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ARGENTINA

 

 


Fraga, según Don Ramirito

AXXÓN: ¿Qué personajes de historieta mexicana te gustaban de pibe? ¿Existe alguno que sobreviva?

 

FRAGA: Leí poco de historieta mexicana, porque lo que había no me gustaba: Memín Pinguín, por ejemplo, era un niño negrito y picarón que vivía emocionantes aventuras con su palomilla en un barrio pobre de la ciudad de México, pero me angustiaba que la madre, aunque era muy cariñosa con él, lo disciplinara a tablazos. Kalimán estaba bien, pero eran historietas de continuación y yo prefería las que daban un final en cada cómic. El brujo Aniceto y la bruja Hermelinda se me hacían muy grotescos, aunque ahora de grande me parecen sensacionales. Había unas historietas que ahora he buscado sin éxito por la Red, trataban de las peripecias de gente que caía en el infierno con diablos muy simpáticos y diablitas muy buenonas, me encantaban los diablillos y el contexto del infierno en llamas. Las que sí disfruté mucho eran las historietas de Los Supersabios, de Germán Butzé y las aventuras de La Familia Burrón. Por aquellos ayeres (setentas) surgió una historieta que devoraba de niño cada semana, las aventuras de Batú, un héroe parecido a Tarzán que vivía en un mundo fantástico, con seres inverosímiles, entre ellos su amigo Otijo, es decir Ojito, un cíclope que todo lo hablaba al revés. Recientemente han reeditado a la Familia Burrón, pero las demás ya no se producen. Hubo otras historietas que no leí porque yo era muy chico y no me llamaban la atención, pero que recuerdo y que, además, tenían tirajes fabulosos como Kalimán, Chanoc, Lágrimas y Risas o Rarotonga, entre otras.

 

 

AXXÓN: ¿Y cómo fue la infancia de Fraguita?

 

FRAGA: Fui un niño feliz. Soy el mayor de cinco hombres y una mujer, recibíamos regalos cada Navidad, pese a no ser una familia de mucho dinero. Me la pasé jugando, modelando en plastilina y dibujando. En aquel entonces no había Internet, ni videograbadoras, así que era una maravilla cuando proyectaban películas de dibujos animados de Disney en los cines. Mis abuelos maternos tenían un rancho en donde los fines de semana pasábamos grandes aventuras mis hermanos y yo: corríamos por los sembradíos, nos llenábamos de tierra y de sol, ordeñábamos a las vacas, alimentábamos a los pollos. Por las noches, era fabuloso ver aparecer a las luciérnagas. Hubo un tiempo en que no había electricidad, así que a la luz de los quinqués disfrutábamos la cena y la charla de tíos y abuelos.Crecí leyendo montones de historietas que me compraban mis tíos, de las de Editorial Novaro, como Lorenzo y Pepita, La Zorra y el Cuervo, La Pequeña Lulú, todo lo de Disney, que editaba la Editorial Novaro, y más tarde, cómics de Superman, Batman y Spiderman. En la pasada Feria del Libro en mi ciudad, Saltillo (norte de México), me encontré con un fan de mi personaje Don Ramirito, que tiene un buen bonche de cómics de aquella época y con quien, afortunadamente, pude hacer trueque a cambio de algunos originales de mis tiras.

 

 

AXXÓN: ¿Cuándo y por qué te decidiste a ser dibujante?

 

FRAGA: Siempre me gustó dibujar, llenaba cuadernos con historietas que luego leían mi madre, mi padre y mis hermanos, y después los amigos de la escuela. Los dibujos siempre me ayudaron a sobresalir: cuando hice el servicio militar se ofreció que el general de la Sexta Zona militar necesitaba que alguien le copiara algunos planos, así que tuve mi espacio en una oficina con restirador, con lo cual dejé de ir a los entrenamientos. Cuando surgieron las máquinas de fotocopiado, hice mis propios libros de cómics. Uno de ellos fue a dar a manos del director de la Preparatoria donde yo estudiaba y me recomendó para trabajar de cartonista en el periódico local. Comencé a dibujar cartón político y más tarde, creé a mi personaje Don Ramirito y luego a Los Cocolazos. Era 1984, yo tenía diecinueve años. Desde entonces, publico mis monos en diferentes periódicos y revistas. En 1986 dejé la carrera de Ingeniería en Metalurgia y estudié Ciencias de la Comunicación. Preferí Comunicación a Artes Plásticas, por ejemplo, porque pensé que era mejor enfocarme en el contenido de mis dibujos, para escribir mejores gags. Hoy en día, me dedico sólo al humor gráfico, trabajo desde casa y envío mis ilustraciones, tiras cómicas y cartones vía Internet. Un gran privilegio, pues no tengo horarios ni restricciones. Puedo estar todo el día en pijama tomando café.

