Revista Axxón » Editorial: «Axxón, ¡Go!» - página principal

¡ME GUSTA
AXXÓN!
  
 

ARGENTINA

 

 

Leídas, vistas o imaginadas, muchos recorrimos de alguna forma esos mundos virtuales que conocemos como ciberespacio para vivir a través de los personajes toda clase de peripecias. En mi caso, algunas de estas peripecias fueron a través de la lectura, pero sin embargo recuerdo con mucho cariño mi alucinado e infantil asombro ante la primera versión de Tron, aún cuando aquellas animaciones distaban mucho de lo que actualmente puede conseguirse con recursos mucho más accesibles. Adentrarse en mundos virtuales fue transformándose de a poco en algo que podíamos encontrar a vuelta de página sin necesidad de que hubiese largas explicaciones que nos permitieran entender qué sucedía. Yo mismo intenté algunas historias por el estilo, unas pocas vieron la luz y pudieron ser leídas.

Pero muy, muy pocos, pudieron vislumbrar el avance del mundo digital sobre nuestro universo analógico tal como está sucediendo hoy mismo.

 

De a poco, el mundo digital complementa nuestra realidad analógica. Miles de millones de documentos sólo existen en formato digital, y aunque por ahora siguen encerrados tras una pantalla, no sería de extrañar que dentro de poco esto sea equiparable a lo que hoy es un televisor en blanco y negro. Hoy mismo, podemos combinar escenas de nuestro mundo analógico con datos provenientes del mundo digital, integrándolos en tiempo real en eso que hoy conocemos como Realidad Aumentada. Es cierto que para esto primero fue necesario alcanzar un nivel tecnológico que lo permitiera, uniendo velocidad a miniaturización, pero de nada serviría esto si no pudiéramos sumarle inteligencia e imaginación.

 

La realidad aumentada no nació hoy ni ayer. Ya tiene usos prácticos reales, desde hace tiempo. La estoy viendo en parte ahora mismo, mientras veo los Juegos Olímpicos por televisión, marcando la línea de un récord mundial delante de los nadadores, y contando los metros de un salto.

Pero nada puede asemejarse a lo sucedido con el juego Pokémon Go.

 

Tan resonante fue (y es) la aparición de este juego y su impacto en la sociedad que son muchas las voces que se alzan a favor y en contra debido a las consecuencias, algunas veces graciosas pero muchas veces lamentables, de su uso.

Sin embargo, aunque se resalten los aspectos y/o sucesos negativos, me parece que el fenómeno Pokémon Go es interesante en varios aspectos. Ya leí sobre estrategias de marketing apoyadas en la ubicación de puntos Pokémon, sobre qué sucede en el mundo mientras la gente caza animalitos virtuales, pero me gustaría que sean los especialistas los que den su palabra al respecto.

Como informático, sé que habrá un antes y un después de este juego. Nunca una aplicación de realidad aumentada ha sido tan exitosa en cuanto al ruido mediático que está causando y a su impacto en la sociedad. Especialmente en los más jóvenes, más acostumbrados y con menos pruritos para incorporar más tecnología a sus vidas. Creo que luego vendrán otros juegos y otras aplicaciones populares menos lúdicas, que combinaremos con anteojos de realidad virtual, en las lunetas de los vehículos y otras extensiones que no imaginamos. El mundo es más rico con cosas así, más allá de que en este caso hayan sido unos animalitos que no existen en lo que hoy consideramos «mundo real» los que están causando tanto revuelo.

 

Recuerdo la escena de un cuento (y lamentablemente no recuerdo de cuál se trata, tal vez su autor lea estas líneas y pueda disculpar mi olvido y recordármelo) donde el personaje acariciaba el lomo de un cervatillo que cruzaba su sala de estar. La recuerdo porque me resultó hermosa. Tal vez no falte mucho para que interactuemos así con entidades virtuales. Tal vez (y aquí apunto un poco más lejos), tampoco falte tanto para interactuar con inteligencias nacidas en el entorno virtual. Tal vez algunos sistemas informáticos avanzados, que cuenten con la capacidad de reconocer el entorno que los rodea y redes neuronales rudimentarias que les posibilite aprender, puedan dar rienda a la aparición de esa esquiva inteligencia artificial y post humana.

