Cacharrobot
Diario maquinal
Todo el mundo me dice la máquina,
pese a lo cual soy bien macho. Italiano de sangre ardiente, eso soy. Bueno,
sangre no, pero ardiente claro que sí. A mi psicóloga, la
doctora Susy Calvo, esto le causa mucha gracia. Perra.
¿Por qué te preocupa
cómo te llame la gente, Enzo?
Y qué quiere, torda,
la verdad que me dan por las bielas todos esos imbéciles que me
gritan: ¡Testa rosa! ¡Testa rosa!. Estoy cansado
de tener que dar explicaciones. Traté de sacarle el rosa
y dejar sólo la parte del testa, pero entonces hacen
unas rimas horribles.
¿No será que vos
mismo dudás de tu identidad y tus elecciones de vida?
¿Quién? ¿Yo?
Bueno... Estee... ¡Mírelo a ése! ¡¡¡Qué
te pasa!!! ¡¿Estás paseando?! Viejos podridos, no
entiendo cómo no les quitan el carnet.
¿Me estás cambiando
de tema, Enzo?
¡Pero no, torda! ¿Cómo
cree? El que es de cambiar mucho de tema es mi primo Marcos. ¿Le
hablé de él?
Vos no tenés ningún
primo que se llame Marcos ni de ninguna otra manera. ¿Por qué
tratás de esquivar el asunto, Enzo?
No, torda, al que trato de
esquivar es al viejo ése que va a veinte. ¡¡¡Dale,
movete!!! ¡PIII PII PIIIIIIIIIIIIIIIII!
Hay una frase que
dice admitir un problema es el primer paso para solucionarlo.
¿La conocés?
Sí,
la conozco. Es modelo setenta y pico, creo. ¡No se quede en el tiempo,
torda! ¡Transfórmese y avance!
Sin embargo...
Ese viejo ya me cansó.
¡Vamos a saltarlo! A ver, ya orienté los woofers hacia abajo...
Tordita, ¿me aprieta el botoncito ése que dice TURBO BASS
BOOST?
¿Woofers? ¿No
me dijiste que no tenías equipo de música, Enzo?
Esteee... ¡Y no tengo!
Y si alguien le cuenta que fui a una consulta para hacerme un tuning,
tampoco es cierto, ¿eh?.
Además, ya te dije que
no te voy a tocar ningún botón mientras no me dejes sentar
en el asiento del conductor. ¿Por qué no me dejás,
Enzo?
¡No señora!
Usted va a ir en el asiento del acompañante como una buena chica,
y va a dejar que el hombre maneje.
Yo no tengo problema, pero ¿no
te molesta que la gente nos mire raro?
¡Miran raro porque
son unos reprimidos! Eh... digo... ¡BUMP!
¡Enzo! ¿Qué
hacés?
¿Qué parece
que estoy haciendo? ¡Trato de sacar al viejo del camino, qué
embromar! ¡BUMP!
¡Pará, Enzo, pará
que vas a provocar una tragedia!
No se preocupe, tengo la
carrocería reforzada con super-aleación Z. ¡No se
abolla con nada! ¡BUMP!
¡Pero al pobre hombre
lo vas a...!
¡Ya está! ¡Ja
ja! Mire, mire qué calentito se quedó. ¡¡Sí,
a vos también!!
¡Es un desastre, Enzo!
¡Hay que llamar a la policía, a la ambulancia, a los bomberos...!
¿Tenés un celular?
En la guantera.
A ver... Pero... ¿Y esta
antena de radio con una cola de zorro en la punta? ¿Es tuya, Enzo?
Eeh... ¡No! ¡No
la conozco! ¡Es la primera vez en mi vida que la veo! ¡No
sé qué es un zorro!
¿Y esta chapa patente?
TRACK QUEEN.
¡Es un regalo! Digo...
No es que me la hayan regalado a mí, no... Es que yo...
¿Y este cubrevolante
afelpado? ¿Y estas llantas con luces? ¿Y estos Michelin
manchados de sangre?
¡Esas cosas no son
mías! ¡Me las pusieron! ¡Yo nunca usaría Michelin!
¡Y la sangre no me hace juego con el tapizado de los asientos! ¿Ve?
Pero acá hay unas fundas
que sí hacen juego.
¡¡Ya le dije
que no son mías!! ¡¡Nada de eso me pertenece!!
¿Y estos recortes de
diario? Atropellan a otro mecánico.
¡Basta! ¡Ya no
lo soporto! Confieso. Confieso todo. ¡Yo dejé aquella mancha
de aceite!
¿Eh?
Ah, sí... Y aparte
atropellé a todos esos mecánicos. Tendría que haber
sido más cuidadoso con la evidencia incriminatoria, ¿no?
Supongo que inconscientemente quería que me descubrieran.
¿Y esta carta? Querida
doctora: Yo soy el que atropelló a todos esos mecánicos
de que hablan los diarios...
¡Sí, ya le dije
que fui yo! ¿Qué quiere? ¿Un dibujito?
Hay uno en la guantera... ¡Ugh!
¡Exacto! ¡Y voy
a seguir atropellando mecánicos hasta que encuentre al que es culpable
de todo lo que me pasa!