 

 

AXXÓN: ¿En qué estabas pensando cuando creaste a «Don Ramirito»?

 

FRAGA: Me estaba estrenando como caricaturista político (1984) y el director del periódico me pidió una tira cómica. Imaginé entonces a un señor vagabundo, chaplinesco, como los personajes de los treintas, que deambularía por la Alameda de mi ciudad y que dormiría en una banca, sin tiempos ni horarios y… sin comida. Al principio, llamé a mi personaje «Don Antónimo de Zafio», que significaba algo así como «sinónimo de culto», pero no me gustó. Luego le puse «Don Chancletón», (las chanclas en México son los zapatos viejos), pero tampoco me agradó. Hasta que mi padrino, Pablo Valdés Hernández, reconocido compositor y poeta, me dio el nombre definitivo: «Don Ramirito». El «don», para connotar respeto, y el Ramiro en diminutivo, para dar a entender que era un personaje al que se le tenía cariño. Así que en abril de 1984 nació don Ramirito.

 

 

AXXÓN: Don Ramirito siempre me pareció un tierno de aquellos; muy inocente y con un dejo de tristeza: ¿alguna semejanza con nuestro querido Fraga?

 

FRAGA: Al principio, Fraga era don Ramirito y don Ramirito era FRAGA: simplemente le enjaretaba al personajito todas mis angustias juveniles. Luego crecí, me casé, tuve hijos… es decir, cometí la osadía de ser feliz. Don Ramirito tomó caminos separados, el muy irreverente se emancipó de mí. Ahora, cuando quiero dibujarlo, lo busco en alguna parte de mi mente y lo proyecto como a una antigua película en blanco y negro, con todo y el traca-traca-traca y hasta los rayones del celuloide; lo dejo andar, lo sigo y tomo para la tira las partes que me gustan de las escenas que «veo». Se ha convertido en un buen amigo, aunque a veces me reclama cuando intento «pasarme de lanza» con sus cosas. No le gusta que lo siga mucho o desvele demasiados aspectos de sus andanzas.

 

 

AXXÓN: ¿Cómo fue tu vinculación con AXXÓN?

 

FRAGA: Estaba trabajando como diseñador gráfico editorial, cuando uno de mis compañeros de trabajo me mostró el website de Axxón. Escribí al e-mail de Eduardo Carletti, para ver si podía publicar alguna ilustración mía. Le comenté que hacía cosas de humor gráfico y me ofreció una sección para mí solito, de publicación semanal. Gran privilegio. Acepté de inmediato y nacieron las Ondas Fraguianas, que se publican hasta la fecha cada viernes. Pronto comencé a ilustrar también uno que otro relato de ciencia ficción.

 


Ondas Fraguianas

 

AXXÓN: ¿Te imaginás una AXXÓN sin Eduardo Carletti?

 

FRAGA: Por supuesto que no, Carletti es la envidia del doctor Frankenstein, pues le ha quedado de maravilla el «monstruo» que es Axxón. Además, yo le tengo un afecto muy especial. Cuando Edu se enteró de que había quebrado el periódico donde yo trabajaba, se solidarizó conmigo y noté cómo le dolía que uno de sus colaboradores, o sea yo, pasara por una mala racha. No sé si Edu esté pensando que alguna vez tendrá que jubilarse de Axxón y que quizá deba dejar las riendas de la tremenda aeronave a alguien de toda su confianza, pues Axxón ya es un patrimonio de la humanidad.

 

 

AXXÓN: Vos sos un ilustrador que sabe ver el meollo del cuento (a mí me ilustraste «El efecto tortuga», ¿te acordás?), ¿cómo ves a la nueva generación de cuentistas?

 

FRAGA: Pongamos los links aquí para quien quiera ir a tu relato y pueda leer tu formidable «El Efecto tortuga» con las peripecias de la frondosa y ecológica Gladys. Me gustan los nuevos cuentistas. Cuando los leo, es como ver una película, tienen muy buen ritmo y entremezclan muy bien dosis de humor, romance, intriga y acción. Siempre cuidan de terminar con sorpresivos remates que te dejan con ganas de seguir leyendo más. Mis respetos.

 

 

AXXÓN: ¿Qué onda con la ciencia ficción mexicana?

