nocebo", dice Robert Hahn, antropólogo de los Centros para el Control y Prevención de la Enfermedad en Atlanta, Georgia, que ha estudiado el efecto
nocebo.
Con peligro de muerte
En los ensayos clínicos, cerca de una cuarta parte de los pacientes en grupos de control a los que se dado una terapia supuestamente inerte experimentan
efectos secundarios negativos. La gravedad de estos efectos secundarios a veces coincide con la relacionada con drogas verdaderas. Un estudio retrospectivo
sobre 15 pruebas, que involucraban a miles de pacientes a quienes se recetó un
betabloqueante o un control, mostraba que ambos
grupos informaron sobre niveles comparables de efectos secundarios, incluyendo fatiga, síntomas depresivos y disfunción sexual. Una cantidad similar tuvo que
retirarse de los estudios debido a ellos.
Ocasionalmente, los efectos pueden conllevar peligro de muerte (ver "La sobredosis"). "Fe y expectativa no sólo son fenómenos conscientes y lógicos, también tienen consecuencias físicas", dice Hahn.
Los efectos nocebo también son vistos en la consulta médica normal. Alrededor del 60% de los pacientes que pasan por quimioterapia empiezan a sentirse
enfermos antes de su tratamiento. "Puede ocurrir días antes, o en el viaje al entrar", dice Guy Montgomery, psicólogo clínico de la Facultad de Medicina de
Monte Sinai en Nueva York. A veces la simple idea del tratamiento o la voz del médico es suficiente para hacer que el paciente se sienta enfermo. Esta "náusea
anticipadora" podría ser en parte debida al condicionamiento cuando los pacientes conectan alguna parte de su experiencia subconscientemente con la náusea
y en parte a la expectativa.
Contagioso
De forma alarmante, el efecto nocebo incluso puede ser contagioso. Casos donde síntomas sin una causa identificable se extendieron a través de grupos de
personas han estado por aquí durante siglos, un fenómeno conocido como enfermedad psicogénica masiva. Un brote (vea "Es contagioso") inspiró un estudio reciente por los psicólogos Irving Kirsch y Giuliana Mazzoni de la Universidad de Hull en el Reino
Unido.
Le pidieron a algunos de un grupo de estudiantes que inhalaran una muestra de aire normal, después de decir a todos los participantes que contenía "una toxina
ambiental sospechosa" vinculada con el dolor de cabeza, náusea, picazón de la piel y somnolencia. La mitad de los participantes también observaron a una
mujer inhalar la muestra y desarrollar estos síntomas, aparentemente. Los estudiantes que aspiraron informaron más sobre estos síntomas que los que no lo
hicieron. Los síntomas fueron también más pronunciados en mujeres, particularmente las que habían visto a la otra enfermar, aparentemente -una tendencia
también vista en la enfermedad psicogénica masiva.
El estudio muestra que si uno oye u observa un posible efecto secundario, es más probable que uno lo desarrolle. Eso pone a los doctores en una situación
difícil. "Por una parte, la gente tiene el derecho de ser informada sobre qué esperar, pero esto hace más probable que experimenten estos efectos", dice
Mazzoni.
Contagio 22
Esto significa que los doctores tienen que escoger sus palabras cuidadosamente para minimizar las expectativas negativas, dice Montgomery. "Todo gira
alrededor de cómo se lo dice".
La hipnosis también podría ayudar. "La hipnosis cambia las
expectativas, que reduce la ansiedad y la tensión, que mejora el resultado", dice Montgomery. "Creo que la hipnosis podría ser aplicada a una gran variedad de
síntomas donde la expectativa tiene un rol".
¿Es la escala del problema nocebo lo bastante seria para justificar esas contramedidas? Simplemente no lo sabemos, porque tantas preguntas permanecen sin
respuesta. ¿En qué circunstancias ocurren los efectos nocebo? ¿Y cuánto tiempo duran los síntomas?
