La Casa de Piel
Localización
Se ubica en la manzana BD35 del Barrio de las Piedrecillas Azules.
Descripción general e historia
Sin duda la más misteriosa de las construcciones es la mansión Quequene, también conocida como La Casa de la Ventana de las "Gatas Blancas", una denominación que se ha merecido debido al elaborado "vitreau" que aparece en una de sus ventanas, que emula al árbol que da ese fruto.
Su nombre final, sin embargo, dado por los habitantes de Urbys, es La Casa de Piel, al parecer por la imagen que producen al atardecer los rayos agonizantes del sol sobre la parte frontal de la mansión, que evoca una piel palpitante y cubierta de vellos.
Se desconoce quien la construyó, aunque se sabe que las modificaciones que le fueron efectuando la mutaron hasta lo que es hoy en día.
Con un bastimento original de madera y adobe en la parte sudoeste, en dirección al portal se distingue parte de una estructura granítica que conforma la base de la torre central. La rodea un hermoso cerco de hirsuto Vere-vere y se sabe que la toxicidad de la planta acentúa las dificultades para develar sus imposibles misterios.
De todos modos pueden percibirse, desde su gran portal de acero y bronce, las pequeñas incrustaciones de marfil y nácar. En sus puntas de lanza brillan pequeñas e iridiscentes formas diamantinas hechas, según las leyendas, de breves huesos humanos.
Mas allá de esta muralla puede verse la torre, que intenta infructuosamente lamer el cielo. Desde esta torre se escucha, año tras año, un débil y lejano tañir de campanas, que no parece provenir de campanario alguno.
En el centro yace, perezoso y ondulante, un pálido estanque, donde se refleja el alero que rodea la casa. El agua fluye bajo ramas torcidas y cubiertas de hiedra.
Cerca del mediodía se forman dibujos tenues en las ventanas que dan al norte, probablemente por efecto de la condensación, como si habitasen en su interior varias almas gélidas cuyo aliento, en un canto siempre silencioso, se solidificara al tocar los cristales.
Muchos habitantes pasaron por la mansión Quequene. Walter Bane conserva aún lo que, aventurándonos, podríamos llamar un diario. Pero conseguir la información que se consigna en él es prácticamente imposible debido a que Bane no exhibe el libro a menos que esté lo suficientemente armado del valor que da la bebida.
Sin embargo se sabe que la mansión está habitada en la actualidad por una persona, una bellísima joven, llamada Ariela Layman. Aunque eventualmente es visitada por dos de sus hermanas, Carla y Darla.
A pesar de su juventud, la señorita Layman es una artista plástica de renombrada fama. Los audaces que se atreven a desafiar al cerco de la planta venenosa aseguran haberla visto tomar baños de luna, sola y completamente desnuda, y en otras oportunidades con sus hermanas, que parecían danzar bajo los fríos rayos lunares.
(Continuará...)