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Por Silvia Angiola y Adrián M. Paredes |
Star Trek
Comentario por:
Adrián M. Paredes
Dirección:
J. J. Abrams
País:
Estados Unidos
Año: 2009
Duración: 126 minutos
Género
Ciencia-ficción, acción, aventura
Intérpretes
Chris Pine, Zachary Quinto, Karl Urban, John Cho, Bruce Greenwood, Zoe Saldana, Anton Yelchin, Simon Pegg, Eric Bana, Winona Ryder
Guión
Roberto Orci y Alex Kurtzman, basado en los personajes de la serie Viaje a las Estrellas (1966) creada por Gene Roddenberry
Producción
J. J. Abrams, Bryan Burk, Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Roberto Orci
Estreno en cine:
07 de mayo de 2009
Si algo nos han enseñado las Time Opera de la ciencia-ficción es que las consecuencias de viajar en el tiempo y alterar eventos históricos pueden ser variadas. En Volver al Futuro uno es capaz de modificar el pasado para regresar a una línea temporal completamente distinta, de la que no conserva recuerdos. En Doce Monos es imposible modificar el pasado si uno proviene de un futuro que es consecuencia de ese pasado. En numerosos capítulos de la saga Star Trek, como por ejemplo Time and Again (VOY - 1x4), Yesterday's Enterprise (TNG - 3x15) o el impresionante episodio doble Year of Hell (VOY - 4x8 y 4x9), el presente puede ser alterado y uno es afectado por la nueva línea temporal, a menos que posea un escudo protector para evitar ser alcanzado por los cambios en el tiempo, o que pertenezca a una raza con poderes empáticos muy particulares capaz de detectar que el presente no es como "debería ser".
La nueva película de Star Trek adopta otra concepción del tiempo, una concepción que actualmente está muy en boga: no hay una sola línea temporal, hay muchas, infinitas realidades alternas en la que los mismos personajes pueden no respetar el sagrado canon y enfrentarse a situaciones muy distintas de las que conocemos. En el universo de Star Trek esto tampoco es nuevo; prácticamente todas las series tuvieron sus universos alternos (Mirror, Mirror, TOS - 2x4, Crossover, DS9 - 2x23, In a Mirror, Darkly, ENT 4x18 y 4x19, etc), universos en donde los personajes vivieron otros pasados, federaciones de paz que son imperios de odio, seres queridos que murieron en una realidad y pueden estar vivos en otra, e infinitas combinaciones más. En un Hollywood donde es muy caro inventar nuevas historias, donde hacer queribles a nuevos personajes es demasiado riesgoso, Roberto Orci y Alex Kurtzman se valieron de este recurso de los multiversos para escribir una remake con justificaciones. Podemos decir que les vino como "anillo al dedo".
Porque en el fondo, más allá de los pretextos argumentales, la Star Trek de J. J. Abrams es una remake de la Viaje a las Estrellas de fines de los sesenta (TOS). Pero también es una continuación de Star Trek: Nemesis, la décima película del universo Star Trek, catastrófica tanto en recaudaciones como en calidad.
En una época posterior a los acontecimientos relatados en Star Trek: Nemesis, Rómulo es devastado por una supernova que entra en erupción, dejando con vida a unos pocos romulanos que se encontraban fuera del planeta en el momento del estallido. Spock, quien dedicó los últimos años de su vida a promover la paz entre los romulanos y los vulcanos (dos pueblos hermanos con un mismo origen, pero con caminos y filosofías diferentes), se encuentra viviendo desde hace cinco años en Rómulo como embajador de la Federación. Desde el inicio de su cruzada de paz, relatado en el episodio doble Unification (TNG - 5x7 y 5x8), hasta el día del estallido de Rómulo, relatado en el cómic que sirve como precuela de la nueva película, Star Trek: Countdown, han pasado muchos años de negociaciones, de pequeños avances y de trabajo duro para el embajador Spock. Por eso, cuando la amenaza se cierne sobre Rómulo, Spock no duda un segundo en poner sus vastos conocimientos científicos al servicio de la salvación del Imperio. Pero algo sale mal y un impredecible cambio en la evolución de la supernova destruye Rómulo antes que el embajador pueda neutralizarla. La "materia roja" con la que Spock experimentaba genera un agujero negro artificial que lo arrastra en el tiempo junto a Nero, representante del sindicato minero y capitán de la nave minera Narada, quien asume que el embajador de Vulcano es el principal responsable de la pérdida de su mundo.
Es aquí donde la precuela de J. J. Abrams comienza.
