Urbys Cronotennis Club

Localización

El Urbys Cronotennis Club está ubicado en la mitad sur de la manzana BI35, con la sede social sobre Calle BI. El río Siteatreves/Cronopez atraviesa su parte posterior y, en el espacio que queda entre el río y Calle Darwin se encuentran las dos canchas de cronotenis y un galpón para botes.

Historia

La sede social, un soberbio y elegante edificio estilo inglés, tiene algunos salones para deportes de interior como la esgrima, yudo o pesas. Sin embargo, el salón más concurrido y que siempre tiene ocupantes, es el de la confitería. Contrastando con la seriedad de los recubrimientos de maderas talladas, a toda hora suena una alegre música que ha variado según las épocas y el gusto de los socios, pasando desde el charleston o boogui boogui hasta las modernas cumbias y cuartetazos, sin olvidar las insignes épocas del tango y el bolero. Incluso, en la actualidad, no es raro que algunos concurrentes concluyan allí su actividad gimnástica bailando hasta altas horas de la noche.

En la parte posterior del edificio hay una gran galería que da sobre las canchas de tenis, de polvo de ladrillos todas. También hay una cancha embaldosada que una vez fuera de basket ball, pero que ahora es de uso múltiple y tiene marcadas tantas líneas de distintos colores que parece un molde para corte y confección, de esos que en una sola hoja contienen diez modelos.

El alambrado que separa las canchas de las calles y de los vecinos se encuentra totalmente oculto por un tupido bosque de madreselvas, glicinas, buganvillas, farolitos chinos, campanillas y damas de noche. En la esquina de la calles Darwin y Joaquín de la Paz hay una frondosa magnolia bicentenaria que ocupa parte de la vereda y que extiende sus ramas a través de las calles.

Son pocas las horas de inactividad en el club. Apenas despunta el día se puede apreciar el trabajo de jardineros y cancheros acondicionando las instalaciones. No bien sale el sol comienzan a llegar los socios de mayor edad, aquellos que en su juventud jugaban fuerte y a pleno rayo del sol durante las primeras horas de la tarde, luego ellos se retiran a la confitería y dejan lugar a los que vienen a aprender. A la hora del almuerzo se llena el comedor y los niños aprovechan las canchas. A media tarde aparecen los jóvenes y los mayores que vienen al club no solamente para hacer deporte sino también como actividad social.

No hay actividad nocturna en las canchas. Todas las comisiones directivas se han mantenido inflexibles en dos aspectos, en relación con las canchas de tenis: El primero es la ropa, que debe ser de riguroso blanco y la única insignia aceptada es la del club. Aquí no han entrado las modas de colores ni la propaganda solapada de las prendas de vestir. Sólo se acepta una nota de color en las pulseras y vinchas de las mujeres. El otro aspecto es que nunca han querido poner iluminación para el juego nocturno, aunque los jardines se encuentran agradablemente iluminados.

Por la noche la actividad se concentra en la sede social. Si bien al mediodía se puede acceder al comedor con ropa informal o deportiva, por la noche es de rigor que los varones usen saco. La corbata sólo es exigida los fines de semana. A partir de las once de la noche se van extinguiendo las actividades, aunque no es raro pasar por la vereda del club después de la medianoche y escuchar por alguna ventana el ruido de los dados al agitarse dentro de un cubilete o un discreto ¡No va más!

Por los fondos del club, entre unos frondosos sauzales corre el río Cronopez/Siteatreves. En medio de estos sauces se encuentra un puente de piedra estilo "PONTE ROMANO SIGLO III A.D." No se engañe por el aspecto del puente, su interior es de hormigón armado. En esta especie de isla entre el río y la calle hay un vetusto galpón para botes. Una planchada con un oxidado riel al medio que llega hasta el río nos informa que el remo fue otra de las actividades deportivas del club. En otros tiempos se competía fuerte en esta disciplina, pero en la actualidad son muy pocos los que se atreven a aventurarse en el río, de allí su nombre. La mayor parte del terreno está ocupada por jardines y dos canchas de tenis que tienen propiedades especiales.

¿Cómo dice? ¿Que hasta ahora todo ha sido pura descripción del lugar y que falta la fantasía? No sé de que fantasía me está hablando. Sí, ya sé que AXXÓN es un sitio de ciencia ficción y fantasía. ¡Ah! Lo que usted quiere es que le explique cómo es el juego del cronotenis. Pero si de eso estoy por hablar, no me apure, por favor.

