La Planta de aguas residuales
Localización
La planta de tratamiento de aguas residuales ocupa un terreno de dos manzanas en la orilla occidental del río Siteatreves, al sur del Puente de los Pescadores.
Descripción
Durante la mayor parte del siglo XX, uno de los grandes problemas de Urbys fue la contaminación fluvial. La red de alcantarillado vertía las aguas servidas directamente en el caudal del Siteatreves, sin ningún tratamiento previo. La polución traía grandes perjuicios sanitarios y económicos, especialmente para quienes vivían o trabajaban en la zona ribereña.
Se exigió la construcción de una planta depuradora durante años, primero por los ciudadanos particulares y más tarde por diversos grupos de presión, entre los que se destacaba por su tenacidad el formado por los empresarios teatrales del barrio gótico. Finalmente, a principios de la década del ’60, las autoridades municipales decidieron hacer lugar a los reclamos y llamaron a un concurso para la construcción de una planta modelo para el tratamiento de aguas residuales en el sitio de la moribunda Plaza de las Coníferas.
La adjudicación recayó sobre la compañía Alchemy Solutions, Inc., con sede en Salem, Massachusetts. La planta que se construyó a lo largo de los dos años siguientes fue el primer prototipo funcional de la Instalación Avanzada de Aguas Residuales para Emplazamientos Urbanos (Advanced Wastewater Facility for Urban Locations, AWFUL).
Con ánimo de subrayar los beneficios que la nueva planta traería a la higiene de la ciudad, la Legislatura aprobó por unanimidad la moción de bautizar el puente que cruza el Siteatreves al norte de la antigua plaza con el nombre de Puente de los Pescadores. En el acto oficial de inauguración de la planta, el día de la primavera de 1964, el intendente municipal, doctor Aquiles Delgado, asistido por el secretario de Obras Públicas, ingeniero Desiderio Rimbaldo, lanzó al agua el primer anzuelo simbólico.
El tiempo pasó, la contaminación disminuyó, y el Puente de los Pescadores se convirtió en un sitio muy concurrido. La gente de Urbys comenzó a recordar a la planta como algo que siempre había estado allí. Pero no pasó mucho antes de que volviera a ser noticia.
La planta AWFUL (o simplemente "la planta de agua", como todos la llaman) utilizaba métodos experimentales que no se habían usado antes. En lugar de cal, cloro y demás sustancias clásicas, aquí se empleaban agentes químicos exclusivos patentados por Alchemy. Los residuos orgánicos eran tratados por cepas bacterianas híbridas que no existían en la naturaleza. A esto hay que añadir las peculiaridades de la ciudad, donde vive gente rara que tira cosas todavía más raras al retrete. Los laboratorios lanzan indolentemente al drenaje sus abortos químicos y biológicos. La lluvia se precipita sobre piedras caídas del cielo y arrastra al desagüe partículas de vida exótica. Restos orgánicos e inorgánicos de todo origen y condición se mezclan en los grandes piletones de la planta de agua, donde son calentados, centrifugados, irradiados, oxigenados, sacudidos y electrolizados. No puede esperarse que todo esto ocurra inocuamente.
Quien hoy visite la planta seguramente se sorprenderá con el aspecto que presentan los piletones, cubiertos por un manto perenne de espuma viscosa. Bajo este manto medran formas de vida que no existen en ningún otro sitio del planeta. El profesor Basilio Ivanov, de la Universidad de Urbys, fue el primero en estudiar a fondo este intrigante ecosistema:
Apenas se remueve un poco la espuma superficial saltan a la vista los filamentos. Éstos constituyen la forma de vida más abundante de los piletones, siendo equiparables al plancton. Están conformados por microorganismos que se unen en finas hebras plateadas, las cuales pueden alcanzar cientos de metros de longitud, tejiendo una red anfractuosa bajo el agua. Nadando entre los filamentos se distinguen los parameboides, de los que hasta la fecha se han identificado cerca de veinte especies. Lo más curioso de estas criaturas es que, pese a que su tamaño varía entre los quince y los setenta milímetros, son unicelulares. Cada uno es, en esencia, una sola célula macroscópica multinucleada con orgánulos especialmente adaptados a sus dimensiones. Algunas de las formas más llamativas son el comúnmente llamado "murciélago de piletón" (Paramoeba Chiroptera), que se desplaza con rápidos movimientos de contracción y expansión, y la "luciérnaga de piletón" (P. Lampyris), cuyo citoplasma está recorrido por delgados vasos capilares que conducen un fluido bioluminiscente que oscila de manera continua entre el verde y el azul. Estos vasos, aunque no siempre tan espectaculares, están presentes en la mayoría de los parameboides, conformando un rudimentario sistema circulatorio-nervioso.
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Filamentos y parameboides constituyen la base de la pirámide trófica, pues en ambos grupos hay especies capaces de realizar fotosíntesis. Tales especies están equipadas con orgánulos rellenos de una sustancia análoga a la clorofila, que a diferencia de ésta no capta la luz solar, que aquí es escasa, sino los rayos de las lámparas ultravioletas que se utilizan en el proceso de purificación del agua.
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Entre las formas que podríamos llamar "bentónicas" se destaca el "pescador" (Polypos Pseudofilamens), que vive adherido al fondo de los piletones y proyecta una hebra elástica de hasta dos metros de longitud que flota en el agua. Las especies que se nutren de los filamentos (entre las que se encuentran varias de parameboide) se ven atraídas por estas hebras, que al contacto se contraen velozmente, arrastrando la presa hasta la boca del pescador. Es interesante señalar que los falsos filamentos de los pescadores son distinguibles a simple vista de los filamentos verdaderos; un estudio sobre las similitudes y diferencias entre éstos podría revelar mucho sobre la percepción de las formas de vida de los piletones.
—Ivanov, Basilio, et al., Ecosistema de la planta de agua de Urbys, Editorial Municipal de Urbys, 1993
Esta evolución localizada tiene particularidades que desconciertan a los investigadores. Las formas de vida de los piletones no sólo no perturban el funcionamiento de la planta, sino que incluso colaboran con él: las especies fotosintéticas asimilan las sustancias tóxicas que llegan a través de las alcantarillas y sus productos de desecho son minerales inocuos.
Pero sin duda, el rasgo más sobresaliente es la velocidad. En los piletones de la planta de agua ha sucedido en apenas cuarenta años lo que en la naturaleza debió haber tardado eones. Actualmente, el profesor Ivanov está trabajando en una nueva edición de su libro, pues la anterior ya ha quedado desactualizada. En una entrevista concedida recientemente al Pregón, declaró: "Se han observado cosas que sacuden los pilares del darwinismo".
Mientras tanto, la vida sigue abriéndose camino. En sus últimas observaciones, el profesor Ivanov ha identificado una nueva especie de parameboide que es capaz de adherir segmentos filamentales a sus seudópodos y usarlos como flagelos para ganar impulso o cobrar presas. También se han visto grandes colonias de estos ejemplares reorganizando filamentos en configuraciones que parecen tener cierto orden. Tal vez sea un poco prematuro, pero ¿estaremos en camino del Paramoeba Sapiens?