 

FRAGA: «¿Ciencia ficción mexicana? ¿De qué puede tratar? ¿De mariachis en el espacio, de Sor Juana Inés de la Cruz viajando en el tiempo?». Así se cuestiona mi querido amigo, colega y compatriota, Bernardo Fernández, Bef, quien de excelente narrador gráfico se ha convertido en un escritor reconocido a nivel internacional. De paso, Bef también ha publicado en Axxón y ha estado difundiendo la literatura de ciencia ficción a través de exitosas antologías. En «Los Viajeros» logra reunir a dieciocho de sus autores favoritos, representantes de medio siglo de ciencia ficción mexicana. A decir de Bef, aunque anden a salto de mata, cada vez más mexicanos se suben a la nave espacial de la ciencia ficción. Por mi parte, cada vez encuentro a más compatriotas que se suben a Axxón, entre ellos Felipe Rodríguez Maldonado, a quien también tengo el privilegio de conocer personalmente y a quien ha sido un placer ilustrar. Hay una gran generación de narradores de microrrelatos, muchos de ellos ahora los podemos seguir por el Twitter, un lujo.

 

 

AXXÓN: Según tu opinión: ¿qué distancia hay entre un ilustrador latinoamericano y un gringo?

 

FRAGA: No hay distancia, Ric, con este mundo globalizado ya todos nos permeamos de todos. Los latinos tenemos igual o mejor calidad que los norteamericanos. ¡Lo que nos falta a los latinos es cobrar igual de bien que los gringos!

 

 

AXXÓN: ¿Podrías ampliar un poco? Algún ejemplo, quizá.

 

FRAGA: He visto la calidad formidable de los artistas argentinos y conozco a muchos colegas mexicanos que dibujan fenomenal en todos los terrenos: ilustración, cartón político e historieta, y que ganan menos en comparación con lo que cobra un gringo. Un cartonista estadounidense, por ejemplo, puede vivir perfectamente bien dibujando un cartón diario, cinco veces a la semana. Los latinos tenemos que «freelancear», es decir, tener trabajos extras para poder ganar más. Muchos colegas trabajan de tiempo completo en otra cosa para tener seguridad social, generar antigüedad en una empresa y dibujan en sus ratos libres. Yo no me fui a Estados Unidos, y eso que me queda cerquita, porque soy muy apegado a mi familia, a mis padres y hermanos. Y, sin embargo, estoy ganando dolaritos frescos: publico mensualmente mis monos en la revista Qué Pasó Paisano, de Houston y San Antonio, Texas, gracias a mi buen amigo Héctor Calles que me contactó vía e-mail para ofrecerme ser colaborador.

 

 

AXXÓN: ¿Cómo es tu rutina semanal, si la hay, para la generación de las viñetas de las Ondas Fraguianas?

 

FRAGA: No hay rutina semanal, soy un poco desorganizado y siempre voy al día. Me he propuesto enviar a Carletti la Onda Fraguiana cada principio de semana, para que la tenga con tiempo y no apurarlo con la subida al sitio, pero hasta ahora no lo he logrado, y mira que las publicamos desde el 2005 cada viernes. Pero lo que pasa en que el jueves, al término de mi trabajo diario para el periódico, que es una viñeta de humor, la tira de Cocolazos y un cartón político, es cuando busco a las volandas en mis apuntes si tengo una idea guardada para la viñeta o si hay algún tema sugerido en mi buzón por alguno de los AXXÓNautas. De ser así, la Onda Fraguiana es pan comido, la dibujo, escaneo, coloreo y ya está. Si no tengo la idea a la mano, y las musas están rejegas (esto aplica para todo mi trabajo en general), malo el cuento: comienzo a navegar por las noticias de Axxón, por mis propios posts en Twitter o Facebook, por si escribí algo ingenioso que pueda servir. Puede ser cosa de minutos o de horas encontrar algo, casi siempre naufrago en el amplio y fatídico espacio de la hoja en blanco. Mi propósito para este 2013 es organizarme más para entregar a tiempo el material y, sobre todo, dibujar mejor y ofrecer mejores chistoretes.

 

 

AXXÓN: Una de las cosas que más me llama la atención es tu capacidad de asimilar ideas ajenas, sin límites. ¿Qué te deja ese intercambio de ideas con gente que suele ser lectora tuya?

 

FRAGA: Es una espada de dos filos: cuando obtengo buenas ideas, es fantástico, porque me ahorran trabajo y, además, me llevo buena parte del reconocimiento. Lo difícil viene cuando la idea no es tan buena y no veo cómo decirlo sin herir susceptibilidades, pues me siento como un desagradecido que rechaza una idea desinteresada. Pero, la mayoría son muy buenas, siempre me dejan asombrado y es un placer dibujarlas.