O tal vez, no. No puedo asegurar si estamos por cruzar una línea que no tiene vuelta atrás o si simplemente estamos a la vera de un acantilado, oteando más allá pero sin muchas posibilidades de avanzar. La respuesta la dará el tiempo, y me gustaría estar presente cuando suceda.

 

Mientras tanto, pienso que debemos seguir empujando estos límites que nos gusta empujar. Imaginar más allá, trasformar ese empuje en hechos literarios, compartir a través de la palabra esa imaginación desbordante que sirve para crear y entretener pero también para cuestionar todo lo cuestionable, e incluso para enfrentar dudas y temores sobre los que somos y podemos ser.

Para eso, publicaciones como Axxón deben permanecer vivas. Es imperativamente necesario que sigamos presentes y activos, y por sobre todas las cosas, que no estemos solos. Cuando alguna revista anuncia que dejará de salir (o directamente deja de hacerlo) siento que se cierra una posibilidad riquísima de estimular lo que somos y podemos ser. Sé que es difícil mantenerse, más cuando la realidad cotidiana se complica. Lo sabemos en nuestra propia piel. Pero hagamos lo imposible por mantener viva la llama.

 

¡Vamos, Axxón!

 

 


Axxón 276

Editorial

3 Respuestas a “Editorial: «Axxón, ¡Go!»”
  1. Mekola dice:

    Varias reflexiones me surgen de esta editorial: la primera, ver las acciones de la realidad aumentada, y el uso extensivo que las aplicaciones de smartphones están causando en la gente común. Lo que Google Maps, o Tinder, o Uber, o ahora Pokémon GO! impactan en la opinión pública y en la gente que suele utilizar los aparatos, como para incorporar más gente, sobre todo a los más curiosos y a los más jóvenes, a las nuevas tecnologías.

    A lo que va aparejado a que, cada vez más, el uso de Internet y del teléfono móvil en sus distintas versiones deben dejar de considerarse «de uso suntuario», como pretenden hacerlo ciertos sectores que se jactan de clasistas. En una sociedad cada vez más interconectada, el uso de Internet se hace imperioso para informarse, educarse, entretenerse y… trabajar en la sociedad moderna. Cada vez más gente hace uso de las distintas aplicaciones de la Red, en el aparato que utilicen, para poder hacer sus menesteres.

    Una lectura sutil sobre el final de la editorial me pone una señal de alarma sobre publicaciones de ciencia-ficción, fantasía y terror en nuestro país: sabemos que muchas de ellas se hacen a pulmón y, dada la coyuntura recesiva presente, cabe preguntarse: ¿están en peligro? Axxón y publicaciones similares, ¿están corriendo algún riesgo? De ser así, no sólo en este editorial encuentro un deíctico de auxilio… Cabe observar un poco el ambiente local y por extensión, regional para entender la necesidad de tal pedido de ayuda.

    Con la situación presente, y dado que este mes se lo recuerda, ya no basta sólo la valentía de un líder como el General San Martín, sino también un genio científico como el de su subordinado Fray Luis Beltrán, como para estar bien provistos de elementos para seguir adelante con nuestros objetivos.

  2. Mekola dice:

    Una pequeña reflexión sobre el primer cuento del número: tiene un desarrollo muy cortazariano, como aquel del que no recuerdo el título, de la mujer rica que jugaba con anagramas y palíndromos, y que encontraba su Doppelgänger en una mujer mendiga. Dejo esta observación como pequeño incentivo a que se lea «Blank 235» como comienzo del disfrute del presente número.

    • Thrafalgar dice:

      Aquel cuento es «Lejana», publicado en ‘Bestiario’ (1951). Ella es Alina Reyes. Gracias por la recomendación.

  3.  
Deja una Respuesta


           Â