CRIATURAS TRANSLUCIDAS

Bimal K. Srivastava

India

—¿Qué está cocinando jefe? —preguntó casualmente el doctor Hemant Jain, a su colega mayor, el profesor Rao.

Rao, unos diez años mayor que Hemant tanto en edad como en servicio, era profesor de física en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Tras completar un doctorado en Tecnología óptica en el Instituto de Ciencias de la India, en Bangalore, había llegado a Estados Unidos en el año 1961 para una investigación post doctoral y se había establecido como Indio No Residente (NRI), una práctica común entre los intelectuales indios. Hemant también había llegado al MIT luego de graduarse en Ingeniería Mecánica en el año 1970 en el Instituto Indio de Tecnología (IIT), en Kanpur, una de las instituciones de ingeniería más famosas de la India, que producía un gran número de ingenieros y profesionales de software cada año. Más tarde, cuando completó un doctorado en Ingeniería Mecánica, estuvo empleado como profesor adjunto en el MIT, y también se había establecido como NRI, tal como había ocurrido con Rao. Aunque Jain y Rao eran de campos diferentes y había también diferencias sustanciales en sus edades, se mantenían en contacto estrecho, tal vez por ser compatriotas.

Rao y Jain solían compartir la hora de almuerzo y también la del té, y acostumbraban conversar en su tiempo libre. Esa tarde, como siempre, Hemu (como lo conocía el profesor Rao) espió en el cuarto oscuro de Rao y quiso saber qué estaba sucediendo. De la forma habitual, Rao replicó que no había nada nuevo ya que sólo estaba experimentando con el desfasaje de la frecuencia, observado cuando la luz atraviesa varios materiales transparentes.

Hemant había observado que Rao pasaba largas horas ocupado en su laboratorio óptico y terminó por advertir cambios importantes en la conducta del profesor, como si estuviera preocupado por algo. Decidió, por lo tanto, investigar el asunto en profundidad, preocupado por la conducta de Rao; el hombre había estado tan absorbido por su trabajo que ni siquiera se había preocupado por casarse.

—Si no le importa, profesor Rao, ¿podría hacerle una pregunta? —dijo Jain.

—Claro, claro, ¿por qué no? —contestó Rao.

—¿Cuál es ese proyecto tan especial, en el que usted está ocupado estos días? No, no, no quiero una respuesta evasiva. De hecho, como soy su admirador, se convierte en obligación moral y responsabilidad compartir con usted y tratar de ayudarlo a resolver algunos de sus problemas personales, si pudiera hacerlo. Y estoy seguro de que algo lo ha estado preocupando por bastante tiempo. Por lo que le pido que sea tan amable de transferir parte de la carga a su hermano más joven —le dijo Jain amablemente.

—Esta bien, Hemu, lo haré. De hecho, yo mismo esperaba hablarte de este tema, ya que eres la única persona en este país con la que puedo hablar con tanta libertad. Pero no sé cómo empezar —dijo Rao.

—¿Por qué, cuál es el problema?

—Bien, pongámoslo de esta manera, Hemu. ¿Puedes volver invisible a alguien?

—¿Qué está diciendo, profesor Rao? Esas cosas pasan en algunos filmes e historietas de ciencia ficción, pero no en la vida real. Nadie ha podido inventar ninguna droga para convertir a una persona en invisible.

—Bien, lo plantearé de una forma levemente diferente. ¿Alguna vez te cruzaste con algo invisible? —preguntó Rao.

—Er… No soy capaz de recordar nada parecido. Es más, si el objeto es invisible, ¿cómo diablos sería capaz de verlo? Además, no creeré en esa clase de afirmaciones tan poco científicas a menos que lo vea con mis propios ojos —reiteró Jain.

—¿Por qué? ¿Qué pasa con el aire? ¿No es invisible? ¿Y niegas su existencia?

—Bueno, no. Pero es un objeto inerte. Y su presencia ha sido probada científicamente.

—Ahora te preguntaré de nuevo. ¿Cuál es el color del agua pura o del vidrio puro?