 

 

AXXÓN: ¿Cuál es la diferencia entre crear una tira y un cuadro de humor? ¿Qué desafíos te deja cada uno?

 

FRAGA: El cuadro de humor es más sencillo, implica menos trabajo narrativo: de un plumazo dices el chiste y ya. La tira lleva más trabajo de adaptación, de narración. Al menos yo trato de combinar close-ups con planos generales en las tiras, para que los personajes también comuniquen algo con su gestualización. Luego vienen las tiras seriadas, que continúan con un tema, aunque cada tira sea autoconcluyente en cuanto al gag. No obstante, el cuadro de humor lleva más trabajo de dibujo, porque es una área mayor y en las tiras a veces apenas cabe la cabecilla del personaje.

 

 

AXXÓN: En algún momento usaste a Don Ramirito para coquetear con lo fantástico. Fue vampiro, hombre araña y otros clásicos. ¿Nunca se te dio por crear una tira fantástica?

 


Dibujando a Don Ramirito

FRAGA: Esas tiras que mencionas me han gustado mucho porque pude sacar a Don Ramirito de su universo y parodiar películas y series de TV sin que el personaje perdiera su esencia. Por ejemplo, cuando se convierte en Spiderman usa la telaraña para acercarse tazas de café. Hay una saga que me gustó donde Don Ramirito viaja en una máquina del tiempo y retrocede sólo unas horas para beberse el café que ya se había terminado. En cuanto a la tira fantástica, alguna vez dibujé a un marcianito como personaje recurrente en las tiras de Don Ramirito, que luego tuvo su propia historieta en los noventas en un suplemento infantil. La dibujaba a blanco y negro para que los niños pudieran colorearla, tuvo muy buena aceptación. El marcianito era muy inocentón, venía a la Tierra a descubrir todo con asombro, se llamaba Morx. Dejé de dibujarla cuando me cambié de periódico en 1997. La conservo en el cajón de los proyectos, por si algún día la retomo. Lo que veo más en puerta es tomar algunos de los relatos de Axxón y adaptarlos a cómic o, de plano, plagiarme a Liniers.

 

 

AXXÓN: ¿Cómo ves en retrospectiva tu trabajo con las Ondas Fraguianas?

 

FRAGA: Me ha servido para constatar el dicho aquel de que echando a perder se aprende. Veo unas cuantas viñetas buenas entre montones que pudieron mejorarse o, de plano, no estar ahí. Sin embargo, el hecho de tener el compromiso de publicar y la retroalimentación que encontré en el Foro de Axxón, me han hecho mejorar idea y dibujo. Al darles una releída, también veo que algunas podrían replantearse, así que quizá pronto haga «remakes» de mis propios chistes. El reto que me he propuesto en el arranque de este 2013 es circunscribir las Ondas Fraguianas sólo al contexto de la ciencia ficción, es decir, dejar fuera los gags que no tengan que ver con aliens, monstruos y escritores. Ups, parece que en estos tres términos estoy siendo redundante. Traté de hacer un chiste, ¿viste?

 

 

AXXÓN: ¿Cuál es la diferencia entre Don Ramirito y los Cocolazos?

 

FRAGA: Don Ramirito es un filósofo vagabundo, un ser solitario que deambula por los parques tratando de resolver los enigmas de la humanidad, como, por ejemplo, dónde conseguir el café del día y la sopa caliente. Su temática es de reflexión e introspección y, para equilibrar estos tópicos, aparece Petalina, una simpática florecilla que aporta dosis de humor más ligero. Los Cocolazos tienen su propio universo, es decir, un mundo antropomórfico de cocodrilos, aquí no hay humano que valga. Todo surgió porque cuando dibujaba la tira a mediados de los ochentas, yo parodiaba a personajes públicos que resultaban tener buena relación con el director del periódico en que trabajaba por aquellas fechas, así que un día, sutilmente, me pidieron que dibujara otra cosa. Decidí seguir escribiendo los mismos chistes, pero en lugar de caricaturizar políticos dibujé cocodrilos, tortugas y serpientes, pues pensé que a los reptiles no se les había hecho suficiente justicia en el mundo de los dibujos. Me encantaron entonces las fauces dientonas de los cocodrilos y, de patiños utilicé de repente a una que otra sufrida tortuga. Como aparecían cocodrilos y la tira trataba de estrujar las conciencias, es decir, dar un «cocolazo» (golpe a la cabeza con el nudillo del dedo medio), terminó por llamarse así: Los Cocolazos. A partir del 2008, en que me he dedicado de tiempo completo al humor gráfico (antes de esa fecha hacía diseño gráfico editorial) he ido liberando a la tira de los temas políticos para tratar chistes más desenfadados dentro de un contexto hogareño o de sátira social. Como una especie de Los Simpson, pero con cocodrilos y a la mexicana.

