¿Pueden convivir en paz el creacionismo y el evolucionismo? Extravagantes experimentos intentan demostrar que sí

Para quienes crean en la divinidad, la noticia podrá parecer algo blasfema. Paralelamente, aquellos que creen sólo en lo científicamente probado la encontrarán delirante. En todo caso, la blasfemia o la dudosa calidad científica recaen exclusivamente sobre Jonathon Keats, un "investigador" de 32 años en traje de tweed y corbata pajarita quien, con la asistencia de una falange de científicos, está intentando reproducir a Dios por ingeniería genética en el departamento que habita.

¿Crear al Creador?

Los consultores de la organización de Keats, la Asociación Internacional para la Taxonomía divina, incluyen bioquímicos, ecólogos, genetistas y zoólogos de la Universidad de California en Berkeley, el instituto Smithsoniano y otras instituciones con prestigio científico. Su misión: determinar en qué parte del mapa filogenético —el árbol de la vida, para la ciencia— se puede ubicar a Dios.

Keats, como quizá uno puede sospechar, no es un científico. Es un artista conceptual. Pero varios científicos legítimos, como el zoólogo del Smithsoniano Mark Moffett y el genetista de Berkeley Tom Kline, están felices de dar prestar credibilidad a Keats ayudándolo a diseñar experimentos e interpretar los resultados.

"Él está aplicando una rigurosa y científica reducción al absurdo", dijo Cline. "Ahí está la ironía y lo que nos hace preguntarnos acerca de esto".

"Pero entonces la pregunta es: ¿qué es lo absurdo de esto? Y es que presenta a la gente frente a la clase de sistemas usados para contestar preguntas, aunque esta no sea la clase de pregunta que la gente habitualmente realiza".

El proyecto de Keats encara varias cuestiones científicas serias, y un número no menor de asuntos religiosos: si la teoría evolucionista es correcta, entonces la factura genética de Dios debería parecerse a las primeras formas de vida. O, si los creacionistas tienen razón, entonces el ADN de Dios es más como las formas de vida que habría creado a su imagen y semejanza.

Dicho en otras palabras: ¿Se parece más Dios a una alga verdeazulada o a una mosca de la fruta?

Después de todo, un alga verdeazulada (o cianobacteria) es el primer organismo conocido en la Tierra, y evolutivamente son más primitivas que los mamíferos e incluso que el moho. En otra rama del árbol, la mosca de la fruta está en la misma rama filogenética que el ser humano.

Sin inmutarse ni esbozar una sonrisa, Keats explica que el primer paso de su estudio —que se publicará el miércoles en la galería de Modernismo de San Francisco— fue conjeturar dónde exactamente puede estar Dios en el árbol de la vida, con sus tres dominios.

Keats reconoce a Dios como una variedad genética única. Entonces, a las existentes Archaea, Bacteria y Eucarya, habría que agregar una cuarta: Divinea. La misma incluye tanto a los dioses paganos como los hindúes, así como el Dios de los monoteístas, conocido como Jehovah, Yahweh o Allah.

"El mismo Dios, con diferentes nombres, del mismo modo que diferentes plantas en diferentes países tienen el mismo nombre", dijo Keats.

En concordancia con su alternativa de, o bien alga verdeazul, o bien mosca de la fruta, Keats creó dos versiones hipotéticas del cuarto dominio del árbol de la vida. Así, habría Divinea próximos al dominio de las bacterias en la primera versión y, en la segunda, los habría próximos al dominio Eucarya, donde se ubican los animales y las plantas.

"Por lo común, para ubicar una especie en el árbol filogenético habría que secuenciar su genoma", explica, "pero nadie que yo conozca tiene una muestra del ADN de Dios".

Por lo tanto, él decidió hacer un Dios por ingeniería genética. Dado que testear sus hipótesis para todas las clases de dioses en el dominio Divinea podría sobrepasar la capacidad del laboratorio de su departamento, Keats se concentró en la especie Divineus Deus.

Usando una técnica de "evolución contínua in vitro", Keats ensayó mutar una especie —ya sea una bacteria o una mosca de la fruta— para hacerla más semejante a un dios. Él llama a esto "una forma acelerada de selección natural darwiniana", lo cual, resalta, es un procedimiento científico estándar.

