Taller Literario Gratuito de Axxón
Narrativa de CF, Fantasía, Terror
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para quienes deseen escribir mejor
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La opción improbable considerada como alternativa conveniente
por Sergio Conti Gandini

Lograste en esta historia una buena pintura de las obsesiones del personaje. El final es gracioso, aunque no deja mucho. Hallamos una serie de problemas de escritura, como frases muy largas, párrafos muy extensos, falta de comas, etc.

Experimentaremos por primera vez si se puede hacer un análisis frase por frase (en rojo, texto original):

Original:

Siempre le tuve terror a los insectos, desde chico, solamente conque me nombren alguno me corre un escalofrío por todo el cuerpo.

Puntuación sugerida:

Siempre le tuve terror a los insectos, desde chico. Solamente con que me nombren alguno me corre un escalofrío por todo el cuerpo.

Habría una segunda posibilidad, que no queda tan bien:

Siempre le tuve terror a los insectos. Desde chico, solamente con que me nombren alguno me corre un escalofrío por todo el cuerpo.

[En ambos casos el punto seguido podría ser un punto y coma]

En esta frase sólo sugerimos cambiar una palabra (en negrita):

Es mas fuerte que yo, nunca pude pasar de la primer hoja de "La Metamorfosis" por el sentimiento de repulsión que siento ante la sola idea de imaginar a alguien convertido en uno de esos seres abominables.

Original:

Estar en un jardín para mí es la versión personal del infierno, apenas pongo el pie en uno percibo a esos seres indistinguibles pero omnipresentes.

Sugerida:

Estar en un jardín para mí es la versión personal del infierno. Apenas pongo el pie en uno percibo a esos seres que la mayoría de la gente no distingue, a pesar de ser [o estar] omnipresentes.

[Aquí introdujimos el cambio porque hallamos una leve contradicción: el protagonista apenas ingresa al jardín percibe -también podrías haber usado la palabra distingue- esos seres. Entonces, ¿por qué adjetivar inmediatamente después con la palabra indistinguibles? Sugerimos dejar claro que no son distinguibles para el común de la gente, diciendo, por ejemplo, "que la mayoría de la gente no distingue", o "no nota".]

En cada uno de los movimientos de las briznas de pasto o de algún mínimo grano de tierra siento la presencia de gusanos, arañas, hormigas, moscas y otros seres de nombres extraños, y montones de patas, ojos facetados y alas membranosas.

Unos babosos, otros rígidos y peludos, sin respeto a nada ni a nadie, con la posibilidad de que alguno reduzca amenazando con reducir su distancia o aún más, se pose con posarse sobre mi piel y deposite depositar sus larvas.

El solo hecho de oler la tierra húmeda me recuerda que allí afuera miles de esos pequeños engendros están esperando que cometa algún error que les posibilite avanzar sobre el terreno. [¿a qué terreno te refieres? ¿No será "sobre mí terreno"]

Original:

Es por esta razón que vivo como una extraña paradoja lo que me sucede.

Sugerido:

Es por esta razón que vivo lo que me sucede como una extraña paradoja.

En negrita, correcciones menores:

Mas allá de este inconveniente [la palabra no parece la mejor: ¿esta obsesión?] personal llevo una vida rutinaria, algunos dirían mediocre, aunque yo no lo creo así. Mis días son ordinarios y no difieren del de cualquier mortal que habite esta ciudad. Aferrado a mi vieja costumbre, adquirida durante mis años escolares, suelo levantarme todos los días (incluso los domingos) a las siete de la mañana y luego de una ducha rápida, mientras tomo el desayuno preparado por mi solícita esposa, escucho las noticias en la radio o le doy una hojeada al diario. Luego, previo beso de despedida, me encamino a la cotidiana aventura de tomar tres colectivos para llegar a mi trabajo.[punto aparte]

Poco es lo que puedo decir de éste. Luego de afinarle la punta a los lápices y ubicarlos a la derecha de mi escritorio de acuerdo a la dureza de sus minas, ordeno los papeles de la bandeja de entrada de acuerdo al orden de prioridad, e inicio la jornada. Mis ocho horas se desenvuelven detrás del escritorio, apenas interrumpidas por la chanza de algún compañero, el comentario de algún partido fútbol o la eterna cantinela de Farías con respecto a su habilidad para viajar en subte.