 

 

 

AXXÓN: Quizás es un viaje de mi parte, una percepción equivocada, pero pienso que la mayoría de los escritores «ningunean» a las historietas. Como que las ven como un género menor. Algo para el piberío.

 

FRAGA: Quienes no han leído suficientes cómics o no han disfrutado un cómic serio para adultos, es decir, una buena novela gráfica, son quienes demeritan a la historieta. Yo he encontrado verdaderas joyas en los cómics y en las novelas gráficas, unas perlas por demás gratificantes. Para ello, hay que tener un marco teórico de referencia que sólo se da con la propia lectura de historietas. Quienes las ningunean carecen de esa base de datos, por lo tanto, sus apreciaciones son irrelevantes e infundadas, así que no les doy el mayor crédito.Antonio Altarriba, Catedrático de Literatura Francesa en la Universidad del País Vasco, respondió así a un detractor de la historieta: «Señor Molina Foix, debería recapacitar y rectificar. Hasta el siglo XVIII el teatro fue considerado género menor y pecaminoso y la novela hasta el XIX y la fotografía y el cine hasta hace unas décadas y la historieta, antes de su irrupción, hasta hace unos pocos años. Si conociera la trayectoria seguida por los métodos de análisis y evaluación de los procesos creativos, sabría que sus criterios, además de impertinentes, están caducos desde los años sesenta con Umberto Eco, enterrados en los ochenta con Lyotard y podridos en los noventa con Bourdieu.» Creo que así como hay buena y malas películas, buenos y malos programas de radio, buenas y malas puestas teatrales, igual hay buenas y malas historietas.

 

 

AXXÓN: En Argentina, actualmente hay un movida interesante para re-prestigiar la profesión del dibujante. Incluso se está trabajando (por parte de los mismos trabajadores del dibujo) en la promulgación de una ley que los ampare. Esa ley tiene sus idas y venidas en el Congreso Nacional Argentino y no termina de salir. ¿Cómo es la situación de los trabajadores de la ilustración y la historieta en México?

 

FRAGA: Acá somos «freelancers». Quienes se dedican a la publicidad, cobran mejor. El resto, tenemos que abrirnos paso en un terreno fangoso, en un camino sinuoso. Trabajamos por honorarios, en el día a día, de proyecto en proyecto. En muchos lugares no quieren pagar, o pagan muy poco. Entonces se van quedando sólo los buenos, los que ofrecen un buen contenido, y que, de paso, allanan el camino a las nuevas generaciones. Los moneros e ilustradores consagrados ya ganan bien, tienen prestigio y reciben reconocimiento.

 

 

AXXÓN: A la hora de la creación, ¿sos de bocetear con lápiz o le das con la computadora? Y también me gustaría saber la técnica final, cuando ya tenés la idea elaborada y pasás al original.

 

FRAGA: Boceto a lápiz. Normalmente utilizo un HB, que es más suave y desaparece por completo después del borrado o se nota muy bien si uso la mesa de luces para calcar mi dibujo a la hora de entintar. El entintado lo realizo también a mano y depende de la textura que quiera lograr si utilizo rotuladores, plumilla o pincel. Incluso hago una combinación de todo: pincel para la línea general, rotuladores para agregar o corregir detalles. El color lo aplico en la computadora, con el Photoshop, aunque también coloreo con acuarela y lápices. Incluso, utilizo rescoldos del buche de café diario.

 

 

 

AXXÓN: Contanos de tus proyectos, qué más querés hacer, además de humor gráfico diario.

 

FRAGA: Estoy ilustrando tres libros con cuentos para niños, cada uno con un estilo propio, con tres diferentes autores. De ahí, quiero ilustrar unos guiones de mi hija Katia (14), y pasar a escribir e ilustrar mi propio libro infantil. También quiero adaptar a cómic algunos relatos de ficción y enfrascarme en escribir y dibujar novelas gráficas, ese es mi reto mayor.

 

 

AXXÓN: Bueno, llegamos al final. La redacción de AXXÓN (y yo en particular) te agradecemos tu entrega para esta entrevista. Son tuyas las últimas palabras.

 

FRAGA: Te agradezco por la paciencia y a Axxón, Silvia Angiola y Edu Carletti por el enorme espacio y aprovecho para dar a conocer mi blog, FragaComics, por si alguno quiere seguir viendo mis monigotes

Un abrazo a todos.

 

 


Axxón 239 – febrero de 2013