A ver... El club está ubicado, no, esto ya lo dije. Sí, por aquí, como se juega.

Todo el mundo sabe como se juega al tenis normal: Cualquier jugador con un poco de experiencia puede predecir en donde picará la pelota observando el golpe del contrincante y, en consecuencia, ponerse en posición para devolverla. Justamente, lo que hace interesante a este juego es que el que sirve la pelota tiene que considerar la posición del adversario y ponerla donde no pueda alcanzarla y, si es lo suficientemente hábil, darle algún efecto para que no pueda predecirse exactamente su trayectoria. En el cronotenis es todo igual, la pelota irá a picar en donde estaba previsto que lo hiciera, pero no se sabe CUANDO lo hará. Esto es debido a la sustancia que contienen las pelotas en su interior. Cuando se mueven a velocidades lentas, como cuando uno las transporta o las arroja con la mano, su comportamiento no se distingue de las pelotas de tenis normal. Sin embargo, al ser fuertemente aceleradas por el golpe de la raqueta, se hace notar el efecto temporal: Desaparecen de la vista hasta que, al acercarse al piso de la cancha, la interacción entre la sustancia que contienen y la misma sustancia diseminada entre el polvo de ladrillos las vuelve a materializar por un corto lapso, que es el que debe aprovechar el jugador para poder pegarles en devolución, si no, pierde el tanto. A menos que el rebote haya sido lo suficientemente débil como para que no se produzca el crono-efecto y pueda alcanzarla antes del segundo pique. Como ya he dicho, la trayectoria es la de una pelota normal, pero el momento en que se vuelve a materializar es indeterminado y varía desde unos pocos segundos hasta no más de un minuto más allá de lo esperado para una pelota normal. A veces, cuando un jugador inexperto lanza un globo, se puede observar a la pelota en el arco superior de la trayectoria y resulta bastante sencillo predecir el lugar y momento en donde se producirá el pique.

Claro, ustedes desean saber cuál es esa sustancia que hace que las pelotas se comporten como cronopelotas, pues a eso iba. No es un secreto, pero al principio sí lo fue. Para mantener la reserva, las pelotas no se venden sino que se alquilan y son propiedad del club. Yo estuve presente cuando se reveló el secreto, en circunstancias algo dramáticas. Fue al finalizar un reñido partido entre una pareja de la alta sociedad de Urbys y los hijos del carnicero. Muchos opinaban que el carnicero no tenía nivel social para ser socio del club y las malas lenguas decían que esta familia había conseguido ingresar como socios por su especial contribución a la economía familiar de algunos miembros de la Comisión Directiva, pero la verdad es que el tipo contribuía generosamente a los asados del club.

Ese día yo había estado remando y fui a ver el partido porque la hija del carnicero... (¡Qué gambas tenía la guacha! ¡Y esas tetas que siempre amenazaban con reventar el botón de la blusa! Y ese...) Esteee... bueno... La hija del carnicero jugaba muy bien y atraía mucho público.

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Bueno, les decía que el partido había sido especialmente reñido, no por la velocidad del juego pues, como puede suponerse, un partido de cronotenis tiene numerosos tiempos muertos. Es justamente por eso que se presta para las conversaciones entre jugadores y público, mientras que el que espera la pelota se concentra para no perderla cuando aparezca. Parece que el muchacho quedó algo perturbado por haber oído alguna grosera comparación entre las carnes de su hermana y las que se expendían en la carnicería, lo cierto es que cuando terminó el partido, con resultado desfavorable para ellos, el joven quedó bastante calentito y, sin saludar a los adversarios se dirigió adonde estaba la funda de su raqueta, extrajo de la misma un cuchillo grande y filoso, como los que tan diestramente manejaba en la carnicería y se encaminó rectamente hacia la pareja ganadora, que lo miró alarmada y con el lógico temor y sorpresa pintado en sus rostros. Los espectadores nos quedamos duros y sin aliento, viendo venir un hecho de sangre. A mitad de camino se agachó, recogió una pelota y de un diestro tajo la partió en dos. Del interior de la misma cayeron dos piedrecillas azules.