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SUMARIO DE ZAPPING

ZAPPING 0270, 24-jun-2005
Muerta, pero no tanto
por Marcelo Dos Santos (www.mcds.com.ar)

El 11 de noviembre de 1572, un joven de 28 años que caminaba rápidamente hacia su casa miró al cielo y descubrió, asombrado, que la constelación de Casiopea tenía una estrella de más.

Impresionado, escribiría más tarde: "El día 11 de noviembre por la tarde, justo después de anochecer, yo estaba observando un cielo claro y lleno de estrellas. Entonces me di cuenta de que una extraña estrella nueva iluminaba el cielo, superando a las demás en brillantez. Se encontraba directamente sobre mi cabeza. Como sucedía que yo conocía perfectamente desde la infancia las posiciones de todas las estrellas del cielo, fue bastante evidente para mí que nunca había habido ninguna estrella en ese lugar del cielo, ni siquiera la más pequeña, por no hablar de una tan conspicua y brillante como esa. Esta visión me dejó tan asombrado que no tuve vergüenza en desconfiar de lo que veían mis ojos. Pero cuando observé que otros, cuando se les señalaba el sitio, podían también ver que la estrella se encontraba realmente allí, dejé de dudar. Era un verdadero milagro, uno que jamás se había visto antes de nuestros tiempos, en ninguna época desde el inicio del mundo".

El joven se llamaba Tycho Brahe, y ya hemos contado su historia en otro lugar, por lo que no la reiteraremos aquí.


Tumba de Tycho Brahe

Lo que Tycho observó en aquella noche clara de 1572 fue, ni más ni menos, la explosión de una supernova en la constelación de Casiopea, la que los astrónomos modernos conocen como SN1572 ("supernova de 1572" ) en homenaje al sabio danés que tan perturbado se sintió por su presencia.


En efecto, vimos el estallido de la supernova de Tycho en noviembre de 1572, proyectando los gases de su explosión en todas direcciones. Sin embargo, los restos del catastrófico acontecimiento tuvieron que esperar hasta la década de 1960 para ser descubiertos: unos astrónomos del observatorio de Monte Palomar observaron, en una fotografía de Casiopea, una tenue nebulosa que se ubicaba en el mismo lugar en que Tycho (y los chinos, y los árabes, y los mayas, y los hindúes y...) habían observado la "estrella nueva". De inmediato se percataron de que estaban observando el cadáver cósmico de SN1572. A pesar de que los restos gaseosos fueron perfectamente identificados por su espectro radial, no se ha encontrado hasta el momento un resto estelar —un púlsar o una estrella de neutrones, digamos—. Aunque seguimos llamando a la nova de Tycho SN1572, la fuente de radio se llama 3C10 y los restos gaseosos han sido bautizados como G120.1+1.4.


Casiopea sin las supernovas

La nube de gas se está expandiendo a más de 9000 km/seg, mucho más que los otros restos famosos de supernova, la Nebulosa del Cangrejo, que lo hace solamente a 1000, y, hoy en día, tienen un diámetro aparente de 3,7 minutos de arco. Se cree que SN1572 era una estrella extragaláctica, y que se encontraba a una distancia de aproximadamente 2,4 kiloparsecs.


En las vecindades de la estrella de Tycho, los astrónomos de la Universidad de Cambridge descubrieron la fuente de rayos X extrasolares más potente del cielo (la más potente de todas es nuestro Sol). No les costó mucho identificar esa fuente de rayos X como los restos de otra supernova, ubicada por casualidad en una posición cercana a SN1572. Paradójicamente, así como la estrella de Tycho fue tan potente que se veía en pleno día pero sus restos son debilísimos, los restos en cuestión eran extraordinariamente poderosos, mas los científicos no pudieron encontrar, en un primer momento, registros históricos de su estallido. Razonaron que debió haber sido muy débil y poco notable, y que los astrónomos debían haberla pasado por alto. Sin embargo, los restos estaban allí, y fueron observados ópticamente por primera vez en 1954 por Baade y Minkowsky, utilizando el espejo de 5 metros de Monte Palomar. Debieron utilizar para ello una muy precisa medición de la posición obtenida por radiointerferometría cuatro años antes. La supernova fue bautizada Casiopea A (Cas A) y sus restos se catalogaron como G111.7-2.1. La radiofuente corespondiente se llama 3C461.