—Es incoloro —dijo Jain.

—Entonces, ¿puedes ver un objeto incoloro?

—Estrictamente hablando, no. Sin embargo, debido a la reflexión, refracción y otras propiedades ópticas de la luz, podemos ver el agua.

—Es exactamente eso lo que quiero enfatizar. Supongamos que sintetizas agua pura sin ninguna clase de residuos; en ese caso no serías capaz de verla, a menos que la luz reflejada o refractada cree algún color.

—Tal vez —dijo Jain—. Sin embargo, no son invisibles. Podemos verlos. Son simples objetos transparentes que permiten que la luz los atraviese.

—Correcto. Y supongamos ahora que ante nosotros hay una puerta de vidrio, y que ese vidrio está extremadamente limpio. ¿No intentaríamos cruzar pensando que no hay nada allí?

—¡Sí, sí, lo haríamos! Hasta los pájaros y los insectos tratan de volar a través de los cristales ya que probablemente no los ven.


Ilustración: Guillermo Vidal

—Eso significa —dijo Rao— que tú estás de acuerdo conmigo en que hay objetos que son transparentes y por ende parcialmente invisibles a nuestros ojos. Pero totalmente invisibles a los ojos de los pájaros e insectos.

—De acuerdo. Pero no veo ningún ser vivo transparente —dudó Jain.

—¿Por qué no ves las alas de las libélulas y otros insectos que son transparentes? De la misma manera hay muchas variedades de peces pequeños que son parcialmente transparentes. De hecho, la mayoría de los mamíferos poseen algunos tejidos transparentes. Sin ir más lejos, hasta las uñas de nuestros dedos y los cristalinos de nuestros ojos son totalmente transparentes.

—Puedo aceptarlo —admitió Jain.

—En eso quiero insistir —dijo Rao—. Y creo firmemente que en esta tierra hay ciertas criaturas totalmente transparentes, y por ende invisibles a nuestros ojos. Por eso no hemos sido capaces de verlas hasta ahora y así es que no nos percatamos de su existencia.

—Suponga que acepto ese punto. Sin embargo, puede objetarse que alguien debería haberse cruzado con tales criaturas en algún lugar, en una ocasión u otra. Los humanos estamos en la tierra desde hace millones de años, pero nunca nadie ha reportado o encontrado ninguna criatura invisible.

—Estás en lo cierto. Pero hay ciertos reportes no confirmados de gente que se ha cruzado con el Yeti en los Himalayas, o con ese dragón que vive dentro del lago escocés. De la misma forma, mucha gente ha reportado haber sentido la presencia de algún espíritu o cosas por el estilo cerca de ellos, pero ninguno pudo ser visto. ¿No podrían ser criaturas invisibles?

—Bueno, profesor Rao, sus argumentos son poderosos y convincentes. No obstante, hasta que no haya evidencia para mostrar, será difícil probar la existencia de una criatura invisible.

—Sí, Hemu, estás en lo cierto de nuevo, nadie me creerá hasta que no se encuentre una evidencia. Y en estos días estoy trabajando en ese tema. Estoy seguro que encontraré esa criatura transparente y por lo tanto invisible.

—Pero, ¿está seguro de que existen tales criaturas en este planeta?

—Sí, sí, con absoluta seguridad, y no hay nada anormal en ello. Desearía que hubieras visto un documental que emitieron hace poco en televisión. Mostraba una variedad de hermosas criaturas translúcidas del fondo del mar, incluyendo un calamar que era completamente transparente excepto por sus ojos y glándulas de tinta. Tal vez así hubieras apreciado mi teoría.

Y a continuación el profesor Rao se explayó acerca del proyecto. Su informe mostraba interesantes evidencias y se basaba en trabajos de investigación publicados por varios científicos e investigadores. El tema principal del reporte estaba basado en un artículo de la popular revista New Scientist que se había ocupado de compilar referencias de varios expertos en ese campo.