Parece que, como con la respuesta al placebo, los efectos nocebo varían ampliamente, y mucho pueden depender del contexto. Los efectos placebo en
entornos clínicos son a menudo mucho más potentes que los producidos en el laboratorio, dice Paul Enck, psicólogo en el Hospital Universidad en Tübingen,
Alemania, que sugiere que el problema nocebo puede tener efectos profundos en el mundo real. Por razones obvias, sin embargo, los experimentos de
laboratorio son diseñados para producir sólo síntomas nocebo leves y temporales.
Reales consecuencias
Está también poco claro quién es susceptible. El optimismo o pesimismo de una persona puede tener un rol, pero no hay ningún indicador consecuente de
personalidad. Ambos sexos pueden sucumbir a la enfermedad psicogénica masiva, aunque las mujeres informan sobre más síntomas que los hombres. Enck ha
mostrado que en los hombres, es más probable que produzca efecto nocebo la expectativa y no el condicionamiento. Para las mujeres, lo contrario es verdad.
"Las mujeres tienden más a operar sobre experiencias pasadas, mientras que los hombres parecen más reacios a meter la historia en una situación", dice.
Lo que se está aclarando es que estos fenómenos aparentemente psicológicos tienen consecuencias muy reales el cerebro. Usando escaneos
PET
para espiar dentro del cerebro de una persona que ha recibido un placebo o un nocebo, Jon-Kar Zubieta de la University of Michigan, Ann Arbor, mostraba el
año pasado que los efectos nocebo estaban relacionados con una disminución de la actividad de la dopamina y los opioides. Esto explicaría cómo pueden los
nocebos incrementar el dolor. Los placebos, sin sorpresa, produjeron la reacción opuesta.
Mientras tanto, Fabrizio Benedetti de la Facultad de Medicina de la Universidad de Turín en Italia ha descubierto que el dolor inducido por un nocebo puede
ser suprimido por una droga llamada
proglumida, que bloquea los receptores para una
hormona llamada colecistoquinina (CCK).
Normalmente, la expectativa de dolor produce ansiedad, que activa los receptores de CCK, aumentando el dolor.
Causa final
La causa final del efecto nocebo, sin embargo, no es la neuroquímica sino la fe. De acuerdo con Hahn, los cirujanos a menudo son precavidos respecto a
operar a personas que piensan que morirán, porque esos pacientes a menudo mueren. Y la simple creencia de que uno es propenso a un ataque cardíaco es de
por sí un factor de riesgo. Un estudio descubrió que las mujeres que creen que son particularmente propensas a un ataque cardíaco tenían casi cuatro veces
más probabilidades de morir por enfermedad coronaria que otras mujeres con los mismos factores de riesgo.
A pesar de crecientes evidencias de que el efecto nocebo es verdadero, es difícil en esta era racional aceptar que la fe de las personas pueden acabar con ellas.
Después de todo, la mayor parte de nosotros nos reiríamos si un hombre extrañamente ataviado aparece de pronto agitando un hueso y nos dice que vamos a
morir. Pero imagine cómo nos sentiríamos si la misma cosa es dicha por un doctor elegantemente vestido con una pared llena de grados médicos y toda una
computadora con sus exámenes y resultados. El fondo social y cultural es crucial, dice Enck.
Clifton Meador argumenta que el diagnóstico equivocado y la subsiguiente muerte de Shoeman comparten muchos de los elementos cruciales encontrados en la
muerte por hechizo. Un poderoso doctor pronuncia una sentencia de muerte, que es aceptada incondicionalmente por la "víctima" y su familia, que entonces
empieza a actuar sobre esa creencia. Todos, Shoeman, su familia y los doctores, creyeron que estaba muriendo de cáncer. Se convirtió en una profecía de
cumplimiento seguro.
Nada místico
"Malas noticias promueven la mala fisiología. Creo que se puede persuadir a la gente de que va a morir y ocurre", dice Meador. "No creo que haya nada
místico en eso. No nos sentimos cómodos con la idea de que las palabras o las acciones simbólicas puedan causar la muerte porque desafía a nuestro modelo
biomolecular del mundo".
Quizás cuando la base biomédica de la muerte vudú sea revelada en detalle encontraremos más fácil de aceptar que es real, y que puede afectar a cualquiera de
nosotros.
Fuente: New Scientist. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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Artículo original (inglés)
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