Pero la duda acerca de si alguien la había visto estallar quedaba pendiente: para ello, había que determinar primero cuándo había ocurrido la explosión. En 1956, pudieron confirmar su tasa de expansión angular, y calcular en consecuencia que el estallido había ocurrido entre 1667 y 1680, esto es, menos de un siglo después que el que observó Tycho y en la misma constelación, aunque ésta se encuentra a apenas 11.000 años luz.


Impresionante imagen de los restos de Cas A

Recién en 1980, el historiador de la astronomía William Ashworth descubrió que el astrónomo John Flamsteed había catalogado una estrella casi en la misma posición de Casiopea A, a la que denominó 3 Cassiopeiae. Por supuesto que no la reconoció como una supernova, sino como una estrella común. Desde el momento en que 3 Casiopea no está registrada en ninguna otra parte, sabemos que no pudo ser una estrella muy brillante, sino de brillo inferior a la sexta magnitud. Aún más: hay quienes piensan, hoy en día, que Flamsteed ni siquiera la vio, sino que 3 Casiopea es un error al registrar la posición de alguna otra estrella. Si esto es cierto, la explosión de Casiopea A fue tan débil que no fue observada por nadie en absoluto.


Junio, 2005. Sarah Graham, de la revista SciAm, nos informa de algo sorprendente.

Luego de 338 años de haber estallado, todos los astrónomos del mundo creían que Cas A ya tenía que haber perdido toda su energía y haberse esfumado silenciosamente. Sin embargo, los recientes resultados del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA muestran que Cas A no ha aceptado la muerte con tanta tranquilidad como se pensaba: hace apenas 50 años (casi tres siglos después de la explosión) los restos de la supernova enviaron un violento destello de energía que iluminó todo el polvo interestelar en unos 75 años luz a la redonda.

Hace pocos días, Oliver Krause y sus compañeros de la Universidad de Arizona estaban realizando algunos ajustes de rutina en el instrumental del Spitzer, cuando observaron algo extraordinario: el polvo que circunda a Cas A aparentaba estarse moviendo hacia fuera a nada menos que la velocidad de la luz, lo que claramente es imposible. En una segunda observación, el telescopio pudo determinar que el polvo estaba quieto en realidad, pero que había sido impactado por un destello de energía proveniente de los restos de la supernova. "El Spitzer nos mostró que esta estrella que ha explotado, uno de los objetos más estudiados del cielo, sigue sufriendo los estertores de la muerte antes de encaminarse a su tumba", dijo Krause.


Fotografía del Spitzer del gas excitado por la energía de Cas A: hoy sabemos que las estrellas sufren una agonía de siglos

Los astrónomos acaban de identificar dos ecos de luz infrarroja que provienen de los restos de Cas A: uno de ellos corresponde a la explosión original de 1667-80 y el otro a una crisis de actividad que ocurrió en 1953.

Este último es el más grande eco de luz jamás observado en una estrella cuya muerte ocurrió tanto tiempo atrás.


Así, un objeto que se consideraba totalmente inerte ha dado muestras (metafóricamente) de una férrea voluntad de vivir. Las convulsiones de Cas A continuaban hace 50 años, aunque el forense la había declarado difunta hace tres siglos. Un sorprendente descubrimiento que demuestra que la vida se aferra a sus hijos —o los hijos a ella—, mostrándonos la poética imagen de una estrella que, muerta y remuerta, fantasmal e inexistentente, sigue resistiéndose a morir.

Para concluir este Zapping de manera poética, muy bien podemos dedicar a Casiopea A el inmortal soneto de Almafuerte:


No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya malherido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora:
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

MÁS DATOS:

SciAm: Supernova Remnant Still Spewing Energy After All These Years
Cassiopeia A and Supernova 1680 or 1667
G120.1+1.4 Tycho, 3C10, SN1572
SN 1572, Tycho's Supernova
La costellazione di Cassiopea (CASSIOPEIA - CAS)

(Traducido, adaptado y ampliado por Marcelo Dos Santos de SciAm y de otros sitios de Internet)


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