Editorial: «El mundo sobre ruedas»
Agregado en 13 noviembre 2016 por dany in 279, Editoriales, tags: EditorialesARGENTINA |
Quienes hayan visto la primera versión de Rollerball quizás recuerden una escena (tal vez sea un par de escenas, aunque yo la recuerdo como una) donde un grupo de personas canta el himno de la empresa mientras queman por diversión uno de los pocos árboles que quedan en pie. Esa escena no existe en la remake, plena de colorido y juegos de luces pero completamente lavada de contenido ideológico, como suele pasar ahora. Esa escena que yo recuerdo tan claramente y que puede ser sólo fruto de mi imaginación, quizá sea menos recordada que las escenas de acción donde los competidores se batían girando a toda velocidad por la pista oval en pos de la victoria; sin embargo, para mí la escena de la fiesta es la más fuerte y más importante de toda la película, ya que en ella se pueden vislumbrar dos cosas: la frivolidad de una sociedad mezquina a la cual ya no le importa nada y, por otro lado, que esa sociedad tiene dueño. Ese dueño es la Empresa.
Yo me pregunto cuán lejos estamos de ese mundo en estos días. Hoy, los empresarios y los dueños del capital son los que lentamente van reemplazando a una casta política floja y podrida que poco tiene para ofrecer y que ya no convence a nadie. Estos outsiders de la política no tienen el olor rancio de los políticos convencionales que ya han mentido lo suficiente, y en cambio tienen el dinero para comprar lo que haga falta. Tampoco hace falta que hablen bien, no importa si dicen barbaridades o si blanden un garrote espinoso. Ni siquiera importa que sea un muñequito animado, sólo importa que sean distintos y que digan lo que la gente quiere escuchar. Entonces, muchos los seguirán.
Quizás sea oportuno este blanqueo de quiénes son los ejecutivos del Poder, ese verdadero poder que sólo se fija en aumentar los dividendos y para quien las personas no somos más que mano de obra o consumidores.
Estamos siendo testigos y partícipes de un siglo definitorio, en el cual seguramente nos estamos jugando mucho más que dinero o estilos de política. Nos estamos jugando la vida propia y la de muchas otras especies del planeta. Y digo «nos» cuando en realidad debería decir «se», pues es difícil que nosotros, los comunes del montón, podamos tener injerencia en esas decisiones importantes.
No obstante aquí estamos. Quizás aún haya alguna posibilidad de enmendar o paliar esta locura en la cual estamos inmersos a la fuerza. Esa resistencia forzada que debemos ejercer puede tomar muchas formas,y la palabra puede ser (y es, si lo hacemos bien) una de las formas más importantes.
Mientras el mundo sigue rodando y un pequeño grupo decide qué himno empresario debemos entonar, optemos por nuestra propia canción: la de la imaginación, la de la creatividad, la que genera alternativas. Dicho de otra manera, la canción de la Libertad.
Axxón 279
Editorial
Hay que ver de qué modo se ve la Empresa, las grandes empresas. Por un lado, parecen una suerte de Monarquía o Imperio, cuyo CEO es un César cuyos designios son incuestionables para sus súbditos empleados. O, por el otro lado, se puede ver a una Empresa como al Leviatán de Hobbes, en el cual todo un cuerpo integra esa sociedad empresaria y sus integrantes conforman cerebro, corazón y fuerza de la misma.
Uno de los más tempranos ejemplos de CEOs cuyos inventos se han arrogado cuando sus empleados ponían lo suyo fue Thomas Alva Edison. Sus decenas o centenas de patentes fueron y son producto de la experimentación de sus empleados de compañía, que él usó en su beneficio. Las primeras ideas, los primeros intentos fueron suyos, pero con el tiempo, fueron sus subordinados los que, sobre la base de prueba y error, hicieron grande a su compañía.
Hoy con los casos de empresarios CEOs metidos al poder, que parecen una nueva versión de «éstos son ordenados, por lo tanto, van a ser más eficientes que los políticos», como pasaba antes con los generales, coroneles u otros altos cargos de las Fuerzas Armadas. Pero, ya tenemos el ejemplo de Silvio Berlusconi en Italia como para saber, que un gran empresario que se encarama a un Gobierno desde el manejo de un club de fútbol y un imperio mediático también puede caer en sus deslices y también puede terminar como protagonista de numerosos escándalos.
El caso italiano antes mencionado puede darnos la pauta de que ser exitoso como empresario no certifica, a su vez, ser exitoso en el manejo de una sociedad. No todos son Joh Fredersen, el amo de aquella Metrópolis, quien incluso en el clímax de la crisis se agarraba la cabeza, al no saber qué hacer ante tanto caos.
Sigo a AXXON desde hace tiempo aunque a intervalos, y a la calidad de su literatura veo que también suma su certera opinión acerca de los temas actuales. Es que…. ¿acaso no vivimos una realidad de ciencia ficción?
Saludos y como dice la canción: «Up. up and away»
La Ciencia Ficción es una forma de ver la realidad. A mí me hace pensar, y nucho. Es muy importante no reducir el género a los efectos especiales del cine y reforzar la calidad del contenido filosófico de la propuesta, en lo literario y en lo humano.
Gracias por estar ahí.
Y tanto es así, que a mí me llevó de adolescente lectora de ciencia ficción a antropóloga! Rescato las últimas palabras del editorial: «optemos por nuestra propia canción: la de la imaginación, la de la creatividad, la que genera alternativas. Dicho de otra manera, la canción de la Libertad». Axxón ❤ CF ❤ Imaginación
Judith!
¡Hola Judith!
No sabía que te habías volcado hacia la antropología. Es una linda noticia. :)
Volviendo sobre el editorial, creo que el buen uso de la imaginación será la forma (ojalá apenas una de ellas) de saltar los «cajones sociales» donde se nos intenta hacer calzar.
Interesante eso de vivir en una realidad muy de ficción científica, de una ficción elaborada con método y pensamiento científico; será que yo estoy conectado a la matrix, donde hay otros que también sufrén con el sueño? Si me lo preguntan, que la amtrix se ponga en modo GTA V. Por lo leído, la visión de la sociedad como una empresa, y hasta ésa de como una manada a disposición de un pastor, ha quedado tan obsoleta como las competencias de gladiadores o como los duelos a espada por honor de clase social, y es ahí cuando se puede uno conformar con otra visión o tener en cuenta que como una sociedad es impredecible, hay que siempre poner pautas para hacerla predecible y estudiar junto con beneficiar. No hay más para beneficiar la economía que regular las actividades de cada empresa ya que si no se regulan, entonces sale perjudicada a partir de un colapso en la capacidad de contener ganancias y en el aprecio d elos clientes hacia la empresa.
Nada que dos brillantes ingenieros no hayan pre-visto en 1953 , casi parece que hubieran viajado en el tiempo…