Para comenzar, reunió cajas de petri, campanas de vidrio, medidores de luz y decibeles, una saludable provisión de cianobacterias y unas 160 moscas de la fruta enjauladas.

"Luego, puse todo en condiciones controladas de laboratorio que fueran favorables para Dios", dijo.

Basándose en lecturas de aquellos que han observado a Dios en el campo, desde San Agustín a Mahoma, Keats determinó que la adoración era una de dichas condiciones. Entonces, su laboratorio también adquirió grabaciones MP3 de oraciones. Preparó tres en particular: la Shema de los judíos, la musulmana Allahu Akbar y la cristiana Kyrie Eleison.

"Yo no sabía qué oración sería más efectiva para la mutación", dijo.

Keats reprodujo las oraciones en forma interminable, por siete días y noches —un período bíblico estándar— y controló a un grupo de moscas de la fruta que estaban escuchando radio en vivo. Documentó las condiciones de luz y sonido diariamente para asegurar la consistencia entre los grupos.

¿Pero cómo se hace para medir la cualidad divina de las bacterias versus las moscas de la fruta? (Keats optó por moscas en vez de por humanos, porque estos últimos requerirían "una campana de vidrio realmente grande"). Luego de haber considerado brevemente la omnipotencia como indicador, Keats decidió medir la omnipresencia. ¿Crecía la cantidad de organismos? ¿Cuán rápido? En el caso de las moscas de la fruta, Keats, quien se considera a sí mismo judío "por herencia", halló que la oración cristiana Kyrie acarreaba una reproducción mayor estadísticamente representativa en comparación con el grupo de control.

"Mediante mutaciones al azar, las moscas de la fruta parecen hacerse más semejantes a Dios, y capaces de metabolizar la adoración en divinidad", dijo.

Desafortunadamente, los resultados no son definitivos. Keats también notó un anormal crecimiento poblacional luego de exponer cianobacterias al Kyrie, pero no pudo comparar la suma de células con la cantidad de moscas porque usó cajas de petri en vez de un medio líquido.

Por lo tanto, Keats reprodujo su experimento en el Primer Congreso de la Asociación Internacional de la Taxonomía Divina el miércoles 29 de septiembre en la Galería de Modernismo de San Francisco. Esta vez, poniendo cianobacterias en un líquido y luego las contará usando un microscopio.

Más allá del resultado, lo que Keats dice pretender es explorar si la fe y la razón pueden coexistir pacíficamente. "Hay una división entre ciencia y religión, una sensación de que uno tiene que tomar partido, lo cual puede convertirnos en fundamentalistas de una u otra posición", dijo. "La ciencia rechaza a Dios porque quiere evidencias empíricas, y la religión rechaza al método científico si contradice la Biblia. Yo trato de explorar si la fe y la razón pueden coexistir en paz. Pienso que sí pueden. Entonces, este proyecto es verdaderamente un experimento pensado. Pero toma las suposiciones de los extremistas de ambos lados y las combina. Espero que podamos lidiar con las implicaciones de esto".

Como respuesta directa a las motivaciones alegadas por Keats, William Dembski, un proponente de diseños inteligentes, llamó al proyecto "científicamente inmaduro y teológicamente incompetente". Dembski, quien es profesor de ciencia, religión y filosofía en la Universidad Baylor, también hizo notar que si el elemento Dios fuera removido, el proyecto sería una "estrictamente convencional investigación biológica".

Por su parte, Michael Behe, profesor de biología y renombrado antidarwinista de la universidad Lehigh, dijo: "Deseo que le vaya bien [a Keats] y espero conocer sus resultados".

Por ahora, Keats tiene una organización que dirigir. En este sentido, el evento público que encabezó en la Galería de Modernismo fue una buena ocasión para reclutar nuevos miembros de la Asociación Internacional para la Taxonomía Divina, la cual ya incluye al empresario web Craig Newmark y al autor de best sellers Po Bronson. También se exhibió un documental sobre el proyecto hecho por el cineasta Paul Lundahl. Y, quizá lo más importante de todo, se sirvieron refrescos entre las 17:30 hasta las 20.

(Traducido por Laura Siri de Wired)