Vivimos en un mundo de colores. Violeta, índigo, azul, verde, amarillo, naranja, rojo y una mezcla de éstos. No olvidemos que existen objetos blancos y aún incoloros. Más aún, la naturaleza ha producido toda clase de criaturas de diferentes dimensiones, formas hábitos y colores. Por ejemplo podemos ver loros verdes, cuervos negros, leones dorados, caballos blancos y marrones, pavos reales azulados, mariposas multicolores y así seguir eternamente. Sin embargo, hasta ahora nadie ha producido una evidencia sólida de que se haya encontrado un animal transparente o incoloro. Por supuesto, algunos animales como estos existen, aunque sólo entre las formas de vida de los niveles inferiores.

Muchos organismos multicelulares son casi completamente transparentes, y otros poseen por lo menos algunos tejidos o partes de su cuerpo translúcidos. Los más sorprendentes ejemplos de animales con tales características incluyen a ciertos calamares de aguas muy profundas y a la phronima . También pueden señalarse especies marinas y camarones de agua dulce, particularmente alrededor de cien especies de gusanos flecha o quetognatos, las alas de algunas mariposas (Callitaera menander), la preciosa larva acuática del insecto Chaoborus y peces, como el bagre Kryptopterus.

Hacia 1967, en el Atlántico Sur, un científico finlandés encontró una medusa que era tan transparente y biconvexa que se podía encender un cigarrillo con la luz solar que la atravesaba.

La naturaleza había ofrecido quizá la propiedad de translucirse para dificultar el reconocimiento visual, tanto de la presa como del predador. Así, en los animales marinos, la transparencia permite las migraciones verticales a través de capas de agua de diferentes matices e intensidades de luz, sin que el animal deba preocuparse ajustando el color de su cuerpo.

Los tejidos transparentes comparten algunas características generales: tienen muy pocos o ningún vaso sanguíneo, carecen de células de pigmentación, los espacios extracelulares son más pequeños que la longitud de onda de la luz, y poseen una unidad estructural relativamente regular y repetitiva. Comúnmente los mucoplisacáridos y colágenos están involucrados en la transparencia animal, pero pueden encontrarse también glucoproteínas (en la medusa) y quitina (en insectos).

Sin embargo, hasta ahora los científicos han observado que no es posible hacer ciertos tejidos tan transparentes. Por ejemplo, los nervios siempre se ven blancos aún en organismos transparentes por su alto contenido lipídico. Del mismo modo, la retina permanece pigmentada gracias a la púrpura visual (rodopsina). Otra cualidad importante se vincula con la entrada de materia externa en el cuerpo de un animal translúcido. De esta manera el alimento comido por estas criaturas permanece visible como parte de los contenidos estomacales, hasta que es digerido y excretado.

También se desprende de la información científica que para mantener la transparencia siempre debe haber una fuente de energía del animal. Así, el tejido transparente muerto abandona su transparencia. De forma similar, si los tejidos transparentes son calentados, pierden su transparencia. Es por esa razón que los cristalinos de los ojos de un pez, que son normalmente transparentes, se vuelven opacos durante su cocción o hervido.


Acompañaban al artículo un cierto número de “Anexos” con referencias de varias publicaciones científicas y revistas, hojas técnicas escritas por reputados investigadores y expertos de distintos campos técnicos.

Hemant vio el reporte y luego se marchó a dar su clase, prometiéndose un nuevo encuentro con el profesor Rao al día siguiente.

Durante el camino fue pensando en los argumentos de Rao, extraños y extravagantes, pero convincentes. A él también lo habían perturbado, tanto como al profesor. Estaba seguro de que Rao planeaba llegar al fondo del asunto y que haría cualquier cosa para alcanzar una conclusión positiva de su teoría. Esto era lo que más preocupaba a Jain. Conociendo como conocía al profesor, estaba seguro de que no vacilaría en hacer algo inusual.


Al otro día, durante la hora del almuerzo, Jain fue directamente al laboratorio del profesor y le preguntó de nuevo acerca de sus planes. Rao insistió en que era casi definitivo que tales criaturas existían en nuestra Tierra. Al mismo tiempo, también era cierta la extrema dificultad que suponía para la gente encontrarlas y verlas. Sin embargo, tal vez alguien fuera capaz de fotografiarlas con una cámara especial, capaz de filmar con dispositivos infrarrojos o algo por el estilo.