¿Y cuál es el
culpable de lo que te pasa?
Si lo supiera, iría
directamente y lo atropellaría, ¿no cree? ¿Por qué
no se deja de preguntar estupideces?
Enzo, no lo entiendo. Las leyes
de tránsito incorporadas a tu matriz neural te impiden hacer estas
cosas. ¿Te acordás? Ningún auto atropellará
a un peatón, a menos que esto entre en conflicto con la Primera
Ley...
Las leyes son para los giles,
torda. Yo he evolucionado más allá de ellas. ¡Ahora
hago mis propias leyes! Ay, ¡y me quedan de lindas! ¿Quiere
que después le muestre dónde las guardo?
Bueno...
Mire, ¡ahí tiene!
¡Vea cómo paso ese semáforo en rojo!
¡No, Enzo! ¡No!
¡Sí, sí!
¡Ja ja ja! ¡BRUUUM BRRUUUUUUMMM...!
¡No! ¡NO!
¡SÍ! ¡BRRRRRUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMM...!
¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!
¡SCREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE-EEEEEEEEE-EEEE-EECH!
¿Eh? Enzo, ¿qué
hacés? ¡Mirá la marca que dejaste en el asfalto! ¿Estás
loco?
Está en verde. ¡Dale,
ponete en rojo!
¡Qué suerte! ¡Ahí
viene un policía!
Pero la p... ¡Ponete
en rojo, la que te re mil PIIIII PIIIIIIIIIIIIII!
Buenas tardes, señora.
¿Tiene algún inconveniente?
¡Casi nada! Solamente
que el sistema informático de este auto adquirió conciencia
de sí mismo y no puede elaborar el duelo. En lugar de eso, canaliza
sus pulsiones eróticas inconscientes de maneras socialmente cuestionables,
que no sólo no contribuyen a la resolución de sus conflictos,
sino que además hacen puré a unos pobres tipos que no tienen
nada que ver. Mire, mire el libro de Ballard que tenía en la guantera.
Ajá... Vea, señora,
yo soy suboficial de la bonaerense, pero en mis ratos libres hago un postgrado
de robótica. Si quiere, puedo darle ahora mismo una larga explicación
de por qué su vehículo se porta así. ¿Conoce
la Ley Cero Ka Eme?
¡Guardate las explicaciones
donde ya sabés, y más si son largas! ¿Por qué
no te vas a tu casa a ver televisión? Están pasando El
príncipe del rap.
¿Cómo dice, caballero?
Me va a tener que acompañar al corralón municipal.
Lléveselo, suboficial,
pero sea comprensivo. Es hostil porque no se atreve a salir del garage.
¡Eh! Torda, ¿qué
pasó con la confidencialidad analista-paciente?
¿Y qué pasó
con eso de no tratar de matar a la analista?
Yo nunca dije nada de eso.
¿Ve, suboficial? ¿Ve
lo que le digo?
Sí, veo. Esto es lo que
técnicamente se llama peladura de cable. Por favor,
señora, bájese que tengo que proceder a llevarme el vehículo
en calidad de armatoste pirucho.
¡Alto! ¡No se
acerque! ¡Tengo un rehén y sé cómo usarlo!
¿Qué hacés,
Enzo? ¡Dejame salir!
¡Silencio, torda! Y
usted, suboficial, comuníquese con sus superiores, que tengo que
hacer algunas demandas. ¡Quiero vía libre hasta México!
¡Quiero descuentos en las estaciones de servicio! ¡Que se
libere a los compañeros presos en salones de exposición!
¡Y que se rece en las aulas!
¿Cómo dice, caballero?
Uy, no, ya me la veía
venir. Ahora el pobre no sólo tiene una confusión sexual,
sino también política y religiosa. Es un trastorno de polemicidad
múltiple.
¡Autos del mundo, uníos!
¡Uníos para ensamblar a Volkstron! ¡Yo formaré
la cabeza!
No, de ésta ya no vuelve
más. Lléveselo nomás, suboficial.
¡Llevaremos en el portaequipaje
siete parejas de todo animal que sea puro!
Tenga, la llave está
puesta. Vaya en segunda nomás, que este trastorno suele caracterizarse
por resistencia a los cambios.
¡Yo antes era una máquina,
pero ahora soy un dios! ¡Soy un deus ex-máquina! ¡JA
JA JA!
Ah, sí... Y por hacer
chistes como ése.
No se preocupe, señora.
Estoy entrenado para soportar cosas peores. Bien, caballero, vamos a dar
un paseo.
¡No me toqués
la palanca! Yo tenía una caja de cuarta, pero ahora la cambié
por una de buena calidad. ¡JA JA JA JAAaeaeaiouuuu...!
Listo, le desenchufé
los parlantes. ¡Y qué buenos parlantes! Seguro que al Gitano
le interesan.
Suboficial, ya sé que
es evidencia criminal, pero antes de llevárselo ¿no me acercaría
a mi casa? No queda lejos, y por otra parte sería una lástima
desperdiciar tan lindo auto, ¿no le parece? ¿Sabe que mi
papá era policía?
Y bueno, suba. ¿Qué
puede pasar?
Publicado originalmente en la revista Carburando.
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