Star Trek XI abre con una secuencia de acción impresionante, una batalla espacial entre la U.S.S Kelvin y la Narada de los romulanos, con la que Abrams nos demuestra que está dispuesto a gastar millones de dólares para resucitar la franquicia que Star Trek: Insurrection, Star Trek: Nemesis y Star Trek: Enterprise se encargaron de enterrar. La tecnología de las naves es fascinante. La Narada es atemorizante, y las naves de la Federación, cuarenta años más modernas que la antigua Enterprise de TOS. Abrams podría haber elegido mostrar a la Enterprise como la muestra el episodio Relics (TNG - 6x4) o Trials and Tribble-actions (DS9 - 5x6), exactamente igual a la Enterprise de la serie original, pero con eso hubiera ganado un no rotundo de parte de Hollywood y del público en general; por otra parte, a J. J. Abrams tampoco le interesaba este aspecto.
J. J. Abrams quería un siglo XXIII con los últimos efectos especiales del siglo XXI, quería que su Star Trek luciera como Star Wars. Para eso, no sólo utilizó la última tecnología, también le imprimió un ritmo vertiginoso, convirtiendo a la cámara en un carrusel frenético, moviéndola en exceso, a riesgo de que un espectador no muy atento se perdiera algunos cuadros.
Que esta película es un intento muy bien logrado de atraer a un público amante de la ciencia-ficción, pero no trekkie, es bastante obvio. Lo que no es tan obvio es la intención de atraer también al público trekkie, que ya se había distanciado de la serie, con el comienzo implícito de una nueva generación. Y digo "implícito" porque no estamos presenciando el inicio de una nueva tripulación como fue cuando comenzó TNG, DS9, VOY o ENT, estamos presenciando un viejo comienzo, con una tripulación que ya conocemos, pero que seguirá una línea de tiempo completamente diferente a la de TOS. Estamos frente a un universo alterno como el que ya mencionamos de Mirror, Mirror (TOS - 2x4); un universo alterno donde personajes queridos pueden morir antes de su hora (como sucede con el padre de Kirk al comienzo de la película) y las aventuras a vivir pueden ser muy diferentes y, por supuesto, mucho más modernas.
Los actores están muy bien elegidos. Chris Pine es un ameno y juvenil James T. Kirk, Zachary Quinto, un muy sólido Spock, Karl Urban, un fácilmente querible Leonard McCoy, Zoe Saldana, una Uhura demasiado atractiva (no creo que nadie se queje por esto), Simon Pegg un gracioso Scotty, John Cho un prometedor Sulu y Anton Yelchin un efusivo Chekov de diecisiete años, cuyo acento ruso nos recuerda por momentos el sueño principal de Gene Roddenberry de una nave espacial donde todos los pueblos pudieran convivir en paz. Para los trekkies es importantísimo escucharlos repetir las frases que marcaron una generación, reencontrarse con sus formas de pensar y sus clichés, que son una leyenda dentro del universo de Star Trek. Los guionistas fueron muy inteligentes al incluir muchísimos de ellos. Los personajes son fácilmente reconocibles no sólo por sus características físicas o sus nombres, sino también por sus personalidades y por repetir los diálogos con los que alguna vez supieron emocionar a la teleaudiencia en el universo que hasta hace unos días era el único canon.
Los escenarios y la música juegan otro papel fundamental en la película. Las escenas de San Francisco y de Vulcano son preciosas. Contemplar los templos inmersos en las profundidades de las montañas, las salas de estudio donde los niños vulcanos responden preguntas científicas (sacado obviamente del comienzo de Star Trek IV: The Voyage Home) o el escenario de simulación donde Kirk vence la prueba del Kobayashi Maru, diseñada para no tener solución, produce sensaciones realmente maravillosas en cualquier espectador. La música compuesta por Michael Giacchino suena muy trekkie sin llegar a serlo, lo cual también es un espectacular acierto. Emotiva por momentos y épica, siguiendo la moda de los últimos años de Hollywood.
Es una película simple. La gente que no es fanática, pero que alguna vez vio la serie original se va a sentir contenta y los trekkies se van a sentir satisfechos. Cabe la duda de si esta cinta puede interesar a las nuevas generaciones. Si bien parece dirigida a un público más adolescente (como venía sucediendo con las últimas entregas de Star Wars), dudo que una persona que jamás haya visto ni oído hablar nada de Star Trek pueda apreciarla de la misma manera, pero claro, Abrams sabía que estaba remasterizando una serie que marcó una época. Nadie se pone a explicar quiénes fueron los Beatles.