—Bien, aún en el caso de que existieran tales seres, ¿adónde los buscará? —Jain no podía dejar de lado sus dudas.

—Puede ser un trabajo difícil —dijo Rao—. Pero dime, ¿cuál sería el mejor lugar para buscar tales criaturas?

—No lo sé —dijo Hemant.

—Bueno, te daré una pista. Muchos de los animales que viven en la arena son color arena. De la misma manera, muchos insectos que viven en el pasto son verdes y los escarabajos que viven en los troncos de los árboles son marrón oscuro. También hay osos polares de color blanco que viven en la nieve. En otras palabras, la mayoría de los animales desarrollan un color particular que coincide con su entorno. O digamos que la naturaleza prefiere asistirlos para que consigan mimetizarse con su medio ambiente. ¿No es así?

—Ahora entiendo. Usted quiere decir que tales criaturas podrían existir dentro del agua, que es transparente, o en los lugares helados que tienen nieve —dijo Jain.

—Correcto. Sin embargo, agregaría un punto más. El lugar con mayores posibilidades para la existencia de estas criaturas debe ser un lugar aislado e inhóspito. Por lo tanto, en primer lugar, estoy tratando de concentrarme en la región antártica.

—¿Está usted diciendo que lo hará sólo? ¿Y de dónde va a sacar la enorme cantidad de dinero que se necesita para semejante proyecto?

—Bien, como tú sabes, siendo soltero sin ningún pariente cercano y sin malos hábitos, he ahorrado mucho dinero que voy a gastar en esta investigación. Es más, voy a solicitar una larga licencia con la intención de visitar nuestro país. Pero utilizaré la misma para la investigación de las criaturas translúcidas. Me gustaría pedirte que guardes esto en secreto hasta que yo haga algo destacable con mi proyecto CT. Y luego, por mis propios medios, resurgiré nuevamente con un trabajo digno del premio Nobel.


Todo esto sucedió hace dos años. El doctor Rao continuó ocupado con su trabajo, como siempre, y a duras penas tuvo oportunidad de hablar de otra cosa. De hecho, Hemant estaba convencido de que Rao había abandonado la idea de buscar a las criaturas translúcidas. Pero, a causa de un nuevo proyecto al que había sido asignado, la detallada discusión con el profesor acerca de las criaturas pasó a un segundo plano.

Una hermosa mañana, Jain recibió una inesperada llamada de Rao, informándole que había sido asignado a un proyecto especial del MIT. Iría a la Antártida por seis meses junto a un equipo de científicos de varias disciplinas para estudiar los efectos de los rayos solares en el hielo del continente. Jain supo inmediatamente el motivo que había detrás de la aceptación de semejante proyecto. El día de la partida se despidió deseándole buena suerte en su doble objetivo.


La vida siguió su curso. Ocasionalmente, Jain recibía informes a través de los boletines de noticias. Sin embargo, no solía haber mucha información del proyecto particular de Rao. Las razones no le parecían muy claras. Una vez, uno de los miembros del equipo, que había regresado por razones de salud, le dijo a Jain que Rao no cooperaba mucho con el jefe y los otros integrantes de la expedición, y que a veces hasta lo habían encontrado hablando solo. Informó que la opinión generalizada era que la mente de Rao quizá no era capaz de sobrellevar el clima severo y hostil de la Antártida.

Pasaron algunos meses y Jain se enteró de que algunos integrantes del equipo antártico habían regresado, pero para su sorpresa advirtió que Rao no estaba entre ellos. Luego, otro de los miembros de la expedición le informó que el profesor se había quedado en la Antártida por su cuenta, y varios de ellos, incluyendo al médico del grupo, habían comenzado a pensar que era necesario hacerle un chequeo médico para examinar su condición mental.

