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Editorial - Axxón 122


Para este Editorial pensé varios temas:

  1. ¿Para qué hago la revista?

  2. ¿Seguiré haciéndola?

  3. Los escritores, la creatividad, las dificultades.

  4. El espíritu de la Navidad.

  5. Generalidades sobre la CF y mi vida.

Con respecto al punto uno, bueno, la hago porque me conviene. Es lo razonable. a) La hago porque me mantiene ocupado y con la sensación de que estoy metido en algo útil (es más caro un psicólogo), b) porque creo que así logro que la gente me aprecie, c) porque es un desafío que me propuse alguna vez y todavía falta camino para cumplirlo del todo y d) porque comandándola me siento al frente —y con el control— de algo.
      Como ven, son razones egoístas.
      Si seguiré haciéndola (punto dos), bueno, se me ocurrió desenterrar mis supuestas dotes de escritor y despachar un editorial-cuento, o algo así. El personaje abre una caja cuántica de prueba donde estaría vivo y muerto el famoso gato de Schrödinger y ¿qué encuentra? Está vivo y muerto. Es decir, lo encuentra vivo (por eso lo puse primero) pero apesta a muerto.
      No salió una ficción, pero se parece. Hasta tiene mensaje para pensar.
      La idea del punto tres involucraba incluir un trozo del libro de Stephen King sobre la escritura, un interesante trabajo de King que me prestó un alumno del Taller Literario y que acabo de leer. Pero no tengo espacio en el disco rígido para escanear y convertir a texto. Así que se los cuento: es un segmento muy humano, porque reivindica lo más fuerte en la vida de una persona: el amor y la fidelidad de las personas que más cerca tenemos. En este caso, su mujer. Significa que nadie, nadie es tan fuerte, tan rico, tan exitoso y tan poderoso como para no necesitar de los demás.
      Quizás algún día incluya ese fragmento pero, como ven, dije lo mismo de un modo más fácil —y breve— aquí. No sé si les satisface, pero es lo que pude hoy...
      El tema del punto cuatro lo he hablado con otras personas, últimamente con quien me acompaña y comprende como nadie en el mundo —como King, a quien en esto no tengo nada que envidiarle—, Gladys. Cada vez que se acerca Navidad bombardean con películas y escenas de serie repletas de gente con "espíritu navideño" que se da cuenta de la necesidad de amor y paz entre las personas y malos que se reivindican y arrepienten y transforman... Entretanto insisten en preparar —cagándose en la opinión del mundo sobre el desastre que se puede producir— una guerra de invasión. Y no me digan que no es la gente, sino su gobierno, el que hace eso: acaban de votarle mayoría en su Congreso. La CNN, tan profesional, tan correcta, tan veraz, ¿no?, nos bombardea con informes navideños sobre el "espíritu de la Navidad". Documentales, les llaman. No veo más que personas caminando por la calle y entrando y saliendo de tiendas con bolsas y más bolsas. Me suena a Comercio, más que a espíritu... (Los niños de South Park tienen un capítulo que desarrolla muy bien la idea.) Y para rellenar el cuadro, cada año tenemos nuevos y "cómicos" comerciales en los que se ridiculiza y maltrata a Papá Nöel, Santa Claus o como se lo quiera llamar. Parece un trabajo insistente y preciso para desvalorizar un mito infantil. ¿Será porque a los que pagan las publicidades les conviene que los chicos sepan que los que compran los regalos son sus padres, así los pueden presionar mejor para que compren más? ¿O es que el mito vino de Europa y a alguien no le gusta?
      No sé si se trata de algo pensado o les sale inconscientemente, pero es para pensar.
      A mí me fastidia una enormidad.
      Y de lo último (punto 5: "Generalidades sobre mi vida y...") puedo decirles que, al igual que todos ustedes, me gusta encontrar algo para leer que me absorba y me haga olvidar de los problemas. La ciencia ficción y la fantasía son ideales. Si me las regalan, extraordinario. Pero no me pidan que dé algo a cambio porque eso, terriblemente, quiebra, destroza, anula el clima de autoencierro y la sensación de evasión que quiero disfrutar. Para alguien como yo, palabras como compromiso, aporte, apoyo, colaboración, son ensalmos demoníacos que rompen mi cascarón.
      Por eso odio que se escriban Editoriales llorosos en los que me pidan, por ejemplo, que visite un sitio para ayudar a que continúe cuando lo que me interesa es encontrar algo para evadirme...
      Como ustedes.
      Ya ven que somos iguales. Y nos entendemos...

Deseo agradecer con todo mi corazón a las personas que ayudaron de diversas maneras a que esto continúe. Muchas de ellas rompieron sus cascarones y se desprendieron de cosas valiosas: tiempo, dinero y calidez humana. No es algo común en esta época y este mundo, y lo reconozco como milagro. Quizás esta sea la mejor explicación para esta rara cosa que es Axxón. Se produce un milagro cada tanto y Axxón continúa.

No se olviden de una persona que regaló más milagros que nadie. Que vino a unirse con nosotros con el espíritu de "Tomar cerveza y charlar con los amigos", un espíritu real y poderoso que todos (especialmente yo, que tan amargo me he vuelto) debemos rescatar. Me refiero a Rodolfo Contin, una persona única entre miles de millones que pudo mostrar que la magia existe y convirtió a Axxón en esa Princesa única, bellísima, que conocimos.

Eduardo J. Carletti, 1 de enero de 2003


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