En esta vorágine de precuelas de la que hace rato que Star Trek no está exenta (recordemos ENT), al público en general puede parecerle una idea novedosa la de contar una vez más con la tripulación original de la Enterprise interpretada por nuevos actores. Sin embargo, en el universo de Star Trek, muchos fans juegan a ser estrellas y a interpretar a Kirk, Spock y McCoy, algunos con notables resultados. El ejemplo mejor logrado es el de la fan serie Star Trek: New Voyages, que luego pasó a llamarse Star Trek: Phase II, con permiso de la CBS-Paramount. Los capítulos de esta serie pueden descargarse gratuitamente de su web oficial, ya que se trata de un proyecto sin fines de lucro. Con respecto a la tecnología, esta serie eligió el camino opuesto a la Star Trek de J. J. Abrams optando por hacer honor a la nostalgia y construir un decorado de cartón similar al de la Enterprise original. Star Trek: New Voyages comenzó en 2003, así que tranquilamente la idea de que los (hasta ahora) irremplazables William Shatner y Leonard Nimoy pudieran ser interpretados por otros actores, pudo haberse disparado al ver esta serie.
Otro tema que los trekkies saben bien que no es original, es el accidentado "nuevo" comienzo de esta "nueva" generación de tripulantes. TOS era la única serie de Star Trek que no había contado sus inicios. Con respecto a las demás, siempre tuvieron primeros viajes accidentados. Recordemos que el doctor holográfico de la Voyager asume el mando cuando muere el médico en jefe de carne y hueso en Caretaker (VOY - 1x1 y 1x2), igual que McCoy en esta película, o que la Enterprise de Picard se encuentra con Q camino a Fairpoint y debe reunir al resto de la tripulación ya comenzada la aventura (a Scotty lo encuentran como encuentran a Neelix en VOY, en un rincón olvidado del espacio). La estructura de los personajes y de las primeras aventuras se han mantenido constantes a lo largo de los cuarenta y tres años de Star Trek y esta película no es la excepción. La aparición de Leonard Nimoy también sigue este patrón; recordemos que DeForest Kelley hace su aparición en Encounter at Fairpoint (TNG - 1x1 y 1x2) y Patrick Stewart en Emissary (DS9 - 1x1 y 1x2), incluso este "pasaje de antorcha" ya se había visto en la pantalla grande cuando William Shatner y Patrick Stewart tuvieron que enfrentarse juntos a Malcolm McDowell en el nexus temporal de Star Trek: Generations.
Esta tradición de que la vieja generación de actores le entregue el timón a la nueva ha puesto en situaciones poco cómodas a los guionistas, dado que la serie original transcurre un siglo antes que las demás series (exceptuando la de ENT que transcurre un siglo después). Por eso es que muchos de los personajes de la tripulación original terminaron sus vidas de formas poco convencionales, casi siempre envueltos en alguna anomalía temporal, universo alterno o paradoja. Los trekkies ahora tienen forma de saber qué ocurrió con el legendario Sr. Spock, como en su momento sucedió con Kirk (Star Trek: Generations) y Scotty (Relics TNG - 6x4). Las escenas en que aparece Leonard Nimoy en la Star Trek de Abrams se agradecen, y mucho. La voz de Nimoy es soberbia y su rostro está ahí para recordarle al público lo querido que solía ser su personaje. El "pasaje de antorcha" es más claro que nunca, así como William Shatner le entregó la antorcha del cine a Patrick Stewart y después se estrenó Star Trek: First Contact, Leonard Nimoy tuvo la oportunidad esta vez de compartir la pantalla con Zachary Quinto, la nueva encarnación de su mítico personaje. ¿Seguirá algo del nivel de Star Trek: First Contact para Star Trek XII?
Star Trek XI es un "nuevo" comienzo. Un comienzo en un universo paralelo donde la línea del tiempo se ha alterado y todo lo que conocemos va a cambiar. Si la Voyager empezó su aventura perdiéndose en el cuadrante Delta, esta Enterprise
tiene todo un inmenso cuadrante Alfa alternativo que explorar. Es un nuevo tanque de Hollywood, en extremo comercial, y adolece de los vicios que afectan a Hollywood hoy en día. Pero a la vez es Star Trek, una nueva frontera que explorar.
El futuro comienza. Esperemos que esta digna resurrección consiga darnos una serie de películas que nos haga llegar a donde ningún hombre ha llegado.
Adrián M. Paredes, 2009
Nota:
TOS = The Original Series
TNG = The Next Generation
DS9 = Deep Space Nine
VOY = Voyager
ENT = Enterprise