Y las peores noticias llegaron finalmente de la oficina de la Universidad. Comunicaba que Rao había perdido contacto con el grupo antártico desde hacía diez días, luego de marcharse sigilosamente del campamento durante la noche sin avisar a nadie. Se pensaba que había muerto, tal vez tras caer en un agujero en el hielo. Sus ropas habían sido encontradas con marcas de sangre.

Después de dos semanas, Jain recibió una carta de la oficina para recoger las pertenencias del profesor Rao, que habían sido enviadas desde la Antártida, porque no había ninguna dirección disponible de parientes u otros allegados en los registros oficiales, salvo la de él. El paquete contenía equipaje privado, ya que el informe oficial de sus trabajos había quedado en poder de la Universidad.

Las trágicas noticias, aunque esperadas, teniendo en cuenta la peculiar naturaleza de Rao, impactaron profundamente a Jain. Qué final tan triste para una gran personalidad, alguien que podría haber alcanzado el premio Nobel. Con el corazón entristecido, Jain comenzó a preparar las pertenencias para despacharlas al pariente más cercano de Rao en Vijaywada, Andhra Pradesh, India. Obviamente, todos los documentos oficiales habían sido requisados por las autoridades de la Universidad y sólo habían dejado un poco de ropa y algunos otros efectos personales. Pero para su sorpresa, uno de los bolsillos internos del abrigo del profesor abultaba más de lo normal.

Siguiendo la exploración, Jain descubrió un bolsillo oculto tras el bolsillo normal, donde encontró un diario escrito a mano. De alguna manera, los miembros del equipo nunca esperaron que Rao pudiese haber escondido algo en ese lugar. Pero el diario estaba en telugu, un idioma de la India que Jain no podía leer. Tal vez Rao había preferido hacer todas las observaciones del proyecto secreto en telegu, y no en inglés, para evitar filtraciones entre los otros miembros del equipo que ya sospechaban de sus actividades. Jain guardó el diario y despachó el resto de las cosas a la India.


Tras una intensa búsqueda, Jain encontró a Ramulu, el propietario y operador de un restaurante indio de la ciudad, que provenía de Andhra Pradesh y leía telugu sin dificultad. A pesar de su apretada agenda, Ramulu aceptó leer el diario y traducirlo para Jain. Por supuesto, les tomó varias sesiones terminar el diario entero.

El profesor Rao contaba una interesante historia, a pesar de que casi la mitad del diario mostraba su frustración y desesperanza porque no había podido encontrar nada de lo que había estado buscando con tanto esfuerzo. Sin embargo, en las últimas páginas consignaba que había alcanzado su objetivo último, como si con ello hubiera coronado lo único que importara en su vida. A continuación se reproducen extractos de las páginas más relevantes.


Enero 16: Estoy seguro; hay algo cerca del acantilado hacia el sector este del área congelada. He visto un agujero en la superficie del que emana vapor.


Enero 19: he intentado sacar una fotografía usando la cámara infrarroja. Pero los resultados son totalmente negativos. Lo máximo que pude obtener fue un contorno de vapor, que estoy seguro es la exhalación de mi CT.


Enero 25: Con observación continua puedo sentir que las dimensiones de la CT son aproximadamente las de un cerdo. Allí hay por lo menos dos. Parecen ser buenos nadadores y, utilizando el pozo, se sumergen en el mar helado bajo el hielo.


Enero 31: Parecen ser carnívoros. He visto un hermoso y saludable pingüino cerca del pozo que, de pronto, desapareció sin dejar rastros. Estoy seguro, por la forma en que fue arrastrado dentro del agujero, que algo estaba tirando de él.


Febrero 9: Pienso que no necesitan demasiada comida para sobrevivir. Tal vez un pingüino o algo así puede ser suficiente para una semana. Luego de un lapso de alrededor de nueve días desde el incidente del pingüino, pude sentir algún movimiento cerca del agujero. He visto un pez resbalando hacia el pozo, como si alguien tirara de él con una línea de pescar.


