Editorial - Axxón 170

Ay, ay, ay
por Eduardo J. Carletti, director de Axxón


La interjección del título se debe a la sensación que me viene cada vez que debo escribir un mensaje de éstos. Han pasado muchos años, y ya he dicho tantas cosas... Pavadas, y de las otras (los lectores juzgarán).

En estos días que transcurrieron desde que comenzó el año pensé en varios temas a tratar. Sinceramente, ahora no me acuerdo de ninguno. Deben ser los años.

Fuera de broma, no es fácil no abrurrir. No es fácil no repetirse. No es fácil mantener interesada a una persona a lo largo de un texto en estas épocas. O quizás debería decir: en estas épocas nada es fácil.

Esta época: todo un tema.

Estaba pensando hace poco —como ven, voy recordando— que hoy, si uno recorre los medios (Internet mediante), nos encontramos con muchísimos temas "de súper interés" que antes sólo se veían en las revistas de CF, ésas que los kioskeros y libreros esconden por los rincones. Hoy salen filósofos, futuristas y periodistas de primera plana a desarrollar, como novedad total, los temas que hemos leído hace 40 años. Quizás más.

En estos días alguien trató el tema del peligro que significa ponerle un arma a un robot y dejar que decida si la va a disparar contra alguien. Gracias a la película Terminator y a un episodio de South Park el tema es conocido para la masa, incluso para los que jamás leerían "esas pavadas" que están escondidas en esas revistas de los estantes malditos. Pero nosotros lo leímos hace muchos años.

En Clarín apareció la noticia —ya "vieja", en realidad, para los que estamos día a día en las noticias tecnológicas— de que en 2007 se "van a fabricar" (de hecho ya existen) robots con rostros cada vez más parecidos a una cara humana. Justamente se refieren, entre otras cosas, al creador de un androide de aspecto idéntico a Dick. ¡Cuánto hace que leemos historias, en nuestras vergonzosas revistas, de un tal Philip K. Dick, y de otros, en las que los robots, androides, o como se los quiera llamar, se confunden entre nosotros!

Otros salieron a filosofar —y a ganarse grandes espacios de dos páginas en mucho medios— sobre otro tema que suscita atención en la gente: los robots, si avanza su desarrollo, algún día podrían solicitar derechos (otro tema que han visto muchos en "El Hombre Bicentenario"). Me suena, me suena...

O sea, para resumir: la ciencia ficción se hace realidad... y en cuanto entra a la realidad, las ideas pasan a manos de otras personas. Los escritores y lectores de ciencia ficción, claro, no somos confiables.

A nosotros nos queda la inquietud: ¡Socorro, sobre qué vamos a escribir ahora!

Ya se nos ocurrirá. La función de crear ideas está en manos de gente con mente voladora. Mentes que, según los mismos que hoy toman las ideas y las propagan como grandes ideas propias, son menos cuerdas y nada confiables...

¿Tiene que importanos? Creo que no. Sólo afilemos la imaginación, muchachos...

Eduardo J. Carletti, 22 de enero de 2007
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