Mi amigo Juan, en Misiones, me dijo un día "Ojalá que no llueva, esos sapos me vuelven loco de tanto cantar". Esa misma tarde llovió y yo y unos amigos más comenzamos a burlarnos. Él nos dijo, furioso "Algo voy a hacer, algo se me va a ocurrir"...

En realidad se trata de sapos de Australia en el taller de un taxidermista. Son una plaga allí, pues fueron importados de Hawaii para devorar plagas. Aunque resultaron inútiles para esa función, sí mataron a incontables animales nativos con su piel tóxica. Se los usa como pisapapeles...

Adaptado de revista National Geographic, Vol. 7, No. 1, Julio 2000