Febrero 15: He revelado algunas fotos más, pero estaban en blanco. Esto confirma mis sospechas de que la fotografía infrarroja no estaba funcionando. Sin otros arreglos disponibles para fotografías especiales en ese lugar o la asistencia de los miembros del equipo, parece no haber otra alternativa para mí que confiar en mi vista y la presencia de su exhalación.


Febrero 18: Parece ser que siempre comen a sus presas dentro del pozo. Luego de consumir la comida, permanecen dentro por seis u ocho días, y luego vuelven atacar a un pingüino o pez distraído. Ahora puedo entender por qué permanecen invisibles después de comer. La comida, que no es otra cosa que la carne de otro animal, siempre volverá a las CT no transparentes, mientras está pasando por sus intestinos. Como la comida es digerida mientras la criatura está bajo la superficie, el contenido del sistema digestivo no puede ser visto. Pero intentaré buscar los excrementos de las CT de alguna forma.


Marzo 18: Aparentemente la sangre de las CT es transparente como agua densa. He recogido unas cuantas gotas de muestras de sangre de CT en mi pañuelo. Sucedió cuando arrastraba un pingüino dentro del pozo, otros dos pingüinos la atacaron con sus picos y pude sentir que algo de líquido acuoso estaba derramándose. Intenté fotografiar este episodio, pero tal vez sólo muestre la pelea entre tres pingüinos.


Marzo 23: Oh Dios, eso sin duda fue un ataque hacia mí. Estoy seguro, uno de ellos lo ha hecho, mientras yo estaba ocupado inspeccionando su pozo. Fui afortunado pudiendo escapar de los afilados dientes invisibles de la CT, y abandonar rápidamente el punto de observación.


Marzo 24: Los miembros del equipo preguntaron acerca de la herida que recibí en el reverso de la mano. Les dije que me corté con un cuchillo de cocina, pero algunos de ellos parecían sospechar que les estaba mintiendo.


Abril 6: A pesar de haber cambiado mi lugar de observación, temí que repitieran el ataque. Ahora podía ver sus movimientos hasta cierto punto mientras resbalaban en el suelo para atrapar a sus presas. Pero aparentemente parecían correr (o resbalar) muy rápido.


Abril 12: Otra vez un gran ataque dirigido contra mí. Como comencé a llevar el hacha durante las observaciones, de alguna manera me las arreglé para escapar. Pero por desgracia me quebré el tobillo durante la cacería. Había escapado por poco y ahora estoy en cama con un yeso en mi pierna derecha. El médico del grupo me aconsejó guardar cama por lo menos un mes. No sé cómo cumplir con eso y completar mi proyecto especial al mismo tiempo.


Abril 20: Ahora estoy planeando visitar de nuevo el sitio, aún con el yeso. Dejaré al médico y a los miembros del grupo rompiéndose la cabeza. Trataré de juntar más muestras de sangre para el análisis. No me importa ni siquiera volver cerca del pozo. También llevaré mi pistola. Veré que sucede.


Y ése era el fin del diario. El 21 de abril era la fecha de la desaparición del profesor Rao del campamento antártico. Sólo yo sabía que el lugar donde descansaba su alma era el estómago de una CT.

Sólo Dios sabe quién completará la inconclusa tarea de Rao.



Traducción del inglés: Marcelo Difranco


Bimal K. Srivastava nació en Balrampur, Uthat Pradesh, India. Sus libros Pakshi Aur Viman Durghatnaye (La amenaza de los pájaros en la aviación), Viman Suraksha (Seguridad aérea) y Adhunik Hawai Adde Aur Unki Nirman Yojna (El aeropuerto moderno y su planificación), han ganado el premio Indira Gandhi Rajya Bhasha. Su libro en inglés titulado Terrorismo en la aviación es uno de los más consultados en ese tema. "Criaturas translúcidas" fue elegido el mejor cuento indio de ciencia ficción de 2003 por Science Reporter, y publicado en su edición de febrero de 2004.


Axxón 172 - abril de 2007
Cuento de autor asiático (Cuentos: Fantástico: Ciencia Ficción: Criaturas: Hindi: India)