Original:

En el viaje de regreso a mi hogar, apretujado entre los demás pasajeros y descompuesto por la mezcla de sudores y perfumes ajenos, observo a través de las sucias ventanillas al sol ocultarse entre los edificios. El reconocimiento del atardecer genera en mí una ligera sensación de inquietud que crece en la medida que me acerco a mi casa y comienza la noche.

Sugerido:

En el viaje de regreso a mi hogar, apretujado entre los demás pasajeros y descompuesto por la mezcla de sudores y perfumes ajenos, observo a través de las sucias ventanillas al sol que se oculta entre los edificios. El atardecer genera en mí una ligera sensación de inquietud, que crece a medida que me acerco a mi casa y comienza la noche.

Me gustaría decir que tengo una vida normal, pero así como son de vulgares mis días, mis noches son un padecimiento constante, una eterna tortura de la que no puedo escapar por más que lo intente con todas mis fuerzas; aunque considerándolo bien no son todas mis fuerzas las que entran en juego. Mis sentimientos se encuentran divididos entre el horror consciente que siento cada vez que llego a la cama y la aceptación y gozo que surge de lo más profundo de mi ser. Es esa parte que odio de mí, la más animal y oscura pero indivisible de mi personalidad; la que está impaciente por realizar el ritual nocturno que comienza luego de la cena, cuando mi mujer y yo nos dirigimos a la habitación.[punto aparte]

Mientras ella dobla y acomoda esmeradamente sobre la silla al costado de la cama la ropa que utilizaremos la mañana siguiente [la parte tachada hace más farragosa la frase y es innecesaria para el cuento], yo me encargo de cerrar las persianas de la ventana que da a la calle. La vista del sanatorio que tenemos enfrente me perturba demasiado mucho [o "enormemente", o "fuertemente"], al punto de sufrir angustiosos sueños de enfermedad y muerte. Necesito evitar que se filtre todo sonido o imagen que evoque, aunque sea superficialmente, la visión de ese inmutable edificio. No puedo dejar de pensar, cada vez que trabo cuidadosamente la falleba, en los sufrimientos y soledad que cada noche padecen esos pacientes librados a la eficacia de sustancias extrañas en sus cuerpos.

Una vez alejada de mí la espectral visión de cemento y tranquilizado mi espíritu, mi mujer me alcanza el pijama dispuesto [¿preparado?] como ella sabe que me complace usarlo, prolijamente planchado y levemente perfumado. Luego, sin mirarnos y en silencio, nos cambiamos para dormir.

Ese es el preludio, en el cual trato de despejar mi cabeza pensando en las tareas que me esperan el día siguiente. Intento mantenerme lúcido leyendo algún libro liviano, tratando vanamente de no pensar en la agonía cercana. A mi lado mi mujer duerme serena e inocente.[punto aparte]

Ese es Es el momento más terrible. Trato de mantenerme despierto todo el tiempo posible que puedo ["posible" fue cambiado para no hacer verso con "terrible"], hasta que mis párpados no me responden y mis manos no pueden mantener sujeto el libro. En ese momento, cuando caigo en ese sopor que no llega a ser un sueño completo y mi mujer apaga la luz del velador [¿no estaba dormida?], mi corazón comienza a latir desenfrenado, como si quisiera salirse del pecho. Siento las gotas de sudor frío corriendo por mis sienes. Desearía poder levantarme de un salto de la cama y correr hasta ponerme a salvo, pero es inútil, el terror que siento es tan fuerte que me impide moverme.[punto aparte]

