Él nos permite entender mejor a la enfermedad
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La producción de modelos genéticos basados en ratones para
estudiar cánceres humanos concretos parece haberse vuelto una industria. La
dificultad de explotar estos modelos parece ser la heterogeneidad genética de la
mayoría de los cánceres. Esto significa que un mismo cáncer de un
mismo ratón puede tener muchos genomas diferentes, que varían de célula
a célula. Entonces, ¿cómo los tratamos con remedios genéticos?
Los elementos moleculares de un cáncer de ratón muy bien pueden ser y muchas
veces son irrelevantes para la versión humana del mismo tumor.
El mes pasado Nature Genetics publicó, sin embargo, un
nuevo método para identificar el carcinoma hepatocelular (CHC) en el ratón.
El CHC es el más común de todos los cánceres
humanos en el mundo. Causa más de medio millón de muertes al año. Lo
causan sólo tres agentes, que son el virus de la hepatitis B, el virus de la
hepatitis C y la sustancia aflatoxina B1. Ellos son responsables del 80% de los CHCs
humanos. Sin embargo, el 20% restante son producidos por cambios genéticos y
epigenéticos mal estudiados y peor conocidos.
Investigando el cáncer
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El genetista Snorri Thorgeirsson y sus colegas describen, a pesar de ello,
una aproximación genómica funcional que compara las similitudes genéticas
entre 68 CHCs ratoniles de 7 modelos conocidos y 91 tipos de genomas de CHCs humanos
pertenecientes a subclases predefinidas. Los modelos de cáncer en el ratón
incluyen dos inducidos genéticamente, cuatro transgénicos y uno
espontáneo.
Los autores aplicaron por primera vez el análisis de datos a los
cánceres de ratón y fueron capaces de identificar tres grupos diferentes.
Usando un grupo de los genes que previamente se habían mostrado importantes en
la supervivencia de los seres humanos al CHC, se comparó su expresión con la
de los tres subgrupos de CHC roedor y dos subclases de CHC humano.
En ese análisis, tres de las líneas transgénicas de
roedor con sobreexpresión de los genes Myc, E2fl y Myc/E2fl en el hígado,
mostraron la más alta similitud relativa con el grupo de CHCs humanos de mejor
probabilidad de sobrevida. Por el contrario, el cáncer producido por el gen Myc/Tgfa
(transgénico) y uno de los inducidos por la aflatoxina se revelaron similares a los
de peor supervivencia en humanos.
El oncogén Myc
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Thorgeirsson y sus compañeros mostraron que los genes individuales
que diferencian las dos clases de CHCs humanos mostraron unas diferencias similares en su
expresión en los modelos de cánceres de ratón más parecidos a
ellos.
¿Puede ser que las similitudes entre el hombre y el ratón
a a nivel de la transcripción reflejen parecidos en la respuesta física? A
través de varios criterios la respuesta es sí. Por dar un ejemplo, la
línea genética Myc/Tgfa se expresa en un fenotipo de mal pronóstico,
con alta probabilidad de desarrollar CHC y muy alta mortalidad.
Finalmente, estas aproximaciones a estudios de especies cruzadas se
basan en patrones de expresión de los genes, y podrían conducir a la integración
de los modelos de cáncer en roedores con las líneas principales de investigación
en humanos.
Se espera que esto permita identificar nuevos mecanismos y tratamientos
en el futuro.
Más datos:
(Traducido, adaptado y ampliado por Marcelo Dos Santos de Science y otros sitios de Internet)