Editorial: «Ese horizonte inalcanzable»
Agregado el 4 octubre 2015 por dany en 266, Editoriales, tags: EditorialesARGENTINA |
Hay un horizonte inalcanzable, dinámico, una frontera inasible que nos empuja siempre hacia lo desconocido.
Este horizonte, como todos los horizontes, se corre con nosotros. Se desplaza a partir de los conocimientos que adquirimos, de nuestras certidumbres y esperanzas, aunque también de nuestros miedos e incertezas. Esta frontera siempre cambia: no es la misma frontera que imaginaron hace cincuenta años, y tampoco es la misma de hace una década, hace cinco meses o siquiera hace unos días. El abanico de posibilidades se va adaptando mientras los futuros se van fusionando y disolviendo en la realidad presente. Las distintas visiones del mundo y los nuevos futuros imaginados cambian con nosotros mientras hacemos nuestro camino.
Quienes empujan esta frontera son creadores: ciencia, tecnología y arte plasman ideas que cambian el mundo para siempre. Son estos creadores los que nos regalan nuevas visiones del porvenir, desde los sueños dorados hasta la más oscura de las pesadillas. En ese sentido, la imaginación es muy generosa.
Pero también es cierto que cambiamos el camino porque somos el camino. Lo que hacemos, lo que dejamos tras nuestro paso por la vida, es cimiento de lo que vendrá, aún cuando seamos sepultados por la historia. Una mínima capa en los estratos del pasado futuro ya nos pertenece, anónimos desconocidos o no.
Mientras, hoy ya no somos los que éramos. Ya ni siquiera somos los mismos de hace unas pocas decenas de años: nuestra forma de vida, nuestras metas, lo que esperamos de lo que vendrá es completamente distinto a lo que se imaginaba tiempo atrás, incluyendo aciertos y errores. Nos adaptamos, a veces simplemente por la necesidad de supervivencia. Los cambios se dan en las grandes cuestiones de la historia, pero también y, principalmente en lo cotidiano, en el común y mundano día a día, precipitándose cada vez con mayor velocidad y alterando completamente todo con una voracidad alucinante. Y apenas nos damos cuenta de ello pues llevamos la misma inercia, somos arrastrados por la misma correntada.
¿Nos daremos cuenta si en algún momento nos convertimos en una nueva clase de seres humanos? Si la humanidad se transforma en otra cosa, ¿lo percibiremos?
¿Nos importará?
Quizá aquellos que vemos de espaldas allí adelante, mirando hacia su propio y futuro horizonte, sean muy distintos a nosotros. Pueden ser tan distintos que quizá no lleguemos a concebirlos como seres humanos. Pero hay algo que no nos diferenciará, sean como sean, guarde lo que nos guarde el porvenir: seguirán tejiendo sus propios sueños de futuro empujados por el soplo de la imaginación.
Axxón 266
Editorial