Luego de algunos minutos de silencio y cuando me tranquilizo, creyendo que ya no va a ocurrir nada, comienza en el lado derecho de la cama la espantosa alteración que me obsesiona. Progresivamente, del lado derecho de la cama, en donde duerme mi amada esposa, toma forma una masa oscura que tapa la luz que viene de la ventana, un cuerpo al que los brazos y piernas se le multiplican. Percibo que su rostro es dominado por una inmensa boca con quelíceros quitinosos en lugar de dientes y que su cuerpo adquiere la rigidez de un caparazón con sensitivos cilios. Sus pinzas rasgan mi ropa, dejando mi cuerpo desnudo a su merced, y lentamente sus palpos bucales comienzan a recorrer mi espalda, dejando una tenue línea de baba a todo lo largo de mi columna vertebral, hasta llegar a la nuca, donde hunde sus pinzas hasta la médula, provocándome una serie de espasmos que convierten mis músculos en juguetes de su voluntad. Inútilmente, trato que mis pensamientos se dirijan hacia otras situaciones, mientras sus patas recorren todo mi cuerpo, explorando con sus sensitivos vellos cada una de mis células, buscando aquellas de más alto umbral de placer y disparándolas una a una. Cuando ya mi cuerpo es una masa maleable y obediente, lo gira boca arriba y con sus miembros aprisiona los míos y teje una fina tela con la cual me adhiere a la cama.[punto aparte]

Su boca, prolongada por un fino aparato chupador, explora mi pecho bajando hacia su objetivo final, al tiempo que cuenta los latidos de mi corazón hasta que, llegado el momento que considera oportuno, implacable y cruel, dirige mi torrente sanguíneo sobre hacia mi parte más sensible, hasta lograr la dimensión apropiada para su ansia. En ese momento salta sobre mí, cubriéndome con su abdomen globuloso y oscuro, mientras que su garganta emite acerados sonidos mezclados con su aliento espeso. Preso de mis contradictorios sentimientos de horror y placer, no me atrevo a despegar mis párpados unidos, mientras siento el movimiento de las articulaciones de sus patas y el cefalotorax sobre mi pecho, sus queliceros rodeando mi cuello, la baba densa que baña mi cuerpo y la anhelante boca de su abdomen aprisionando y succionando. Así, durante un lapso de tiempo que soy incapaz de cuantificar, soy llevado, en ondulantes percepciones, a cimas de inconcebible sensibilidad, para luego dejarme caer a valles de sosiego que preparan un nuevo salto hacia picos cada vez más altos de éxtasis. Hasta que, en pleno estallido de mis sensaciones, cuando mis nervios tensados hasta su máxima posibilidad descargan una serpenteante tormenta eléctrica, ella me absorbe, dejando una bolsa de piel reseca llena de huesos desarticulados incapaces de reaccionar.

Original:

Durante ese instante infinito el tiempo y el espacio se conjugan en un todo perceptible, mientras mi conciencia comienza a abandonarme, cayendo en profundos precipicios y vacíos eternos, y un abismal letargo me inunda. Durante esos instantes en que se desarrollan las ultimas posibilidades de un razonamiento consciente, pienso que debería decirle a mi amada que considere seriamente la depilación como una alternativa conveniente.

[marcamos las palabras que forman verso. Sugerimos cambiar alguna, pues la frase final es una parte muy importante de un cuento]

Sugerido:

Durante ese instante infinito el tiempo y el espacio se conjugan en un todo perceptible, mientras mi conciencia comienza a abandonarme, cayendo en profundos precipicios y vacíos eternos. y Un abismal letargo me inunda. Durante esos instantes en que se desarrollan las ultimas posibilidades de racionalizar, pienso que debería decirle a mi amada que considere seriamente la depilación como alternativa.

[Esta última frase puede no ser la ideal; debes trabajarla, teniendo en cuenta evitar el sonsonete].

Este trabajo de comentario ha sido duro y es casi seguro que no conformará a todo lector que se tome el trabajo de seguirlo, incluyendo a ti. La escritura es un arte subjetivo, y las soluciones que pretendemos aportar -por eso las llamamos "sugerencias"- pueden variar con los gustos. La última palabra le queda al escritor. Te invitamos a trabajar en el texto, en base a las sugerencias, y a presentárnoslo de nuevo para evaluar el resultado.


 

 
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